EUROCOPA. ESPAÑA ITALIA

La quedada de los campeones del 86, primeros verdugos de la Italia de Zenga, Mancini, Vialli y Donadoni: "Era como ir a la guerra"

La sub-21 campeona de Europa en 1986 se reunió por primera vez 38 años después y homenajearon a su seleccionador, 'Luisito' Suárez, fallecido justo hace un año.

Los integrantes de aquella sub-21, en la reunión para homenaejar aquella victoria y a su seleccionador entonces, Luis Suárez. /
Los integrantes de aquella sub-21, en la reunión para homenaejar aquella victoria y a su seleccionador entonces, Luis Suárez.
Enrique Ortego

Enrique Ortego

Era la primera vez que España ganaba un Europeo sub-21. El primer gran título de las selecciones inferiores del fútbol español, junto al conseguido por la sub-16 ese mismo año. Dos años antes, los sub-21, ya había perdido una final contra Inglaterra y algunos jugadores (Sanchís, Robert y Patxi Salinas) tuvieron la ocasión de tomarse la revancha en octubre del 86 contra Italia. En las dos ocasiones el seleccionador respondía al nombre de Luisito Suárez. Un forjador de futbolistas por aquellos tiempos. Las paradojas del destino han querido que 38 años después de aquella final a doble partido y en víspera de otro España-Italia, éste de categorías absolutas, sus protagonistas improvisaran el sábado pasado una 'quedada' en la Residencia de la RFEF en Las Rozas para rememorar aquel triunfo, entonces considerado como histórico, y homenajear a quien fuera su seleccionador, fallecido el 9 de julio del año pasado en Milán a los 88 años de edad.

Esta es la alineación de España Sub-21 aquel día.
Esta es la alineación de España Sub-21 aquel día.

A última hora, no pudieron acudir todos a la cita, pero la convocatoria tuvo su éxito y cumplió con su objetivo: verse las caras casi cuatro décadas después. Los llamados a filas fueron los convocados de los dos partidos de la final. Fue Robert Fernández, ex del Castellón, Valencia, Barcelona, Villarreal y Córdoba y que pasó por casi todas las selecciones inferiores, capitán del equipo, el promotor de la idea con la ayuda de Andrés Berlinches, entonces delegado del equipo y de Félix, el utillero. Como invitados especiales el hijo del seleccionador, Luis Suárez y Gorka, hijo del doctor Jorge Guillen, también fallecido. "La ocasión lo merecía. Fue el primer gran título en la categoría sub-21 y veníamos de otra final. Además, teníamos que dar un homenaje a nuestro entrenador que nos dejó el año pasado y al que todos apreciábamos, especialmente por su comportamiento con nosotros que entonces éramos unos chavales. También nos acordamos de Chus Pereda, que era su segundo y un padrazo con todos nosotros", apunta Robert para explicar las razones de la cita".

El primer reencuentro, el primer estrechón de manos, traspasó la nostalgia para llegar a la emoción. Allí estaban los dos porteros, Ablanedo (Sporting) y Elduayen (Atlético). Entre los defensas, Quique Sánchez Flores (Valencia), Patxi Salinas (Athletic), Luis García (Mallorca), Juan Carlos (Valladolid) y Solana (Real Madrid). Robert (Barcelona), Eusebio (Valladolid) cubrieron la nómina de centrocampistas y Paco Llorente (Atlético), Eloy (Sporting) y Pineda (Espanyol), la de delanteros. No pudieron acudir a la cita: Sanchis (Real Madrid), Andrinúa (Athletic), Chechu Gallego (Athletic), Calderé (Barcelona), Bustingorri (Osasuna). Gabino (Betis), Beguiristain (Real Sociedad), Ramón ( Sevilla) y Pardeza (Real Madrid).

Comida en la sede de la RFEF de los integrantes de la sub-21 que ganó la Euro de su categoría en 1986.
Comida en la sede de la RFEF de los integrantes de la sub-21 que ganó la Euro de su categoría en 1986.

