Cuando Ancelotti sufrió en Gijón la misma encerrona que el Madrid en Nápoles: "Gullit y Van Basten pusieron colchones en las ventanas"
Los dos clubes estaban sancionados por la UEFA. Los blancos jugaron a puerta cerrada y los 'rossoneri' en Lecce, a 700 kilómetros de San Siro.

Carlo Ancelotti, actual entrenador del Real Madrid, es el nexo de unión entre las dos historias. Era el mismo día, pero no la misma competición, ni la misma hora. Era el 30 de septiembre de 1987. El Real Madrid jugaba en Nápoles la vuelta de la primera eliminatoria de la Copa de Europa (1-1) y se clasificaba para los octavos de final. En la ida, los blancos habían vencido (2-0) en el Bernabéu. Era el primer enfrentamiento en su historia contra los partenopeos. El encuentro se jugó en el horario Champions de entonces: 20:45. Pocas horas antes, a las 15:00, en el destierro de Vía del Mare de Lecce, -el Milan también estaba sancionado por la UEFA- el actual entrenador blanco, Carlo Ancelotti, jugaba contra el Sporting de Gijón la vuelta de la primera ronda de la Copa de la UEFA y también se clasificaba para los dieciseisavos de final después de superar con un 3-0 el 1-0 de la ida.
Entonces, Copa de Europa y Copa de la UEFA viajaban de la mano y ambas eliminatorias tenían como denominador común la sanción de uno de sus participantes. El Real Madrid tuvo que jugar contra el Nápoles en el recinto de La Castellana a puerta cerrada por aquel pisotón de Juanito a Matthaus el año anterior en el Olímpico de Múnich. El Milán se vio obligado a disputar la vuelta, su primer partido en casa, fuera de San Siro por los incidentes de sus aficionados el curso anterior, con ruidosas protestas contra su presidente Farina, durante la eliminatoria contra el Warengem.
Sorprendentemente, eligió ser casero a 700 kilómetros de distancia. Prevaleció la tradición rossonera en la comarca de la Apulia, la capital era Lecce, y porque era consciente del desplazamiento masivo de sus aficionados se jugara donde se jugara.
Sacchi llama a la Guardia Civil
La ida de las dos eliminatorias también coincidieron en el tiempo: 16-9-87. Los blancos ganaban al Nápoles en el silencio del Bernabéu con tantos de Míchel y Tendillo. El Sporting de Gijón, entrenado por Novoa, doblegaba al Milán de Sacchi en El Molinón con un solitario gol de Jaime Álvarez y con Carlo Ancelotti sobre el terreno de juego, con el '4' a la espalda.
En otro punto de coincidencia, los dos enfrentamientos tuvieron a los 'hinchas' como protagonistas de las respectivas batallas con actos bastante parecidos. El Milán de Berlusconi y Sacchi sufrió en sus carnes lo que dos semanas después le ocurriría al Madrid de Mendoza y Beenhakker. Estratagemas comunes de ambas aficiones rivales. Para la ida, el nuevo Milan, ya con Silvio Berlusconi (50 años) en la presidencia, decidió concentrarse en Candás y no en Gijón. Eran solo 20 kilómetros de distancia y, en teoría, más tranquilidad. Los organizadores del viaje por parte del club milanista no cayeron que en esas fechas en esa bella villa se celebraban las fiestas del Cristo y los jugadores milanistas, hospedados en el futbolero hotel Marsol, se encontraron en el meollo de las celebraciones. Charangas, cánticos, el himno del Sporting a toda revolución y los damnificados que, sin poder dormir, se asomaron a las ventanas y, algunos, terminaron enseñando el culo a los trasnochadores, según la versión de los más veteranos del lugar.
Quien cortó por lo sano, al menos lo intentó, fue el entrenador, Arrigo Sacchi, que no estaba para bromas en su primer año al frente del equipo. Llamó a la Guardia Civil para intentar acallar los festejos. Tampoco faltaron los enfrentamientos entre los aficionados de ambos equipos porque muchos milanistas se habían desplazado hasta Candás y uno del Sporting acabó en el hospital de Jove, al parecer agredido por un italiano a golpe de señal de tráfico.
La noticia se hizo pública y corrió de boca en boca por la zona hasta el punto de que un buen puñado de aficionados locales volvieron a las puertas del hotel de concentración para terminar la faena y tuvieron que aparecer hasta los antidisturbios. No antes de que directivos del club rossonero llegaran a ofrecer 100 dólares a los hinchas del Sporting para que acabaran con su algarabía... o al menos se fueran a zonas más alejadas.
