La voz del EA Sports FC 24: "¿Referente? ¡Qué coño referente! Si soy un puto calvo de Sant Boi"
El narrador de DAZN y del nuevo 'FIFA' nos desvela los entresijos del videojuego y la profesión que, confiesa, le evitó una depresión.
"Cuando me llamaron de EA Sports tuve un chute de adrenalina de tal magnitud que yo creo que me dio una subida de tensión y me tuve que agarrar a un arcón de fruta para no caerme. Sentía que me temblaban las piernas y me caía al suelo", dice la voz del nuevo 'FIFA', Miguel Ángel Román (Sant Boi de Llobregat, 1977).
El también narrador de DAZN y DjMariio han sustituido a Manolo Lama y Paco González después de 25 años siendo las voces del emblemático videojuego. Un trabajo de grabación que duró "un año y un día". Un proceso "muy difícil", tal y como nos confiesa el periodista en esta charla en la que se entrelaza el fútbol real y el virtual, que ha catapultado su carrera también desde su canal de Twitch, #LaRomaneta, aunque él viva quitándose méritos (el titular es una muestra) y siga dudando de sus capacidades.
"Antes de que empiece una temporada me pregunto: "Hostia, ¿sabré narrar? Ahora viene el derbi, el Atlético de Madrid-Real Madrid. ¿Sabré narrar este partido? Y luego me digo: "¿Cómo no vas a poder narrar este partido? Lo harás mejor o peor pero, ¿cómo no vas a saber narrar si has narrado 4.000 partidos? Pues son los nervios. Llámalo nervios, ansiedad, miedo, llámalo como quieras. Y luego cuando se enciende el piloto yo disfruto, me lo paso bien. Es lo que me hace más feliz en el mundo, en lo laboral", matiza un Miguel Ángel con quien también hablamos de adrenalina, bocadillos de wasabi y honestidad.
"A mí la narración me salvó de no sé si una depresión o de algo así. Cuando nos dieron el diagnóstico de Ares, que para una familia es como si cayese la bomba atómica en tu casa, a mí narrar me ayudaba. Me evadía, era mi narcótico", revive el periodista deportivo que siempre soñó con serlo político. Qué cosas. La vida, ésa que Miguel Ángel dice que surfea según viene: "El destino hace contigo lo que quiere y tú te adaptas como puedes".
¿Cómo te sientes al ser el nuevo narrador del nuevo 'FIFA' junto a DjMariio?
Pues es una mezcla de sensaciones bien curiosas, porque es una responsabilidad, es una ilusión, estoy feliz, estoy contento, estoy nervioso... Tengo ganas ya de que la gente pueda jugar en casa y que vea no sólo el resultado de nuestro trabajo, sino también el resultado de cómo es la evolución del videojuego. Es un poco como días antes de casarte o días antes de que llegue una fecha muy señalada. Son un cúmulo de sensaciones después de más de un año de trabajo que hemos hecho tanto Mario como yo.
Un año de trabajo que llega después de un punto de partida al que quiero volver. Cuéntanos, por favor, el momento en el que te dan la noticia y tú has reconocido que es tal la sorpresa, el impacto, que te mareas.
El anuncio de que Mario y yo éramos las nuevas voces del FC 24 sustituyendo a Manolo y a Paco fue en julio, pero claro, el primer contacto de EA Sports conmigo es de diciembre de 2021. Ésa es la primera llamada. Me llama el director de Marketing de España y Portugal en diciembre, pocos días después de Navidad. Yo pensaba que me llamaba para ofrecerme narrar algún torneo del videojuego y lo que me dijo fue que estaban pensando en mí para ser la nueva voz. Y entonces, claro, me dio un mareo. Es que esto es como si te dicen que te ha tocado la Primitiva, poco más o menos, pero no sólo por lo que supone desde un punto de vista económico ser la voz del FC 24, que evidentemente hay una compensación económica detrás que no es menor, sino por la responsabilidad y porque es algo que quiere hacer todo el mundo.
Yo se lo contaba a Esther, a mi mujer, y a la gente con la que convivo en el día a día: es que todos los narradores en España quieren ser la voz del FC 24, ¿no? Y que entre todos los que hay, que hay muchos y muy buenos, alguien piense en ti, pues imagínate. Y desde esa primera llamada hasta que me confirmaron pasaron dos, tres meses, porque tenían que producirse las reuniones dentro de la compañía para acabar de aceptar o no esta propuesta, pues fueron meses de muchos nervios. Porque cuando te dicen "estás entre el grupo de candidatos", pues ya es ese cada día "que salga, que salga, que salga". Aunque también es cierto que el día a día y el ritmo del fútbol, que también conoces tú, muchas veces hacía que me olvidase de eso. Nos confirman en marzo o abril, una cosa así, y empezamos a narrar en junio y las grabaciones duraron un año y un día. Yo empecé el 6 de junio de 2022 en Madrid con Mario y terminé en Barcelona el 7 de junio de 2023. Así que ha sido un proceso como poco curioso.
Ahora volvemos a ese año y un día y a las 50 y pico mil líneas que has grabado, pero, ¿dónde estabas cuando se produce esa llamada? Porque es algo que creo que vas a recordar toda la vida. Y, ¿qué fue lo que más te mareó? ¿Que el juego había tenido un récord de jugadores de diez millones? ¿Que ibas a sustituir a Manolo Lama y a Paco González después de veinticinco años?
En el primer momento no pensé en nada de eso, ni en las cifras de jugadores ni en que podía ser el relevo de Manolo y Paco. Cuando me dan la noticia estaba comprando fruta en una frutería y es una reacción de incredulidad. No te lo puedes creer. Recuerdo que a la persona que me llamó le escribí en los siguientes días WhatsApps diciéndole: "Oye, pero esto que me has comentado es verdad, ¿no?'. Porque, claro, es que no te lo puedes creer. Porque, además, a mí esta llamada me llega en un momento profesional que, probablemente, no era el mejor de toda mi carrera. No te lo imaginas nunca, pero en ese momento te lo imaginas menos que te puedan llamar.
"Cuando me llamaron tuve tal chute de adrenalina que me dio una subida de tensión y me tuve que agarrar para no caerme. Sentía que me caía, me temblaban las piernas"
Y entonces es como un chute de adrenalina de tal magnitud que yo creo que me dio una subida de tensión y me tuve que agarrar a un arcón de fruta allí en la frutería para no caerme. Porque sentía que me temblaban las piernas y me caía al suelo. Esto es así. Y luego, cuando colgué la llamada, es que no se lo quise contar ni a Esther. Le mandé un WhatsApp: "Te tengo que contar una cosa cuando llegue a casa". Porque es que era incapaz casi de teclear en WhatsApp lo que me acababan de decir. Y luego más adelante, cuando se confirma, ya piensas en ser el relevo de Manolo y Paco, que es algo... Primero, por lo que son Manolo y Paco, por su talento profesional, por el reconocimiento popular que tienen. Yo creo que no estoy ahí ni en una cosa ni en la otra. Y, sobre todo, ser el relevo después de 25 años. Claro, es que los jugadores de este videojuego en España han asociado siempre este juego a las voces de Manolo y Paco y ahora alguien se va a meter en sus casas que, en muchos casos, no van a saber ni quién es.
Es un relevo complicado, porque tú ya sabes que el oído se acostumbra a unas voces, a unas tonalidades, a unas maneras de hacer y que cuando aparece una voz nueva la gente dice: "¿Quién es este tío?". Y luego, el impacto que tiene el juego tanto en España como en otros países. La verdad es que no me he detenido demasiado en pensar ni en eso, ni en las consecuencias laborales a nivel de imagen, de mil historias que puedan venir de la mano de esta oportunidad. Lo único que he pensado en este año y pico es en intentar hacerlo bien, en que el trabajo quedase lo mejor posible -con la dificultad que supone grabar un videojuego, porque es algo muy distinto a narrar un partido de fútbol de verdad-, y ya está. Y, a partir de ahora, pues que pase lo que tenga que pasar, que sea lo que tenga que ser. Si esto viene de la mano de cosas buenas, pues maravilloso, lo intentaremos aprovechar. Si nos pegamos un trompazo formidable porque a la gente no le gusta, pues capearemos el temporal como podamos. Intentaremos arreglar lo mal que lo hayamos hecho en próximas grabaciones y ya está. Como siempre, surfear por las olas que te va mandando la vida y la profesión. Intentar adaptarte a cada situación lo mejor que pueda o que sepa en cada momento.
Decías que cuando te llega la llamada no estabas en tu mejor momento profesional. ¿Por qué? ¿Cómo estabas en aquel final de año del 2021?
A ver, estaba en un momento en el que la consideración que tenía en ese momento la empresa en la que trabajaba respecto a mi trabajo, por diferentes historias, probablemente no era la mejor. Yo no era un narrador que hiciese habitualmente partidos del Real Madrid, del FC Barcelona, ni siquiera del Atlético de Madrid o del Sevilla, que a priori uno piensa que la gente que tiene que tomar una decisión de este tipo se va a fijar en ese perfil de narradores, no en un narrador que hace un partido a la semana de los equipos que están luchando por no descender. Yo había tenido momentos mejores de narrar partidos de equipos más mediáticos, que no mejores, porque tú sabes bien que no por narrar al Madrid, al Barcelona, al Atlético de Madrid, al Sevilla vas a narrar mejores partidos. A veces haces un mejor partido entre el decimocuarto y decimosexto de LaLiga que narrando un Clásico.
Entonces, está claro que a nivel de imagen y a nivel de exposición para que puedan confiar en ti en un trabajo de este perfil pues no era el mejor momento. Había tenido épocas mejores en ese sentido, pero bueno, uno se adapta a lo que venga. Y cuando he tenido épocas mejores he intentado trabajar con la misma ilusión que cuando he tenido épocas peores, porque ya sabes, porque además tú me conoces y hemos hecho unos cuantos partidos juntos, que uno siempre tiene en la cabeza cada jornada que le gustaría hacer un partido, y luego te asignan el partido que te asignan y a partir de ese momento, como siempre digo yo, ése es el mejor. Da igual los otros nueve partidos u ocho de LaLiga. Siempre el mejor partido es el partido que vas a hacer tú porque es tu oportunidad para hacer bien tu trabajo, para disfrutar de tu trabajo.