Aquella final del 86 se disputó a doble partido. La ida en el Flaminio de Roma con triunfo local (2-1) con Calderé, Vialli y Giannini como autores de los goles y la vuelta en el Nuevo Zorrilla de Valladolid. Se repitió el marcador (2-1) Eloy, Francini y Robert de anotadores. No hubo novedades en la prórroga. Y el partido se fue a la tanda de penaltis. Quique Sánchez Flores, 38 años después, recuerda el momento como si hubiera sido ayer. "La realidad es que nosotros no teníamos decidido quiénes iban a ser los lanzadores. Menos mal que teníamos a Ablanedo. Ya en el partido de ida nos había salvado de una buena en Roma y en la tanda paró dos y un tercero se marchó fuera. Yo solía estar siempre con Sanchís, éramos inseparables, y cuando Suárez vino a preguntarnos si queríamos tirar uno, los dos nos rajamos. Yo dije que nunca había tirado uno en mi vida, que era verdad y Manolo le dijo que llevaba 21 años sin tirar uno y que pensaba estar otros 21 sin hacerlo. Al final lanzaron Robert, Eusebio y Ramón y ganamos 3-0".

Las anécdotas se van sucediendo durante la comida. Quique es de los que mejor memoria tiene para los recuerdos y las anécdotas. "Italia tenía un super equipo, la verdad es esa. Los dos partidos de la final se jugaron en octubre porque algunos jugadores importantes de ellos, Zenga, De Napoli, Vialli, tenían que jugar el Mundial de México 86. Nosotros también tuvimos a Eloy, Ablanedo y Calderé. Si somos justos y aunque no se deba decir, Italia tenía, incluso, mejor equipo que el nuestro. Solo hay que ver los nombres: Zenga, Ferri, De Napoli, Donadoni, Mancini, Vialli, Francini... Fíjate como serían que Maldini era suplente ".

"... Luis Suárez siempre tenía mucha confianza en mí y me mandaba marcar a la figura del equipo contrario. Venía de marcar a Papin unos meses antes y en esa final me puso en la izquierda detrás de Donadoni. No sé ni cómo jugué la vuelta. Tenía un dolor en la espalda que no me podía tener de pie. Me infiltraron durante toda la semana y la mañana del partido me fui por la mañana con Manolo Delgado, el médico y el entrenador a Zorrilla para hacerme una prueba. Todavía recuerdo el dolor que sentía cuando esprintaba, pero yo veía a Luis mirándome como suplicándome que jugara y dije que sí, que jugaba. No le podía fallar. Tenía tanta fe en mí, que hubiera sido como defraudarle. Fíjate cómo sería que en la segunda parte de la final, sacó a Juan Carlos, lo puso de lateral izquierdo y me mandó a mí al centro del campo con Eusebio y Robert, yo nunca había jugado ahí,, pero él me decía que podía jugar donde me pusiesen".

Al ahora entrenador en espera de destino, siempre le llamó la atención cómo competían los italianos. "El año anterior, creo, coincidimos con ellos en el torneo juvenil de Mónaco y los veías cómo se comportaban en el campo y parecía muchos mayores que nosotros, aunque tuviéramos la misma edad. En eso no han cambiado. Nacen aprendidos. Físicamente, ellos y los franceses, siempre parecían más hechos que nosotros en las selecciones inferiores".

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Robert Fernández tampoco puede olvidar aquella final. "Italia impresionaba por sus jugadores. Eran ya todos profesionales-profesionales. En las categorías inferiores siempre presentaban equipos con jugadores muy hechos para su edad. Se notaba ya que eran buenos jugadores, con técnica individual y un gran conocimiento de la táctica, sobre todo en el aspecto defensivo. Parece que nacen ya compitiendo. Arriba, Mancini y Vialli impresionaban. Pero nosotros, a lo mejor no teníamos tanta fama a nivel internaciones, pero teníamos un equipo muy competitivo. Veníamos de perder la final contra Inglaterra dos años antes con Zubizarreta, Butragueño, Míchel... Sanchís, Patxi Salinas y yo, sobrevivimos incluso a esa de la que estamos hablando. Recuerdo que para Luis Suárez fue el partido de los partidos. Enfrente estaba su Italia, su segunda casa, y venía de perder la final anterior y a él perder no le gustaba nada. El día de la final en Valladolid estaba felicísimo. Nos daba palmadas a todos... Estaba eufórico".

