SUPERCOPA | REAL MADRID 2 - BARCELONA 5

Un repliegue en el que Valverde acabó por los suelos encierra todo lo malo de un Real Madrid que emite señales de colapso

Los culés aprovecharon varios errores de los señalados Lucas, Tchouameni y Camavinga y un córner mal ejecutado para reinar en Yeda (2-5).

Raphinha dispara a portería ante la presencia de Valverde. /REUTERS
Raphinha dispara a portería ante la presencia de Valverde. REUTERS
Manuel Amor

Manuel Amor

La noche prometía para el Real Madrid y se tiñó claramente de blaugrana. El Barça ha conseguido remontar el gol inicial de Mbappé (5') y reinar en la final de la Supercopa con tantos de Lamine (22'), Lewandowski (36'), Raphinha (39' y 48') y Balde (45+10'); la ventaja, después de que los blancos arrancasen con mando en el marcador y el juego, se cimentó a través de un penalti absurdo de Camavinga sobre Gavi que supuso el 1-2. Lewan marcó y el equipo de Ancelotti se descompuso hasta rozar una actuación ridícula.

Mbappé reclamó la bandera del Madrid nada más empezar y con una galopada que recordó al mejor Kylian. La acción la inició Vinicius, que robó sin falta a Casadó, y la guisó el francés: burló con facilidad a Balde hasta en dos ocasiones y definió con maestría ante Szczęsny. El 1-0 premió el inicio enérgico del cuadro merengue, con Valverde y Camavinga multiplicándose en las ayudas a los costados y un Rodrygo de sobresaliente hacia atrás y con balón. Luego, cuando Carletto creía tener controlado el partido, apareció el de siempre para cambiarlo: Lamine Yamal.

El canterano ideó una jugada de fantasía para recibir en la derecha, moverse con sigilo hacia dentro, destapar las vergüenzas de Tchouameni y clavar un disparo ajustado al palo desde la frontal. Courtois, con sus dos metros de estirada, no se quedó ni cerca de rozar el balón. Yamal sumó otra celebración icónica (se llevó la mano a la oreja y luego se quedó en modo pensativo con su amigo Balde) y despertó la primera sonrisa de Flick. Había encuentro. Vaya si lo había.

Luego, con el choque en fase de igualdad, Camavinga metió la pata en el muslo de Gavi y forzó que Iglesias Villanueva llamase por el pinganillo a Gil Manzano. El extremeño no vio en directo la patada y el gallego le avisó desde la sala VAR; después de unos 30 segundos de revisión, señaló el punto de penalti y cedió el cuero a Lewandowski. El polaco superó a un Courtois que adivinó la dirección del tiro y cambió el resultado. Camavinga, que se libró de la roja directa por no hacer uso de fuerza excesiva, pagó su falta de tensión. "De libro y de amarilla", dijo en COPE el excolegiado Mateu Lahoz.

Dos minutos después, y sin que el Madrid tuviese tiempo para reaccionar, el Barcelona aprovechó el 'bug' de Lucas Vázquez para poner el 1-3: Kounde centró desde la derecha y Raphinha aprovechó un hueco enorme entre Tchouameni y el capitán para imponerse al gallego en el salto. Cada vez son más los equipos que se benefician de la escasa estatura y poca planta defensiva del '17' para atacar su zona y que los delanteros martilleen a su espalda. El éxito culé y la desgracia blanca se consumó en el añadido: el Madrid ejecutó fatal un saque de esquina, los de Flick recuperaron… y Balde puso tierra de por medio.

El 1-4 sirvió para explicar la diferencia de hambre y piernas entre uno y otro conjunto. Mientras los culés salieron como miuras al contragolpe, con Lamine, Raphinha y un veteranísimo como Lewandowski en cabeza, en el Madrid sólo llegaron Mendy y Valverde y este con la lengua fuera. De hecho, acabó por los suelos. En el 48' Raphinha puso la puntilla al atacar el espacio y fulminar a un perdido Tchouameni. Ancelotti cambió luego a Lucas por Asencio y el tanto de Rodrygo no sirvió de nada. Los blancos han encajado nueve goles de su eterno rival en los 180 minutos de Clásico que van disputados esta temporada... y el Barça celebra que está de vuelta. Carletto queda muy tocado.