FÚTBOL

El sueño americano pasa por Carabanchel: 30.000$ en becas para vivir como un futbolista profesional si impresionas a los cazatalentos

22 ojeadores se dan cita en el Campo de Fútbol de la Mina para reclutar a nuevas perlas que destaquen en el fútbol universitario estadounidense.

Más de 90 futbolistas han pasado por el Campo de la Mina para demostrar que merecen una oportunidad en Estados Unidos. /Keystone Sports
Más de 90 futbolistas han pasado por el Campo de la Mina para demostrar que merecen una oportunidad en Estados Unidos.  Keystone Sports
Joaquín Serna

Joaquín Serna

¿Se imaginan una especie de Got Talent en versión futbolística? Pues algo parecido ha ocurrido en el Campo de Fútbol de la Mina a lo largo del fin de semana. Las universidades de Estados Unidos buscan talento para nutrir sus ligas y se han dejado ver por Carabanchel. ¿El objetivo? Encontrar a los jugadores que deben encargarse de aumentar el prestigio de la institución con buenos resultados tanto en el césped como en lo académico. Su oferta es tentadora: 30.000$ de media en becas y la experiencia de vivir como un futbolista profesional mientras estudias una carrera.

Más de 50 chicos de División de Honor y Liga Nacional, y más de 40 chicas de categoría senior y juvenil, se han pasado por el estadio del RCD Carabanchel para demostrar en dos partidos de 50 minutos que son lo suficientemente buenos como para merecer la oportunidad. En la grada, 22 ojeadores tomando apuntes y decidiendo a quién le ponen la oferta encima de la mesa.

Estos han sido los ingredientes del evento, apodado showcase, que ha organizado la empresa Keystone Sports, que se dedica a ayudar a jóvenes de todo el mundo a combinar deporte y estudios en las universidades de Estados Unidos y Canadá.

La técnica se paga

Para los entrenadores, que han hecho un largo viaje para conocer en persona a los jugadores con los que previamente han hablado telemáticamente, es importante constatar que lo que han podido ver a través de vídeos de highlights se ajusta a la realidad, especialmente en el juego con los pies.

Y es que lo que vienen a buscar son futbolistas que den la talla a nivel físico pero que destaquen por su técnica, visión de juego y buen posicionamiento. Eso es lo que va a marcar la diferencia en unas ligas universitarias donde la mayoría de equipos basan su planteamiento en el balón directo, los duelos aéreos y las segundas jugadas.

"Vengo a buscar un defensa central que sepa jugar con el balón, que esté cómodo en esas situaciones. Que pueda jugar en un 4-3-3, que avance con balón y nos ayude a quebrar líneas rivales", nos dice Juan Espinal, que ha venido a España desde Kansas para reforzar su equipo del Dodge City Community College.

Brillar por encima del resto

El tiempo apremia, los minutos sobre el césped son pocos y el premio es demasiado jugoso como para cumplir la máxima de que el fútbol es un deporte de equipo. Por eso, hay jugadores que intentan hacer la guerra por su cuenta para tener más protagonismo sobre el césped.

"Siempre suelo jugar muy tranquilo, me he encontrado bien aunque haya estado jugando delante de ojeadores. Es verdad que hay veces que cada uno tira más por su lado, que hay gente que intenta destacar por encima de los demás porque sabe que la están mirando", comenta Jaiko, futbolista del Club Internacional de la Amistad de Palencia de Liga Nacional Juvenil.

Como él, hay más futbolistas a los que esta oportunidad les ha llegado por sorpresa, ya que no se puso en contacto con ninguna agencia ni universidad de Estados Unidos para cambiar de aires, algo que sí hicieron previamente la mayoría de los que han acudido al Campo de la Mina: "Me hablaron el año pasado por Instagram, no sé cómo me encontraron porque no publico muchas cosas, y menos sobre fútbol. Aquella vez les dije que no, pero este año sí me ví más confiado y decidí venir a los partidos".

En su caso, lo tiene casi hecho con una universidad que no ha mandado a ningún entrenador a Carabanchel, pero ha decidido acudir a la prueba por si aparecen otras opciones que le convenzan más: "Me dijeron que hablaríamos para tomar una decisión después de los partidos, pero igual a mí me interesa esperar por si recibo otras ofertas que se adapten mejor a mi forma de jugar, que no tengan en el equipo a demasiados jugadores de otros países… Tengo que tomar una decisión".

Para él, se trata de un tren que seguramente no vuelva a pasar en la vida, ya que le permitiría ser futbolista mientras compagina sus estudios universitarios, algo que en España se complica si no cumples los requisitos para ser Deportista de Alto Nivel (DAN), entre los que se encuentran competir en campeonatos internacionales o formar parte de equipos profesionales.

