Nino, el 'delantero de la ambulancia' que echa de menos el gol: "Si el sábado no metía o perdíamos, hasta el jueves no hablaba"
La leyenda del Elche rememora sus 23 años de carrera mientras se prepara para dar el salto a los banquillos como primer entrenador. Desde que colgó las botas es el segundo técnico del filial ilicitano.
"Echo de menos meter gol. Esa sensación de cinco, seis, siete, ocho segundos de escuchar la red y gritar gol es brutal", reconoce con los ojos bien abiertos y brillantes al otro de la pantalla Nino (Vera, 1980), la leyenda del Elche que desde que colgó las botas en 2021 ejerce como segundo entrenador del Elche Ilicitano, pero sin olvidar sus 23 años vestido de corto. "Yo era fútbol, fútbol, fútbol. La que te puede explicar todo esto es mi mujer, que lleva toda mi carrera deportiva a mi lado. Si sábado o domingo no metía gol o perdíamos, hasta el jueves no hablaba. Lo pasaba muy mal, la verdad que lo pasaba muy mal. El nivel de exigencia que me he marcado yo solo ha sido algo fuera de lo normal", dice quien disputó 571 partidos en Segunda división y anotó 194 goles y posee ambos récords de encuentros y tantos también en el Elche, "en mi casa", donde formó la recordada 'delantera de la ambulancia' con su compañero y amigo Nano. "Nino, Nano, Nano, Nino. Amigo mío y fue la casualidad de que los dos coincidimos en el equipo, los dos nos ponemos a meter goles…", comenta entre risas el almeriense. Con optimismo también mira hacia el futuro, en el que se ve como primer entrenador. "Me estoy preparando para ello".
¿Cómo estás, Nino? ¿Cómo te sientes en los banquillos como segundo entrenador del filial de tu Elche?
Muy contento. Es una faceta en la que llevo ya, con este, cuatro años. He estado por momentos también de primero, ayudando en todo lo que puedo y, sinceramente, no tiene nada que ver con ser futbolista. Te crees que cuando eres futbolista lo sabes todo, pero cuando te sientas en el otro lado del vestuario, en el despacho, es otro mundo totalmente diferente, se sufre muchísimo. Es una etapa bonita, porque me encanta el fútbol pero, evidentemente, si me das a elegir entre entrenador y futbolista, no tengo ninguna duda: me voy a ir a futbolista, pero del tirón.
¿Qué has aprendido? ¿Qué te ha enseñado esta etapa que no supieras, como dices, cuando eras jugador?
Como futbolista eres muy egoísta: es todo para ti, que si no juego me cabreo porque la culpa la tiene el entrenador, que no analizo lo que tengo que analizar, lo que analiza un entrenador en ese sentido. Y ya lo he dicho en varias reuniones, en varias charlas. Me doy cuenta de que me he equivocado muchísimo a lo largo mi carrera, porque creo que los entrenadores siempre miran para el bien del grupo y para el bien del equipo, y por momentos el futbolista mira por el bien suyo nada más y no se deja ayudar por el entrenador, que sólo busca el bien del grupo en todo momento.
De ese análisis que has hecho en estos cuatro años, ¿cuál es el mayor error que tú has detectado en tu carrera?
Bueno, el mayor error es cuando no juegas. Creo que lo ven los chicos ahora, hoy en día: cuando no juegas, el poner caritas, el que 'yo soy el mejor', que 'el que tengo que jugar soy yo sí o sí', el que le intentas dar un mensaje y no lo coge. Para mí, el saber llevar el no jugar, y creo que desde muy pequeñitos ya se lleva en los genes, creo que van por el mal camino, que no es nada positivo.
Me refería respecto a ti. Entiendo que cometiste ese mismo 'error', como tú lo llamas.
Totalmente, sí, no saber llevar el no jugar, yo lo he sufrido muchísimo. El no jugar cada domingo, el no sentirme a gusto en cada instante, en cada jugada, en cada partido. Creo que también ha sido por el nivel de competitividad con el que he nacido, me encantaba competir y todo lo que no era poder estar en un terreno de juego lo sufría muchísimo. Y quizás había momentos en que no estaba para jugar, pero yo pensaba a nivel individual que sí y al final le ponías mala cara al entrenador, te quejabas porque creías que tenías que jugar sí o sí y creo que, en ese sentido, me he equivocado.
