FÚTBOL

El Ramadán en el mundo del fútbol: mal humor, músculos de papel y 'leyendas urbanas'

Eduardo Domínguez, preparador de Marruecos, y Aitor Ugalde, nutricionista de Osasuna, charlan con Relevo sobre el mes más importante del año para los musulmanes, en el que promedian 14 horas de ayuno.

La selección de Marruecos en la que todos sus futbolistas practican el Ramadán. /EFE
La selección de Marruecos en la que todos sus futbolistas practican el Ramadán. EFE
Jonathan Ramos

Jonathan Ramos

A las 5:30 y a contrarreloj contra el sol. Así llevan despertándose un mes 2,2 millones de musulmanes que viven en España. Sus alarmas han sonado de madrugada para realizar el 'suhur', la comida que consumen al amanecer los practicantes del Ramadán. Un proceso que inició el 23 de marzo y tras un mes culmina en el 'Eid al-Fitr', la festividad que pone fin al mes sagrado del año lunar musulmán.

Además de los cinco rezos diarios - uno al amanecer, dos de ellos durante el ayuno, uno al romperlo y el último antes de dormir - los musulmanes no pueden beber ni ingerir alimentos mientras el sol reine en el cielo. En España, los practicantes del Ramadán han promediado unas 14 horas y media de ayuno diario. Una cifra difícil de sobrellevar, sobre todo siendo deportista de élite.

En LaLiga, son varios los futbolistas que han tenido que compaginar el Ramadán con la competición. Ez Abde, Karim Benzema, Yassine Bounou, Selim Amallah y Franck Kessié son algunos de los musulmanes presentes en la competición liguera. Durante su mes de ayuno han tenido que rendir al mismo nivel que los demás y es normal que la gente se pregunte: ¿cómo se vive el Ramadán dentro del mundo del fútbol?

El calendario lo decide todo

"El Ramadán es muy difícil de llevar, sobre todo si eres un futbolista en Europa", afirma Eduardo Domínguez, preparador físico de la selección de Marruecos, a Relevo. Los horarios de la competición son el principal condicionante, junto con el sol, para los futbolistas europeos.

Durante este mes se han visto a cientos de futbolistas romper su ayuno minutos antes de saltar al campo o durante el descanso. Algo que no ocurre en los países árabes, pues el calendario se moldea a los horarios del sol, haciendo más sencillo compaginar el deporte y el Ramadán.

Un ejemplo. Abde rompía el ayuno antes de saltar al campo contra el Athletic Club en la vuelta de semifinales de Copa del Rey del 4 de abril. A falta de un cuarto de hora para el inicio del partido, el jugador llevaba casi 13 horas sin beber ni comer. "Hidratamos al futbolista poco a poco y le dimos alimentos de fácil digestión para conseguir picos de azúcar y así poder hacer esfuerzos", aclara Aitor Ugalde, nutricionista de Osasuna, a Relevo.

Uno de los peligros que se tratan de evitar cuando un futbolista rompe el ayuno instantes antes de salir al terreno de juego es el sentimiento de pesadez. "Queremos una reposición rápida para que se sienta ligero. Tratamos de evitar a toda costa que empiece a comer y luego no pueda ni moverse".

En el apartado de la nutrición, lo más trabajado es el abordaje del partido. "Lo que más nos afecta son los encuentros. Al final, el entrenamiento se puede regular, pero la exigencia de una competición no se puede elegir", termina Ugalde.

"Queremos una reposición rápida para que el jugador se sienta ligero. Tratamos de evitar a toda costa que empiece a comer y luego no pueda ni moverse"

Aitor Ugalde Nutricionista de Osasuna

Los entrenamientos cortos y las caras largas

Tanto la nutrición como el calendario afectan a los entrenamientos. "Lo mejor es programarlos sobre las 22:00, después de romper el ayuno, o bien prontito, por la mañana tras la primera ingesta", explica el preparador.

Aunque el principal problema es el estado anímico de los futbolistas. "Al llevar 14 horas sin comer, yo noto que no están de muy buen humor. Los jugadores están más irascibles y más tensos. El no comer les cambia el estado de ánimo". El hambre y la sed hacen que predominen las caras largas en unos entrenamientos que se alteran durante este periodo. "Tratamos de hacer los ejercicios más amenos y divertidos para que el futbolista tenga poca carga cognitiva".

