Los secretos tácticos de Rúben Amorim, el 'señalado' para tomar el mando de Klopp en Anfield
El técnico luso es uno de los favoritos para asumir un Liverpool que perdió en los últimos días el liderato de la Premier y sucumbió contundentemente en Anfield ante el Atalanta en Europa League.

El comunicado de Jürgen Klopp anunciando que dejaría el Liverpool a final de temporada intensificó las apuestas sobre posibles relevos. El alemán dejaba libre uno de los banquillos más importantes de la Premier League y la duda surgía con respecto a quién tomaría esa responsabilidad. En los últimos días se aceleran las especulaciones sobre los nombres que pueden suplir al alemán y más después de que los red perdiesen el liderato de la Premier en Old Trafford y estén con pie y medio fuera de la Europa League tras la catástrofe en Anfield ante el Atalanta (0-3).
El nombre al que señalan como sucesor desde Inglaterra es el de Rúben Amorim. Nacido en Lisboa en 1985, es uno de los más jóvenes de Europa y también uno de los más exitosos en su corta carrera como entrenador. Amorim se ha hecho con los galones suficientes como para poner en marcha un proyecto ganador en un Sporting Clube de Portugal que parece renacido en las manos del preparador. Esta temporada, vivo en la Taça de Portugal tras eliminar al Benfica y liderando con mano de hierro la Liga de Portugal, su Sporting parece hacer méritos para otra temporada dando la razón los métodos del entrenador.
Hasta ahora, ya parece haber hecho méritos, devolviendo al Sporting a una senda competitiva que durante años parecía haber abandonado. En la 20/21, lograron un título de liga que no alcanzaban desde 2002, así como la Taça de Portugal lograda en 2020, que hacía cinco años que no lograban levantar y que en la 19/20 también alcanzó el propio Amorim como técnico del Braga. Hitos suficientes para confiar en su mano como gestor del equipo, al que ha dado alas para mejorar desde el punto de vista sensitivo y competitivo.
En su corta carrera como entrenador, Rúben Amorim pasó por dos clubes antes de recalar en su actual club: el Casa Pia y el Sporting de Braga. En marzo de 2020, el Sporting Clube de Portugal logró hacerse con el técnico por sus buenos resultados con el Braga, tras pagar la rescisión de su contrato. Es así como le dieron los mandos para empezar a brillar en Lisboa, donde, como en todos los clubes por donde pasó, impuso un juego atractivo, vertical y eminentemente ofensivo.
Fútbol ofensivo y defensa de tres para dominar Portugal
El técnico tiene una apuesta bastante afianzada por un sistema de juego con defensa de tres, que dé libertad a los carrileros y que tenga capacidad para salir desde atrás para facilitar a la línea creativa dar el siguiente paso. Un contexto propicio para dominar con balón, contemporizando y buscando los huecos de manera dominante y más paciente, u optar por una salida más directa, buscando desmarques de ruptura y un juego más vertical, a través de los carrileros o de los extremos.
Esa bicefalia, en la que no se restan importancia entre el juego de dominio y el que buscará oportunidades en profundidad, exige un sistema que pueda variar roles y posiciones, creando el contexto necesario para poder armar un 1-3-4-3, con tendencia a convertirse eventualmente en un 1-5-2-3, que buscará progresar desde el exterior o dominar desde el carril interior, buscando oportunidades entre líneas o decidirse por la velocidad y la incisión desde las bandas para conectar con el ataque.
Es, por tanto, el Sporting de Amorim, un equipo lleno de mezcolanza, con jugadores capaces de cumplir con los roles necesarios para cada contexto, sumando efectivos en zonas centrales (carrileros, interiores y pivotes) facilitando la progresión y el juego entre líneas o bien armando una estructura más típica, en la que los extremos interiorizan y prestan la banda a los carrileros y facilitan las opciones de remate en el área a la referencia y a los jugadores de segunda línea.
Defensivamente, se trata de un equipo muy intenso, con intención de presionar alto y agobiar a sus rivales. Con un sistema bien organizado de presión, el Sporting de Amorim se comporta como un bloque que reacciona tras pérdida y trata de bloquear las distintas salidas del equipo rival, llegando a conformar el citado 1-5-2-3 o incluso un 1-5-4-1 si el equipo contrario consigue armar el ataque, acumulando apoyos en defensa y estableciendo un dibujo que favorezca reactivar el ataque en caso de robo.
La Premier League, un nuevo reto para seguir mostrando su nivel
Hay claves de juego que parecen amoldarse bien a lo que sería un Liverpool de Amorim, con piezas que encontrarían en este modelo una comodidad enorme por no variar demasiado su función actual e incluso potenciar algunas de sus funciones, como puede ser el caso de Alexander-Arnold, un jugador acostumbrado a sumar por dentro y por fuera; Mac Allister, un centrocampista intenso que dota a su equipo de personalidad a partes iguales en defensa y en ataque y, sobre todo, en figuras como la de Szoboszlai, pues el húngaro encajaría bien en ese perfil de extremo/interior que pueda optar por la presencia creativa entre líneas o buscar la cabeza de un posible rematador (Darwin Núñez puede agradecer mucho este punto).
De Rúben Amorim habló Bruno Fernandes durante la concentración de Portugal. El centrocampista, que estuvo a las órdenes de Amorim antes de su desembarco en Old Trafford, afirma: "Espero que se quede en el Sporting, pero si da el siguiente paso, creo que tiene todas las cualidades para poder triunfar en el fútbol inglés". Un paso que sería un gran salto para el técnico, que tendría la oportunidad de seguir creciendo en la mejor liga del mundo.
En un Liverpool, además, que ha demostrado a lo largo de estos últimos años que confía en el talento de los entrenadores para crear proyectos ganadores con paciencia y recursos, facilitando que puedan realizar su trabajo y dotándolos de los mimbres necesarios. Un destino que parece propicio para uno de los entrenadores con mejor cartel en el panorama europeo y que sigue haciendo méritos para poder seguir evolucionando. Veremos si será al calor de la ciudad de Liverpool y con el apoyo de Anfield.