Qué hace un georgiano de medias bajas deslumbrando en el fútbol europeo: los secretos de Kvaratskhelia
El futbolista georgiano ya se ha ganado el apodo de "Kvaradona" y apunta a ser uno de los nombres propios del próximo lustro en el fútbol europeo.

Cuando Khvicha Kvaratskhelia (Georgia, 2001) dijo que le gustaría jugar para Jürgen Klopp no sabía que solo unos meses después acabaría dejando una exhibición ante el Liverpool. Tampoco podía imaginar que en su debut en el Nápoles la gente le apodaría Kvaradona y que se convertiría en muy poco en un reclamo para un equipo que aspira a volver a lo más alto. Tras un nombre aparentemente impronunciable se esconde un jugador distinto y complicado de encasillar.
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Kvaratskhelia es una máquina del tiempo. Esconde en sus gestos un fútbol anacrónico que conecta con distintas tradiciones y culturas, como si su juego fuese un puzle que tomase forma cuando entra en contacto con el balón. Nacido en Tiflis, el georgiano parece compartir algo con su ciudad natal, y es esa influencia de distintas culturas. Así como Tiflis estuvo durante mucho tiempo bajo el control persa y ruso, en el fútbol de Kvaratskhelia hay mucho de calle brasileña, de fútbol anárquico. Yuri Siomin, que fue el entrenador que le rescató de Georgia para llevarlo al Lokomotiv de Moscú, contaba en el periódico napolitano Il Mattino que "en los días de la Unión Soviética, los georgianos eran apodados los brasileños de la URSS"
Medias bajas, un primer control mentiroso. En Kvaratskhelia confluyen muchos jugadores a la vez. En este arranque de temporada, el futbolista del Nápoles ha producido 7 goles en 9 partidos y ya ha marcado más goles de jugada de los que marcó Lorenzo Insigne el pasado curso. El futbolista georgiano se mostró en su primer día en Italia con el equipo en la cena de presentación cantando el mítico Live is Life que bailó Maradona en el calentamiento de la final de la Copa de la Uefa de 1989. Ahí la gente napolitana, sedienta de nuevos ídolos, le empezó a llamar Kvaradona. ¿Qué esconde este apodo?
Kvaratskhelia es un atacante que partiendo desde el perfil zurdo pisa muchas zonas. En un Nápoles hiper vertical y que tiene muchos jugadores que le permiten ganar metros desde la conducción y el regate, Kvaratskhelia es el hilo conductor que eleva todas las posesiones. Su primer control recibiendo presionado y de espaldas a portería suele ser ganador, ya que tiene la habilidad para orientar la posterior salida hacia ambos perfiles. Ahí, su potencia le permite ganar metros con facilidad. Pero pese a ser un jugador potente y vertical, alguien que en un segundo es capaz de transformar el agua en vino, el georgiano tiene algo que le hace realmente bueno: sabe frenar.
Lo difícil en los futbolistas potentes es saber frenar, entender que la velocidad es peligrosa, pero que gestionarla y modularla es mortal para el adversario. Ahí Kvaratskhelia se hace fuerte. Su conducción es poderosa pero fina, domina ambas piernas y puede salir por fuera o por dentro independientemente de la situación en la que se encuentre. La robotización del juego no ha llegado en Kvaratskhelia, no hay gestos repetidos y su amalgama de regates, fintas y movimientos amenaza en no acabarse nunca. Como si el georgiano fuese un reducto de fútbol inabordable. Aunque parta del extremo, disfruta de mucha libertad en el sistema de Spalletti y en muchas ocasiones cae dentro para combinar en corto, tirar paredes y acelerar desde zonas más sensibles para el rival. Su repertorio es amplísimo.
Adivinar el futuro
Cuando los ojeadores que se encargan de rastrear algunas de las ligas más desconocidas del panorama mundial vieron los datos de regates de Kvaratskhelia pensaron que era un error. En muchos partidos el georgiano promediaba más de 10 regates por partido, cifras que les hicieron dudar de los datos. Pero Yuri Siomin lo tenía claro. "Lo llevo viendo desde los 15 años y no dudé nunca de su talento. Todavía hoy me sorprende lo que hace", reconoció en Il Mattino. Y Spalletti añadió que, aunque lo que ha mostrado es impresionante, "todavía no lo ha enseñado todo". ¿Qué puede ser Kvaratskhelia?

Cuando uno se acerca a un futbolista en construcción, la pregunta siempre tiene que ir hacia adelante. Sabiendo lo que ya es Kvaratskhelia, lo interesante en este debate es tratar de adivinar qué jugador puede ser. Los 10 millones que pagó el conjunto italiano ya suenan a muy poco, sobre todo entendiendo que es un perfil distinto, casi único en el panorama internacional. Una de las dudas que existen cuando se analiza a estos atacantes es saber qué potencial goleador pueden alcanzar en su carrera. En este arranque de temporada, Kvaratskhelia ya lleva 4 goles en 9 partidos. En el Rubin Kazan se quedó en 9 en 73 encuentros. En este inicio liguero ya ha marcado de cabeza, desde fuera del área tras conducir hacia dentro y con la zurda tras recortar. Un repertorio que transforma por completo el potencial del futbolista de Tiflis.
Si algo tiene el georgiano es personalidad. Cuando aterrizó en Italia quiso ponerse el 7 por Cristiano Ronaldo, su ídolo de infancia y un número que en Nápoles es muy especial por quien lo hizo grande: Edinson Cavani. Pero el dorsal ya estaba cogido por Elmas, así que se conformó con el 77. Doble Cristiano Ronaldo. Y hay mucho del primer Cristiano en el juego de Kvaratskhelia, aunque también existan muchos otros futbolistas en él. Posee el desborde y potencia del luso en sus primeros años y se le adivina ese potencial goleador incipiente, uno que todavía está por testar en el largo plazo.
Kvaratskhelia aúna dos mundos en su juego y recupera un fútbol que parecía casi extinto. Mezcla imaginación de haberse criado futbolísticamente en las calles de Tiflis con la voracidad de quien ha estado entrenado para solo ganar. Potencia en carrera y regate en seco, cuando el tiempo niega soluciones. Desborde por fuera o combinaciones dentro. Es difícil imaginar el techo de un jugador que hasta hace poco no existía en el imaginario colectivo, pero el camino de Kvaratskhelia promete ser muy divertido.