No estabas en tu mejor momento pero, ¿qué vieron entonces en ti? ¿Por qué crees que el elegido ha sido Miguel Ángel Román?
Pues eso se lo tienes que preguntar a ellos, porque yo eso no lo pregunté nunca. Supongo que el hecho de que desde 2018 estuviese navegando entre el fútbol virtual y el fútbol real, porque desde 2018 narraba competiciones oficiales de EA Sports. Este andar por las dos aguas probablemente llamó la atención de la compañía, el no estar sólo en medios tradicionales, sino también en medios digitales y tener un perfil no sólo en medios tradicionales, sino también en digitales, que se aproxime a una audiencia quizá más joven que se pueda acercar a YouTube, a TikTok, que se pueda acercar a Twitch. Supongo que eso habrá pesado. A mí me gustaría pensar que, sobre todo, pensaron en mí porque creen que narro bien los partidos tanto de fútbol real como de fútbol virtual. Porque, en realidad, al final, cuando alguien se ponga el videojuego o se pone la tele lo que va a querer es que el tipo ese calvo que les habla narre bien el partido. Luego, si tiene una cuenta en Instagram con 100.000 seguidores, pues ya ves tú qué importancia tiene, no tiene ninguna.
Tipos que te van a escuchar en 50.321 líneas totales de juego, más otras 3.345 con DjMariio, de 9.606 jugadores y 2.283 goles ¿Cómo es esa barbaridad? ¿Cómo se narra todo eso en un año y un día?
Ha sido muy difícil. Ha sido muy difícil por dos motivos. En primer lugar, porque como Paco y Manolo llevaban 25 años hemos tenido que grabar toda la base del juego desde cero, porque todas las líneas que habían grabado Paco y Manolo en los últimos 25 años, que son lo que pasa siempre en los partidos, no se podía utilizar. Por lo tanto, hemos tenido que grabar todo el juego entero desde cero más las especificidades del 24. O sea, es un trabajo, una cantidad de líneas ingente. Has dado tú las cifras. Eso hay que compatibilizarlo con el trabajo, con los partidos cada fin de semana, con los directos en Twitch, con las obligaciones laborales que tenemos.
Y, además, durante este año y un día de grabaciones, como consecuencia de una cláusula de confidencialidad que tenía yo con EA donde no podía decirle a nadie -lo ha sabido mi mujer y alguna persona más los diez días antes de hacerse el anuncio-, tú no podías decir: "Esta semana me he cascado tres sesiones de grabación y 400 goles y vengo al Bernabéu o al Camp Nou o al Metropolitano o a Balaídos, me da igual, destrozado y tengo que narrar un partido y que quede bien". No lo podías decir, no podías ni descargarte con la gente de tu trabajo y decirles: "Oye, Alberto, Cristina, Andrea, quien sea, Pablo Pinto, echadme una mano hoy porque es que no puedo, la cabeza no me da para más". Y entonces ha sido muy difícil compatibilizarlo todo.
A partir de ahora todo va a ser más sencillo. Primero, porque la gente ya lo sabe y entonces podré decir: "Esta semana tal y cual". Y luego porque grabaremos el 25, el 26 -y ojalá sean muchos más-, pero la grabación del videojuego de cada año es un esfuerzo menor comparado con lo que es la grabación de todo el mastodonte de líneas que empezarán a sonar a partir del día 29 y que sonarán... yo qué sé, si estoy hasta el 2029 o el 2030, habrá alguna línea que he grabado este año que sonará en 2030.
¿Y la voz? No sé si te pasó más factura en la voz, a nivel de cabeza… Porque además, en este tiempo, fue cuando cambiaste de trabajo, llegaste a DAZN.
En ese impasse me fui de Mediapro, llegué a DAZN, también hubo un momento en el que no sabía siquiera si iba a poder continuar trabajando... Que yo pensaba: "Imagínate, Miguel Ángel, que la gente de EA Sports ha confiado en ti para ser la voz del videojuego y que cuando salte el videojuego a lo mejor eres un narrador en paro". Y yo tampoco podía utilizar la carta de EA Sports para negociar con nadie como para decir: "Oye, no me eches o contrátame que voy a ser la próxima voz del no sé qué y esto te puede dar también a ti imagen…" No, no, es que no podía decir nada, porque si lo decía y eso se escapaba, se liaba. Bueno, se liaba parda, que me quedaba sin trabajo. Entonces, sobre todo ha sido muy cansado mentalmente. Muy cansado.
De voz también. Había días que después de grabar, yo que sé, ciento y pico goles, y ya cuando salía del estudio de grabación, le mandaba un Whatsapp a Esther con el emoticono de la cremallera y ya sabía que iba a llegar a casa y no iba a decir nada, no iba a hablar hasta el día siguiente. Pero, sobre todo, de cabeza. A mí me pasó mucho la temporada pasada de cantar goles y narrar partidos y no disfrutarlos. A lo mejor, 48 horas antes había narrado 200 goles. Entonces, marca un gol el equipo que sea y es que ya es el 201 de esa semana, y no lo puedes disfrutar igual porque tienes que limpiar la cabeza, no ir saturado para poder disfrutar de lo que hacemos. Porque esto es un trabajo que no es una cadena de montaje, no es una fábrica de churros, o no debería serlo, vaya, es otra cosa. Y ha habido momentos la temporada pasada que no los he disfrutado. Pero bueno, es lo que hay, y es el peaje que había que pagar.
¿Recuerdas algún día en concreto en el que dijeras: "Madre mía, no puedo más, no sé si puedo con el partido"?
Hubo días la temporada pasada en que me quedaba dormido a la hora de los niños. A las ocho y pico de la tarde me quedaba dormido en el sofá y ya no me movía, porque yo soy de los que caigo dormido en el suelo y ahí hasta la mañana siguiente. Me dormía a las 8 de la noche, o a las 9 de la noche. Y partidos, sólo hubo un momento para mí bastante tenso: cuando DAZN me confió el Clásico, y estuve durante unos días debatiéndome sobre qué hacía la semana previa al Clásico. Al final decidí no grabar nada de videojuego porque digo: "Hostia, tengo que llegar al Clásico un poco fresco de voz, de mente, de todo, no vaya a ser que grabe, me haga daño en las cuerdas y vaya al Bernabéu a narrar sin voz". No, no me lo perdonaría. Pero bueno, lo he llevado como he podido.
¿Llegaste a aborrecer el cantar goles? Porque entiendo que es el momento de más disfrute de un narrador, ¿no?
Sí, pero sabes lo que pasa, Cristina, que ahora con el paso de las semanas me arrepiento un poco, porque en ese momento llegó un punto en el que lo que querías era dejar de narrar goles, acabar ya con esto, cerrar esa carpeta. Y luego, a las pocas semanas empecé a pensar: "Hostia, ¿estarán lo suficientemente bien narrados? ¿No habré querido guarrear un poco con los goles para quitármelos de encima y que no tengan el nivel suficiente como para sonar en videojuego?". Yo creo que deben tener un nivel mínimo de calidad, porque si no el departamento de audio de EA los hubiese tirado atrás. Pero yo acabé de grabar el 7 de junio, nos anunciaron a finales de julio, el juego sale a finales de septiembre... Claro, desde que acabas tu trabajo hasta que tu trabajo queda reflejado y lo puedes escuchar tú, que yo todavía no me he escuchado, son muchas semanas dándole vueltas al coco de "¿cómo habrá quedado?, ¿esto quedará bien?, esto no sé qué…". Cuando la gente se enteró ce que éramos las voces del videojuego: "Oye, y habréis dicho no sé qué. Oye, ¿y hay un 'Tocó en Hugo Duro'?" Pues es que ni me acuerdo.
Hoy me ha dicho un colega que es influencer y que puede trastear el juego unos días antes: "Oye, hay un 'Baila, Vini, baila". Pues no me acuerdo, hay muchas cosas que he dicho que no me acuerdo. Pero bueno, fíjate cómo es un poco ya la obsesión de ver cómo ha quedado todo, que ayer día 19 estuve hasta las 3, porque algunos influencers, los Ibai, Mario, Spursito y demás tenían la oportunidad de trastear el juego por primera vez. Pues estuve hasta las 3 y media de la mañana saltando de canal de Twitch a canal de Twitch, de canal de Twitch a canal de Youtube, para ver quién estaba jugando en ese momento alguna partida y poder escuchar algo de cómo ha quedado. Hasta las 3 y media ahí obsesionado. "Éste no deja de abrir sobres de cartas, coño, no, que ponga una partida, caramba".
Pero, ¿cómo puede ser que los 'influencers' hayan podido trastearlo y tú no?
Porque yo no he sido nunca un gran jugador de videojuegos. Entonces, claro, yo he tenido la posibilidad de trastear el videojuego antes, como ellos, el mismo día, pero es que a mí me llegó ayer la consola para poder jugar al videojuego y hoy la he acabado de instalar. Y, entonces, supongo que entre hoy y mañana me mandarán el juego, lo podré instalar, y entonces lo podré trastear. Pero, claro, es que yo no he sido nunca un gran jugador de videojuegos.
¿No has jugado ni a la Play ni a ninguna otra consola?
No, no, porque soy muy malo. Soy muy malo (risas). Además, desde que era pequeño. Cuando no existían consolas íbamos a los salones recreativos, jugaba alguna partida al 'Out run', que era un juego mítico de coches. Y es que echaba 25 pesetas, echaba 5 duros en la máquina, y mis partidas duraban 30 segundos. Al final me frustraba. Era malo. Soy malo jugando a los videojuegos y por lo tanto nunca he querido continuar. Yo es que me aburro. Yo qué sé, el típico juego del muñequito que tiene que empieza la parte y tienes que saltar un precipicio, pues yo me caigo veinte veces y a la veintiuna digo: "A tomar por saco, yo no juego más a esto, si no paso ni la primera pantalla". Pues bueno, así estamos.
Hablábamos de los influencers, de cómo empezaste a narrar videojuegos, a vincularte a EA Sports. ¿Llegar al mundo virtual -al fútbol virtual y abrirte el canal de Twitch- ha sido la mejor decisión de tu carrera profesional?