"He sufrido muchísimo el no saber llevar el no jugar. Le ponías mala cara al entrenador, te quejabas porque creías que tenías que jugar sí o sí… Me he equivocado"
¿La peor etapa que viviste a este respecto fue con Josico? No entrabas en los planes del míster y se vislumbró una posible salida de Nino del Elche.
Evidentemente, fue una etapa complicada porque fue para mí una sorpresa totalmente, más allá de Josico, que no tengo nada en contra de él, ni muchísimo menos, faltaría más. Pero fue una sorpresa tremenda. Yo había descendido con el Elche, en mi casa. Un año para mí espectacular, creía que era para mí la retirada perfecta, poder venir a mi casa y sentirme a gusto, y me encontré con un descenso y a los cuatro meses en Segunda B te encuentras con la sorpresa de que suenan campanas de que a Nino lo van a echar. Para mí fue tremendo, más allá del entrenador o no entrenador. Fue una semana muy dura para mí.
En base a todo lo que has vivido en tus 23 años de carrera, ¿cuál es el mayor consejo que tú das ahora a los chicos?
Trabajo, humildad, que disfruten. Que trabajen, que sin trabajo duro y exigente no se puede llegar al fútbol profesional, porque el fútbol profesional tiene una exigencia brutal, y estamos en el camino de ello. De educarlos deportivamente, personalmente y a partir de ahí tienen que sacar ellos los valores que tienen, cada jugador. Al final de lo que se trata es de ayudar al chaval, pero sobre todo, humildad y trabajo, en todos los sentidos.
¿Y cuál fue el mejor consejo que te dieron a ti? Debutaste en el Elche con apenas 17 años, has tenido una carrera larga y supongo que te habrán dicho muchas cosas en estos años pero, ¿quién es esa persona y esa frase que siempre has tenido en la cabeza?
Esa persona son mi padre y mi madre, que no han sido futbolistas pero que me han educado de la mejor manera posible, que es lo que transmito yo ahora y sigo teniéndola a día de hoy, que es 'sin humildad y trabajo no vas a llegar a ningún lado'. Me he ganado el respeto a nivel deportivo por mi trabajo. Yo no he sido mejor que nadie, ni he medido 1,90 metros, sino que todo lo que he tenido en cada momento lo he trasladado para que fuera lo mejor para el grupo, para mi equipo y a nivel personal. Ése es el consejo y el mensaje que me ha llevado a jugar tantos partidos y a tantos años de carrera: trabajo y humildad, no puedo decir otra cosa.
A esa edad, esa misma temporada de tu estreno, empezaste a escribir tu historia en letras mayúsculas en el Elche: fuiste pieza fundamental del ascenso en Melilla a Segunda A, no por un gol aquel día, sino por el 2-1 de la ida, casi al final del partido, que os dio la vida. ¿Cómo lo recuerdas?
Todavía se me ponen los pelos de punta. Fue un momento único, sobre todo porque Elche es mi casa. Desde el primer momento que pisé Elche me sentí prácticamente como en Vera. Me hicieron todo muy fácil, fue todo muy rápido. Llegué para el Juvenil, a los dos meses estaba en el filial en Tercera y a los cuatro meses estaba entrenando ya con el primer equipo. Y me encuentro, como bien dices, marcando ese gol del 2-1 ante el Melilla, minuto 92, y escuchar por primera vez 'Nino, Nino' aquí en el estadio con 17 años. Para mí era una auténtica barbaridad jugar ya ahí en el Martínez Valero y meter un gol de la importancia que tenía.
Ascendéis, sigues marcando goles, temporada tras temporada, te conviertes en un jugador importantísimo para el Elche y en la 2006-2007 te marchas al Levante. ¿Te pudo esa ansia de querer jugar en Primera? Porque esa experiencia no resultó como tú esperabas, apenas marcaste un gol. ¿Cómo viviste aquella transición?
