La vida en los despachos de los deportes de TVE ni es grata ni se ve por televisión: "La dirección es la silla eléctrica"
Profesionales del ente explican todos los procesos importantes para que la pública siga teniendo peso en el deporte español.

En la sexta planta de Torrespaña se encuentran las entrañas de los deportes de Televisión Española. Allí se gestiona todo, desde la parrilla de Teledeporte hasta la negociación de los grandes eventos deportivos. También los informativos, aunque en esa función hay algo de negociación, pues al final hay que consensuar con los que mandan en informativos qué piezas y qué tiempos terminarán emitiéndose.
Es una máquina enorme, con muchos profesionales y muy diversa, pero la cabeza está clara: el director o directora de Deportes, un cargo que actualmente ostenta Rosana Romero. Lo explica Paloma del Río, que además de ser una de las voces más carismáticas del deporte en España, tuvo diversos cargos de responsabilidad dentro de la estructura de la redacción. "Es la silla eléctrica, por lo que te toca en cuanto a contenidos, las negociaciones de derechos nacionales e internacionales, la organización de operativos... además tienes que ir todas las semanas al Comité de Dirección, porque formas parte, aunque esa semana vaya a hablarse de la compra de películas a Warner. Luego también hay que negociar la posible publicidad a través de los patrocinios que permite la Ley de Financiación", enumera casi de modo esquemático, porque en realidad la agenda del jefe de Deportes
"Antiguamente había una división entre lo que eran informativos y programas, las transmisiones deportivas, pero con el tiempo se ha unificado", explica Nacho Calvo que el año pasado se retiró tras 40 años cubriendo el baloncesto y el tenis en la cadena.
Su experiencia es larga, ha cubierto grand slams de tenis, mundiales de baloncesto o Juegos Olímpicos. Él explica cómo se dividen las cosas en una retransmisión: "En un evento trabaja mucha gente, por ejemplo en el Mutua Madrid Open primero hay un trabajo previo por parte de producción para localizar el sitio, dónde poner las unidades móviles y todo eso. Ellos también ponen personal: cámaras, técnicos, maquillaje... los periodistas los lleva la dirección de deportes, que es la que decide los narradores y los comentaristas".
El mandamás suele ser un periodista, muchas veces crecido en el propio seno del área de Deportes, aunque cuando le llega el momento de llevar la voz cantante lo normal es que sus funciones periodísticas desaparezcan. "Es un cargo de gestión y conocimiento del deporte, compaginar como hicieron Jesús Álvarez o Arsenio Cañada con presentar un informativo es un disparate, es una carga de trabajo tremenda porque todo requiere su concentración y su tiempo para hacer las cosas. Si estás a una reunión de dirección no puedes estar preparándote las entradillas para el telediario. Es sobrehumano compaginar", cuenta Del Río.
Aunque en la historia de la corporación ha habido un poco de todo, se recuerdan épocas de gran inestabilidad en las que el director parecía siempre durar poco, menos de lo necesario para saber realmente ejercer un cargo que, para muchos, es completamente ajeno hasta que tienen que desempeñarlo.
"Yo he conocido muchos directores de deportes, muchos, tantos que yo no sería capaz de recontarlos. Empecé con Fernando Ors y he terminado con Arsenio Cañada, siento no haber seguido con Rosana, que es muy buena amiga", explica Calvo, que nunca aspiró a la jefatura y remarca la gran fortaleza del equipo, el equipo humano, desde los redactores a los cámaras, pasando por el equipo de producción.
Calvo señala también que se nota mucho la diferencia cuando el jefe es de la casa o un paracaídista: "A mí, Juanjo Díaz, que venía de Marca, me quitó del baloncesto, supongo que para favorecer a alguien que se había traído con él. El de fuera desconoce más, muchos vienen de medios escritos y no terminan de entender el medio televisivo".
