Carreras de camellos, el "deporte" que realmente genera pasión en Catar
Relevo asiste a una carrera en la que lo que menos interesa es el Mundial de fútbol.
Antes de los rascacielos, los inmensos centros comerciales, las tiendas de lujo y los Ferrari, los camellos eran la parte más importante del estilo de los beduinos nómadas y forman parte del patrimonio de Catar durante siglos. Los camellos eran una valiosa fuente de riqueza, eran utilizados para el transporte, como regalo de bodas, se empleaba su lana para hacer ropa, tiendas y alfombras, y su leche y carne como alimento. A día de hoy los camellos se dedican principalmente a las carreras, un negocio millonario que se considera deporte profesional en Catar desde 1973.
Si vas a una carrera de camellos lo primero que te llama la atención es que no hay gradas. Los espectadores recorren un circuito de unos seis kilómetros siguiendo a los camellos desde el coche. La pista de carreras tiene tres anillos: el exterior es para que los espectadores sigan la carrera desde su coche o desde un minibús de la organización, el siguiente anillo es por el que corren los camellos, y el anillo interior está reservado para los entrenadores de los camellos, la familia real o las cámaras de televisión. En Catar las carreras de camellos son tan populares que hay un canal de televisión dedicado exclusivamente a ellas.
Otra cosa que sorprende es que no hay yóqueis, los camellos son controlados por unos pequeños robots de unos 25 kilos amarrados en sus espaldas y sus entrenadores con el control remoto van dirigiendo la carrera desde sus todoterrenos. Hasta 2004, en lugar de robots, los camellos los montaban niños de países desfavorecidos, pero debido a los accidentes mortales y a abusos por parte de algunos padres que llegaban incluso a privar de comida a sus hijos para que no cogieran peso, esta práctica fue erradicada tanto en Catar como en el resto de los países del Golfo.
Premios de hasta 25.000 euros y un coche
Este deporte mueve grandes cifras de dinero, el precio mínimo de un camello ronda los 10.000 euros, además hay que tener en cuenta que su mantenimiento y entrenamiento puede costar al menos 1.500 euros. Pero para un camello ganador "no hay límite de precio, puede superar el millón de euros", nos cuenta Abdallah Hafiz desde su todoterreno, mientras espera a que empiece la siguiente carrera. Asimismo, nos señala que para este tipo de deporte se requiere "mucho dinero y esfuerzo".
Las apuestas están prohibidas en el país islámico, pero los premios de las carreras son de una cuantía importante. El primer premio son 25.000 euros y un coche de unos 100.000 euros, el segundo puesto recibe 2.500 euros menos, y así, hasta llegar al décimo puesto.
Tanto por los premios como por su tradición, las carreras de camellos son "nuestra mayor pasión, son parte de nosotros, es el deporte número uno del Golfo" explica Marri, entrenador de camellos desde hace más de 20 años en el circuito de Al Shahaniya, situado a 40 kilómetros al este de Doha. Los entrenadores de camellos, los "mudammer", también son los responsables de garantizar la salud y el bienestar de los camellos. "Los camellos son toda mi vida", afirma orgulloso Marri. Mientras, su compañero Abu -de origen sudanés- coloca los robots jinetes sobre el lomo de los camellos para la siguiente carrera. Tanto Abu como Marri se extrañan cuando les preguntas sobre el Mundial o sobre el fútbol, a ellos solo les interesan los camellos. De hecho, ahora es la época más importante del año ya que, debido al calor durante los meses de verano, las carreras se celebran entre noviembre y febrero.