Bueno, esa transición o esa adaptación a la Primera división después de ser un jugador importante en el Elche los últimos 6-7 años, de meter goles, de jugar sí o sí, de sentirme muy valorado... Llego a un club que apuesta por mí pero donde hay cuatro o cinco delanteros, ya no apuestan por ti realmente al 100%. Es decir, 'gánatelo y si estás para jugar sí o sí, vas a jugar. Si no, no vas a tener esos cinco, seis, siete partidos para intentar demostrar lo que vales o lo que es la categoría'. A partir de ahí, esa adaptación no fue fácil para mí, fue un año bastante duro. Yo tenía mucha ilusión, muchas ganas de poder llegar a la Primera división y poder disfrutar, pero desgraciadamente sabemos que la exigencia del fútbol profesional no es siempre 'dos por dos son 4', porque es muy difícil, es muy difícil el fútbol. Te crees que vas a llegar allí y vas a meter veinte goles, y te das cuenta de la realidad: que es muy difícil, muy complicado y que la exigencia es muy alta.
"Es muy difícil el fútbol. Te crees que vas a llegar a Primera y vas a meter veinte goles, y te das cuenta de la realidad: que es muy difícil, muy complicado y que la exigencia es muy alta"
En esos momentos, ¿uno llega a dudar de sí mismo, a pensar que igual no es válido para la élite? ¿Fue frustrante?
Fue complicado de llevar, sinceramente. Fue complicado de llevar porque yo llegaba con un sueño brutal, el Levante había hecho un traspaso por mí importante, me había dado un contrato de no sé cuántos años, tenía que mover a mi familia. La responsabilidad ya era otra, había salido de mi rincón de seguridad como era Elche, donde me sentía valorado en todos los sentidos, lo que hiciera estaba todo bien, a un sitio nuevo donde tenía que empezar Nino a demostrar otra vez que valía para la Primera división. Y pasaban los meses y no terminaba de arrancar. Igual que cuando llegué al Elche con 17 años sabía que ésta era mi casa, en el Levante a los tres meses ya me quería marchar. Ya mi cabeza no se encontraba a gusto, ya no se sentía a gusto y lo que quería era intentar a ver si llegaba un momento de poder engancharla y terminar con buen sabor de boca la temporada, pero fue un año complicado.
Repites que Elche ha sido siempre tu casa y pienso que quizá haya mucha gente que te asocie tanto al equipo y a la ciudad que no sepa que eres almeriense…
Sí, por momentos creo que dudarán, sí, por eso de vez en cuando lo recuerdo (Se ríe).
Del Levante te marchas a Tenerife y ahí cambia radicalmente la película para ti. Vuelves a marcar goles, 29, eres el Pichichi de la categoría, ascendéis. ¿Por qué vuelve a funcionar Nino?
Lo que había tenido en Elche, que había tenido mi casa, de valoración, de jugar, de minutos, de sentirme importante, sentirme delantero importante para la categoría, aparece José Luis Oltra… Faltando cuatro meses, en febrero o por ahí, me reúno con José Luis Oltra y Alfonso Serrano aquí en el Huerto del Cura de Elche. Me quieren, me quieren, me quieren, me quieren, me quieren llevar para allá. Mi situación cada vez iba a peor deportivamente porque no me sentía a gusto, había problemas de cobros, era un caos.
Me fui para el Levante, me vendieron que era lo mejor, yo aposté totalmente al 100% y desgraciadamente no terminó el año en ningún sentido para mí con lo que creía que iba a ser. Y en ese proyecto apareció José Luis Oltra, el Tenerife, que querían y bueno, me vino a la cabeza al momento Elche. Digo 'esto va a ser dar un pasito para atrás para intentar otra vez arrancar hacia adelante', y no me equivoqué. Desde el primer minuto empecé a rodar y me sentí muy a gusto.
Y allí vives unos altibajos importantes. Los has vivido a lo largo de tu carrera: un ascenso, un descenso a Segunda A y de ahí a Segunda B.