Son dos momentos distintos. Aterrizar en el fútbol virtual fue un accidente, en 2018, y abrirme un canal de Twitch fue una apuesta y una necesidad, en 2022. Te cuento. Yo aterrizo en el fútbol virtual porque un cáster de videojuegos que se llama Axel Martínez me escuchaba en beINSports, le gustaba cómo lo hacía, él estaba un poco llevando el primer proyecto de la eLaLiga en ese momento y me contactó por Twitter. Me mandó un mensaje directo: "A ver si hablamos". Quedamos, tomamos un café. "Oye, Miguel Ángel, me gustaría que hicieses esto". "Hostia, Axel, ¿de verdad tú crees que yo puedo hacer esto?". "Sí, yo creo que sí, tal y cual". "Yo no entiendo mucho del videojuego, no he jugado demasiado a esto". "No te preocupes, tendrás un comentarista contigo que hablará de las especificidades del juego. Tú tendrás que empezar a narrar como si fuese un partido normal y ya está".
Le dije que sí, narré la semifinal de la eLaLiga de 2018 y ahí fue mi entrada en el mundo del fútbol virtual. Con algún altibajo y alguna carambola que al final consiguió que me estabilizara dentro de ese mundo, porque durante 2019 no narré nada de eLaLiga, parecía que no iban a contar más conmigo, y llegaron las finales -esto, para que veamos cómo es el destino-. Eran en Madrid, en principio tenía que ir a narrar la final un grupo de personas, una de ellas era Antoni Daimiel. Pero, a dos días de la final por una incompatibilidad suya, Daimiel no pudo ir. Y, entonces, en un ejercicio de improvisación: "¡Hostia, Román! ¿Puedes venir?". "Caramba, pues sí que puedo, porque no tengo partido de Liga este fin de semana". Entonces, fui a Madrid, narramos la final y la verdad es que aquella final fue fantástica, quedó todo muy bien.
Y luego Twitch fue una necesidad y una recomendación. Recomendación de algunos colegas que ya estaban en Twitch, como Rubén Martín, que desde que se abrió su canal me decía: "Miguel Ángel, pruébalo, yo creo que te tiene que ir bien". Recomendación de mi mujer, que fue la que realmente me empujó, porque al final mi mujer Esther es la que piensa, yo soy un poco zote y ella es la que muchas veces ve cosas que yo no veo. Y ella me dijo: "Sí, sí, pruébalo, yo creo que te puede ir bien". Por recomendación, y luego por necesidad, porque en ese 2022 se acababa el contrato de LaLiga con Mediapro, que era donde yo estaba y no tenía muy claro si iba a seguir, si me iban a despedir, qué iba a pasar conmigo…, y dije: "Bueno, ábrete el canal, era febrero, y si te echan a la calle pues Twitch puede ser un pequeño bote salvavidas donde poder tener unos ingresos, donde poder abrirte a una comunidad, donde abrirte a una audiencia distinta, de un perfil distinto, etc".
Son dos momentos distintos. ¿Son buenas decisiones? Para mí sí. La primera está claro por qué: primero, porque disfruto mucho narrando videojuegos; segundo, porque he tenido una recompensa inesperada siendo la voz del FC. Y en Twitch porque me lo paso bien. Es un lugar en el que me lo paso bien, donde puedo ser 100% yo, porque es mi canal, es el canal de Miguel Ángel Román. Todo lo que digo ahí, todo lo que hago es como soy yo sin tener... pues ya sabes lo que pasa en la televisión. Hay un grupo de personas, hay un editor que decide una escaleta, hay veces que deciden un tema y "pues yo no hablaría de esto, hablaría de otra cosa", pero bueno, al final la tele es un trabajo en equipo y no siempre vas a imponer tú tu criterio, sino que hay diferentes personas que opinan, se llega a un acuerdo, hay una escaleta y ya está. Pues en La Romaneta hago lo que me da la gana, y hemos abierto un camino también por ahí.
¿Te ha cambiado la vida en el último año? Tu carrera ha despegado en este tiempo, coincide con tu salto a DAZN, no sé si tú también tienes esa sensación.
Bueno, no sé si ha despegado o no ha despegado. La verdad es que te lo digo de verdad, Cristina, no hago esos análisis. Yo me fui de Mediapro por dos motivos: el primero, es que hubo alguien que quería contar conmigo. Si no hubiese habido nadie que hubiese querido contar conmigo no me hubiese marchado de Mediapro, me hubiese quedado. Llevaba 14 años en Mediapro, yo sólo puedo darle las gracias a Mediapro desde un punto de vista profesional porque me dio la oportunidad de aterrizar en los medios nacionales, de aterrizar en la televisión de pago y de narrar LaLiga, narrar Champions, narrar Europa League, narrar un Mundial... Es decir, yo estoy agradecido a Mediapro, pero sí que es cierto que en el año en el que se produce el cambio de Mediapro a DAZN yo tenía la sensación de que mi etapa en Mediapro se había terminado. ¿Por qué? Pues porque había quedado encasillado en un rol muy concreto y, ya no era que yo quisiese hacer partidos de otro perfil, es que siempre quieres hacer cosas distintas. Yo siempre digo lo mismo: yo no quiero narrar cada semana el Barça y el Madrid, lo que yo quiero sentir es que tengo la posibilidad de poder narrarlos, por ejemplo. Y, por ejemplo, en el caso de las narraciones, en Mediapro era imposible hacerlo, pero ni el Barça ni el Madrid ni el Atlético de Madrid ni el Sevilla, ni ninguno de los equipos que estuviesen muchas veces en la parte alta de la clasificación. Y, si lo hacías, era por un accidente.
Lo mismo pasaba un poco en competiciones europeas, a la que caía un equipo español ya saltabas, ya no tenías la opción de viajar, etc, etc. Pero ya no sólo eso; no podía ir a los estadios. Con DAZN voy siempre a los estadios... Era un poco que sentía que me había estancado profesionalmente. Estaba bien, era feliz, hacía un trabajo que es el trabajo que más me gusta, que es narrar, pero sentía que ya no podía progresar más. Y yo, mientras tenga la inquietud de seguir haciendo cosas, y de progresar, y de experimentar en mi profesión, pues siempre que pueda lo haré. Y en DAZN me daban esa oportunidad. Primero, te vienen a buscar, eso ya es importante, confían en ti, y tengo un rol parecido pero a la vez distinto: voy a los estadios, presento las previas, hago pantalla, hago directos en Twitch, confían en mí, etc. Pero no hago la lectura desde si ha despegado o no, porque yo este fin de semana hago el Atlético de Madrid-Real Madrid que, probablemente, dentro de una temporada es uno de los partidos más importantes en cuanto a cartel que puedo narrar, pero eso no me va a hacer más feliz que si yo narrase un Espanyol-Alavés, no. Yo se abre el micro y soy feliz narrando un partido de fútbol. Pero es eso antes no tenía la posibilidad de hacer cualquier partido dentro de la gama de encuentros de LaLiga y ahora sí. Y, entonces, pues mola más, no te voy a engañar.
Comentabas que no sabes si ha despegado tu carrera o no, pero te he leído en una entrevista con Paco Cabezas que éste es el primer año de tu vida, y vas a cumplir 46 años, en el que ganas dinero con el Periodismo.
Sí, pero a ver, en realidad no ganas dinero con el Periodismo. Quiero decir, sí, pero no. Ganas dinero porque gracias a la mayor exposición que tengo en el último año en DAZN te salen trabajos que no son los de narrar, sino trabajos más relacionados con la voz, trabajos más relacionados con publicidad, que te hacen ganar más dinero porque aumenta la exposición.
Tienes razón, sí, el matiz es importante.
Con el Periodismo puro y duro también estoy ganando más dinero, es cierto. Pero bueno, es que al final es la realidad que está viviendo nuestro oficio. No hay que engañarse. Las condiciones laborales de los periodistas, salvo excepciones de primeros espadas, no son muy buenas que digamos, sino todo lo contrario. Es más, la profesión está expulsando talento porque los medios y la situación actual no les da para darle un sueldo digno a las personas que empiezan en esta profesión. Pero es una realidad que vivo yo, vives tú, porque todos tenemos compañeros que están incluso peor que nosotros y que te lo cuentan. Lo que pasa es que, ¿qué ocurre con el Periodismo? Que, sobre todo el periodismo asociado al fútbol y a los medios de comunicación de masas y de audiencias masivas, la gente te ve por la tele, que la gente pone un partido de Champions y te escucha o un partido de Primera División y te escucha, o al lado de Nico Williams o Rafa Benítez y se cree que estás ganando una millonada al año. Pues no, señor. Yo vivo en mi pisito de siempre, que no llega a 70 metros cuadrados, tengo una scooter de 125 con ocho años y me he cambiado el coche ahora y tengo un utilitario normal y corriente. Ni tengo un casoplón de 400 metros y piscina ni cuatro BMW en la puerta ni nada de eso. Pero es que es así, es así.
Yo no soy un primer espada en ese sentido del Periodismo. Desde el punto de vista del contenido, sin duda. Narrar LaLiga y este tipo de competiciones estás en la vanguardia y estás cumpliendo un sueño desde el contenido. ¿Desde el salario? No me quejo, porque hay trabajadores, el que te vende la barra de pan en la panadería, yo que sé, el taxista, el barrendero, el minero, que no ganan lo que gano yo. Pero claro, no gano lo que la gente se cree… Cuántos años llevo yo escuchando a conocidos y decirme: "Hostia, Miguel Ángel, estás montado en el dólar". No sé, yo pensaba: "Pues mira, tú eres electricista o eres fontanero y probablemente estés ganando el doble que yo cada mes". Bueno, pues ya está, ahí no pasa nada y me parece perfecto que los fontaneros y los electricistas ganen mucho dinero. Pero ésa es la realidad de nuestra profesión hoy en día, es precariedad absoluta.
Y, además, y déjame cerrar una cosa, me parece que los que tenemos una posición mejor debemos decirlo. No debemos decir: "Bueno, virgencita, virgencita, como a mí ahora me va más o menos bien, ya no digo nada y me callo". No, no, es ahora, cuando estás en una posición más de fuerza, cuando tienes un altavoz mayor, donde debes decir que hay una mayoría de compañeros que están en una situación salarial y de condiciones laborales precaria, y el Periodismo expulsa a mucha gente de mucho talento, con ganas de trabajar en los medios y que acaban yéndose a otros ámbitos de la comunicación porque no les da para vivir. Esto es así.