Los colchones de Gullit y Van Basten
Alessandro Costacurta, central de aquel Milan, contó en una televisión una anécdota de aquel viaje. "Ante la imposibilidad de dormir, Gullit y Van Basten colocaron los colchones en las ventanas para aislarse del ruido. Consiguieron su objetivo a medias, teníamos menos jaleo, pero apenas dormimos en toda la noche". Al día siguiente, fecha del partido, llegó a Gijón el recién estrenado presidente Silvio Berlusconi e informado de los hechos acontecidos por la noche y, ya en el estadio, observando el enfrentamiento de sus dos centenares de tifosi con la Policía en las gradas de El Molinón, sacó su cartera y comenzó a repartir billetes españoles entre los suyos para que rebajaran su grado de excitación y acabaran sus enfrentamientos con las Fuerzas del Orden.
El partido acabó con la victoria mínima de aquel Sporting de Ablanedo en la portería; Jiménez en el centro de la defensa; el capitán Joaquín en el centro del campo junto a un tal Marcelio García Toral, hoy en día entrenador de alto standing, sin olvidar a Eloy en la delantera. La vuelta se jugó el mismo día que el Real Madrid visitaba Nápoles y resultó una odisea para los asturianos. Diez horas largas, largas de viaje: Gijón-Bilbao-Barcelona-Roma-Brindisi-Lecce. Ancelotti había llegado al Milan esa temporada después de ocho años en la Roma. El partido se jugó en Lecce, bajo 35 grados de temperatura y en un estadio con más de 40.000 gargantas rossoneri. Baresi y Maldini ya estaban en el once titular y arriba Van Basten y Gullit.

La superioridad italiana fue manifiesta y al descanso ya habían sentenciado la eliminatoria con dos tantos de Virdis, ambos de penalti, y otro de Gullit. Carlo pasó a llevar el '8' a la espalda. El entrenador del Sporting, Novoa, manifestó al finalizar el partido, con los dos penaltis en contra en la memoria que "el arbitraje no lo hubiera superado ni el mismísimo Berlusconi".
El Milan de Carlo, en la eliminatoria de octavos, se enfrentó al Espanyol de Javier Clemente. El partido de ida también lo tuvo que jugar en el destierro de Lecce y los blanquiazules sorprendieron con sendos goles de Zubillaga y 'Pichi' Alonso que hicieron buenos con el empate (0-0) en la vuelta de Sarriá. Esa noche, el técnico vasco estrechó el campo unos muchos centímetros para contrarrestar las cualidades del rival y arrancó esa igualada sin goles que le colocaba en cuartos, mientras el Milán quedaba eliminado contra todo pronóstico, aunque acabaría ganando el Scudetto en duelo directo con el Nápoles que había sido eliminador por el Real Madrid.
Un Nápoles amigo y un Nápoles enemigo
El actual entrenador blanco conoce al Nápoles desde las dos orillas. Primero como rival, tanto de jugador como entrenador, y después como club propio, en su reciente etapa de técnico en el todavía San Paolo, entre agosto de 2018 y diciembre de 2019. Su destitución del cargo fue tratada en Italia como una maniobra extraña del dueño del club, Aurelio di Laurentiis, que no perdonaba al técnico que en determinados conflictos se hubiera puesto de parte de los jugadores. En la primera temporada quedó segundo, clasificando al equipo para la siguiente Champions. Y en esa misma competición, se quedó fuera de octavos por el goal average con el Liverpool. En la segunda, cuando fue destituido, es verdad que no iba bien en la Serie A, pero se había clasificado para los octavos en la Liga de Campeones.
En su fase de contrario, vestido de corto, se enfrentó a los napolitanos como futbolista de la Roma y del Milan. Un total de 18 partidos. Como romanista, desde la temporada 1979-80 a la 1986-87. 11 encuentros: cuatro victorias, cinco empates y dos derrotas. Como milanista, desde la 87-88 a la 90-91: cuatro triunfos, dos igualadas y una derrota. En su etapa de técnico, se enfrentó a los partenopeos en su época en el Parma (1996 -98) con tres victorias y una derrota; como propietario del banquillo de la Juventus ganó los dos enfrentamientos en la 2000-01 y, finalmente, en el del Milan, obtuvo dos triunfos, un empate y una derrota entre el 2007 y 2009.
También como entrenador y futbolista se ha enfrentado a su club del presente. Como técnico, en cuatro ocasiones y su balance es negativo para él y favorable para el Real Madrid. Perdió con el Bayern los dos choques de la eliminatoria de cuartos de final de la Champions 2016-2017 (1-2 y 4-2) y ganó un partido y perdió otro con el Milan en la fase de grupos de la 2002-03. Como jugador, sin embargo, salió triunfador de las dos eliminatorias de Copa de Europa que ha jugado contra su actual equipo en dos temporadas consecutivas: 1988-89 (semifinales) y 1989-90 (octavos). Marcó el primer gol en el 5-0 del primer año.