Así fue la peor crisis del Athletic que ha revivido con las memorias de Manu Sarabia: "Vizcaya se partió en dos"
Repasamos el enfrentamiento entre Javier Clemente y el delantero rojiblanco, que rompió un vestuario campeón y llevó al despido del técnico.
El pasado mes de diciembre, hace casi un año, Manolo Sarabia y Javier Clemente participaron en el partido Legends que redondeaba los actos del cierre del 125 aniversario del Athletic. Un acercamiento entre dos leyendas rojiblancas que prácticamente no habían vuelto a coincidir y que no se hablan desde 1986, cuando la entidad bilbaína vivió una de las crisis sociales más importantes de su historia. Y todo ha vuelto a saltar por los aires esta semana con graves acusaciones de un lado y del otro, reviviendo una polémica que parece no tener fin y que paralizó a Bilbao y Vizcaya en los años 80, rompiendo un vestuario campeón que empezó a despedazarse un mes de enero imposible de olvidar.
El atacante, por primera vez, ha hablado del asunto en un capítulo de su libro Chaval, ¿quieres venir al Athletic?, que se presenta esta tarde en San Mamés. Allí, disparaba contra Clemente definiendo aquellos meses como "acoso" y "abuso de poder" por parte de un entrenador que venía de ganar dos ligas y una Copa desde el banquillo. El técnico, que nunca se calla, no tardó en contestarle para negar sus declaraciones e incluso para burlarse de él: "Se la ha ido la olla"; "compraré el libro para al menos darle un duro"; "lo único que quería era jugar de titular"...
Este ha sido el último enganchón de una relación rota. Completamente. Para entender hasta qué punto, un detalle lo ejemplifica bien: El equipo campeón se reunía durante años cada Navidad para comer y Clemente y Sarabia se turnaban su presencia. Un año uno y al siguiente, el otro. ¿Cómo se llegó a esta situación? Hay una generación, la misma que no había visto la Gabarra hasta el pasado mes de abril, que conoce a Sarabia y a Clemente por el trato reverencial que se da en este club a sus ex jugadores, más aún a leyendas como ellos, pero a la que aquella crisis le queda lejos. Y de la que conocen solo algunos pocos detalles.
Los más 'veteranos', con perdón, suspiran en cuanto escuchan estos dos nombres. "Hay que entender que Clemente era Dios y Manolo, uno de los más queridos. Allí se posicionó hasta el obispo", dice en un primer momento Juan Carlos Latxaga, hoy firma especializada de ElCorreo y que entonces acompañaba al Athletic en cada viaje por la península. Unos años en los que viajar con el equipo era, precisamente, eso: Piel con piel. Los redactores compartían horas de avión, aeropuertos y hoteles.
"Fue una crisis absolutamente demencial. Vizcaya se partió en dos. La trascendencia que tiene el Athletic en la sociedad vizcaína se ve para lo bueno, pero también para lo malo. Ves lo que pasa cuando gana la Copa, y la Gabarra, en la que todo el mundo se moviliza, pero cuando ocurre algo malo, pues resulta que también. En cada oficina, en cada puesto trabajo, yo creo que hasta en cada casa había unos de un bando y otros de otro. Fue muy, muy desagradable", rememora Latxaga.
"En cada oficina, en cada puesto de trabajo y en cada casa había unos de un bando y otros de otro. Fue muy, muy desagradable"
PeriodistaPrecisamente, por esa cercanía que mantenían los comunicadores con los futbolistas, entrenadores y directivos, el conflicto afectó aún más directamente a los periodistas, aunque tardó en airearse. "Yo recuerdo vivirlo en el campo. Recuerdo un partido contra Osasuna que fui con mi aita, Manolo metió un gol de tacón y salió ovacionado. Al siguiente partido, Clemente no le puso. Pasaban cosas así", recuerda Jon Rivas, periodista de El País y que en aquella comenzaba con sus labores profesionales. De hecho, la rueda de prensa en la que se explicarían las razones del despido de Clemente la viviría unos días antes de iniciar la mili.
El conflicto permaneció bajo llave -más allá de las desavenencias clásicas del fútbol- durante varios meses, hasta que finalmente mostró la pata en Santander. Allí, en una derrota en la que Sarabia no fue titular, puso sobre la mesa los problemas criticando las alineaciones de Clemente y achacando la mala dinámica a los cambios continuos. Fue la primera piedra de un conflicto que estallaría en enero de 1986, con varios capítulos previos. "Había habido alguna insinuación, pero esta fue la primera crítica no velada. Ahí el tema ya saltó a la calle y a los medios", recuerda Latxaga, antes de otro punto de inflexión en un partido europeo en Lieja.
Era un duelo de dieciseisavos de final ante RFC Lieja y Clemente pronunció unas palabras que meses después resonarían aún más: "O Sarabia o yo", dijo el técnico en un corrillo con algunos periodistas. Unas palabras que fueron públicas y que llevaron a la entidad, presidida entonces por el fallecido Pedro Aurtenetxe -quien había apostado personalmente por la figura de Clemente años antes-, a buscar un pacto de no agresión entre dos instituciones como eran el entrenador y Sarabia, que había renovado el verano anterior.
Otra disputa sucedió tras unas declaraciones de Sarabia pidiendo ser titular. Clemente le encaró en el vestuario delante de sus compañeros: "Si crees que tienes que jugar, dime a quién de estos quito". La situación era incontrolable. "El pacto consistía básicamente en que lo que pasase, al menos, se quedase en casa y no trascendiese", explica un Latxaga que tiene claro cuál sería el siguiente punto caliente y que, definitivamente, iniciaría el terremoto final. "Hubo un partido en Las Palmas, que tenía un lateral que subía mucho y puso a Manolo para que subiera menos. La versión del Rubio es que Manolo no le hizo caso, que se iba para el centro, y ahí encontró un pseudo-argumento para decirle a Pedro [Aurtenetxe] (Presidente) 'ves, este no me hace caso'". Sarabia no volvería a jugar con Clemente nunca más.
