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FÚTBOL

Dos chicos de 28 años lideran al Navalcarnero: el tándem más joven del fútbol español

Alberto Lozano, el director deportivo, y Pablo Álvarez, el entrenador, tienen al Navalcarnero en puestos de playoff de ascenso a 1ª RFEF. "La edad influye muchísimo, pero para bien".

Álvaro de Grado
Salvador Fenoll

Álvaro de Grado y Salvador Fenoll

Todavía no han dado las ocho de la mañana pero Alberto ya está sentado en su despacho, ha encendido el ordenador y se desliza en una interminable lista de partidos para revisar su último informe. El fin de semana estuvo en tres estadios diferentes: vio a rivales de distintas categorías y además, por supuesto, presenció el encuentro de los suyos, el Navalcarnero, para cerrar un domingo donde todo era alegría. Están en puestos de playoff. En la sala siguiente, pared con pared, Pablo charla con su cuerpo técnico sobre cuánta carga de entrenamiento van a meterle a la plantilla. Tienen hasta seis lesionados y no saben cuántos de ellos van a poder forzar para jugar el próximo fin de semana. En la pizarra han diseñado los ejercicios que van a realizar y habrá una serie de futbolistas que no los harán al completo. Están bajo mínimos, sí, pero hasta arriba de motivación.

El Estadio Mariano González, en Navalcarnero, a sólo media hora de Madrid, es la sede central del club. Todo lo importante sucede ahí. Allí están los despachos, la sala de entrenadores, el vestuario, un gimnasio improvisado y el propio campo de fútbol, de césped artificial, donde uno de cada dos domingos salta a jugar un equipo rojiblanco de 2ª RFEF.

El día avanza con normalidad porque lo anormal ya no es noticia: Alberto Lozano es el director deportivo y tiene 28 años. Pablo Álvarez es el entrenador y también tiene 28. Ambos nacieron en 1994: son la dupla más joven del fútbol español hasta su categoría. Y están peleando por ascender con el 16º presupuesto de 18 equipos de la liga.

La juventud que se respira en el Navalcarnero tiene un foco que la origina: 'el presi'.

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Juan Alarcón no se pierde ningún entrenamiento y es el culpable de esta revolución. Así lo explica Alberto: "Yo no tenía experiencia pero tuve la suerte de dar con un presidente muy creativo en sus decisiones. ¡Me fichó con 26 años! Yo fui jugador del Naval cuando ascendimos a 2ªB y me llamó cuando me retiré. El 'presi' es una persona muy valiente, opta por gente muy joven para puestos de gestión. Su importancia es máxima. Siempre mira el medio y largo plazo. Para chicos jóvenes como nosotros es trascendental, porque a veces hay errores. No genera ningún tipo de presión en el resultado y nos da tranquilidad. Y le dio igual que Pablo fuera el entrenador más joven de España".

A punto de dar las nueve de la mañana, los jugadores comienzan a llegar al estadio.

Uno tras otro, todos pasan por la báscula que les han preparado en la puerta: cada día tienen que pesarse para que les hagan un seguimiento físico.

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La plantilla al completo llena el vestuario unos minutos más tarde y Pablo toma la palabra delante de sus jugadores. Hay un silencio absoluto. Debido a la plaga de lesiones, se vio obligado a colocar a un lateral izquierdo como delantero. Durante media hora hablan del triunfo del domingo, analizan los errores en vídeo y se motivan para las próximas semanas, que serán decisivas en la lucha por los puestos cabeceros. "¿La edad? Influye muchísimo, pero para bien", nos cuenta Pablo después. "Yo, en el Izarra, entrené a Valdo: tenía 37 años y venía de jugar en Primera División en Osasuna o Levante. Perfiles jóvenes como el mío deben convencer desde el conocimiento del juego, decirle que va a pasar una cosa y que luego suceda", argumenta el técnico del Navalcarnero.

"Estoy seguro de que a los jugadores les gusta tener un perfil de club de este estilo. Yo, que soy del 94, soy prácticamente el mayor del cuerpo técnico. A mí me dieron la oportunidad muy joven y también me gusta darla. A veces los jóvenes están muy obsesionados con lo táctico, pero para ser entrenador hay que formarse en muchas cosas. A mí el juego me encanta pero también me encanta relacionarme con los chicos, sacarles rendimiento, hablar con los que juegan más y con los que no juegan, entender la forma física de cada uno…"

El club cuenta con cinco personas más en el cuerpo técnico: dos entrenadores, un preparador físico, un entrenador de porteros y un analista de vídeo (y dos ayudantes en prácticas durante esta temporada), además de dos fisioterapeutas que se alternan durante la semana, un utillero y un delegado. Todos ellos cobran un sueldo.