¿Y cuánto te ha dado el 'Tocó en Hugo Duro', esa narración? ¿Qué supone para ti la viralidad emocional de algunas de tus narraciones?
¿Sabes lo que pasa? Hay gente que cuando hablo del Valencia-Getafe, y de otros goles, pero cuando hablo del Valencia-Getafe me acusa como de ser muy frío, y vaya por delante que yo estoy súper agradecido. Yo sé que si yo tengo que escribir una autobiografía algún día, que no va a ser necesario porque a nadie le interesa mi vida, un capítulo tendría que estar dedicado al Valencia-Getafe y al gol, no al gol de Hugo Duro, porque yo siempre lo digo, Hugo no marca, Hugo evita un gol y el gol es de Rodrigo. Pero la gente muchas veces me dice: "Hostias, es que eres muy frío con ese gol, como si no te alegrases". Y sí, me alegra mucho. Cuando voy a Valencia me lo recuerdan muchísimo. Y aunque no vaya a Valencia me lo recuerdan mucho.
Y soy feliz de que algo que he hecho haya pasado de alguna manera a formar parte del imaginario colectivo de una afición, pero no es que yo sea muy presuntuoso, es que la gente en Valencia me lo ha hecho saber. Pero tú sabes que los periodistas somos del ahora y no del ayer. Esa narración quizá está muy bien, no lo sé, yo no soy quien tiene que poner una nota a mi trabajo, sino la gente que consume el trabajo que yo hago. Y esa narración quizá está muy bien, pero esa narración ya pasó, ya está hecha. Yo tengo que preocuparme y ocuparme y centrarme en el Atlético de Madrid-Real Madrid, en el Osasuna-Atlético de Madrid y en el Atlético de Madrid-Cádiz, que son los tres partidos que me ha dicho DAZN que tengo que narrar en las próximas semanas. Lo hecho, hecho está, bien, mal, regular. Si te gustó y gustó mucho, yo estoy encantado de la vida y lo agradezco y me hace feliz. Pero es muy goloso quedarte en el pasado, en algo que pudiste hacer bien, y olvidarte del presente.
"Que alguien se sepa una narración mía me hace muy feliz, pero es pasado, mi cabeza está centrada en el siguiente partido"
Los narradores pasamos un examen en cada partido. Yo llevo desde 2009 narrando LaLiga, pero si no narro bien esta temporada, la temporada que viene no narraré LaLiga. Y entonces, si me encanto con lo que hice, me pongo en serio riesgo de hacer mal mi trabajo. Dicho esto, el otro día estuve en el Jarama y un chaval se acercó y me recitó la narración de un gol de Iago Aspas. Coño, pues claro que te hace ilusión que a alguien le haya gustado tanto tu trabajo hasta el punto de que se sepa una narración tuya de memoria. Me hace muy feliz, pero es pasado. Ya está hecho, estoy feliz, estoy contento, estoy agradecido, pero mi cabeza está centrada en el ahora, en hoy, en lo que tengo que hacer mañana.
Digo que quizá es poco romántico y quizá la gente puede pensar que es muy poco agradecido, pero no, repito, estoy muy agradecido a la gente que me recuerda el gol de Rodrigo o de Hugo Duro, que me recuerda el gol de Aspas, el de Iñaki Williams, el de Carlos Bacca, el de no sé qué, cuando me envían un viral en TikTok con una narración mía. De verdad, que me hace muy feliz, pero… lo próximo, lo siguiente, no te puedes despistar.
Hay mucha gente que recita tus narraciones, que incluso se las tatúa, que es la parte buena o bonita, pero en concreto a ti aquella del Valencia-Getafe te preocupó. Me consta que llegaste a hablar con Hugo Duro por si se había sentido mal por aquello, ¿verdad?
Sí, sí, yo escribí a Hugo día y medio después de aquello. Además, con Hugo, que no somos amigos ni muchísimo menos, es con uno de los pocos futbolistas con los que puedo tener una relación regular, porque a raíz de eso Hugo también vino a mi canal de Twitch y tal y cual, pero sí, le escribí porque, claro, él sigue siendo muy joven, pero cuando ocurrió esto creo que tenía 18 o 19 años. Una cosa así, y de golpe y porrazo, boom, la avalancha, de cabreo de unos, de otros que se mofaron; no muchos, pero algunos sí que lo hicieron… Y yo pensaba: "Hostia, tú eres de Getafe, del Getafe, porque Hugo es de Getafe y del Getafe, sin querer evitas un gol que hubiese metido a tu equipo en semifinales, con la rivalidad que había en ese momento Getafe-Valencia, Marcelino-Bordalás". Hostia, a veces no es sencillo hacer la digestión de esto. Y por eso le escribí, y él siempre, siempre, siempre, siempre me ha dicho que no me preocupase, que yo no tenía la culpa de nada. Yo siempre he dicho que yo lo único que hice fue narrar un gol o una jugada lo mejor que supe. Bueno, esto es lo que hay. Pero sí, porque a mí es algo que me preocupa mucho.
"Me preocupa mucho cuánto puede impactar todo lo que decimos en los futbolistas, en la persona que hay detrás del futbolista"
Nueva voz del EA Sports FCMe preocupa mucho cuánto puede impactar todo lo que decimos en los futbolistas. No en el jugador profesional de fútbol, sino en la persona que hay detrás del futbolista de primerísimo o primer nivel. Y es algo que lo tengo siempre muy presente. Eso no quiere decir que no tengas que criticar si un jugador ha hecho un mal partido, pero siempre tratando de escoger bien las palabras y lo que dices para no herir. Creo que fue Miguel Ángel Bastenier, un periodista histórico de El País, que decía que el lenguaje no es inocente, y los periodistas trabajamos con las palabras. Y tenemos que procurar decir lo que tenemos que decir, pero teniendo siempre muy en cuenta cómo lo decimos porque, insisto, detrás de los futbolistas, de los que tenemos esa imagen de chavales, jóvenes, díscolos, un poco alocados, millonarios y demás, hay personas que lo pasan mal. Y afortunadamente cada vez estamos descubriendo más casos de futbolistas que dicen: "Oye, paro porque no me encuentro bien". Desde Ricky Rubio en baloncesto, Víctor Camarasa el otro día, jugador del Real Oviedo, y otros muchos casos.
A mí, y perdóname que me enrolle tanto, me impactó mucho leer, y es un libro que recomiendo a todos los estudiantes de Periodismo y no de Periodismo porque es un libro que creo que todo el mundo debería leer, 'Una vida demasiado corta', de Ronald Reng. Habla de la vida de Robert Enke. Y en ese libro hay un capítulo íntegro dedicado a un partido que jugó el FC Barcelona, creo que era en Novelda de Copa del Rey, donde Enke fue titular y el Barcelona quedó eliminado contra un Segunda B. Y cómo él, que era una persona que había tenido depresión, que había salido y que luego volvió a caer y que acabó suicidándose, vivió las portadas, las críticas de los medios, críticas descarnadas, despiadadas e incluso críticas públicas de sus compañeros. Y a mí la lectura de ese capítulo, hostia, me impactó mucho y dije: "Jo, hay que ir con mucho cuidado. Hay que ser honesto, hay que contar lo que pasa, pero hay que ser cuidadosos".
Reconoces que Hugo Duro es uno de los pocos futbolistas con los que tú tienes contacto. ¿No sueles hablar con ellos? ¿Ellos hablan contigo? ¿No interactúais?
No, no, no, no. Yo, además, sigo a algunos en redes sociales, pero yo sigo a jugadores en redes sociales muy random. Sigo al Comandante Morales, sigo a Hugo Duro, sigo a Kike Barja, de Osasuna, a gente así, pero porque son futbolistas que me gustan. Yo soy así de raro, ¿no? Pero no, ni tengo contacto, ni busco el contacto, ni quiero tener amistad. Me cruzo en los campos con ellos. Hace unos días estuve hablando dos minutos con Jon Moncayola en El Sadar, hace dos o tres semanas estuve hablando con Iñaki Williams en San Mamés y con Marc Bartra. Quiero decir, que sí que me cruzo. Como yo ahora empiezo a viajar a los campos noto que me conocen, que saben quién soy y que me llaman por mi nombre, porque claro, yo hasta ahora narraba en un locutorio, no sabes si te conocen, si te escuchan o no, al parecer sí que lo hacen y saben quién soy. Y si se me acercan, evidentemente les saludo, qué tal, cómo estás, oye, qué tal la temporada. Pero no me interesa porque la información del día a día de los equipos no es mi negociado. Y, entonces, para mi trabajo no creo que necesite una relación estrecha o de amistad con un futbolista, creo que al contrario, me puede perjudicar más que beneficiar.
Ese 'Tocó en Hugo Duro' es tan memorable como el 'Estás más fuerte que el vinagre', por ejemplo, que recuerdo que dijiste en un partido del Sevilla con Diego Carlos como protagonista. Y no es la única frase tuya anclada ya en el imaginario colectivo. ¿Cuál es tu favorita? ¿De dónde salen esas frases y cómo empiezas a usarlas?
(Se ríe) Esto es un proceso, en realidad. Perdóname, que me voy a enrollar un poco ahora, pero bueno, tú luego pasas el cortacésped, vas a necesitar cortacésped. Yo cuando empecé a narrar en Mediapro en 2008, claro, a nosotros nos dijeron que era un proyecto que venía a sustituir a Canal Plus. Luego, al final, acabamos conviviendo, aquel GolT de pago con Canal Plus Liga, acabamos conviviendo y teniendo los mismos derechos. Pero en un principio éramos los que veníamos a sustituir al Plus. Y yo recuerdo que cuando José Joaquín Brotons, que era el director de GolT en ese momento, nos dijo aquello en una reunión, yo dije: "Hostia, que yo voy a tener que... nosotros vamos a relevar a Carlos Martínez, Sixto Miguel Serrano, Julio Maldini…". Claro, a mí me entró un parraque. Yo dije: "¡Hostia! Coño, que esto es lo más de lo más en la televisión de pago y en la narración de fútbol".
