SUPERCOPA | REAL MADRID-ATLÉTICO

Lo que no se vio del Madrid-Atlético: el segundo en el que los abucheos a Kroos se convirtieron en un aplauso que acabó en gol

Un partido con historias: el sprint de Simeone, el disgusto final de Luis, la peña de Omán y un recuerdo agrio al mito Beckenbauer.

El pequeña Bernabéu del Alawwal Park, en Riad. /AFP
El pequeña Bernabéu del Alawwal Park, en Riad. AFP
Alberto Martínez

Alberto Martínez

Riad.- La Supercopa en Riad (o antes Jeda) da para momentos surrealistas. Un derbi madrileño (otro más) en una ciudad kilométrica sin apenas aficionados de ambos equipos, especialmente del Atlético, que jugó en un pequeño Bernabéu donde predominó el color blanco ("sí, sí, así gana el Madrid", cantaban) y donde los silbidos con el club colchonero estuvieron presentes. O el silencio, como cuando Hermoso y Griezmann marcaron en la primera mitad, o Morata en ese mal cálculo de Kepa. Un pequeño reducto, la Galia atlética en Riad, celebró con entusiasmo los goles, entre ellos Luis, uno de los "nueve aficionados" (datos del mismo seguidor) que han viajado a apoyar a su equipo a Riad.

Luis vino acompañado con tres personas más y pagó 700 euros (cada uno), un viaje cerrado con antelación, 'low cost', con visado, vuelos y un hotel de apenas 30 euros la noche. Y un coche de alquiler. Todo eso por ver a su Atlético. "Siempre que puedo me gustar viajar. No es por ganar, es por divertirme, conocer gente, ver otras ciudades... He estado en Tallín, me bajé de un barco del trabajo en Hamburgo para ver al Atleti. Y he estado en otras ciudades nevadas", comentó el aficionado, que mata el tiempo en una fanzone donde se prepara paella 'árabe'.

El contrapunto, al otro lado del estadio, lo pone la Peña Madridista de Omán, que se deja oír con sus cánticos y con su sudadera roja diseñada para la ocasión. Como explica su presidente, la peña está formada por 1.500 personas ("solo hemos viajado unos cuantos") y quedan todas las semanas en La Rosa Hotel de Muscat para ver los partidos del Real Madrid. Y se divierten: "El Madrid es el club más importante del mundo, por eso nos aficionamos. Este año lo están haciendo muy bien, ganaremos la Liga y quizás la Champions. El mejor jugador es Bellingham", cuenta, mientras arenga a sus 'tropas'. Él formó la peña en 2015.

El estadio Alawwal Park, donde juega Cristiano Ronaldo, ahora de vacaciones pero no su hijo, presente para ver al equipo en el que hizo historia su padre, es nuevo, moderno, muy europeo y estuvo prácticamente lleno, aunque en la prórroga se pudieron dormir los bebés, entre el ritmo en el campo y la parsimonia en la grada. El color blanco predominó para una afición que siempre que Vinicius recibió el balón se levantó y gritó, pero que despidió al histórico Franz Beckenbauer, fallecido el pasado día 7, con silbidos mientras se guardaba el minuto de silencio. Un sinsentido grotesco, como también la desorbitada seguridad policial que hubo en el encuentro.

Pitada a Kroos en Arabia Saudí durante el Real Madrid-Atlético de Supercopa.

Pero otro de los momentos del partido fue la entrada de Kroos, abucheado en la bronca más sonora del encuentro cada vez que tocaba el balón por haberse expresado en más de una ocasión en contra los países árabes. Lejos de esconderse, el alemán no paró de pedir el balón, sacar córners y curiosamente hubo un momento del partido donde una de sus acciones generó unos aplausos, tímidos; como dirían los árbitros en su lenguaje, su acción técnica fue el comienzo de un Dogso (ocasión manifiesta de gol). Con 2-3 para el Atlético, el mediocentro recibió un balón cerca de su área y su pase superó a dos rivales y dejó solo a Camavinga, que inició la transición del 3-3. Mientras Kroos fue silbado al tocarla, la grada aplaudió cuando vio el resultado de su acción. Un momento de tregua fugaz, fruto de la virtuosidad de la acción. Y, a la postre, jugada clave para llegar a una prórroga que metió al Madrid en la final.

Justo en el descanso de ese tiempo extra, Simeone demostró su estado físico cual velocista. Cuando Alberola Rojas señaló el final de la primera parte tras un córner y un posible contraataque del Atlético, el entrenador salió al sprint en su búsqueda protestando la acción. Poco le importó al colegiado, que no sacó amarillas y vivió un impasible un partido abierto, propio de pretemporada, con goles, aplausos, silbidos e historias.