Sí, totalmente, pero esa espina de Primera división del Levante me la quito en Tenerife. En Tenerife el primer año nos mantenemos, el segundo año, Pichichi y ascendemos a Primera división, 14 goles en Primera, siendo un jugador importante y, como bien dices, vienen dos mazazos importantes, de decir '¿por qué?'. De hacer un proyecto, de ascender otra vez a Primera te encuentras dos descensos seguidos. Muy duro. La verdad que ese último año fue criminal, muy duro, muchos problemas a nivel deportivo, a nivel personal. Fue una temporada bastante dura y muy, muy sufrido.
Muy sufrido y luego a lo personal y a lo deportivo se sumó en tu carrera lo físico, porque tras ese segundo descenso te marchas a Osasuna y allí te rompes el cruzado y el médico te dice que igual es momento de retirarte, ¿no?
Sí, sí. Dos años muy buenos con Osasuna, en Primera, y el tercer año voy a arrancar la pretemporada y el cruzado me lo rompo con 33 años. Fui allí a ver al doctor y el doctor me comentó eso, que para la vida normal no iba a tener problemas pero si quería seguir jugando a fútbol me tenía que operar y no lo dudé ni un segundo. El doctor Alfaro me dejó espectacular, me dio otros siete años de fútbol. Me hubiera equivocado muchísimo. Yo tenía muchas ganas de fútbol. Ascendí otra vez con Osasuna, volví a casa en Elche y me encontré ese descenso, pero ascendí otra vez a Segunda y a Primera división. Me hubiera perdido todo eso, que fue espectacular.
Antes de volver a esa segunda etapa en Elche te quiero preguntar por las roturas de cruzados. Tú te lo rompiste hace muchos años…
2013.
…y esta temporada se están viendo muchas roturas de cruzados también, como la pasada, y se habla y debate sobre la acumulación de partidos. ¿Crees que se debe a eso? ¿Qué lectura haces tú de las roturas de cruzados?
Para mí siempre han existido. Yo recuerdo a Alexis Suárez, central del Tenerife, del Valladolid, brutal la raja que tenía aquí, la cicatriz que tenía en la rodilla. Le abrieron la rodilla entera, estamos hablando de 25 años. Es decir, muchos jugadores tienen las rodillas muy destrozadas porque existía antes, existe ahora y va a seguir existiendo toda la vida. Lo bueno que tienen estas lesiones dentro de la gravedad es que los medios que hay hoy en día no estaban antes. Hoy tengo una cicatriz que prácticamente ni se ve, me dejan impecable y estoy perfecto. Antes prácticamente te retiraban. Quiero decir con esto que eso va a existir y ha existido. ¿El problema cuál es? Que cuando se junta el Madrid, se junta el Barça, se juntan los top, equipos top de la Liga, parece que es la acumulación de partidos, que es el problema del cruzado. No. Va a seguir existiendo para siempre este problema, porque el nivel de exigencia es muy alto, el nivel de entrenamiento es muy alto y que si no lo das todo no puedes jugar al fútbol.
Y va y reapareces justo en el Martínez Valero. Lo que es la vida, ¿no?
Total, total. La verdad que fue brutal. De estar prácticamente retirado a recuperarme en cuatro meses y medio; estaba entrenando con el equipo, la rodilla perfecta y volví otra vez a debutar, a sentirme futbolista otra vez en el Martínez Valero, en Primera división. La verdad que fue un momento muy bueno. Bueno, el meterme en el campo, los siete minutos más largos de la historia, prácticamente no sabía ni jugar al fútbol otra vez, fue brutal, pero la verdad que la sensación fue espectacular.
¿Por qué? ¿Por qué no sabías jugar? ¿Qué sientes?
Sientes que no es fácil, que no es fácil. Es una lesión que sufres muchísimo y que prácticamente te enseña a andar otra vez, a caminar otra vez con 33 años. Tú crees que estás preparado para meterte otra vez en un terreno de juego, pero por mucho entrenamiento que tengas y tal no estás todavía preparado. Yo me sentí a gusto a partir del año, al año dije: 'Mi rodilla está perfecta ya otra vez para jugar al fútbol'. Pero esa transición de seis, siete, ocho, nueve meses hasta el año vas regular. En los giros parece que estás haciendo una rotonda con el coche. Son sensaciones muy feas, muy feas, que no te das cuenta hasta el año que dices 'mi rodilla está perfecta'. Esa sensación de como si tuvieras hormigón en la rodilla, mucho hielo después de los entrenamientos. No terminas de arrancar hasta el año prácticamente. Vas con un poquito de 'cuidado con esta jugada', no vas de verdad al 100%, porque has sufrido muchísimo y vuelves y otra vez romperte puede ser brutal ya del todo. Hasta el año o por ahí no te quitas ese respeto de la cabeza.
