25 AÑOS DEL DESCENSO DEL ATLÉTICO

Una temporada tenebrosa y un invitado casual, Esteban: "Se tenía que haber repetido el penalti que paré a Hasselbaink, me adelanté mucho, muchísimo"

El portero del Oviedo no olvida aquel 7 de mayo del 2000 y desvela el gran secreto del partido y su parada decisiva a siete minutos del final con 2-2 en el marcador.

Hasselbaink marca un gol a Esteban minutos antes de que este le parase un penalti. /
Hasselbaink marca un gol a Esteban minutos antes de que este le parase un penalti.
Enrique Ortego

Enrique Ortego

Aunque el conocimiento de la historia nunca ocupe lugar, maldita la gana que tendrán los atléticos en leer este artículo. Un aniversario perverso. 25 años, un cuarto de siglo, de su descenso a Segunda. Temporada 1999-2000. Jornada 36. 7 de mayo 2000. Oviedo-Atlético. El descenso en juego. Bajan tres. Tan decisivo para los ovetenses, que llegan quintos por abajo con 41 puntos, como para los rojiblancos que son penúltimos con 33. Se juegan mucho más los visitantes con tres partidos por delante. Sentimientos cruzados. Luis Aragonés entrena al Oviedo después de toda una vida en el Vicente Calderón. Radomir Antic se sienta en el banquillo colchonero, después de haber dirigido al equipo azulón tres temporadas en Primera (1992-95) y de haber conquistado el doblete (95-96) con el oso y el madroño cerca del corazón.

Ni el guionista más perverso hubiera pergeñado un argumento tan dañino para un club de fútbol como el que afrontó el Atlético de Madrid esa temporada. Inaudito para un club que llevaba consecutivamente en Primera desde la temporada 1934-35 y que había ganado nueve Ligas y nueve Copas en el panorama doméstico, las dos últimas cuatro años antes, el doblete de la 95-96. Aquel curso comenzó horrible, con el fallo de la juez García Castellón por el que se se separaba al dueño y presidente, Jesús Gil y Gil, de la gestión del club. Continuó espantoso con la intervención judicial, que tenía a Rubí como figura identificativa y terminó tremebunda con la vuelta de Gil y el descenso de categoría.

Parecía imposible que un equipo con esa plantilla pudiera descender a Segunda. Es más a principios de temporada con la llegada de un Ranieri al banquillo avalado por la final de Copa ganada con el Valencia al propio Atlético y la incorporación de un puñado de futbolistas, los expertos futbolísticos pensaban que los rojiblancos podrían luchar por las posiciones más altas de la tabla. Solo con los refuerzos se podían formar casi un once titular. A saber: Toni, Ayala, Gamarra, Capdevila, Hugo Leal, Paunovic, Hasselbaink, Phillippauskas... más dos o tres canteranos. Y estaban en la plantilla los Molina, Toni Muñoz, Kiko, Valerón, Aguilera, Bejbl, Santi, Solari, Chamot...

Cuando el equipo comenzó la cuesta abajo la primer decisión fue destituir al entrenador en la jornada 26, después de cuatro sin ganar. La clasificación guiñaba con el descenso: 17, solo un punto por encima de la salvación. El recurso fue Antic, el técnico del doblete. Una garantía para el "atleticismo"... pero la caída ya era libre. Los rojiblancos llegan al Carlos Tartiere ovetense en la jornada 36, con el agua por encima del cuello. Penúltimo con 38 puntos, a ocho del Numancia, primer equipo por encima de las posiciones de descenso. En Oviedo tenían que ganar o ganar... y en el banquillo azulón se sentaba Luis Aragonés. Más madera. Más dramatismo. La afición rojiblanca viaja en bloque.