Y entonces yo durante un tiempo me obsesioné mucho con ser un narrador muy estilo Plus, por decirlo de alguna manera, muy informativo, muy tal, en solidificar mi estilo de narrador que explica lo que pasa y que no se separa del partido y del balón ni un milímetro, que era un poco el estilo Plus que nosotros conocimos cuando aparecen en los 90. Pero llegó un punto que yo no soy la alegría de la huerta, pero tampoco soy un puto muermo, con perdón, y dije: "Hostia, Miguel Ángel, está muy bien, ya has conseguido quizá ser ese narrador, pero tú no eres así, ríete un poco en los partidos". El fútbol, al final, es un entretenimiento, no se trata de jijijaja. Y entonces eso coincidió un poco cuando narramos en Gol el Mundial de Brasil, que llegaron muchos comentaristas nuevos, y uno de los comentaristas nuevos que llegó fue Alberto Edjogo, que es para mí actualmente, probablemente con Álvaro Benito y con Àxel Torres, el mejor comentarista que hay en España en televisión.
Lo que más me gustó de Alberto, que no ha sido futbolista de primerísimo primer nivel, es que trajo a las retransmisiones el lenguaje del fútbol de calle, del fútbol territorial, del fútbol de Segunda B, de Tercera división. Y entonces yo cuando narré algunos partidos con Toni Padilla, con Alberto Edjogo, con gente nueva que llegaron a aquel Mundial para refrescar, para dar color, para tener más rotación también de comentaristas me dije: "Hostia, aquí hay una vía por explorar. Yo soy de Sant Boi, coño. Yo juego al fútbol en la Plaza de Catalunya", quiero decir, no me fastidies, ¿no?
Y entonces empecé un poco a refrescar la manera de narrar con esas coletillas. ¿De dónde salen? Pues de todo. Como siempre digo cuando hablo con alumnos de Periodismo, de la lectura, de escuchar monólogos, de lo que has escuchado tú en la calle, en el pueblo, en la gente, jugando en el parque, a fútbol, a baloncesto o a lo que sea. Y entonces todas esas cosas pues te las apuntas y si realmente son frases que te han gustado y que te han calado, porque yo no tengo una lista en la cabina de retransmisión ni nada, pues las sueltas.
Y ya no sólo es que le puedan dar un estilo a mis narraciones, sino que es un poco un balón de oxígeno. Vamos a destensarnos un poco que, caramba, es fútbol.
¿Con cuál te quedas?
A mí la que más gracia me hizo (se ríe), y ésta reconozco que no sé si se la escuché a alguien o si se me ocurrió a mí... Cuando dije que Djené, creo que no la he utilizado con nadie más, que Djené estaba más fuerte que un bocadillo de wasabi. Ésa reconozco que a mí me hizo gracia (se ríe). Pero lo del cubata de pueblo y demás, hay muchas que se las he escuchado a otros compañeros, porque al final el robo, entre comillas, entre narradores, pues todos nos escuchamos, y al final se trata de coger lo que te pueda gustar de otros y no copiarlo, sino adaptarlo a tu estilo. Pero el del bocadillo de wasabi reconozco que... Además, recuerdo cuando lo dije, que fue después de un partido que Djené se quita la camiseta, tuve que apagar el micro porque yo mismo me partí el culo como diciendo "menuda gilipollez acabas de decir, es que eres tonto". A veces cuando digo estas cosas, pienso: "Es que eres tonto, tío". Pero bueno.
Esto te hizo gracia y, ¿qué narración te hizo sentir orgullo? ¿Qué partido te hizo pensar en la suerte de haberlo vivido y contado?
¿Sabes lo que pasa?, que muchas veces los partidos que estás esperando mucho te acaban, entre comillas, decepcionando. Yo qué sé, te podría decir: "El primer Clásico que narré, qué maravilla", pues no. Fue el Clásico en el que debutó Luis Suárez, fue un Madrid 3-FC Barcelona 1, creo, y fue un partido normal. O yo qué sé, El Clásico del año pasado, que era el primer Clásico que yo narraba para un canal en exclusiva, pues no, fue un partido muy desequilibrado y demás. Esos partidos los recuerdas porque son como cosas que tachas en tu lista que te gustaría hacer, pero partidos que yo haya acabado y haya dicho: "Hostia, qué guay", pues el Tottenham-Manchester City de Champions que gana el Tottenham con un gol que tiene que pasar por el VAR, de Fernando Llorente, pues ése es un partido que tengo siempre en muy alta estima. El Valencia-Getafe, pero no por 'el Hugo Duro', yo siempre lo he dicho, aquel partido, además tú estabas, fue un partido muy difícil de narrar, mucha tensión, bueno, aquello… Ufff. Yo había momentos que pensaba: "¿Cómo va a acabar esto? ¿Cómo va a acabar esto?" Pues es un partido que yo cuando cerré el micrófono, yo siempre que cierro el micrófono me hago una pregunta: ¿lo hemos contado bien? Dije: "Hostia, lo hemos contado bien. Con Miquel, con Cristina, era un partido súper difícil y lo hemos contado muy bien.
Y el Juventus-Villarreal de la Champions, que es un asedio de la Juve absoluto y que acaba ganando el Villarreal con dos contras. Cuando acabé de narrar ese partido con Jorge Valdano, dije: "Hostia, creo que hemos hecho una gran narración". Además, de aquel partido tengo un recuerdo y una anécdota muy bonita, porque el Villarreal se clasifica y antes de cerrar la retransmisión le mandamos un abrazo a José Manuel Llaneza, que estaba ya enfermo y estaba en su casa viendo el partido. Y al día siguiente Jorge me escribió un WhatsApp y me dijo: "Que sepas que José Manuel nos escuchó y que te agradece el detalle". Son algunos partidos que me vienen así a la cabeza cuando me paro a pensar. He narrado tantos que al final muchas veces, en muchos momentos de mi carrera, me he convertido en un autómata, que acabo un partido y tenía que olvidarlo porque a lo mejor a la hora tenía que narrar otro. Debería hacer un ejercicio de reflexión y decir: ¿qué más partidos? Así, me vienen estos.
Lo gracioso es que tú querías ser periodista político.
Sí, porque a mí la política me apasiona, me sigue apasionando. Y yo recuerdo cuando era pequeño en casa de mis padres, en verano, poner el telediario a las tres de la tarde y esperar la crónica parlamentaria, crónica que ahora ya no se estila. Creo que era Luis Carandell quien las hacía en Televisión Española y eran crónicas de la hostia. Siempre me ha interesado mucho la política y era lo que yo prefería. El deporte siempre ha estado ahí, pero yo no decía: "Quiero ser narrador". No, yo quería ser periodista político. Bueno yo quería ser periodista, eso de entrada. Si era político o de otra cosa, pues ya, pero yo quería ser periodista. La narración se cruzó en mi vida por accidente y aquí llevo ya 24 años.
"Yo no quería ser narrador, yo quería ser periodista político"
¿Por accidente por qué? ¿Cómo?
Pues porque yo después del primer semestre de facultad decidí que o empezaba a colaborar con los medios o dejaba la carrera. Y entonces, a través de un compañero de clase, me ofreció a la temporada siguiente, al año siguiente, narrar partidos de fútbol para un carrusel. Entonces yo le dije: "Lo que sea". Acepté narrar partidos de fútbol, bueno de fútbol o de lo que fuese, porque esa temporada narré fútbol, hockey patines y no sé qué más. Eso y acepté también presentar un magazine de información en Radio Martorell, de información política, que montamos un debate. Eso tiene otra intrahistoria porque se armó una chica cuando propuse hacer un debate en la radio con los diferentes grupos políticos y demás, se cabrearon en el Ayuntamiento… Bueno, una historia para no dormir. Pero bueno, acepté lo de ser narrador y empecé a narrar. Vi que aquello más o menos se me podía dar razonablemente bien y estuve durante mucho tiempo que compatibilizaba deportes con otras cosas, con alguna sustitución en verano, haciendo edición de boletines informativos, de programas informativos tarde y demás. Pero bueno al final me decanté por esto y aquí sigo y que no falte. Ahora ya dudo que pueda hacer otra cosa.
¿Por qué a los seis meses habrías dejado la carrera? Creo que tu relación con el Periodismo teórico no fue muy buena...
Me sabe mal, porque yo sé que es difícil plantear una carrera de Periodismo, pero yo creo que no está bien enfocada para la gente que quiera ser periodista de medios. Que no sé si la gente que entra hoy en día en la facultad de Periodismo, o la mayoría, no quieren ser periodista de medios. Para la gente que, como en mi caso, teníamos clarísimo que queríamos ser periodistas de medios y en mi caso, a poder ser, de la radio... Que es otra de las cosas: en mi vida hubiese imaginado que iba a trabajar en la televisión y, fíjate, llevo casi toda mi carrera trabajando en televisión. Yo creo que no está bien enfocada, no puede ser que en la facultad, por lo menos en mi época, no se abra un periódico, no te pongas delante de un micrófono hasta segundo de carrera creo que era en mi caso, que no se redacten noticias, que no se comente actualidad… Me parece que es fundamental.
Y es una carrera muy teórica, con muchas cosas que creo que pueden ser interesantes, que te hacen tener un cuerpo teórico que probablemente está muy bien, pero oye, que esto no es el día a día de los medios. Que si tú quieres ser periodista de medios, el primer día si llega un profesor y te dice que escribas una noticia te va a hacer, con perdón, una putada, porque no sabes escribirla. Pero se trata de eso, de que escribas una primera noticia rematadamente mal, casi como si fuera una redacción de instituto, para que luego te enseñen a redactar una noticia, a locutar una noticia, a ponerte delante de una cámara. Yo me fui de la facultad sin ponerme delante de una cámara. Coño, ¿cómo puede ser que un tío que quiere dedicarse a los medios no se ponga delante de una cámara? "No, es que las prácticas de tele, una hacía de realizador, otra de técnico de sonido y el que era un poco más echado para adelante pues se ponía delante de la cámara". No me jodas, todos tienen que pasar por delante de la cámara, porque tú no sabes qué vas a hacer mañana. Como si tú pudieses escribir tu destino. Al final, el destino hace contigo lo que quiere y tú te adaptas como puedes, pero bueno, es lo que es.
Entonces, te fijabas más en Iñaki Gabilodo que en Manolo Lama, ¿no? No eras de ir narrando la vida.
No, nunca, nunca. Yo esto de ponerme a narrar en el parque cuando jugábamos a fútbol nunca lo había hecho. Y yo me fijaba en Iñaki, por supuesto, en Antonio Herrero, Luis del Olmo, en Carlos Herrera, Xavier Sardá… Estos eran mis referentes radiofónicos, por supuesto.
