Viva Suecia

Confieso haber escrito las primeras líneas de este texto antes del partido. Ganara o perdiera España en estas semifinales, mi opinión no cambiaría. Así ha sido. Es más, se ha reforzado. Porque este equipo ya había ganado. Lo ha hecho con dignidad. La de su fragilidad, pero también la de su fortaleza, que decía Amaral el otro día.
Conseguir la victoria les permitirá seguir haciendo historia a nivel deportivo. En tan sólo su tercer Mundial, han alcanzado la ansiada final tras un año de absoluto sufrimiento. De haber perdido, estaban construyendo un futuro más allá de una estructura federativa sin grandes profesionales en fútbol femenino, pero que conseguirán serlo gracias a esta generación de oro.
Lo advirtieron. Querían una apuesta decidida por un proyecto profesional. Aspiraban a sacar el mejor rendimiento a este grupo de jugadoras con las que consideraban que se podían conseguir más y mejores objetivos. Y lo hicieron. Han sido la auténtica revolución. Pasara lo que pasara, ya habían ganado.
Sin quitar méritos a Jorge Vilda, que tras entrenar al Canillas ha conseguido, con la suerte de contar con la mejor generación de futbolistas de nuestra historia, grandes logros en categorías inferiores y ser finalista en un Mundial absoluto. Más allá de su discurso de elogios a una gestión nefasta y con el foco sobre quien no es protagonista y sobre quien le puso a él, no sólo como seleccionador cuando no tenía experiencia, sino como escudo de los golpes en la mayor crisis de nuestro fútbol. No se olviden, las heroínas son ellas. También las que confiaron más en sus valores que en su talento. Ya lo dijo Vetusta Morla en una de sus letras: ser valiente no es sólo cuestión de suerte.
La afición perseveró y las hemos acompañado en su camino hacia la historia. Las hemos visto derrotadas y eufóricas. Asistimos a su reunificación, poniendo como prioridad el bien colectivo antes que el individual, con el esfuerzo encomiable de todas ellas. Nos hemos abrazado con sus goles. Hemos subido el volumen a tope para compartir hoy su alegría, sus gritos, sus emociones... Sin embargo, he recurrido a poner música de fondo antes que retorcerme al escuchar a Luis Rubiales adjudicarse este hito y repartir carnets de buen español únicamente a los que "han estado" con ellos. Prefiero Viva Suecia, que al menos tienen más estilo.
No, presidente. El fútbol femenino no ha despegado con usted. No ha habido 100.000 licencias en los cinco años de su mandato ni tampoco han hecho un ejercicio de reconstrucción con las que se han quedado. En 2018 España ya contaba con más de 65.000 mujeres jugando con ficha federativa, aunque posiblemente usted no las había visto hasta ahora. El fútbol femenino ha sido maltratado muchos años. Fueron los clubes españoles los que tiraron del carro con muy poco y las jugadoras quienes reivindicaron esa profesionalización que en la Federación no pareció bien. Lejos de ayudarlas a seguir cimentando esta generación, se las destruyó personal y deportivamente. Pero volvieron. En la forma que cada una decidió. Por eso son las mejores. Hoy más que nunca, Viva Suecia.