El reparto del deporte dentro del ente ha ido cambiando con el tiempo. "Los deportes de TVE funcionan porque tienen un canal, que es Teledeporte, que hay que alimentar. Nació en 1994, con los Juegos de Lillehammer, y hasta ese momento casi todo se daba en La2, pero progresivamente fue pasando todo a Teledeporte salvo algunos acontecimientos de máximo interés, como pueden ser partidos de fútbol, grandes finales de España en baloncesto o de Nadal. Cosas así", explica Del Río.
Negociar, negociar y negociar
Hay que alimentar al canal y eso implica el trabajo más absorbente que tiene la dirección de deportes, que no es otro que negociar los derechos de las distintas competiciones con sus propietarios.
"Lo negocia el director o la directora de deportes, o en quien delegue. Por ejemplo, con La Vuelta la dirección negocia con Javier Guillén directamente, como con el Madrid Mutua Open. Independientemente de que luego haya otros aspectos en los que entran Comercial o Jurídico, pero eso ya queda al margen, primero hay que tener el acontecimiento", cuenta la voz de la gimnasia en España durante años.
Algunas de las negociaciones se han ido complicando con el tiempo, especialmente las internacionales, porque los propios organizadores han decidido que podían sacarle más a sus derechos. Antes era habitual que las negociaciones se hiciesen por medio de Eurovisión, un consorcio europeo de televisiones públicas que lograba mucha fuerza cuando se sentaba en la mesa, pero organizaciones como el Comité Olímpico Internacional o algunas de las federaciones más importantes entendieron que les iba mejor el divide y vencerás.
No siempre funcionó, lo normal era que esas organizaciones vendieran los derechos a un tercero, un intermediario, y ese se dedicase a venderlo país por país. A veces sin éxito, hubo acontecimientos que no se retransmitieron y otros en los que tuvieron que bajar mucho los precios porque se encontraron ante la fecha del evento sin una televisión que pagase su parte de la factura.
"El objetivo de Samaranch era que los Juegos Olímpicos se vieran siempre por las televisiones públicas, porque llegaban a la mayor parte de la gente. Hay mucha gente que no puede pagar por ver Movistar o Eurosport. Con el nuevo formato se desvincularon de los contratos cuatrienales de Eurovisión y no funcionó tan bien como ellos pensaban porque las productoras había veces que se quedaban con los derechos y que no conseguían colocarlos", recuerda Paloma del Río.
Los derechos de retransmisión son la principal fuente de ingresos del deporte, y po r eso a las negociaciones se les concede tiempo y esfuerzo. Los que se sientan en la mesa tienen que estar bien entrenados, conocer los precios y las fortalezas y debilidades que puede ofrecer su cadena. Ser pública y en abierto puede ser algo muy importante por la difusión, que es algo que muchos deportes necesitan más que el propio dinero.
"Muchas televisiones europeas fueron renunciando a la retransmisión porque los precios eran muy elevados, pero ahí entraban los patrocinadores, que se pasan financiando muchos años para que se les vea y cuando las televisiones no aparecen es un problema importante. Para ellos es un problema cuando no se ven, el dinero que están invirtiendo no tiene retorno", explica Del Río. Esto se da en competiciones internacionales, pero también nacionales. La narradora, que ya está retirada, recuerda el tiempo en el que LaLiga irrumpió con acuerdos con las federaciones por medio de una OTT llamada LaLiga4Sports. En un primer momento vieron como entraba en sus cuentas dinero contante y sonante, pero poco a poco se fueron saliendo de esos acuerdos al ver que su repercusión se desplomaba.
La financiación
La externa no es la única guerra que tiene que librar la directora de Deportes, tan importante como ir federación por federación consiguiendo competiciones es lograr que la propia casa de un buen presupuesto para poder afrontar esos gastos. No es sencillo, claro, desde que desapareció la publicidad del ente público por ley todo depende de la política, y la pública ha pasado momentos de extrema dificultad por el camino.