Vuelves a Elche en aquella temporada 2016-17, después del descenso administrativo, pasas allí otros cinco años, con otro descenso, otro ascenso... ¿Cuál ha sido el ascenso más dulce y el descenso más amargo que ha vivido Nino en su carrera?
Yo ascendí con el Tenerife, ascendí con Osasuna, encantado de la vida, son momentos únicos porque son muy difíciles de conseguir, pero evidentemente el más buscado fue el del Elche, y el más inesperado. Creo que yo me planté en playoff con 40 años y dije: 'Es ahora o nunca, no va a haber más oportunidades, Nino'. Y te encuentras con un ascenso a Primera división, el que había esperado o el que había buscado durante toda mi carrera deportiva. Fue brutal. Y el tema del descenso, me dolieron muchísimo, muchísimo el de Tenerife y el del Elche. Los dos descensos a la Segunda B para mí fueron muy, muy duros, muy duros. Fue muy mal de pasarlo y de sufrirlo y de llevarlo, una sensación muy dura.
"Echo de menos meter gol. Esa sensación de cinco, seis, siete, ocho segundos de escuchar la red y gritar gol es brutal"
Dentro de esa dureza y de tus 23 años de carrera vestido de corto, ¿con qué momento te quedas? ¿Cuál es el mejor momento que tú has vivido, la mejor sensación?
Meter gol. Esa sensación de cinco, seis, siete, ocho segundos es brutal, y es lo que echo de menos hoy en día. Esa sensación de escuchar la red y de gritar gol, eso es único. La verdad que es una maravilla, esa sensación… Puedo echar de menos el jugar, puedo echar de menos el vivir el ambiente, momentos espectaculares, el domingo, el día a día de entrenamiento, el vestuario, son muchas sensaciones y muchas ganas, lo que has vivido durante 23 años, pero ese momento de gol es para toda la vida.
¿Se puede verbalizar de alguna manera lo que se siente en ese momento? ¿Cómo es?
Es único. ¿Cómo se puede explicar? Es único, es que es esa sensación de ver cómo entra la pelota, de escuchar el ruido de la gente, de ver a tu compañero, de saber que es gol… Es ese momento. Aparte, que el delantero vive por y para el gol. Tú puedes hacer un trabajo brutal y si no metes el gol, vas a estar con el pero ese, pero si haces un trabajo bueno y metes gol, esa vitamina es vida, es la vida del delantero.
¿Cuál es el más bonito que ha marcado?
Por suerte he metido muchísimos, pero yo creo que me quedaría con el primero, que fue una sensación única, el del Melilla, y luego seguiría por los de los ascensos. Es que me quedaría con todos, es que es brutal.
Cuando te retiras a los 41 años lo haces como el primer jugador en alcanzar los 700 partidos en las competiciones de LaLiga, máximo goleador en la historia del Elche (135), jugador con más partidos en el Elche (475), máximo goleador en la historia de Segunda división, etc, etc, etc. ¿Cuántos hitos tienes?
La verdad que hay muchas cosas. Cuando voy a una charla, a una reunión, a una entrevista y empiezan con el papel, por un momento le digo: 'Control, páralo ya. Páralo ya, páralo ya'. Porque al final son muchos récords personales. Muy agradecido por ello, porque creo que son muy difíciles de conseguir en el mundo del fútbol. Una satisfacción brutal, porque te vas de una profesión en la que es muy complicado llegar, con un respeto del mundo del fútbol que es muy querido y que es muy difícil de conseguir.
Una profesión en la que me cuentan que has sido absolutamente disciplinado y ordenado, que has vivido por y para el fútbol.