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Un club para crecer

El Navalcarnero lleva dos años consecutivos clasificándose para los playoffs. En 2021, sin ir más lejos, alcanzaron los octavos de final de la Copa del Rey tras eliminar a la UD Las Palmas y al Eibar, hasta que el Granada se puso en su camino. Este curso son 2º de su grupo, sólo por detrás de un autoritario Melilla y delante, por ejemplo, del Atlético de Madrid B, al que ganaron a domicilio recientemente.

La plantilla está compuesta, principalmente, por futbolistas jóvenes. Alberto, que cada verano hace malabares económicos para cuadrar cuentas y confeccionar un grupo con un presupuesto muy bajo, lo explica así: "Intentamos generar una identidad deportiva de mucha pasión, mucho trabajo, con perfil joven donde todos podamos crecer juntos: dirección deportiva, cuerpo técnico y jugadores. Lo importante es generar ese efecto llamada. Tenemos patrones entre los 20 y 28 años para construir sinergias desde la captación. Así, estos futbolistas habrán tenido las mismas experiencias: no tienen familia, casi no tienen hijos, no tienen un trabajo después de los entrenamientos, han visto las mismas series, salen a los mismos sitios de fiesta, vivimos con Twitter o Instagram, hemos visto la transición de Messenger a Whatsapp. Esto nos permite entenderlos, sobre todo cuando las situaciones son malas", explica sobre el día a día del equipo. "El mercado de Madrid es muy importante porque al tener un presupuesto tan bajo necesitamos que tengan vivienda aquí y que ese gasto extra no lo asuman. Y luego elegimos otros seis o siete futbolistas que hayan vivido fuera porque también es muy enriquecedor para la plantilla".

Y añade: "Nosotros vamos a por las cualidades en bruto. Cuando tienes poco presupuesto, no puedes firmar capacidades. Nos fijamos en cualidades para que Pablo, que en esto es muy bueno, les ayude a convertirlas en capacidades".

Algunos casos de éxito del club en los últimos años son Jaume Grau y Sergio Bermejo (Real Zaragoza) o Alejandro Catena (Rayo Vallecano). "Me encanta dar oportunidades. Es lo más bonito. Que una oportunidad que has dado tú se vea reflejada en un éxito me hace sentir muy realizado. El año pasado tuvimos varios jugadores que han salido a una categoría superior", sentencia Alberto.

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Desde los cinco años

Cuando eran dos niños, aunque iban a distintos colegios, Alberto y Pablo coincidieron en el Unión Moratalaz. Jugaban juntos al fútbol y se veían todas las tardes. Allí se forjó el inicio de su relación personal… y también profesional: "Esto es un privilegio. Tengo a mi lado a una persona que conozco desde que tengo cinco años. Hemos tenido interminables conversaciones sobre fútbol y sobre la vida", cuenta Pablo, que estuvo en la cantera del Leganés y otros equipos hasta que, a los 21 años, le llamó Alfredo Santaelena para ser preparador físico del San Sebastián de los Reyes.

"Es que Pablo ha nacido para esto. Es un talento de esos que nacen cada mucho tiempo. Tiene hambre por mejorar cada día y hace mejores a todos los que le rodean", cuenta Alberto, que entró en las categorías inferiores del Real Madrid y estuvo hasta el 'C'. Aunque durante años no tuvieron contacto diario, y sólo sabían qué tal le iba a cada uno, Pablo confía en su director deportivo: "Tiene talento para detectar jugadores y es un trabajador increíble, tiene un conocimiento muy amplio de todas las categorías. No es casualidad que los jugadores que firma Alberto sean diamantes en bruto".

Así han llegado hasta Navalcarnero dos chicos de 28 años para liderar un proyecto muy joven: "Queremos ser diferentes. A mí el fútbol me gusta mucho… pero también me aburro mucho viendo fútbol. Hay miedo. Me gusta que seamos atrevidos, intensos, con energía, con buen trato de balón. Un equipo que emociona y que quiere mejorar", finaliza Pablo.