Nadie mejor para recuperar la crónica futbolística y ambiental de aquella tarde de primavera en la que se consumó el descenso del Atlético que un protagonista directo del partido. Esteban Andrés Suárez, el portero del Oviedo y que, sin pretenderlo, fue pieza clave en todo lo acontecido con su penalti parado a Hasselbaink en el minuto 83, con el 2-2 en el marcador. Para él también han pasado 25 años, pero recuerda la secuencia de los acontecimientos como si se hubieran producido ayer. Increíble su memoria y su capacidad de síntesis. Desde su Asturias del alma, Esteban se convierte en redactor de Relevo.

Esteban, en su presentación con el Atlético.
Esteban, en su presentación con el Atlético.

"Lo primero que quiero dejar claro que aquella tarde no solo descendió el Atlético, es que nosotros, el Oviedo, nos jugábamos el descenso. Al empatar (2-2) nos quitamos al Atlético del medio porque ya descendió y nosotros la jornada siguiente ganamos en Vallecas y el Betis también bajó ese día. Llegamos a la última fecha salvados... pero no puedo olvidar las lágrimas de los jugadores del Atleti sobre el césped, recuerdo especialmente a Kiko, ni la de sus aficionados en la gradas. Para mí lo sucedido esa tarde es uno de los momentos históricos del fútbol español".

Le preguntó por Luis Aragonés, para él, seguro, que fue uno de los momentos más trascedentes de su carrera. Salvaba a su equipo circunstancial, pero descendía a su equipo del alma. "Me llamó la atención su comportamiento durante toda la semana. Profesionalidad absoluta. En ningún momento, ni ya después del partido, con el descenso consumado, dejó traslucir su pasado rojiblanco. No le vi traumatizado, por decirlo de alguna forma. Supongo que por dentro estaría mal, pero en todo momento solo nos demostró su obligación de ganar. Curiosamente al año siguiente, Luis se va al Mallorca y nos desciende al Oviedo. Su comportamiento fue el mismo un año y el siguiente. Y lo digo porque lo comentamos con jugadores del Mallorca después del partido. Ellos no se jugaban nada y nosotros la vida, pero por lo que me dijeron en ningún momento dejó caer que el Oviedo era su exequipo... Luis tenía la piel de cocodrilo. Parecía que no le afectaba nada. Estaba muy agradecido al Oviedo por darle la oportunidad de volver a Primera y nos quedaban todavía dos partidos y era en eso en lo que hacía hincapié. Lo que él hizo un año y otro es dignificar el fútbol y su profesión".

El descenso parecía la UEFA

Llega el momento del partido. Empate en el marcador. Penalti contra el Oviedo. Lanza Hasselbanink, máximo goleador del Campeonato a la postre con 33 goles. Esteban deja escapar una sonrisa sonara a través de la línea. "Si nos hubieran metido ese gol nos hubieran metido en un problema gordo. Entonces, hace 25 años, no era como ahora, que los porteros lo saben todo sobre los lanzadores. Yo le había visto lanzar un penalti contra el Málaga y siempre tiraba fuerte. Lo apunté en mi libreta y cuando le vi comenzar la carrera pensé que iba a hacer lo mismo, tirarlo a su izquierda, mi derecha. Intenté ponerle un poco nervioso retrasando el lanzamiento. De hecho, el árbitro, Prados García, me mostró la tarjeta amarilla... y me podía haber enseñado la segunda en el lanzamiento porque me adelantó mucho, muchísimo, para achicar los espacios..."

Llega el momento confesión. Una revelación que podía haber cambiado la historia. "Jugué con que no me iba a mostrar la segunda. No se solía amonestar por adelantarse, aunque estaba tan prohibido como ahora. Yo tenía buena relación con ese árbitro y me la jugué. También quería obligar al delantero a que tuviese prisa por tirar, y por utilizar su zona de seguridad. Tuve también la suerte de que la pegó tan mal que la pelota antes de llegar a mí bota en el césped. La quiso pegar muy fuerte y al rebotar en el campo me llegó mucho más lenta. Yo la paró con la mano cambiada, con la izquierda, porque coge bastante altura... La realidad es que tenían que haber mandado repetir el penalti por mi movimiento. Yo no podía ni adelantar un pie y salí mucho. Me salvó que era criterio de los árbitros, no había VAR, tampoco, como ahora. Jugué un poco con todo... Yo sabía que no iba a expulsar por eso. Aquel día salió bien, otros no... No me siento orgulloso de ello, pero que la gente comprenda de que nos jugábamos la vida".