El seleccionador siempre repetía cuando se tenía que enfrentar a Italia que era un partido muy puñetero. "Es que en Italia dicen que soy español y en España me dicen que soy ya italiano... Entonces, qué pasaba, qué no era de ningún sitio. Yo era de A Coruña, carayu, aunque estuviera allí poco tiempo porque aquel presidente del Deportivo tampoco me quería y me largó para Barcelona con Dagoberto Moll. En el mismo lote, pero yo era un niño".

Patxi Salinas se convirtió en el gran protagonista de la 'quedada'. Su verbo fácil y fluido y su frenética vida social fue durante muchos minutos el principal asunto de conversación. Tampoco faltaron los recuerdos de aquella final contra Italia. "Al final estuve en las dos convocatorias, pero me quedé sin jugar un minuto. Allí estuve calentando 70 minutos, pero Luis no me sacaba, no me sacaba. Lo estábamos pasando mal y parecía cómo que no quería que entrara frío en el partido porque ellos nos estaban dando un buen meneo. Al final, yo creo que se le olvidó que estaba en la banda. Cuando se dio cuenta, me abrazó y me prometió que jugaría en la vuelta, pero justo el domingo anterior me lesioné en la rodilla con el Athletic y no pude ir a Valladolid, me quedé también fuera. Pero me siento tan campeón como el resto y ya se lo dije el otro día a todos".

Reconoce el mayor de los hermanos Salinas, que los partidos contra Italia eran sus preferidos. "Siempre nos planteaban muchos problemas, eran duros en todas las categorías. Si jugabas contra Italia, sabías que ibas a ir a la guerra, que no iba a ser un partido sencillo. Cuando el otro día repasábamos los nombres de aquella selección italiana... nos decíamos ¿y nosotros ganamos a esos tíos? Pero si era para haberse asustado y haberse ido del campo. Ya ni me acordaba, pero qué jugadores... Veías de cerca a Walter Zenga, un guaperas, a Ferri... y te impresionaban. Giannini, aquel '10' de la Roma... La final contra Italia fue una gesta tremenda y el primer título de los sub 21".

De Luis Suárez, Patxi guarda una anécdota especial. "Yo adoraba a Luis, le idolatraba. No solo fueron los cuatro años con los sub-21 y las dos finales, es que luego, los dos partidos que hago con la absoluta, fueron con él. Le debo todo. Como buen gallego, era muy de coñas... Tenía confianza en mí, pero había mucha competencia en mi puesto. Un día, estábamos en un rondo y estos del Madrid, los Michel, Butragueño, Sanchís, Martín Vázquez... te hacían 'caños' por todos los lados. Te la tocaban a una velocidad que ni la veías y estabas todo el rato dentro del rondo. Ese día, Suárez se dio cuenta de lo que estaba pasando, me llamó y me dijo: ¿A usted por qué le traigo a la Selección? Por lo que hace con su club, por su fuerza, porque levanta a quien tenga que levantar, pues con estos haga lo mismo que si no le comen la 'tostá". Y eso hice. En el siguiente rondó levanté a uno de ellos y ya no la tocaban tanto. Es que no veas la diferencia que había entre un rondo en Lezama y uno en la Selección"...

A los campeones sub-21 del 86, a los 'chicos' de Luisito Suárez, les pareció tan positiva su reunión, que ya han quedado para hacer otra cuando se cumplan los 40 años exactos. Una fecha más redonda. De momento ya tienen un grupo de 'watsapp' y están preparados para lo que sea menester. El 'capi' Roberto no ha perdido su faceta de organizador.