¿Y deportivos no tenías?
Sí, sí, deportivos también, claro. También escuchaba Carrusel. Sobre todo en aquella época, Carrusel, más que otras emisoras. Y Gaspar Rosety. Sí que tenía. En la televisión, Carlos Martínez, que siempre que me preguntan quién es tu referente narrativo, siempre digo Carlos Martínez, siempre. Los ha habido en la radio, los sigue habiendo. Yo soy un narrador que me gusta escuchar a los narradores. Soy un narrador que le gusta el trabajo que hacen sus compañeros. No soy un narrador que no le guste escuchar a narradores y que considere que todo el mundo lo hace mal menos él, en absoluto. Me gusta escuchar y aprender de mis compañeros.
"Me gusta escuchar y aprender de mis compañeros. Cuando veo un partido lo hago casi más para escuchar al narrador que para ver el partido"
A día de hoy cuando veo un partido, casi que lo veo más para escuchar al narrador que para ver el partido. Pero si tengo que quedarme con alguien que me impactó y del que he intentado aprender, no sé si lo he conseguido o no, es con Carlos. Yo recuerdo cuando nace Canal Plus y pongo los primeros partidos en la tele con Carlos, decir: "Hostia, esto es distinto". No sabía si era mejor o peor que José Ángel de la Casa, que es otro maestro que hemos tenido todos, pero era distinto, era algo rompedor respecto a lo que se venía haciendo.
Ahora tú eres ese referente para muchos.
(Se ríe) No lo sé. No sé si quiero serlo. Es que… todo esto como que me da mucha vergüenza. Me escucha mucha gente y hay gente que te dice: "Hostia, pues eres el mejor, me gustaría narrar como tú", pero es que me da mucho apuro. Si soy referente para alguien, ni lo necesito ni lo quiero ni lo busco ni nada de eso. Yo lo único que quiero es narrar el próximo partido y ya está. Si a alguien le sirve mi forma de narrar para algo, oye, encantado de la vida. Si a alguien le sirve mi manera de narrar para tener claro cómo no quiere narrar él, perfecto también. Porque escuchar a alguien te sirve para querer hacer las cosas así o para decidir que no quieres hacerlas así. Pero eso como que me violenta, me da mucha vergüenza. ¿Referente?, ¡qué coño referente! Si soy un puto calvo de Sant Boi, no me jodas. Es que es verdad. Pero te lo digo en serio, que es que me da como mucha vergüenza. Es que no puede ser. Es que se me escapa la risa porque me parece muy chiste.
"¿Referente?, ¡qué coño referente! Si soy un puto calvo de Sant Boi. Me da mucha vergüenza y se me escapa la risa porque me parece un chiste"
Te da la risa porque mantienes los pies en el suelo, sigues siendo humilde. ¿Cuánto influye en ello que hayas trabajado al margen de los medios como empleado de SEAT, en una fundición o como transportista?
Sí, el trabajo después del Periodismo que más he desarrollado es el de transportista. Estuve trabajando de transportista durante dos años en una empresa de tratamientos térmicos, que es una cosa que no voy a explicar ahora, después de periodista. Y eso te aterriza porque además llega en un momento en el que tú quieres ser periodista y las puertas se te cierran por diferentes circunstancias y te tienes que empezar a dedicar a algo que ni contabas, ni te gusta, pero que tienes que hacer para ganarte la vida. Eso es una cosa que me hizo aterrizar, porque ya desde adolescente los veranos los aprovechaba para trabajar, para ganar dinero y sacarme el carnet, para ganar dinero y pagarme si no la matrícula entera de la universidad, una buena parte o lo que sea.
Y entonces, entrar en contacto con un trabajo que tú no quieres hacer y esperas no hacer porque no te gusta, porque no te satisface, lo que te permite es ver la otra cara. Y que es una cara que siempre está ahí, porque yo ahora me puedo dedicar a lo que me gusta, pero mañana no lo sé y a lo mejor mañana tengo que volver a coger una furgoneta y aprender a valorar otros trabajos, otras funciones, el camarero, el panadero, el taxista, el soldador… Eso me parece muy importante.
Y luego, lo que los últimos años es siempre un cable a tierra es mi hija, la familia, mi mujer. Hace unas semanas escuchaba a Valdano, que siempre es muy certero, en un reportaje sobre Joaquín, decir que lo importante con los futbolistas es que cuando empiecen a hacerse famosos y a tener reconocimiento alguien de su familia le diga que ha hecho el gilipollas el primer día. Pues ésa es la función de mi mujer, de mi hija mayor, que si hago alguna cosa que le da cringe me dice: "Papa, es que esto…". Cringe es vergüenza ajena.
Y luego mi hija pequeña, tú lo sabes. Tengo una hija pequeña con discapacidad, con un grado de dependencia 3, que es el grado máximo de dependencia, con muchas dificultades a nivel cognitivo, muchas dificultades en el día a día, absolutamente dependiente de nosotros. Y eso te hace no levitar. Yo puedo llegar de narrar un Clásico y abro la puerta de casa y tengo que duchar a mi hija que tiene 13 años, porque todavía no tiene la autonomía suficiente como para ducharse, como para hacer según qué cosas, que para una persona de 13 años sería lo normal. No me gusta la palabra normal. Y entonces, todo eso, toda esa vivencia, hace que no le dé importancia a lo que hago, porque es que realmente lo que hacemos no tiene importancia.
"Puedo llegar de narrar un Clásico, abrir la puerta de casa y tener que duchar a mi hija de 13 años. Eso me hace no levitar"
Contar fútbol es un entretenimiento y está muy bien y lo ve mucha gente, pero no es importante. Mi mujer es enfermera, ha sido enfermera de quirófano, de ginecología, de dermatología, ha operado cánceres, ha asistido partos, cesáreas… Coño, en una vida es mucho más importante que narrar un partido de fútbol, no me jodas. Y probablemente, los enfermeros, médicos, taxistas, panaderos, soldadores tengan menos reconocimiento, pero muchas veces hacen un trabajo mucho más importante que el nuestro. ¿Que el nuestro tiene a veces como consecuencia que sales a la calle y alguien se acerca y te dice: "Hostia, Miguel Ángel, cómo me gusta cómo narras, hazte una foto conmigo"? Pues sí, pero a ver, que es fútbol, que es lo más importante de las cosas que no tienen importancia.
Nombrabas a Ares, a tu hija pequeña, que tiene autismo, y antes te iba a preguntar por la otra cara de la moneda, las críticas. Hace unos días hablabas en X del aumento de "cretinos" en esa red social, que te ha provocado el mayor enfado, el mayor disgusto, que yo te haya visto por un comentario muy feo en torno a Ares... ¿Te afectan las críticas? ¿Cómo las llevas?
Sí, pero aquel día no me enfadé. A mí estas cosas no me enfadan. Es gente que va directamente a hacer daño y es tan torpe que no te hace daño. A mí estas cosas me entristecen. O sea, ¿qué debe pasar por la cabeza de alguien como para meterse con la hija de alguien o el hijo de cualquiera que tenga discapacidad? ¿Qué le debe pasar a alguien por la única neurona que debe tener para atacarle a alguien porque tiene una hija con discapacidad? No me cabrea, me entristece. Me entristece. Y con las críticas en redes y demás, pues siempre lo digo, es que no me afectan de verdad. Cuando hablo a veces con alumnos de periodismo les digo: "Mira, si alguien coge el teléfono y tú estás narrando un partido, y dice en Twitter: 'El Román es un hijo de puta'. Primero, que no lo soy. La literalidad, no lo soy, punto número uno.
Y punto número dos: ¿qué argumentación hay ahí de algo en lo que yo pueda mejorar en mi trabajo? Nada. Pues no hay que tenerlo en consideración. Yo tengo en consideración el que me escribe el otro día en el Osasuna-Barça y me dice: "Miguel Ángel, llevas cinco minutos llamando Iker Bravo a Iker Muñoz". Coño. Lo único que puedo decir es decir en directo: "Pues me dicen que llevo cinco minutos llamándole Iker Bravo a Iker Muñoz, lo siento, y ya está". Eso sí, o que me digan: "Has dado un dato mal". Pero los insultos no me afectan, me entristecen. Me entristece que haya gente en su casa, detrás de un televisor, mientras ve un partido, que entienda que lo que tiene que hacer es decirle a un comentarista que es un desgraciado, un gilipollas o un hijo de puta, muchas veces porque el árbitro ha pitado un penalti, que no lo pitamos ni nosotros. Si yo pitase los penaltis, pues oye, tampoco lo tienes que hacer, pero entonces insúltame, pero es que yo no pito un penalti.
De todas las cosas que te pueden decir a través de redes sociales, lo que más me molesta no son los insultos, ni siquiera que me digan: "Es que eres mal narrador", porque yo entiendo que no le voy a gustar a todo el mundo, faltaría más. ¿Hay gente a la que le gusto? Sí, lo sé. ¿Hay gente a la que no le gusto? Sí, lo sé, y no pasa nada. No podemos gustar a todo el mundo, eso lo tenemos que asumir casi desde el primer día que nos ponemos delante de un micro, delante de una cámara o que escribimos en un papel el primer breve o lo que sea. Pero lo que me entristece es cuando ponen en duda mi honestidad. Esto que se ha puesto tan de moda de: "Estás vendido a Florentino, estás vendido a Laporta, estás vendido a Tebas".
Me entristece porque es gente que no sabe ni de lo que habla. Yo es que no he visto en mi vida a Florentino Pérez, ni a Joan Laporta. Bueno, miento, a Laporta sí que lo he visto una vez. Es que no he visto en mi vida a Javier Tebas. Pero es que nadie me ha dicho en nombre de estos tres, por decir estos tres, que tenga que decir algo durante un partido. Yo llevo desde 2009 agarrando LaLiga y he dicho siempre lo que me ha dado la gana. Claro, no voy a salir a un partido a decir: "El presidente de LaLiga es imbécil; el presidente del Valencia, gilipollas, y el del Celta, me chupa un pie". Bueno, claro, si sales y dices eso, te vas a la calle. La gente dice: "No, es que es autocensura". No, es sentido común.
