La foto más esperada del parón de selecciones retrata otra realidad del fútbol: entre Koundé y Alexia, España busca su sitio
El futbolista moderno dispone de unos pocos segundos para expresarse fuera del campo.
El temido parón de selecciones no arranca de forma oficial hasta que no se publican las fotos de los jugadores, pulgar hacia arriba y sonrisa Colgate, llegando a la concentración vestidos de calle. Este rincón de la liturgia futbolera tiene un líder indiscutible. Después viene el pelotón. En un desierto de repetitividad gestual y textil, Clairefontaine es oasis expresivo. Francia marca tendencia, entre la extravagancia que algunos no soportan y la sensibilidad modista que otros apreciamos. A distancia considerable, Bélgica compite con outfits atrevidos y una mascota diabólica, Países Bajos nos regala estampas bucólicas e Italia lucha contra su reputación mientras la sombra de Maldini y Nesta sigue siendo alargada. ¿Y España? Se diría que la Campeona de Europa está moldeando su estilo, buscando un registro con el que sentirse cómoda en pleno cambio generacional.
El tunnel look, exportado desde la NBA, es ya una institución con doble entrega semanal. Ayuda a calentar motores en cada prepartido y, por qué no, a conocer al futbolista cuando no va vestido de corto. El auge de las redes sociales y la convivencia fluida entre césped y pasarela han creado una cita editorial que el aficionado consume con expectación. El fan quiere saber cómo se expresan sus ídolos fuera del verde, ya sea a través de auriculares exagerados, gafas de sol en días de lluvia o sudaderas oversize que se agotarán en cuestión de horas. Los departamentos digitales sueñan con fichajes como un Koundé o una Alexia, una Leah Williamson o un Bellerín cuyos estilismos garantizan interacciones.
Paradójicamente, el atleta moderno está sujeto a una exposición mediática 24/7, pero dispone de un puñado de segundos para expresarse estilísticamente fuera del campo. Saludo, pose, flash. Francia ha creado su propia pasarela en la entrada de Clairefontaine y el Barça es uno de los clubes que mejor explotan este filón narrativo —incluso transformó un gris aparcamiento en un lugar instragrammable—, aunque este curso los de Flick acostumbran a concentrarse y acceden al estadio en chándal. No necesitan presentación las colaboraciones con firmas de alta costura, que uniforman a cada plantilla mientras imprimen una identidad rotunda. Milan, Manchester City o Inter, entre otros, demuestran que el formal wear (ropa formal para el prepartido) deja una huella imborrable en las noches europeas.
👋 𝑺𝒂𝒍𝒖𝒕 !
— Equipe de France ⭐⭐ (@equipedefrance) November 11, 2024
Nos Bleus se retrouvent à Clairefontaine pour le dernier rassemblement de l’année 💙 #FiersdetreBleus pic.twitter.com/axLI1IScEW
Pero vamos a lío. ¿Qué tal le iría a España en un duelo de estilos con Francia? Repasamos los principales arquetipos del futbolista internacional moderno:
Las Fashion Victims. No hay partido
Botas de tacón, sudaderas con malla estilo ninja, bordados y atuendos salidos del último número de Vanity Fair. Jules Koundé se ha construido una merecida fama de trendsetter (persona que inicia y marca una nueva tendencia) y actúa como mentor del resto de futbolistas galos, entre los que destacan Ibrahima Konaté, Bradley Barcola o Michael Olise. Ningún internacional español juega en esta liga. La última aparición de Jules está dando que hablar. El defensa lució una maravillosa chaqueta prepartido, un modelo adidas utilizado por Francia entre 1985 y 1990, que combinó con pantalón de cuero. La moda es provocación, ya se sabe. Me pregunto si está cerca el momento en el que el patrocinador técnico tome cartas en el asunto y "regularice" la llegada a la concentración. Hasta ahora, Nike observaba el literal desfile de las Kenzo, Balmain, Louis Vuitton, Givenchy o Saint Laurent, competidoras indirectas. La maniobra de Koundé, hombre-marca de la archienemiga adidas, podría suponer un antes y un después. Que nos quiten lo vestido.
