JJOO | WATERPOLO

El aprendizaje de Unai Aguirre que explica la armonía del mejor equipo de los Juegos: "Antes solo quería jugar yo"

El meta será clave ante Croacia (14:00) en busca de las semifinales después de un proceso de maduración

Alberto Martínez

Alberto Martínez

Unai Aguirre tiene 22 años y ya es campeón del mundo, de Europa y compite en sus segundos Juegos Olímpicos. Es el portero titular del Atlètic-Barceloneta y de la Selección que hoy busca el pase a las semifinales de los Juegos Olímpicos ante Croacia (14:00, La 1) en un partido entre dos colosos. El barcelonés es todo adrenalina, un león en la piscina capaz de anular cualquier ataque, pero también ha vivido un proceso de madurez que le ha hecho entender las reglas del juego del mejor equipo en París, el que lo ha ganado todo y el que mejor ciclo olímpico ha realizado.

Aguirre ha controlado sus emociones y ha entendido los equilibrios de una Selección en la que todos suman su grano de arena, todo ello llevado por la maestría de David Martín. Una entrevista en la que habla de él y de sus aprendizajes, de ese niño que hacía trampas por ganar a otro que entiende cuando debe salir de la piscina por otro compañero. La armonía de una Selección que busca la medalla.

Francia no es el mejor país para el waterpolo. ¿Habías estado antes en París?

Con siete u ocho años fui a Disneyland. Ahora mi familia viene para la fase final. Han alquilado un apartamento a las afueras. También mi abuela. Tuvimos problemas con las entradas, no hubo mucha facilidad.

¿Se te hizo largo esta temporada con Europa, Mundiales y Juegos?

Me daba algo de miedo, no sabíamos que iba a pasar. Se hizo largo. Uno de los motivos por los que la Champions no nos fue bien fue porque nueve jugadores estuvimos en el Mundial o en el Europeo. Y eso afectó.

¿Has aprendido a desconectar del waterpolo?

Cada vez desconecto un poco más. Me compré un piso, paso tiempo con mi chica o mi familia. Me lo tomo todo con más calma. Es bueno por la cabeza.

¿Lo tuyo era pasión u obsesión?

Diferencio la pasión de la obsesión. La segunda es mala. Te va quemando. Si te va mal, te frustras. La pasión o locura por mejorar es buena. A través de la experiencia relativizas el error y el logro. Y eso es lo que me a mí me ha ayudado a estar más tranquilo.

"Diferencia pasión de obsesión. La segunda es mala, te va quemando; si te va mal, te frustras"

¿Siempre fuiste así de intenso?

Soy muy competitivo en todo. Jugaba con mis hermanos y quería ganar siempre. Juego al ajedrez y quiero ganar. Me gusta sentir que gano, es una adicción. Saborear la victoria, celebrarlo.

¿Y de niño?

Todo lo que hago yo es lo mejor. Ahora no tengo tanto esa sensación. Mi juguete era el mejor, y si no ganaba me enfadaba. Hacía trampas para ganar. Ahora he madurado. No puedo ganar siempre. Jugaba a la lotería con mi abuela y cuando sacaba las fichas me guardaba las que tenía y las sacaba después. Y yo se las volvía tirar a la bolsa. Siempre quería ganar.

¿Qué te decían tus padres?

Mi madre siempre me insistió con el estudio, y el waterpolo era un pasatiempo. Mi padre creyó en mí, él desde pequeño me ha acompañado, me ayudó. Mi padre buscó la manera de ayudarme en el deporte: era portero, y a nivel de mentalidad, me enseñó en como afrontarlo.

¿Qué no te ha faltado en la maleta?

Llevo lo de siempre. Voy pelado, con el teléfono y no me llevo ni auriculares. Algún libro, que no me leo. Me gusta salir a dar una vuelta. En la selección somos tres o cuatro que vamos a tomar café, vamos a un centro comercial.

¿Qué aprendiste en Tokio, en tu primera experiencia olímpica?