Esa lucha por el descenso se podría considerar como una de las más 'mediáticas' de la historia de la Liga. "Nuestra salvación tuvo mucho mérito. Aquella tarde, ya estaba descendido el Sevilla y las otras plazas nos las jugábamos con el Atlético y el Betis. Parecía la lucha por clasificarse para la UEFA. El Oviedo quedó quinto por abajo con 45 puntos, el cuarto fue el Numancia. Y bajaron el Betis y el Atlético, además del Sevilla".

Al Atlético le costó el ascenso. Dos años en el infierno. En la 200-01 queda cuarto con los mismos puntos que el Tenerife, que asciende como tercero. Temporada muy complicada con tres entrenadores: Zambrano, que había acabado en el banquillo el curso del descenso y tuvo un margen de cinco jornadas de continuidad, Marcos Alonso y Cantarero. Para el segundo intento, el club se encomienda a Luis Aragonés y acaba primero en la tabla y siendo muy superior a sus rivales directos: Racing y Recreativo.

Luis Aragonés le lleva al Atleti

Con el equipo ya en Primera, los rojiblancos se vuelven a cruzar en el camino de Esteban. "En la 2002-03 ficho por el Atlético. ¿Por qué? Por Luis Aragonés. Él nos salva y se va al Mallorca, al que clasifica tercero. A la temporada siguiente es cuando se va al Atlético y ya me quiere fichar. Me llama después de nuestro partido y me lo comenta. Comemos con las familias en la Isla porque yo me había quedado allí unos días de vacaciones. Negociamos, pero ese año (2000-01) el Oviedo no me deja irme. Me quedo otro año en Segunda. Luis asciende con el Atlético y me vuelve a llamar. Lo negocio todo con él. El Oviedo continúa negándose a traspasarme, pero como me debían 80 millones de entonces, 500.000 euros de ahora, les digo que se los perdona y que me dejen marchar, aunque sea cedido, al Atlético. Era mi gran oportunidad. Luis fue quien me abrió la puerta para hablar con Miguel Ángel Gil y Futre. Al final pude salir y después de todo lo que removimos, solo estuve un año en el Atlético...porque también tuve que denunciar al club por impago..."

Pues ya que estamos, cuente, "El primer partido que jugué con el Atlético fue en Mallorca, pero el primero en casa, creo que contra el Betis, hubo un minuto de silencio y en esos segundos un grupo pequeño de aficionados comenzó a meterse conmigo culpándome del descenso de unos años antes. "Esteban cabrón que nos bajaste a Segunda... ". Solo fue ese día, después el comportamiento de la afición conmigo fue ejemplar. Lo de aquella tarde era para recordarme que ellos no olvidaban lo de Oviedo... Muy de la afición rojiblanca que después ya me consideró uno de los suyos y yo me consideraba uno de ellos..."

Y eso que solo estuvo un año en el Vicente Calderón. "Estuvimos ocho meses sin cobrar y me vi obligado a denunciarlos. Por eso no sigo en el Atlético. Yo fui cedido y me dicen que no van a ejecutar la opción de compra, ni me pagaban. Y yo tenía un plazo para cobrar. Me pagan a los dos días y me dicen que no cuentan conmigo. Vuelvo al Oviedo. Bajamos a Segunda B por clasificación deportiva y a Tercera por no pagar. Me quedo libro y me voy a Sevilla... por medio me denuncia el Oviedo y gano el juicio".