Los atentos a la portada de Vogue. Francia, a la última
Ciertas firmas no necesitan patrocinar a selecciones o clubes. Sus acuerdos individuales generan un mayor impacto. Louis Vuitton, Prada, Off-White o Saint Laurent son especialmente populares entre los franceses y están prácticamente inéditas entre los españoles. En la pausa de octubre, Marcus Thuram apareció con zapatillas Nike Air Force, pantalón de cuero Julius Thorn, gafas de sol Prada bajo la lluvia y una llamativa biker jacket (cazadora de motociclista) Louis Vuitton. Deschamps, bromista, le preguntó que si venía del circuito de Monza. Theo Hernandez dobló la apuesta con un conjunto LV a excepción de la gorra Absolutely (de solo 20 euros, un guiño al pueblo llano). Triunfó la sudadera con capucha bajo la icónica bomber LVOVERS by Pharrell Williams. En este parón, el lateral del Milan ha mezclado Puma, JW Anderson y Dior.
En el medio está la virtud. España, más natural
A las convocatorias de la selección española llegan jóvenes relativamente más accesibles y cercanos. Si quisiéramos hacer demagogia, que no queremos, diríamos que tienen los pies en el suelo. Las firmas sobre la ropa bajan varios escalones respecto a los tótems vestidos por los franceses. Fear of God, Couture Club, Scalpers e incluso Bershka aparecen en el armario de una España que no puede y no debe competir con Francia. Morata, Remiro, Casadó o Baena mantienen un perfil bajo, de smart casual discreto. Sin embargo, entre sudaderas y vaqueros anchos, esta semana han destacado Cucurella y Dani Olmo, los más franceses de la concentración. Más allá de las risas en el vestuario, garantizadas como demuestra un breve clip con Pedri y Olmo como protagonistas, ¿impondrán su estilo como ha hecho Koundé en Francia?
Elogio de la capucha. Empate técnico
Considerando el momento dorado del chándal y la licencia poética vitalicia que te conceden al ser futbolista profesional, es difícil superar un look que te permite estar cómodo, ir a la moda y viceversa. Tchouaméni, Camavinga, Samba o Kolo Muani (este último con un registro más fashionista) suelen lucir completos de Nike, Nocta o Puma, añadiendo un necesario toque deportivo a Clairefontaine. En la pasarela Las Rozas, la sudadera con capucha es la tónica general y casi todos los seleccionados se han presentado con chándal completo o parcial. Nico Williams, Bryan Zaragoza, Samu Omorodion o Pedro Porro, algunos de los más destacados. Volviendo al tema del patrocinador técnico: Nike x Francia y adidas x España la tienen botando para crear un chándal que garantice comodidad, uniformidad, exposición de marca y expresión individual. Atentos a los próximos movimientos de la selección femenina, que ya ha estrenado ropa Yohji Yamamoto x adidas.
El fútbol de selecciones respira un ritmo más pausado respecto a la máquina de contenido en la que se han convertido los clubes. El imaginario estético de las federaciones está compuesto por prendas amplias, Baggio x Diadora en 1994 o Ronaldinho x Nike en 2002. Recordamos polos blancos por dentro del pantalón para afrontar tensas partidas de cartas (hoy Play Station), Gascoigne x Umbro en Italia'90 o la volcánica Holanda x Lotto en Euro'96. Tardes de piscina cubierta y ping-pong en recintos blindados a la prensa. Ropa cómoda, todos idénticos, nada de kétchup en las comidas. En el contexto actual, la llegada a la concentración abre una rendija de expresión individual que el futbolista no desaprovecha. Los internacionales galos, embajadores de prestigiosas casas de moda, destacan por su extroversión y escriben las reglas de la vestimenta. Los españoles observan y moldean su propio registro, sobrio y con pinceladas modistas. Antes de criticar, conviene preguntarse: ¿cómo te vestirías tú a esa edad y con presupuesto ilimitado?