Rafa Lozano Jr. roza la medalla

En el año 2000, Rafa Lozano ganó su segunda medalla olímpica. En Sydney se colgó una plata con la que mejoró el bronce de Atlanta cuatro años antes. Su hijo mayor, Rafa Jr., no nació hasta finales de 2004. Nunca le vio cómo amateur y aunque el púgil no abandonó el campo profesional hasta 2010, los recuerdos de su progenitor en el ring son casi nulos para el joven. La mente se despeja desde 2013, cuando el cordobés tomó el mando de la Selección. En muchos entrenamientos, Rafita acompañaba a su padre. Él nunca le insistió para que boxease. Salió del niño en ese momento. Un día le dijo a su padre que quería seguir su estela. Lozano se alegró, pero también era consciente de que todo podía cambiar. Era demasiado joven.

Rafa Jr. era sorprendentemente consciente de lo que quería. Era un preadolescente, pero su sueño de estar en un podio olímpico suponía un acicate mayor a cualquier piedra en el camino. Este viernes, con 19 años, siete meses y tres días y casi un cuarto de siglo después del último hito de su padre, El Balín ha confirmado que el futuro es suyo, pero la gloria máxima tendrá que esperar. La historia familiar vuelve a repetirse. El ahora seleccionador debutó en unos Juegos en Barcelona 1992. Se tuvo que conformar con un diploma. Su hijo, igual. Perdió frente al dominicano Yúnior Alcántara en cuartos de final y se quedó a medio paso de las medallas.

La pelea dejó a dos púgiles muy igualados. Lozano y Alcántara son dos púgiles muy similares. Tenía el mismo plan y ahí chocaron en los tres asaltos. Los dos tienen como mejor virtud el contragolpe gracias a su inteligencia en el ring. Parecía una pelea ante un espejo. Los rounds se fueron repartiendo de manera pareja. El primero lo perdió el español para dos de los tres jueces. Tras el segundo, un juez daba ganador a Lozano, dos a Alcántara y los otros dos estaban empatados.

El último round no varió. Alcántara era más grande y lo aprovechó para 'atrapar' al andaluz cuando entraba en distancia. Fue una pelea de mucha tensión, pero de poco golpeo. El mínimo detalle decidía cada asalto. En el último, una mano al final acabó siendo clave. Todo se resumía a tres jueces. Sólo uno vio ganador a Lozano, la medalla se esfumó por muy poco. El Balín lo sabía y rompió a llorar al escuchar la decisión.

Pese a la amargura actual, Lozano Jr. debe ser consciente de que su clasificación y posterior diploma olímpico es ya un gran logro. Entró a última hora a París 2024, pero lo hizo con la convicción de que llegaría a lo más alto. Una doble operación en el bíceps derecho en 2023 hizo poner muy en duda su pugna interna para poder clasificar para el torneo olímpico. Él se esmeró en lograr el chance y, tras ser bronce en último Europeo, se clasificó en la última repesca. Todo o nada en su primera prueba de ese nivel. Fue todo, viajó a París y mostró que hay madera, pero de momento encontró el metal.