Pero eso sí que me molesta, porque se ha como implantado que todos estamos vendidos a alguien. Pues, chico, yo puedo hablar por mí, no puedo hablar ni por Cristina Bea ni por la gente que trabaja en Relevo ni siquiera por el resto de compañeros que trabajan conmigo en DAZN, yo no estoy vendido a alguien. Yo voy a un campo de fútbol, intento hacer mi trabajo lo mejor que sé, unos días mejor, otros días peor, unos días me equivoco más, otros menos, otros días no me equivoco, pero yo trabajo en base a mi conciencia, a mi sentido común y a la forma que tengo yo de entender el Periodismo y la narración. Eso sí que me molesta, porque es que está como muy aceptado, que aquí llega alguien con un sobre por debajo de la mesa, que es el tal que viene en nombre de cual, y que a partir de ahí tú vas a decir cosas buenas de éste… Pues no, eso sí que me molesta. Pero bueno, es lo que hay, no voy a cambiar yo a la gente y su comportamiento en redes. No lo pretendo tampoco.
Volvamos a lo positivo, a algo sobre lo que hemos hablado tú y yo muchas veces y que es muy llamativo: el llegar sintiéndote mal a un partido, con dolor de cabeza o de barriga, y que de repente se encienda el piloto de la cámara o suene el "hablando" y se pasen todos los males. ¿Cómo es esa adrenalina? ¿Cómo la vives?
Ojalá se pudiese explicar. Yo a veces le he dicho a Esther, a mi mujer, y sé que es una frase que es poco ¿cómo decirlo?, poco elegante, pero yo reconozco que... Y hablo por mí, no hablo por los demás. Yo creo que los que trabajamos siempre en directo, sin red y sin guión, porque es lo que es un partido de fútbol, nos acabamos convirtiendo, o yo me acabo convirtiendo, en un yonki de la adrenalina. Es algo que necesitas.
Porque además es raro, es que quieres y no quieres. Antes de un partido lo pasas mal, tienes miedo de hacerlo mal, estás nervioso, que salga todo bien, intentar un imposible que es tener todo controlado de algo que tú no controlas, porque nada de lo que pasa lo controlas tú, lo controlan otros que no eres tú, y a la vez, cuando se enciende el piloto rojo, todo desaparece. Si estás cansado, se te olvida el cansancio, aunque luego cuando acaba el partido te caigas al suelo muerto.
"Los que trabajamos siempre en directo, sin red y sin guion, somos yonkis de la adrenalina. Es algo que necesitas"
Yo he estado vomitando en un lavabo diez minutos antes de entrar en directo en un partido de Champions, pero es ese pico de adrenalina que arrasa con todo y que genera una cierta adicción, porque… te gusta. Es que lo hacemos porque nos gusta. Te gusta esto, pero es el ying y el yang absoluto. Pasas de palpitaciones en el pecho, yo cuando me pongo muy nervioso me dan como descargas eléctricas en el paladar, antes de que empiece una temporada me pregunto: "Hostia, ¿sabré narrar? Yo a veces me hago preguntas estúpidas. Ahora viene el derbi. ¿Sabré narrar este partido? Y luego me digo: "¿Cómo no vas a poder narrar este partido? Lo harás mejor o peor pero, ¿cómo no vas a saber narrar si has narrado 4.000 partidos? ¡Coño, pues te lo preguntas! ¿Sabré hacerlo? ¿Me saldrá la voz? Yo que no me callo ni debajo del agua cuando hay una cámara y un micro, ¿me saldrá la voz? Pero a ver, "¿eres imbécil o qué te pasa?"
Pues son los nervios. Llámalo nervios, ansiedad, llámalo miedo, llámalo como quieras. Y luego cuando se enciende el piloto y empieza a fluir la previa y el partido... disfrutas. Yo disfruto, yo me lo paso bien. Es lo que me hace más feliz en el mundo, en lo laboral. Fuera de eso, me hacen mucho más feliz otras cosas. Pero yo soy feliz contando un partido, dirigiendo a los comentaristas. "Ahora cállate, ahora puedes entrar, ahora doy paso al pie de campo, ahora voy a preguntar esto, ahora tal, ahora…" Disfruto, me lo paso bien. Es lo mejor que me pasa a veces en toda una semana. ¿Por qué? Yo qué sé. Pero el poder de la adrenalina...
Yo cuando empiezo las vacaciones, la primera semana después de que acaba una temporada, los dos o tres primeros días estoy malo y luego, los tres o cuatro días posteriores estoy de mala hostia. ¿Por qué? Pues porque te falta eso de vamos a preparar el partido, vamos a escuchar la rueda de prensa, qué ha pasado, quién está lesionado, quién tiene cuatro tarjetas, qué historia tenemos aquí... Bueno, no lo tienes. ¿Se echa de menos? Se echa de menos. Es martirizante y maravilloso a la vez. No sé si le pasa a todos los compañeros igual, ¿eh? Quizás sí o quizás a lo mejor ve esta entrevista otro narrador de DAZN y dice: "Este tío es imbécil". Bueno, probablemente lo sea, pero yo lo vivo así. Así vivo esta profesión nuestra.
Hablando de la adrenalina. ¿Cuánta sentiste el otro día rodando en el Jarama en el coche de Fernando Alonso?
(Se ríe.) Mucha, mucha, pero menos de lo que pensaba. Tenía tanto miedo a hacer el ridículo… Yo cuando iba hacia el Jarama sólo tenía dos cosas en la cabeza: "Miguel Ángel, no te marees. Miguel Ángel, no le vomites a Fernando en el coche". Para evitar el vómito a Fernando Alonso lo que hice fue desayunar fuerte a las diez de la mañana, porque así cuando me subí en el coche a eso de las seis y pico pues ya no tenía nada en el estómago. Era imposible vomitar y si vomitaba algo no se iba a casi ver. Siento por ser tan escatológico. Y lo segundo era: "Hostia, no te mares, un golpe así en el cuello, las cervicales…" Pero luego lo disfruté mucho. Eso sí, tenía la adrenalina hasta tal punto que hice cosas que no me acordaba. Cuando en DAZN me dijeron: "Oye, te has puesto a cantarle a Alonso por Melendi". No me acordaba, pero es que, Cristina, hoy que han pasado no sé cuántos días ya, no me acuerdo de ese momento. (Se ríe.) Todavía no me acuerdo de por qué lo hice. Ni habiendo visto las imágenes me acuerdo de ese momento. Pues sí, fue un pico también. Pero sobre todo fue un disfrute.
"Me gusta más la Fórmula 1 y MotoGP que el fútbol. Con el motor aún mantengo la pasión de hincha, el fútbol es un trabajo"
A mí me gusta mucho la Fórmula 1. Muchas veces digo que a día de hoy me gusta más la Fórmula 1 y MotoGP que el fútbol, principalmente porque para mí la Fórmula 1 y MotoGP todavía son un deporte y el fútbol se ha convertido en un trabajo, y entonces esa pasión de hincha con el fútbol la he perdido y con el motor todavía la mantengo. Pero es que me gusta mucho, y tener la posibilidad de subirte con Alonso en un coche, ¡en ese coche!, pues fue la bomba. Una experiencia brutal. Si pudiese repetirla mañana, si pudiese escribir a Fernando y decirle: "Oye, Fernando, vamos a hacerlo otra vez", lo haría, pero si le escribo, pues no… (se ríe), no lo vamos a hacer.
Bueno, aquí queda dicho, que quizá te lea. Me he quedado con la curiosidad: ¿qué partido de Champions fue ése al que llegaste sintiéndote tan mal?
Atlético de Madrid-Qarabag. Había cenado cochinillo. Fui a cenar con el realizador del partido y fuimos a un restaurante en Madrid y al entrar vi que tenían cochinillo. A mí me encanta el cochinillo y hacía mucho tiempo que no comía cochinillo, porque no es un plato que yo haga habitualmente en casa. Y vi el cochinillo y dije: "Ésta es la mía, cochinillo 'pa'l' cuerpo". Y me comí el cochinillo como un señor ese día. Y me fui a dormir tan pichi. O sea, yo estaba perfectamente, pero cuando me levanté al día siguiente y puse el pie en el suelo, no me encontraba nada bien, pero nada bien. Me encontraba fatal, sudando, no sé qué. Intenté aguantar y aguantar, que si Almax, no comí… Y a diez minutos de entrar en directo me fui al lavabo del Metropolitano y… y pam. Luego cuando acabé el partido, ese Atlético de Madrid-Qarabag, llegué al hotel e hice lo que no me pasa nunca, que es que me metí en la cama, me quedé dormido hasta el día siguiente que cogí un avión para irme a Sevilla a narrar otro partido de Champions. Pero aquel día, incluso con la adrenalina, lo pasé mal porque además se acercaba el partido y decía: "O echo esto o tenemos un accidente". (Se ríe.)
¿Ha sido tu peor día en el trabajo?
No. Bueno, físicamente sí, pero no, he tenido días peores. Por ejemplo, siempre lo cuento: a mí la narración me salvó de, no sé si una depresión o de algo así. Cuando nos dieron el diagnóstico de Ares, que para una familia es un palo tremendo y es como si cayese la bomba atómica en tu casa, a mí narrar me ayudaba, era mi narcótico, porque yo en aquella época narraba dos, tres, cuatro o cinco partidos por semana. Cinco partidos por semana o seis por dos horas, pues eran doce horas que entre que preparabas el partido, la preparación y el partido en sí, eran ratos en los que no pensaba en lo que nos estaba pasando, y entonces me sirvió de evasión, de durante un tiempo no pensar en nada y sólo pensar en narrar y en disfrutar. Disfrutaba, me evade de tal manera que me olvido de todo, incluso de los problemas más importantes. A mí me ayudó mucho en narrar, pero desde el punto de vista físico probablemente sí; lo del Atlético de Madrid-Qarabag, desde el punto de vista anímico, no.
La vida como siempre, no sé dónde leí que decía que cuando vas creciendo la vida pierde comedia y se va convirtiendo en un drama. No todo es un drama, pero hay dramas y toca lidiarlos y el trabajo muchas veces me ha servido para evadirme de los problemas en varios ámbitos, pero probablemente el de Ares fue el punto más álgido.
Te evade también la música, la cocina… ¿Cómo es el Miguel Ángel Román que no vemos delante de una pantalla?