Totalmente. 24 horas fútbol sí o sí, 24 horas. Yo lo he pasado muy bien, pero lo he pasado mal también, porque el nivel de exigencia que me he marcado yo solo ha sido algo fuera de lo normal. Yo era fútbol, fútbol, fútbol. La que te puede explicar todo esto es mi mujer, que lleva toda mi carrera deportiva a mi lado. Si sábado o domingo no metía gol o perdíamos, hasta el jueves no hablaba. Lo pasaba muy mal, la verdad que lo pasaba muy mal. Día que fallaba goles, por la noche: '¿Cómo he fallado esto?' (Cierra los ojos y se lleva la mano a la cabeza).
Son momentos que lo ves, que te crees que el mundo del fútbol todo es bonito, pero al final somos personas y el tema mental creo que es muy importante, que los clubes están avanzando mucho en el tema de psicólogos y ayuda a los jugadores, porque al final es una responsabilidad muy grande. Creo que tengo redes sociales desde hace dos o tres años, el tema de críticas y todo esto no podía llevarlo, porque veía a compañeros que lo llevaban muy mal, sufrían muchísimo. Es muy complicado. Que cuando vas muy bien en el fútbol, va todo bonito, es perfecto, pero cuando va mal, tienes que ponerte el paraguas y meterte en casa, no puedes salir ni de casa.
¿Cuál fue el peor momento en este sentido que tú recuerdes?
Sobre todo, descensos. Ver la cara de los aficionados, ver cómo los aficionados insultan, cómo te dicen de todo. Es complicado, es muy complicado, porque al final eres persona. Tú te vas a tu casa, tienes familia, tienes niños y parece que no nos duele, pero nos duele muchísimo. Es un fracaso para todos y es una decepción para todos, es decir 'yo he trabajado todo este año para nada, para nada. He perdido este año y he perdido mentalmente una temporada muy difícil'. Son golpes que no se te olvidan, igual que los goles te digo que es lo mejor, los golpes es de por vida.
Hablamos de los goles. Vaya pareja formaste, y te veía estos días charlando con él, que ha vuelto al Elche, con Sory Kaba. Qué diferentes erais y qué dúo formasteis.
Sí, muy bien. Sory, todo potencial, todo fuerza, todo remate. Y como lo que hemos dicho antes, ¿qué es lo que sufre un delantero? El no meter gol. El chico está en un momento de ansiedad, donde hay que ayudarle. Yo soy amigo suyo, el club quiere lo mejor para él, porque se necesita para el equipo. A partir de ahí, todo lo que sea ayudar… Fue una temporada en que nos lo pasamos muy bien.
Y os lo pasasteis bien vosotros y la gente con 'la delantera de la ambulancia'. Por favor, cuéntanos sobre Nino y Nano, por si hay alguien más joven a quien se le escapa.
(Sonríe). Bueno, Nino, Nano, Nano, Nino. Amigo mío y fue la casualidad de que los dos coincidimos en el equipo, los dos nos ponemos a meter goles… Me regalan un día, porque tenía eso, que si jugaba con una camiseta, con esas botas, tenía que jugar todos los domingos con esas botas o con esas camisetas. La Cruz Roja me regaló una camiseta de la Cruz Roja, me la puse debajo, metí un gol y ya era la ambulancia, ya era Nino, Nano, la sirena y ya era la bomba (Se ríe). Totalmente. Nos lo tomamos muy bien. Muy amigos, seguimos siendo muy amigos. Nano es de aquí de Elche. Muy contentos por ello (Sonríe orgulloso).
¿Ha ganado en salud y en vuestra relación tu mujer después de tu retirada o ahora como técnico eres igual?
No soy igual. Intento tener esa experiencia, llevarlo a cabo y no ser tan exigente en ese sentido. Evidentemente, la procesión se lleva por dentro y lo sufres igualmente. O vienes ronco. Ahora no puedes hablar porque vienes ronco de gritar. Intentas no sufrir tanto y llevarlo a cabo para mejor.
"El banquillo me gusta cada día más. Todo esto para mí es preparación para intentar el año que viene dar el salto a los banquillos"
¿Disfrutas del banquillo? ¿Quieres ser entrenador de élite?
