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El día que Rusia arrestó a Herrera y Gavira: "Me comí los platos de guisantes de los demás"

La pareja española ha vivido mil anécdotas en sus viajes por el mundo de un torneo a otro, pero en suelo ruso vivieron la más intrigante. Nos la cuentan antes de luchar por un puesto en las semifinales olímpicas.

Pablo Herrera y Adrián Gavira celebran su pase a cuartos de final del torneo olímpico./REUTERS
Pablo Herrera y Adrián Gavira celebran su pase a cuartos de final del torneo olímpico. REUTERS
José M. Amorós

José M. Amorós

Las parejas de voley playa tiene un sinfín de aventuras en un solo año. Lo que para muchos serían las anécdotas de su vida y que le contarían a los nietos, ellos lo viven casi cada semana en sus incontables vueltas al mundo durante las temporadas. Los españoles Pablo Herrera y Adrián Gavira, la pareja más veterana en los cuartos de final de los Juegos Olímpicos de París, han elegido su recuerdo más surrealista cuando fueron arrestados por el Ejército Ruso en Moscú.

Herrera y Gavira explican su experiencia arrestados en Rusia.RELEVO/ALEJANDRO CORRAL

"Veníamos de Shanghái, de un torneo en China, y hacíamos escala en Moscú para llegar a Madrid", comienza a relatar Herrera. "El vuelo de China ya salió con retraso y yo le decía a Adri que no íbamos a llegar a la conexión y nos iban a joder". Mientras, su compañero gaditano siempre pone el punto optimista de la pareja y esperaba que, en caso de perderlo, hubiera "otra conexión por la tarde". Esta vez, tenía razón Herrera.

"Llegamos bien de hora, íbamos corriendo pero había que pasar el control de pasaporte. Allí había una señora de la policía rusa, le damos el pasaporte, la tarjeta de embarque y hasta veíamos la puerta para embarcar. Pero la tía miró el vuelo y dice que 'nada'. Empezamos a intentarlo en nuestro inglés, pero ella tenía menos inglés que nosotros y ya lo dimos por imposible".

Empezaba entonces una aventura que no van a olvidar. "Directamente imprimió la tarjeta del embarque del vuelo siguiente. Eran las cuatro de la tarde, y vemos que pone a las siete u ocho". Gavira parecía tener razón en su teoría y, cuando ya se ponía medalla de que había otro vuelo a casa ese mismo día, llega la sorpresa: "Miramos el día y... ¡vemos que era al día siguiente!".

"Como no teníamos el visado para entrar en Moscú, prácticamente nos arrestaron, nos metieron en un autobús a todo el vuelo y nos cogió una escolta", cuenta Herrera, que empezaba a preocuparse con los movimientos. "Nos quitaron el pasaporte, nos llevaron a una habitación de un hotel controlados por un tío detrás nuestra y nos dijeron 'Dinner, a las 21:30h'. Cerraron la puerta y ahí nos dejaron encerrados".

"Yo soy de comer bastante y claro, yo ya estaba muerto de hambre"

Adrián Gavira

La policía rusa cumplió con su promesa. A las 21:30h, les abrieron la puerta y les llevaron al comedor, siempre vigilados. "Yo soy de comer bastante y claro, yo ya estaba muerto de hambre", explica Gavira sobre lo que terminó siendo un banquete para él, pero no para el resto: "Nos bajaron al comedor y tenía ahí puesto un plato de guisantes con jamón, esa era la cena. Vi que los demás tardaban en bajar... y me comí tres platos más de los demás. Yo no me iba quedar con hambre". Tras la cena, vuelta al encierro: "Nos recogieron y nos volvieron a subir a la habitación hasta las nueve de la mañana del día siguiente". Hora de ser redirigidos al aeropuerto a esperar un vuelo que les llevara a casa y les librara del arresto.

La pareja española se ha convertido en una institución del voley playa mundial. Desde que Herrera se proclamara subcampeón olímpico en los Juegos de Atenas, su leyenda solo ha hecho que alargarse con éxitos a todos los niveles y, junto a Gavira, han logrado una marca registrada única e indivisible... hasta el final de la cita de París, donde Herrera pondrá final a su carrera deportiva y Gavira busque un nuevo compañero. Que sea lo más tarde posible y con una medalla al cuello.