JJOO | ATLETISMO

Los 11.15 segundos en los Juegos Olímpicos del reparador de cables de Nauru, el aliado de Rusia que fue el 'Guantánamo' del Pacífico

Winzar Kakiouea, único representante del diminuto país oceánico en París, compitió en los 100 metros lisos.

Winzar Kakiouea, en el costado izquierdo, en su debut en París. /REUTERS
Winzar Kakiouea, en el costado izquierdo, en su debut en París. REUTERS
Marc Mosull

Marc Mosull

Islas Marshall, Tuvalu, Seychelles, Kiribati… son varios los micro-estados que compitieron en la mañana del sábado en las seis series preliminares de los 100 metros lisos, un auténtico deleite para los amantes de los atlas y la vexililogia por la gran cantidad de banderas ignotas que aparecieron grafiadas en la retransmisión del evento. Una de ellas era la de Nauru, un diminuto territorio insular amenazado de desaparición a causa del cambio climático, que, como Belice, Somalia y Liechtenstein, solo tiene un representante en los Juegos Olímpicos de París.

Se trata de Winzar Kakiouea, un atleta que tiene el récord nacional de su país en los 100 metros, que ha ganado una competición nacional de pesas y que también es un reconocido jugador de fútbol australiano. Todo ello en Nauru, una isla del Pacífico a 4.000 kilómetros de Australia que limita con Papúa Nueva Guinea y las Islas Salomón, que tiene una superficie de 21,3 kilómetros cuadrados y que cuenta solo con 11.567 habitantes.

La participación de Kakiouea y la de Nauru en los Juegos de París ha durado 11.15 segundos, lo que ha tardado este deportista, que se gana la vida reparando cables de telecomunicaciones, en correr los 100 metros en la pista del Stade de France de la prueba más emblemática del atletismo olímpico. Ha sido sexto y ha caído eliminado, lo cual significa que la de Nauru es la participación más fugaz de los Juegos Olímpicos de 2024, pero solo por dos centésimas, pues el atleta de Belice, Shaun Gill, también es velocista y ha parado el crono en 11.17.

La extraña amistad entre Nauru y Rusia

Nauru está considerada la república independiente más pequeña del mundo. Pero, curiosamente, tiene una estrecha relación diplomática con el país más grande de todos, Rusia. Para comprobarlo, basta con buscar la lista de territorios que aceptan como independientes a los estados no reconocidos a los que apoya el Kremlin en Georgia -Abjasia y Osetia del Sur-; además de Siria, Venezuela y Nicaragua, también aparece Nauru.

A cambio de este gesto, Rusia le donó 50 millones de dólares, un dineral para un territorio tan pequeño, que en los setenta fue el más rico del mundo, en términos de PIB per cápita, gracias a su exportación de fosfato. Los recursos no se administraron bien y esta pequeña isla oceánica se empobreció. Y buscó fórmulas para hacer negocio: asociarse con Rusia, vender votos en la asamblea de la ONU o tratar de convertirse en un paraíso fiscal.

La última solución fue hacer de Nauru el 'Guantánamo' del Pacífico, pues el territorio oceánico recibió durante más de una década refugiados enviados por Australia, mientras revisa las solicitudes de toda esa gente, a cambio de 1.000 dólares por asilado. Aparece incluso en Google Maps el Nauru Australian Immigration Detention Center, vacío desde finales de 2023. Se acabó el negocio.

Es un centro descrito como un lugar de "desesperación indefinida" y "maltrato continuado" por visitantes de Médicos Sin Fronteras y Human Rights Watch. Un sitio terrorífico donde se cometieron atrocidades por un puñado de billetes. No es de extrañar, pues, que esta república insular fuera uno de los lugares con las tasas más altas de suicidio infantil del planeta.

La dieta de Kakiouea

Nauru también es la nación con el mayor número de casos de diabetes y obesidad infantil del mundo. No es el caso de Winzar Kakiouea, que para fortalecer su cuerpo come cangrejo y carne de noddy, una especie de ave tropical que él mismo se encarga de pescar. "Sin sal, cruda", dijo el atleta en un reportaje, ni más ni menos, que al The New York Times. Sí, el periódico más afamado del mundo se fijó en la historia de este deportista nauruano que no tiene entrenador, pero que, técnicamente, podría haberse citado con Noah Lyles en la final de los 100 metros. Solo le falto clasificarse.

No podrá ser. Como mínimo, Kakiouea, que se concentra antes de una competición con música gospel cristiana, ha podido intercambiarse pins con Serena Williams y fotografiarse con Sha'Carri Richardson, la actual campeona mundial de 100 metros femeninos. En el comedor de la villa olímpica ha descubierto la baguette y se ha hartado a comerla.

En la pista morada del Stade de France no ha podido pasar ronda ni batir su marca personal, que es de 10.82, pero, de todos modos, ya ha hecho historia para Nauru, protagonizando la actuación más fugaz de los Juegos Olímpicos de París.