Los 6 días que cambiaron la historia del Athletic
Si en Lieja se movieron los cimientos, lo sucedido en Las Palmas sería el comienzo de uno de los últimos capítulos más duros y amargos de la historia del club. El técnico dejó sin viajar a Sarabia de cara un encuentro en Sevilla y tampoco entró en la lista para recibir al Hércules. Aquel 19 de enero de 1986, el delantero vio el choque desde una grada completamente dividida, con pancartas en favor de uno y otro bando. Se coreó su nombre. Tras el choque, Clemente volvió a sentenciar: "Sarabia no va a volver a jugar conmigo". "Lo dijo un poco de pasada porque había sido un partido malo y con pañuelos. Le repreguntamos por ello e insistió: 'Sí, sí, conmigo no juega nunca más", recuerda Latxaga sobre aquella rueda de prensa que fue la bomba final y la última que haría Clemente como entrenador.
Tras un choque ante Las Palmas, Clemente deja sin convocar a Sarabia ante Sevilla y Hércules: estalló San Mamés y el técnico prometió no volver a contar con el atacante
Allí comenzó una semana muy intensa, más aún teniendo en cuenta que debían visitar al Barça el próximo domingo. "Nos pasamos la semana tomando cafés en la Cafetería Mónaco, que estaba debajo de la sede del Athletic, que entonces estaba en Alameda Recalde". En busca de la noticia y de cualquier salida o entrada que se produjese en la antigua sede rojiblanca, ya que el martes 21 la directiva de Pedro Aurtenetxe sancionó al técnico económicamente y también con un expediente disciplinario. "Allí estuvimos a ver quién venía, quién se iba, quién subía y quién bajaba. Nos pasamos la semana allí y la directiva también, ¿eh? Pasaron la semana en la sede, sufriendo mucho porque aquello no le hacía bien a nadie".
Cuando Latxaga dice todos, también están incluidos unos jugadores que tomaron partido en favor del técnico. Hay que entender que Clemente había hecho doble campeón de liga y también de Copa a una generación que en gran parte comenzó con su ascenso al primer equipo. Era el líder y "el padre" de muchos de ellos, como quedó demostrado ese mismo viernes, en el que se sucedieron las reuniones tanto en Bilbao como en Getxo. Primero, entre el técnico y el club: se le pidió firmar un escrito en el que se comprometía a retractarse y tratar a Sarabia como uno más.
Clemente salió de allí optimista, pero se reunió con la plantilla -sin Sarabia- ya en plena noche en su casa para conocer su opinión y decidió no firmar el escrito por considerarlo "indigno". Tras aquella quedada, los jugadores, liderados por Dani como capitán, se desplazaron a la sede del club en pleno centro bilbaíno. Una reunión que se alargó hasta las 4:00 de la mañana, que fue "muy tensa" y con amago de plantón grupal para no viajar a Barcelona. No arregló nada. De hecho, fue el punto y final.
Unas horas más tarde, en la mañana del sábado 25 de enero de 1986, el Athletic despidió a Clemente tras dos ligas, una Copa y el cariño de toda la ciudad. "Aquella noche se implicaron todos, también políticos y hasta el obispo Juan María Uriarte…", recuerda Latxaga. En la rueda de prensa del club, "el ambiente era de funeral", rememora el periodista, que cubrió esos momentos históricos con la conciencia de lo importantes que eran. "Los medios ya habían tomado partido también. Se hicieron suplentos de 16 páginas, algunos con Clemente y otros con Manolo. Hasta límites insospechables", dice Rivas.
"Aquella noche se implicaron todos, también políticos y hasta el Obispo Uriarte"
Periodista"No recuerdo haber vivido una rueda de prensa como aquella. Por la expectación que había e incluso por las condiciones física. Era un cuarto, todos amontonados, y con sensación de que se había roto algo importante", revive Jon Rivas. "Es que además yo creo que estaba dividido todo el mundo, incluso los medios", puntualiza Latxaga. No sería la última comparecencia.
Esa tarde, Clemente convocó también a los medios en el Hotel Villa de Bilbao. "Recuerdo que anduvimos como locos porque había que ir a la rueda de prensa y luego coger el avión a Barcelona. Esa rueda de prensa fue terrorífica. Imagínate la escena, Clemente en la mesa argumentando su historia y los periodistas en frente, pero con el salón lleno de gente, de gente partidaria de Clemente. Allí pasó de todo". El 'de todo' son, por ejemplo, insultos hacia algunos periodistas cercanos a Sarabia, pero sobre todo gritos de ánimo y aplausos al técnico.
Tanto Rivas como Latxaga tienen claro que allí no ganó nadie. "Todos perdieron". Incluido, claro, el Athletic, que fue viendo cómo sus principales jugadores dejaban el equipo en los años siguientes. "No querían tener que elegir, apostaban por la continuidad de los dos. A todos les dolió muchísimo venir de un equipo campeón, ganar la Liga o la Copa y encontrarse en un año al año y medio una situación así en el vestuario. No solo a los jugadores, también al club", asegura Rivas. De hecho, Aurtenetxe y Clemente pasaron muchos años sin volver a hablarse.
Aquel episodio rompió el vestuario y de allí salieron Zubizarreta, Liceranzu, Patxi Salinas, Julio Salinas e incluso Manu Sarabia, que dos años después firmó por el Logroñés... Clemente regresó cuatro años después en unas polémicas elecciones, pero nada volvió a ser igual. En aquellos meses algo se rompió y 38 años después sigue trayendo cola.