Pues ahora cocino menos, pero sí he sido el cocinero en mi casa hasta hace un año. No porque tengamos cocinera, sino porque ahora Esther puede estar más tiempo en casa y cocina más que yo ahora. Pero soy un tío muy normal: leer, escuchar música, ir al cine. Es otra de las cosas típicas y tópicas, pero hace muchos años que no voy al cine. Ver series, pero yo soy muy feliz con muy poco, viéndome con Esther a una terraza a tomarme un café con leche y estar tranquilo desayunando juntos mientras compartimos un bocadillo, pues ese rato de tranquilidad ya me hace feliz. Hago cosas muy sencillas. Escucho música todo el día porque la música también es un poco un bálsamo cuando estoy nervioso. Cosas normales y corrientes, nada excepcional, la verdad.
¿Lo de llevar años sin ir al cine es por cuánto te/os condiciona Ares?
Sí. Primero, porque cuando la gente va al cine yo estoy trabajando, eso es lo más importante, y luego porque muchas veces es difícil poder dejar a Ares con alguien para poderte escapar con tu pareja a hacer según qué tipo de cosas. A veces, por ejemplo, a mi hija mayor le gusta mucho el cine y entonces lo que hago los días que libro es que Esther y Norah se vayan al cine, yo me quedo con Ares, o que se vayan al teatro que, a mi hija mayor le encanta el teatro musical, los musicales y demás. Entonces, yo no voy, me quedo con Ares y ellas se van a hacer cosas que generalmente no pueden hacer porque yo estoy trabajando el fin de semana.
La cuadratura del círculo familiar...
Sí, sí, ese imposible, esa quimera, ese horizonte que se va alejando.
Estaba pensando en que cómo puede ser que después de tantos años narrando te sigas poniendo tan nervioso. ¿O crees que esto es como lo que dicen de los actores o cantantes, que el día que pierdas ese gusanillo antes de subirte a un escenario más vale que lo dejes?
No, yo creo que tiene que ver con la edad, porque cuando te vas haciendo mayor eres más consciente de todo, de todo. Cuando eres joven eres más kamikaze y sólo te miras tu ombligo. Yo siempre digo que madurar es dejar de ser yo para pasar a ser nosotros, que un claro ejemplo lo tienes con la familia. Cuando eres joven sólo piensas en ti, en salir, en comprarme unos vaqueros, en ir aquí, en ir allá, no te acuerdas de nadie, no piensas en nadie, te crees capaz de todo, te crees inmortal. Cuando vas madurando pues ya dejas de ser sólo Miguel Ángel para ser Miguel Ángel y la pareja de Miguel Ángel, y el marido de Miguel Ángel y el marido de y el padre de, y el padre de y el padre de, y no sé qué, y eres más consciente de todo lo que pasa a tu alrededor y de todo lo que te rodea.
Y en el trabajo también, muchas veces cuando empiezas eres un temerario, te crees que eres capaz de hacerlo todo. "No, yo con 22 años podría haber narrado un Clásico". Y una mierda. Poder podrías, pero te hubieses estrellado probablemente. Y entonces vas creciendo, te vas dando cuenta mucho más de todo, vas teniendo más responsabilidad, vas siendo más consciente del trabajo en equipo, valoras más el trabajo en equipo, a toda la gente que está implicada dentro de una retransmisión y eso hace que digas: "Hostia, que hay mucha gente aquí, que si yo estoy mal acaba salpicada de alguna manera". Y que eres más consciente de los riesgos, no eres tan inconsciente. Oye, es un partido de fútbol y yo no lo pienso nunca pero a veces, yo qué sé, Osasuna-Barça, un millón doscientos mil espectadores. Yo no miro nunca las audiencias y menos en televisión de pago, afortunadamente, coño, pero pon 1.2 millones de personas en fila india. Párate a pensar diez segundos en eso. Es que te cagas en los pantalones. Entonces, como eres más consciente de todo, pues quieres tenerlo más controlado todo y es imposible. Porque es imposible, y entonces pues sufres más.
¿Tienes muchos doble checks por hacer aún? ¿Algún partido que te gustaría narrar especialmente? ¿Alguna competición en especial?
A ver, está claro que hay grandes partidos que todo el mundo quiere narrar. Pero yo soy muy consciente de que hay un perfil de partidos que no todo el mundo puede narrar. Porque yo trabajo en televisión, narrar partidos de fútbol en televisión depende de los derechos que tiene la tele en la que tú estás en ese momento. Por lo tanto, por ejemplo, DAZN ahora no sé si va a comprar el próximo Mundial o la próxima Eurocopa, no tengo ni idea, pero no tiene esos derechos. Por lo tanto, no pienso en que voy a narrar una Eurocopa o un Mundial. Si llega a esa situación, pues perfecto.
Claro que tenemos partidos: una final de Champions, una final de un Mundial, de una Eurocopa, ese perfil de partidos. Pero en realidad mi objetivo y mi sueño es mantener la ilusión que tengo todavía a día de hoy después de tantos partidos y de estar a punto de cumplir 46 años por narrar el partido que sea. Yo fui a Bilbao hace tres semanas a narrar un Atletic Club-Betis. Ese día en DAZN dábamos el Celta-Madrid. Pues yo me fui encantado a Bilbao, era el primer partido que narraba en San Mamés, y a disfrutarlo. Mantener esa ilusión, esas ganas de querer contar fútbol y de poder retirarme haciendo lo que más me gusta. Que puede ser ese trayecto hasta los 65, 66, ya no sé a qué edad nos jubilamos, tachando partidos de estos de estos de sueño, perfecto. Que no puede ser, bueno, pues no pasa nada. Oye, no voy a ser más infeliz por esto, seguro que no.
Y esto no sé si lo puedes o quieres desvelar pero, ¿un futbolista que te haga feliz al narrarle, que te haga disfrutar especialmente?
Mira, y no lo he conocido en persona, pero he mantenido una relación preciosa con Sergio Canales, por ejemplo. Futbolista que siempre me ha hecho disfrutar. No le he conocido, desde que debutó con el Racing. Morales es un futbolista que además me ha regalado momentos maravillosos en un campo de fútbol. Otra de esas narraciones que me recuerdan es de un gol al Real Betis Balompié. Yo qué sé. Soy un tío raro. Mi futbolista favorito era Gennaro Gattuso. Quiero decir, que me emocionan futbolistas como Kike García, gente así. Moi Gómez es un tío que me hace disfrutar muchísimo. Es un chaval con una calidad extraordinaria, ambidiestro, que probablemente no se acuerda mucha gente de él y a mí es un futbolista que me hace disfrutar mucho. Iago Aspas, que ya es un poco más mediático.
"Narrar goles de Cristiano es una gozada, pero soy más de personajes secundarios: Morales, Rubén Peña, Moi Gómez, Jonathan Viera..."
Nueva voz del EA Sports FCY luego, claro, hay jugadores de enorme talento y de enorme calidad que te hacen disfrutar muchísimo y que suelen estar en los equipos más grandes. Yo he tenido la oportunidad de narrar muchísimos goles de Cristiano Ronaldo. La primera etapa en el arranque de GolT narraba los partidos del Madrid. Pues claro, es una gozada. Pero me gustan más los personajes secundarios. Ese perfil de futbolista que no llama tanto la atención y que a mí sus historias me emocionan más. Ya te digo, los Morales, los Rubén Peña. ¡Rubén Peña! Que haber quién diga: "¿Pero quién es Rubén Peña?" Pues me gusta Rubén Peña, me encanta. Jonathan Viera, por ejemplo. Es otro futbolista que estoy deseando narrar un partido de la Unión Deportiva de las Palmas porque me hace disfrutar, y no es el más conocido de LaLiga. Pues a mí me gustas esos futbolistas, ¿qué quieres que te diga? Ah, y otra cosa, tengo pedrada con los porteros. Yo soy muy de porteros. Defiendo a los porteros, quiero a los porteros, entiendo a los porteros. Me da muchísima rabia que no les concedan el mérito que tienen. Soy muy de porteros, de todos, de todos los porteros. Es una posición en el campo que siempre le he tenido un cariño especial.
Eso habla de tu generosidad, de tu empatía.
No sé de lo que habla, pero me jode que no se valore el trabajo de los porteros cuando son fundamentales en muchas cosas, pero bueno.
¿A Esther le gusta el fútbol?
Cuando nos conocimos, porque Esther y yo estamos juntos desde que yo tenía 14 años y ella 17, le gustaba un poco el fútbol. Ahora no le gusta el fútbol. Ahora como mucho ve un partido, si lo narro yo, porque yo le digo: "Mírate la previa, a ver si llevo bien el jersey (se ríe) o si salgo mejor o peor o qué te ha parecido". Y entonces, ve muchos partidos porque salgo yo, pero no, no le gusta el fútbol, como es lógico. No le culpo de ello.
¿Lógico por qué?
Principalmente, porque el fútbol ya no es entretenimiento, sino que es trabajo, y ya sabes cómo vivimos esta profesión, con pasión, con intensidad, las 24 horas. Además, el fútbol es quien tiene la culpa, entre comillas, de que me pase tanto tiempo fuera. Y porque a ella le gustaba un partido de vez en cuando. Ahora tiene que ver unos cuantos más cada semana. (Risas.)
¿Los videojuegos tampoco le gustan?
Los videojuegos tampoco. Yo creo que no ha jugado un videojuego en su vida. (Se ríe). Ahora se lo preguntaré, porque realmente no lo sé. Yo creo que no. Yo creo que nos llevamos tan bien porque no nos parecemos en nada. Somos dos personas totalmente distintas y yo creo que ése es el motivo del éxito. Somos los dos Capricornios, para la gente que cree en el horóscopo y demás, pero no nos parecemos en nada.
Te seguiría preguntando, y que cómo sois uno y otro, pero mejor ve, vete a cenar ya, Miguel Ángel, que llevamos casi dos horas hablando. Y le preguntas a Esther (y le das un beso de mi parte) si vais a estrenar la Play, si va a jugar contigo.
No, no, no la voy a estrenar. No tengo ningún juego para estrenarla.
Bueno, cuando llegue. Que lo dicho, seguiría hablando contigo millones de horas, pero...
Lo que quieras. Eso sí, mañana me vas a aborrecer. (Nos reímos.)
Seguro que no. Mil gracias.
Gracias a ti, un placer. Nos vemos el domingo en el Metropolitano.
Un placer, un placer. Hasta el domingo, querido.