Disfruto del banquillo, me gusta el banquillo cada día más. Por suerte, tenemos un cuerpo técnico donde disfrutas, donde trabajas, donde aprendes, donde te exiges, donde analizas, donde haces muchísimas cosas. Todo esto para mí es preparación para intentar el año que viene dar el salto a los banquillos.
¿Cuando te planteas colgar la botas ya tenías claro que querías entrenar o uno piensa '¿y mañana, qué?'.
Lo tengo muy claro, pero son dos contextos muy diferentes. Tú estás hecho como jugador durante toda tu carrera deportiva y tienes ese miedo de decir '¿mañana qué?, ya no voy a entrenar con mi compañero, ya no voy a jugar los domingos, ya no hay viaje, es otro mundo totalmente diferente, qué va a pasar mañana'. Pero por otro lado tenía muy claro que quería estar cerca del terreno del juego y por suerte el club me dio esa posibilidad de poder estar ayudando al fútbol base. Lo tuve claro en todo momento. Me senté, me reuní con Christian Bragarnik y me dijo: '¿Qué quieres hacer?'. Digo: 'Yo quiero entrenar, yo quiero sentirme ya estar ahí, estar ayudando a los chicos en este proceso e intentar ayudarme yo mismo a aprender lo que se vive al otro lado de esa puerta'. Así que, por ese lado, agradecer a Christian Bragarnik y al club porque apostó por mí y estoy encantado.
¿Qué salud le ves al fútbol, Nino? Tú que has vivido la evolución como deporte y como industria en estos años, ¿en qué punto lo ves?
Bueno, lo veo que cada vez es más empresa, donde antes, sí, los jugadores quizás tenían un poquito más de libertad, pero ahora hay mucho tema económico, los jugadores tienen que responder sí o sí, porque si no esto no termina de arrancar. Creo que, desgraciadamente, se está haciendo todo a nivel empresarial, viene mucha gente y apuesta por un club y luego no dan la cara… Es complicado, la verdad que es complicado. Y se está llevando a un sector donde quizás ese sentimiento de la afición hacia su club, en algunos clubes, se está perdiendo por lo que está haciendo mucha gente alrededor de sus equipos. Tenemos el caso del Valencia con Peter Lim. Creo que un Valencia Club de Fútbol, que está siempre con problemas, eso no es positivo para el fútbol, y el tema sentimiento se queda a un lado. Por ejemplo, por decirte un equipo.
¿Y cómo ves los arbitrajes? Venimos de otro fin de semana 'entretenido' en el que, lamentablemente, hemos visto también una agresión en el fútbol base a un árbitro.
No termino de entender eso. Que haya gente que sea capaz de hacer eso o que vaya a un terreno de juego, a un campo de fútbol, a desahogarse con el árbitro, a insultar a una persona, eso no es fútbol, no lo puedo entender jamás. Creo que es una persona que está ahí y se equivoca igual que nosotros, esto es como el futbolista. Al aficionado que está insultando: 'Sal tú y a ver si eres capaz de jugar'. Pues esto es lo mismo con el árbitro, 'ponte tú con el pitito y hazlo, con el silbato, y a ver si eres capaz de hacerlo, meterte ahí en la plaza'. Son cosas que no termino de entender. Que por momentos, en el terreno de juego como jugador, te calientas con el árbitro, claro, te calientas, y él te lo explica y te dice: 'Nino, me he equivocado'. Eso pasaba. Me calentaba porque querían encararse contigo, ser más protagonista que tú, y ahí sí que te calentabas, pero el árbitro que venía y te decía: 'Nino, me he equivocado', ¿cómo le voy a decir?. 'Perdóname, perdóname porque me he equivocado'. Ya está, yo también me he equivocado. Es que va todo muy rápido, pero la gente que se dedica a pegar, eso es una locura, totalmente.
¿Hay algún partido en el que te recuerdes especialmente caliente con un árbitro?
Bueno, es que son muchos partidos. Lo primero que me decían los árbitros era: 'Nino, las manos atrás'. Como decir 'no vengas ya con las manos abiertas que vamos a tener problemas'. Y, luego, era el carácter de cada árbitro: había árbitros que querían ayudarte, había árbitros que decían 'levántate, no te han hecho nada', y encararse contigo, pero los que te daban conversación eran los mejores, porque entrabas en su papel. 'Oye, Nino, que no lo he visto, perdóname, tal', y ya te callabas. Sinceramente, te callabas, poco que decir ya.