Quitando el apartado emocional, la ventana que tienen para alimentarse los futbolistas que practican el Ramadán es "suficiente" para realizar cualquier actividad deportiva. Aunque en el deporte de élite es prácticamente obligado regular la carga. "Los entrenadores tenemos que reducir la intensidad de los entrenamientos, sobre todo cuando estamos en mitad de competiciones donde la exigencia es máxima".

"Al llevar 14 horas sin comer, yo noto que no están de muy buen humor. Los jugadores están más irascibles y más tensos"

Eduardo Domínguez Preparador físico de la selección de Marruecos

Las lesiones, el miedo constante

Una de las mayores preocupaciones de los cuerpos técnicos durante este periodo es la prevención de lesiones. La principal consecuencia de las más de 12 horas diarias sin beber es la sequedad muscular. "Cuando llevas más de medio día sin beber, el músculo se deshidrata. Parece que se convierte en una hoja seca y se rompe mucho más fácil", añade el nutricionista.

Eduardo Domínguez y Romain Saiss lesionado en camilla.  EFE
Eduardo Domínguez y Romain Saiss lesionado en camilla. EFE

En marzo, la selección de Marruecos se enfrentó a la selección de Perú a las 21:00, en pleno Ramadán. Los futbolistas rompieron su ayuno con geles y barritas cinco minutos antes de salir a calentar. "En ese partido de alto nivel y llegando prácticamente sin comer, tenía miedo. Sobre todo desde un punto de vista muscular. Ese día estaba intranquilo, pero finalmente no paso nada", confiesa Eduardo Domínguez.

"Cuando llevas más de medio día sin beber, el músculo se deshidrata. Parece que se convierte en una hoja seca y se rompe mucho más fácil"

Aitor Ugalde Nutricionista de Osasuna

¿Comer o dormir?

Los musulmanes que realizan el Ramadán tan solo disponen de unas horas al día en las cuales está permitida la ingesta de alimentos y la hidratación. Las personas que han realizado esta práctica religiosa en España han tenido una ventana diaria de 11 horas entre la puesta y la salida del sol. Un espacio de tiempo donde además de comer y beber, también tienen que descansar.

"El problema es que los futbolistas tratan de aprovechar este periodo al máximo y alteran su sueño. Se levantan a comer cada cuatro horas porque saben que luego no van a poder hacerlo. Eso pasa factura al descanso", reconoce el preparador.

Es cierto que se puede aprovechar esta ventana para alimentarse y dormir fuera de esas horas, pero los futbolistas tienen un calendario que seguir. Si no es un entrenamiento, es una rueda de prensa, la que interrumpe su posible descanso. "Si las horas de sueño disminuyen, eso afecta directamente en el descanso y recuperación del jugador", termina el nutricionista.

'Leyenda urbana' sobre el rendimiento

El desconocimiento sobre el Ramadán genera varios prejuicios. Uno de ellos es pensar que los futbolistas que lo practican reducen su rendimiento durante ese mes, pero por el momento ningún estudio científico ha confirmado esta teoría. Tanto Eduardo Domínguez como Aitor Ugalde insisten en que todo depende del grado de adaptación del deportista.

"El cuerpo es inteligente y se adapta a estas situaciones, especialmente cuando los jugadores que lo practican llevan años haciéndolo. Están adaptados a ello", recalca el preparador físico. Los futbolistas que practican el Ramadán comenzaron desde niños y han crecido compaginando el deporte con esta práctica religiosa.

"El cuerpo es inteligente y se adapta a estas situaciones, especialmente cuando los jugadores que lo practican llevan años haciéndolo. Están adaptados a ello"

Eduardo Domínguez Preparador físico de la selección de Marruecos

De hecho, no es tan extraño encontrar a deportistas que se ejerciten en ayunas. "Conozco futbolistas de élite que practican el ayuno intermitente. Yo me enfadaba con ellos y les decía: '¿Por qué no desayunáis antes de entrenar?'. Al principio me parecía un riesgo, pero ellos se sentían mejor", termina Eduardo Domínguez.

¿Hacer el Ramadán dentro del mundo del fútbol es más complicado? Sí. ¿Es lo más recomendable en términos de la salud? No. ¿La decisión de hacerlo le pertenece a alguien que no sea el futbolista? Pues tampoco.