"Los jugadores tienen de todo en el campus de la universidad: habitaciones, gimnasio, campos de entrenamiento, facultad… No tienen que desplazarse a ningún sitio. Además, cuando jugamos fuera de casa, si el trayecto en bus es de más de tres horas, el equipo reserva un hotel para descansar. Es como formar parte de un equipo profesional", afirma Juan Espinal.

El Title IX entra en juego para igualar las oportunidades

Los afortunados que sean seleccionados para vivir el sueño americano recibirán 25.000$ de media por curso, una cifra que suele ser superior en el caso de las mujeres, que el pasado curso contaron con ayudas que ascendían a 31.000$ para jugar al fútbol.

Y es que más del 60% de las deportistas españolas que estudian en Estados Unidos reciben becas completas durante sus cuatro años universitarios que cubren todos sus gastos académicos, entrenamientos y competiciones, material deportivo, residencia en la universidad y comidas.

Esta diferencia a nivel económico tiene una explicación llamada Title IX, una ley federal aprobada en 1972 que permite que millones de mujeres utilicen el deporte para su desarrollo académico y profesional, y que busca combatir la masculinidad de modalidades como el fútbol americano, que es exclusiva para hombres y recibe alrededor de 85 becas por equipo en las universidades estadounidenses.

Esta norma obliga a las instituciones académicas a tratar al deporte femenino de la misma forma que al masculino, proporcionando no solo los mismos medios e instalaciones, sino también igualando el número de becas por género que se conceden. Y es que aunque en el caso del fútbol femenino la beca a percibir sea mayor, en otros deportes como atletismo, natación o el mencionado fútbol americano las cantidades económicas que se adjudican a los hombres son superiores.

"Allí se entrena todos los días de la semana, incluso hay ocasiones en las que se hace doble sesión. Hay dos partidos a la semana, miércoles y sábados, te tratan como a una profesional pero te permiten estudiar también. Además, suele haber muchos ojeadores en las ligas de mayor nivel y tienes opciones para hacer pruebas con equipos profesionales y entrar al draft de la MLS", comenta Andrea Ruiz, que en su día aceptó el reto de cruzar el charco para jugar al fútbol en dos universidades diferentes de Kansas y Ohio.

Ahora, trabaja para Keystone Sports como consultora de fútbol y es el enlace entre las universidades y los futbolistas. Eso sí, advierte de que las universidades no solo buscan tener a jugadores que marquen diferencias en el campo, sino que también den la talla en los estudios: "Hay que tener un balance entre ser buen estudiante y ser buen jugador. El perfil ideal es que sepan hacer bien ambas cosas, porque las universidades buscan ese prestigio de tener buenos estudiantes y jugadores para subir su nota media".

Lo difícil no es llegar, sino mantenerse

Por muy bien que suene esta historia, quienes finalmente consigan una beca deben saber que ni mucho menos tienen su futuro asegurado como futbolistas profesionales en Estados Unidos.

Primero tendrán que pasar un proceso de admisión que dura meses para conseguir la visa F-1 que les acredite como estudiantes internacionales. Durante ese periodo, deberán pagar una serie de tasas, dar la talla en una entrevista con un oficial consultar y obtener un certificado oficial que acredite que tienen un nivel de inglés similar al B2 para poder seguir las clases sin dificultades.

Una vez cumplidos todos los requisitos, obtendrán su permiso por el número de años que dure la aventura universitaria más alguno opcional. Eso sí, una vez pasado ese tiempo, se complica la permanencia en el país si no firmas un contrato profesional, ya sea en un equipo o en el sector de los estudios que se hayan cursado

"Es difícil quedarse una vez acabes tus estudios por el tema del visado. Hay carreras, como las de ciencias, en las que terminas los estudios y te prolongan tres años más el visado de estudiante para que trabajes allí. Pero en la mayoría de grados solo te conceden un año más como de estudiante cuando acabas y es complicado cambiar el visado por otro para quedarte allí si no consigues trabajo", afirma Daniel Miranda, que también pasó por el showcase y ahora es asistente técnico del equipo de la universidad Central Methodist de Missouri, donde está estudiando un máster.

Con todos estos alicientes, los elegidos que pasen el corte del showcase de Carabanchel tendrán que tomar una decisión que cambiará sus vidas si les atrae el proyecto que los entrenadores y ojeadores les propongan.

Eso sí, no podrán demorarse mucho debido a los trámites que tendrán que hacer para regularizar su situación en Estados Unidos y a que la pretemporada empezará a mediados de junio, un mes antes de que lo haga la competición (que acaba en diciembre) y las clases.

En el horizonte, la oportunidad de vivir del fútbol tras pasar por las ligas universitarias de Estados Unidos, como ya hicieron en su día futbolistas como Alex Morgan, Lucy Bronze o Patrick Bamford.