¿Y qué delantero deja sin palabras a Nino? ¿Quién te gusta?
En mi momento había muchísimos y actuales, pues también. Estaba Raúl, Villa, Soldado, Negredo, Forlán, el Kun... Había cañones, había cañones. Me estoy dejando a los Ronaldo, los Messi, los Samuel Eto'o. Es que hay muchísimos delanteros y muy buenos.
¿Y de ahora?
Ahora, los Williams, Lamine, Lewandowski, Vinicius... Hay muchos cañones, hay muchos jugadores. Muy buenos.
Ellos eran cañones, dices, ¿y qué era Nino?
Yo ayudaba a esa competencia. Intentaba meterme entre ellos a ver si hacía un poquito de ruido. No me puedo quejar, la verdad que he estado... Me he sentido muy a gusto, muy querido, he disfrutado la profesión, la he sufrido, pero la verdad que son 23 años y sobre todo la valoro hoy más, porque estoy viendo a chicos, que trabajo con chicos todos los días, que quieren ser futbolistas, y el 95% cada temporada de esos futbolistas que tenemos a día de hoy no terminan de arrancar y están en categorías que no son profesional, y eso es complicado.
¿Hace falta más trabajo psicológico para sobrellevar el no llegar a la élite que antes? ¿Sientes que ahora, por el tema de las redes que comentabas, también, tienen más presión?
Totalmente. Creo que son cosas o herramientas que hay que trabajar para el chaval, porque el chaval con 18, 19, 20 años se cree que lo sabe todo, que es el mejor y está preparado y seguro que va a llegar al fútbol profesional, y te das cuenta de que en un año está en Tercera división y ese chico en dos días dice: 'Ya lo he dejado'. '¿Por qué lo has dejado?'. 'No, porque me ha aburrido, la verdad, no estoy preparado'. Esa herramienta, ese psicólogo, preparar el motor, que para mí el motor del futbolista es la cabeza, la cabeza te lleva para un lado o para otro. Es decir, no pasa nada, porque es una carrera de fondo totalmente, te van a pegar muchos golpes, pero la constancia, el trabajo y la humildad te va a llevar a donde tú quieras, pero tienes que estar muy preparado mentalmente.
"El fútbol es una carrera de fondo, te van a pegar muchos golpes. La constancia, el trabajo y la humildad te van a llevar donde tú quieras, pero tienes que estar muy preparado mentalmente"
Decías que quieres dar tu salto a ser primer entrenador, que te estás preparando, precisamente. ¿A qué entrenador de los que has tenido o de los que has idolatrado te gustaría parecerte?
Un entrenador que me marcó muchísimo fue José Luis Oltra. Muchísimo. Creo que me dio esa vitamina o ese año de vida que yo necesitaba después de un año complicado como fue la etapa del Levante. Él apostó por mí, él me dio la vida otra vez, llevarme a hacer lo que yo quisiera, de confianza. Creo que la etapa de Tenerife, en cuatro años, 80 goles, no me puedo quejar. Fue otra vez el revivir y sentirme con esa confianza que yo necesitaba.
¿Y a qué jugaría un futuro equipo de Nino? Sé que siempre decís que os tenéis que adaptar a las plantillas que tenéis, al perfil de futbolistas, pero ¿cómo sería el fútbol ideal de Nino como entrenador?
Un equipo atrevido, ofensivo. Evidentemente, tienes que tener recursos defensivos, pero para mí un equipo que quiera jugar la pelota, que quiera ir a meter gol, que quiera ir a por el rival, que quiera someter al rival, porque en el momento que nuestro equipo se viene atrás y que no quiere la pelotita y tal, nos aburrimos. Nino tiene la idea de un equipo alegre. Un equipo alegre que luego sepa sufrir sin pelota, pero con pelota que llegue, que centre, que remate y que vaya por el partido en todo momento.
Se nota que has sido delantero, ¿eh?
(Sonríe). Así es.