El 'Schuster portugués' del Atlético de Madrid que dejó de ver fútbol: "Lloré cuando no ascendimos y no soy un tío que llora"
Hugo Leal charla con Relevo desde Estoril y explica por qué priorizó su familia al fútbol.
Llegó al Atlético de Madrid siendo una joven promesa y pasó sin pena ni gloria por el club rojiblanco, aunque él tiene un recuerdo buenísimo de esa etapa. Jugó en las divisiones inferiores del Benfica, después disputó dos temporadas en el Atleti, fue vendido al PSG y jugó en varios equipos portugueses con un breve paso por la UD Salamanca en la temporada 2009/10.
Pero lo más sorprendente de Hugo Leal es que ya no tiene relación con el fútbol profesional porque quiere tiempo para su familia. Sólo eso. Intentó ser entrenador y después directivo en el Estoril, pero no le apasionó y lo dejó. Ahora acaba de publicar un libro que se titula 'No es sólo fútbol, estúpido', en el que cuenta parte de su carrera y cuenta el testimonio de excompañeros suyos.
Cuando contactamos con Hugo no teníamos constancia de la publicación del libro, pero sí de que estaba alejado del fútbol profesional. "No puedo hablarte nada del Atlético ni del Benfica, apenas conozco jugadores actuales. Sé que juega Griezmann en el Atleti pero poco más". Así de tajante fue su respuesta, pero se mostró abierto a dialogar sobre su pasado.
¿Por qué has dejado de seguir el fútbol profesional?
No es que no me guste, eh. Pero yo cuando me retiré tenía la idea de que me iba a poder dedicar más a mi familia, todo el rato que no había podido dedicar hasta entonces. Y claro, te pones en el papel ese y dejas un poco de ver partidos y tal. Después, cuando te quieres enganchar de nuevo al fútbol profesional, ya no tienes más amigos jugando y lo vas dejando poco a poco. No es que tenga ninguna angustia con el fútbol, pero perdí la costumbre y las ganas. ¿Fue por falta de tiempo? No, por supuesto. Yo veo un partido de pádel completo pero no veo un partido de fútbol.
Pero tras dejar el fútbol seguiste un poco trabajando en el mundillo...
Sí, estuve primero como responsable de la parte profesional del club Estoril. Me llamaron cuando dejé el fútbol. Empecé a ser el responsable de toda la cantera. Después me invitaron a ser directivo del club, ya no era algo de la parte profesional, era de la parte amateur. Me habían elegido para la cantera.
Pero después de haber dejado de jugar me tocó sustituir a un entrenador por unos partidos porque le cesaron. Lo hice en 11 partidos en Estoril, me entusiasmé incluso y en ese momento me ofrecí para el año siguiente, para seguir, pero me dijeron que no.
¿Perdiste el entusiasmo?
Me entusiasmé porque los jugadores me querían y me sentía cómodo en este cargo. Pero las personas del club decidieron fichar a otro entrenador. Y todo ese entusiasmo se rebajó un poco. También es cierto que yo me había ido a vivir a Estoril y no quería irme a otro sitio, no tenía ganas. Si me hubiera ido bien como entrenador me hubiera tenido que ir de mi casa porque aquí no hay tantos clubes.
"Ser entrenador significaba perder el confort que habíamos ganado con mi familia"
Exjugador del Atlético de MadridY eso significaba perder el confort que habíamos ganado con mi familia, con los niños en el colegio. Estábamos todos muy felices y hubiera puesto en riesgo toda esa felicidad que tenía en ese momento. Por eso fue, no por la presión de ser entrenador. Ser técnico me hubiera llevado a otros sitios que yo no quería estar.
¿Qué te da el pádel, que me lo nombraste antes?
Yo empecé en 2016 con el pádel, es un deporte que se empieza fácil y que puedes competir. Si eres futbolista y tienes coordinación, vas rápido. Me puse a competir con gente mejor y me entusiasmé. Me gusta competir, me gusta el juego, no hago pádel a nivel internacional pero entreno dos veces a la semana, me mantiene activo.
¿Disfrutaste en algún momento en el Atlético?
Lo pasé muy bien, me gustó mucho mi vida en Madrid. Para el club fueron las peores etapas de su historia, el año del descenso y el que no asciende. La gente me quería mucho, me sentí querido, me fue bien a nivel deportivo. Lloré el día que no ascendimos. No recuerdo haber llorado en otro momento de mi carrera, no soy un tío que llora, que se emociona fácil. En el fútbol recuerdo haber llorado ese día. Me marcó mucho mi vida en Madrid, conocí a mi mujer allí, tengo muy buenos recuerdos de los momentos vividos.
¿Cómo fue vivir en la cantera del Benfica?
En la cantera del Benfica, tenía 12 años y llegaba del Estoril, eran dos realidades distintas. Muy centrada en el resultado y la exigencia se notaba mucho. La competitividad es dura, uno siente que tiene que sobrevivir, era una selección natural. Estas exigencias te hacen madurar, luego vienen las exigencias con la selección. Yo recuerdo todas estas enseñanzas deportivas pero sobre todo cómo hacerte fuerte.
¿Es verdad que Futre te bautizó como el 'Schuster portugués'?
Sí, es verdad, yo hablaba mucho con Futre. Lo recuerdo con cariño, yo era muy relajado, muy confiado. A lo mejor era un poco despistado también, me gustaba mucho jugar al fútbol, en el Benfica me comparaban con Rui Costa, siempre lo hacían con gente buena. Nunca me puso presión ese apodo, yo jugaba porque me gustaba mucho al fútbol y era un poquito irresponsable. A mí no me daba miedo pedir un balón en cualquier momento aunque me silbasen. Estaba en esa fase donde me fiaba mucho de mi capacidad y vivía en la ignorancia en muchas situaciones.
¿Por qué así el título de tu libro?
"Estúpido" entre comillas. Trae una doble interpretación, como si el fútbol fuese estúpido y para decirle a otros que no sólo es fútbol. Es para que lo entiendan como quieran. El libro habla de anécdotas que he vivido, también como profesional en la cantera, cosas que quizá la gente no se lo cree. Cómo puede ser que un padre mienta a un club sobre las notas de su hijo para que su hijo siga siendo premiado o bien que un entrenador ponga su ego, sus expectativas personales, por delante de los otros o que se ponga un resultado deportivo por delante de los valores. Habla de muchas cosas que viví durante mi carrera como directivo.