"La Ley de Financiación de 2010 dice que el presupuesto son 1.200 millones de los que hay que quitar 100 de IVA. La mitad tienen que venir de los Presupuestos Generales y si con eso no se llega para cubrir el gasto hay que hacer una adenda para conseguirlo. No se ha cumplido jamás. Llegó la crisis de 2012 y Montoro de esos 550 millones quitó 200, el año siguiente otros 90", cuenta Del Río. Eso supuso, por descontado, menos capacidad para acceder a los derechos de retransmisión más atractivos, pero también otros reajustes como dejar de viajar para narrar in situ los principales eventos.
De ese presupuesto general se asigna uno al deporte desde el Consejo de Dirección, no sin mucho diálogo no siempre sencillo. Es cierto que, en algunas ocasiones excepcionales, eventos de grandísima magnitud se escapan un poco de todas estas dinámicas. El Consejo puede, y en ocasiones lo hace, asignar alguna partida extra para buscar los derechos de unos Juegos, o un Mundial de fútbol, como ha pasado recientemente. En ese tipo de competiciones mastodónticas es normal que no solo estén implicados los gerentes del área de deporte sino también los principales ejecutivos del ente público. Las cifras siempre suenan enormes, porque los derechos del deporte son muy caros y, en general, porque hacer televisión es una actividad bastante costosa.
Este puesto, lleno de espinas, rara vez tiene una educación específica. Es un periodista, alguien que probablemente antes de llegar arriba no ha tenido mucho contacto con el mundo de la empresa. Pero claro, en TVE todo esto es tan importante que el conocimiento se va pasando de generación en generación.
"Hemos ido aprendiendo de los que teníamos por delante. Yo cuando llegué estaban Fernando Ors y Marichalar, luego Joaquín Díaz Palacios, Julio Bernárdez... ibas viendo a los demás, y vas viendo cómo gestionan y a medida que se fueron jubilando dimos el salto otra generación, pero ya habíamos visto cómo se gestionaba. Dimos el salto Ramón Pizarro, Pedro Barthe... y cuando nos hemos marchado o hemos vuelto a la redacción volvemos a nuestro oficio y entran otros que ya han aprendido", cuenta Paloma del Río.
Hay algunos que se especializan, como el primero de la lista. "Yo a Fernando no le vi jamás hacer una pieza, le vi siempre dirigiendo, coordinando equipos, masa humana. La gestión es más oscura, no tiene la misma visibilidad, pero es muy necesaria porque si quieres que se vea un torneo seis meses antes hay que estar negociándolo", explica.
Aquí entra otro factor complicado, que es la gestión de un grupo grande y heterogéneo, con muy buenos profesionales pero no siempre todos alineados en los mismos intereses. Vamos, como cualquier otro trabajo con cierta envergadura. "Sí, eso existe. No sé cómo decirlo ¿favoritismos? ¿amiguismos? esas cosas suceden también en televisión, claro", concede Nacho Calvo.
"Depende mucho de las aspiraciones que tiene cada uno. Hay gente que se siente bien estando de redactor, que le va bien que le digan 'vete a hacer esta pieza, haz esta otra, sonoriza esta...' otros tienen más ambiciones y quieren entrar en despachos, otros no se sienten capacitados. Porque todo eso conlleva que tienes que tratar a la masa humana, y la masa humana es quizá la parte más ingrata de gestionar, porque nunca se van a sentir todos a gusto y satisfechos, siempre hay gente que esté mirando qué hace el otro, hay envidias y por qué este va y yo no, por qué a mí no me mandan... eso también está en el sueldo, aunque sea bastante ingrato", explica la voz de la gimnasia, una de las periodistas más respetadas en el deporte español.
El ente hace tiempo que no es un monopolio, pero sigue siendo una fuerza difícil de gestionar, enorme, con una gran capacidad para divulgar deporte pero también con las dificultades propias de un aparato de ese tamaño. Poco a poco, y más allá de lo que piensan los agoreros, TVE sigue compitiendo.