Iba sin presión, iba a jugar dos o tres partidos. Me integré muy rápido. Lo mío es fácil: o me quieres mucho o no me quieres. La gente es más parecida a lo que soy y eso me ayudó. Me lo pasé muy bien.

¿Y a nivel deportivo?

Nos gana la mejor selección de la historia del waterpolo. No se va a volver a repetir un equipo así. Tanta gente de ese nivel en una misma selección… Aquel equipo maduró batacazo tras batacazo. En el Europeo de Split nos vino una Hungría con cuatro chavales y nos ganó… En Fukuoka aprendimos que en los últimos minutos no se juega. Y mejoramos. Si en París nos vuelve a pasar, mejoraremos. Y quizás no ganamos. Hay que estar siempre arriba y pelear.

Como contra Croacia este miércoles...

Croacia es campeona de Europa y del mundo y sin el mejor waterpolo. Va a ser muy difícil, una batalla. No descarto a nadie en los Juegos. Nos tocaron ellos, pero todos son peligrosos. Grecia tiene la mejor pareja de boyas y Estados Unidos ha mejorado.

¿Qué diferencias hay en ti desde aquel 2021 a ahora?

Me queda mucho por aprender. Soy maduro, pero tengo la mentalidad de que si no gano he jugado mal. Tengo que curar estos pensamientos. Antes lo pasaba muy mal. En categorías he perdido pocos partidos. Solía ganar. Cuando llegas a un sitio y te das cuenta de que pierdes un Mundial, se lleva todo de otra manera. Lo normal es perder. No valoro tanto la victoria. Desde 2022 hasta 2024 he ganado muchas medallas. Gané un Europeo. Valoro poco el ganar. Cuando empiece a valorarlo más empezaré a aceptar la derrota. Mi manera de jugar es por eso. No me gusta perder. Me sale este gen.

"Soy maduro, pero tengo la mentalidad de que si no gano, he jugado mal. Debo curar eso"

En todo ese proceso, ¿qué ayuda psicológica has tenido?

El papel de psicólogo es esencial. No es debilidad. Tenemos mucha información, para gente cómo yo que soy crítico y competitivo necesitamos trabajarla. Trabajo con Ana Merayo y con Richi. Ana es mi psicóloga. Sabe mucho. Richi le da conocimientos al grupo, te plantea aspectos por el bien del equipo. Como deportistas tenemos muchas cosas en la cabeza y un gen competitivo. Tienes sentimientos que no sabes interpretarlos. Él sí. Gestiona emociones.

¿De qué porteros aprendiste más?

Iñaki Aguilar era tranquilo, no te cambiará la manera de parar. Él te dejará libre. Me fijaba en él más de lo que me decía. Aprendí la colocación, su inteligente, se movía bien. Y Dani López Pinedo me hablaba más, era puro talento, un portero que leía el juego y sabía sus puntos fuertes. Cuando te decía las cosas ves la experiencia. A Rollán solo he visto algún vídeo.

¿Por qué David Martín es el mejor entrenador?

Es muy inteligente y piensa todo el día. Pone por delante al equipo. Me costó entenderlo. A veces no se puede jugar todo. Crea un equilibrio, todos damos algo, es la clave. Cada uno aporta lo que sabe hacer. Él es el creador de la obra de teatro. Es el mejor, por eso estamos donde estamos. La calidad la crea él. Esta calidad viene creado del staff de David. Somos porque nos ha creado.

¿Te costó entender no jugar todo?

Antes no lo entendía. En el Mundial de Budapest que ganamos me cambia en los penaltis, y obviamente quería que Edu parase el penalti, pero siempre me ha dolido cuando no he jugado. Pero al final lo entiendes. Si no estoy bien estoy tranquilo porque jugará otro portero de clase mundial. Antes solo quería jugar yo. En Split necesitábamos un cambio, entró Edu y ganamos. Estoy tranquilo porque puedo confiar. Confías en el de al lado.