SUPERCOPA | ARABIA SAUDÍ

La historia de Fai Raja, la futbolista que lucha contra la tradición en el 'spanish' Al-Riyadh: "Hay familias que tienen miedo al deporte"

La jugadora saudí de 21 años y su entrenadora, la catalana Ana Junyent, hablan para Relevo de la primera competición oficial.

Fai Raja atiende a Relevo/
Fai Raja atiende a Relevo
Alberto Martínez

Alberto Martínez

Riad.- Decenas de niños juegan a fútbol en los dos minicampos que hay en el National Water Club, en una zona a la que solo se puede acceder en coche, en medio de los bloques de cemento que forman edificios y carreteras. Una fotografía típica de Riad. Hay camisetas del Real Madrid, "Vinicius, Vinicius", gritan; otra del Chelsea, y mucha normalidad pese a que en el campo principal acontece algo que hace cinco años hubiera sido inaudito. Un equipo femenino de fútbol se dispone a entrenar. Es circunstancial el lugar, no el hecho. Habitualmente lo hace en el estadio, pero se está resembrando. "Se han puesto a plantar los campos principales al mismo tiempo", dice con sorna Ana Junyent, de Sabadell, ex jugadora del FC Barcelona y entrenadora, ahora a los mandos del Al-Riyhad femenino, aunque no sabe cuánto durará la experiencia. Es contracultural.

«Hay familias que tienen miedo al fútbol».RELEVO

Una aventura que no emprendió sola. Con ella se ha venido su equipo de trabajo y hay hasta tres españolas en la plantilla, la veterana y ex internacional Miriam Diéguez, Aroa y Carla. Sus compañeras empiezan a llegar con su abaya (túnica larga) y si hiyab (que les cobre el pelo y parte de la cara). Se lo quitan y debajo llevan una indumentaria atlética, con las piernas tapadas con unos pantys. Algunas se cubren el pelo, otras no. Una señal de libertad en un país que, según Amnistía Internacional, considera a las mujeres ciudadanas de segunda.

Varios curiosos siguen de cerca el entrenamiento aunque no sea el lugar habitual. Al margen de los niños (ninguna niña) que juegan en los campos anexos ("vamos a colegios solo con niños, las niñas van a otro y no hacen educación física", cuenta uno de ellos), se acerca un padre, una jugadora que no se entrena porta su abaya y una madre, a la que no se le aprecia ni el rostro, con tres hijos pequeños. El entrenamiento transcurre en inglés, en español e incluso en alguna ocasión en catalán, por la procedencia de algunas de las jugadoras. También hay una tunecina, una egipcia, una colombiana y una brasileña.

Una de las autóctonas es Fai Raja, de 21 años, que después de terminar el entrenamiento y antes de irse a casa porque al día siguiente tiene universidad (estudia Finanzas), atiende a Relevo. "Yo empecé jugando con mis amigos y sobrinos, de pequeña, tendría 10 años. Es emocionante ahora poder jugar en la liga de mi país, y que nos den todas las facilidades para poder ser profesionales", explica Raja.

Por lo que cuenta Raja, que es aficionada al Barça, Chelsea y al Al Hilal, el tipo de familia es clave y en su entorno hay jugadoras que aún cuentan con la resistencia en el hogar. "Mi familia es magnífica, siempre me apoyó, de niña y ahora, y vienen a ver mis partidos. Hay familias diferentes, que les asusta el fútbol y tienen miedo porque no conocen que el fútbol es un deporte seguro".

La aventura de Junyent: «No indagamos en temas delicados»

La liga árabe apenas tiene un año de vida, cuenta con ocho equipos y el Al Riyadh es el colista con cero puntos y 33 goles recibidos. Cuando acaba el entrenamiento, divertido y de nivel inicial para muchas jugadoras, las no árabes se suben al coche y regresan a sus casas. "Hacemos vida nosotras", cuentan. "Nos centramos en que evolucionen futbolísticamente", explica una jugadora foránea. "Es bonito ver que los fans te ven en los estadios", añade Raja. Dos realidades, dos mundos distintos unidos por el fútbol y con una pregunta en el aire: ¿el fútbol podrá empoderar a la mujer o dotarle de más derechos? Ana Junyent toma la palabra.

¿Cómo está siendo la experiencia en Arabia Saudí?

Es complicado definir la experiencia, hay que vivirla. Es brutal en lo personal, y en lo profesional es un crecimiento increíble. Tuvimos que cambiar la manera de trabajar, más analítica e individualizada. A grandes rasgos es muy 'heavy'.

¿Qué nivel tiene la jugadora saudí?

La mujer no tiene la facilidad para hacer deporte, y eso conlleva un déficit cognitivo y de coordinación. Eso se adquiere de pequeña. Las chicas solo deben llevar tres o cuatro años jugando federativamente, y súmale el covid... es muy poco tiempo. Jugaban en la calle y con sus hermanos. No tiene un hábito de deporte.

¿Les influye su religión o cultura a la hora de practicar deporte?

No influye, es una normalidad llevar la cabeza tapada, entrenar con mayas o algo que les tape las rodillas. Han crecido con esa cultura, lo viven así. Es cierto que cada vez se destapan más. Es un tema familiar, algunas son más o menos cerradas y tienen más o menos dificultad. El cambio está siendo rápido y las nuevas generaciones lo viven de otra manera.

¿En los meses que llevas aquí percibes un cambio en las nuevas generaciones?

Se ve como las jóvenes, de la sub-17, son diferentes a las de 30, aunque ellas también han roto esa barrera. Y eso es practicar un deporte que se considera de hombres. Son mujeres diferentes.

"El cambio está siendo rápido y las nuevas generaciones lo viven de otra manera"

Ana Junyent Entrenador del Al-Riyadh

¿Y las familias las apoyan?

Hay familias que las apoyan y familias que no. Unas la condicionan más y otras menos.

¿Crees que es una apuesta seria o un lavador de imagen?

La apuesta es seria, es lo que nos llega. El año que viene se habla de inversión grande, figuras de primer nivel y pagarán salarios elevados... Es lo mismo que en el masculino. A nivel de selección el nivel es muy bajo y eso va a costar muchos años.

¿Percibes que las mujeres siguen siendo inferiores a los hombres en todo?

No lo percibo porque no tenemos el contacto directo con las mujeres casadas. Tenemos contacto con las managers y personal del club. Es cierto que sabes que hay familias más cerradas, que obligan a la mujer a casarse, otras que no. Pero no lo he vivido, lo he escuchado. Hay mujeres que dependen de lo que decida el hombre, otras no. No hemos profundizado en el tema. Si alguien quiere explicarlo, bien, pero no indagamos en temas delicados. Ellas saben que en nuestro mundo es distinto y el respeto es mutuo.