ESTADOS UNIDOS

'Living Las Vegas': Helicópteros que tiran billetes, DJ en el vestuario y fichas de casino por ganar

El Las Vegas Lights FC es, posiblemente, el club más peculiar del planeta.

Una pelea de globos de agua en el estadios de Las Vegas Lights./LVL FC
Una pelea de globos de agua en el estadios de Las Vegas Lights. LVL FC
Jordi Cardero

Jordi Cardero

Las Vegas (Estados Unidos). Dinero lloviendo desde helicópteros y drones, concursos de comer perritos calientes y donuts, un DJ que pone música a todas horas. Y cuántas cosas más. Sucede en Las Vegas y no en sus casinos, sino en el estadio de Las Vegas Lights FC, el equipo de fútbol de la ciudad. Han vivido intentos frustrados de fichajes, como el de Usain Bolt, meten piscinas para los VIP a pie de campo y los bonos de sus jugadores son fichas para el casino. Asistir a las fiestas que monta el dueño tras los partidos es obligatorio. Las Vegas, como todos los Estados Unidos, es como la has visto en las películas. Allí conviven todo tipo de estereotipos, por eso al visitarla te envuelve un punto de surrealismo. Lo ejemplifica el club de la ciudad, que compite en la segunda división.

Al final del Strip, la principal arteria de la ciudad, juega Las Vegas Lights FC. Su CEO, Brett Lashbrook, es de los que piensa que un club de fútbol tiene que estar conectado con la ciudad o la región que representa. Que lleve la cultura local como algo intrínseco. Los Lights nacieron únicamente hace cinco años, no tienen tradición, pero sí una marca. Representa lo que es Las Vegas: el culto a lo exagerado.

Todos los hoteles tienen su casino. Sonidos de máquinas tragaperras, los dados, las fichas. No hay ninguna ventana, ningún reloj. Aquí el tiempo es un elemento que se tiene que quedar en la puerta, que no puede entrar. A varios metros de ese microuniverso, lo que se escucha es el sonido de la pelota. Aunque suena poco, porque un DJ acompaña al equipo antes, durante y después de los partidos. Incluso en el vestuario y los entrenamientos. "Llenábamos el estadio en una ciudad en la que hay muchas cosas que hacer", recuerda Omar Salgado, que compitió en el equipo durante sus inicios.

El objetivo: llamar la atención para 'entrar' en la MLS

Lashbrook es abogado y trabajó durante un tiempo en la MLS. Hasta que inició su proyecto en Las Vegas, una de las ciudades más grandes del país entonces sin equipo de fútbol. "Quería armar un equipo que llamara la atención para poder entrar en la MLS", comenta Salgado. Para poder participar en la competición, al no haber sistema de ascensos y descensos, hay que justificar ser un club que mueve gente, que hay un proyecto sólido detrás y pagar una cantidad importante. El último en entrar, San Diego, pagó unos 500 millones de dólares.

Uno de los objetivos de Lashbrook era tener aficionados sin previa devoción por el fútbol. Enganchar al aficionado por el entretenimiento que sería ir a ver uno de sus partidos. Durante los primeros años, toda la plantilla vivía en el mismo hotel. "Estar todos juntos ayudaba. Había mucho intercambio de jugadores, que iban y venían. Nunca se formó un gran grupo, pero ayudó que viviéramos juntos", recuerda Salgado. Como no podía ser de otra forma, vivían en un hotel con casino. Al futbolista, que salió de la cantera del Tigres mexicano, le sorprendió la manera como se vivía el fútbol. "No teníamos presión por ganar, tienen una mentalidad distinta. Cuando perdía con Tigres era el fin del mundo. Aquí estás molesto pero la vida sigue, no sientes la presión", expone.

El fichaje frustrado de Usain Bolt

En lo futbolístico, Lashbrook entrega todas sus armas al entrenador. Es este quien tiene potestad para hacer y deshacer, para proponer fichajes y ventas. El CEO, además, consultaba a final de temporada con todos los jugadores qué creían que se podía hacer para mejorar el club. Ahora bien, en todo lo que no tenía que ver con la pelota, Lashbrook era el líder de la fiesta. "Tenía ideas muy interesantes. Quería fichar deportistas fuera el mundo del fútbol para que jugaran un par de partidos", recuerda Salgado. Lo intentó con Usain Bolt. Salió mal.

Dos llamas como mascotas, Elvis subido a una moto y un DJ

Lo que vestía a los Lights era la música de un DJ que apenas se detenía durante los partidos. Los días de partido, el estadio se convertía en una discoteca. Tras la presentación de los jugadores, la foto de equipo con las mascotas: dos llamas. Un hombre vestido de Elvis Presley aprovechaba ese momento para montarse en una moto y dar una vuelta al terreno de juego. Cuando el equipo llegaba, el DJ ya les estaba esperando. Se metía con ellos al vestuario antes del partido y luego se marchaba a su cabina.

"Los entrenadores rivales se quejaban porque no se escuchaba nada, era un cachondeo", comenta Enrique Durán, que trabajó con el filial del Lights. Uno de los momentos más rocambolescos era cuando el equipo tenía un córner a favor. El DJ ponía la música de The Undertaker de la WWE. "A veces ibas apurado o perdiendo, no tenías ganas de escuchar la musiquita y la metían igual", explica Durán entre risas.

"Cuando había un córner a favor, ponían la canción de The Undertaker"

Enrique Durán Actual entrenador del filial de LAFC

"Los mejores momentos más divertidos llegaban al descanso", dice Enrique, actual entrenador del filial de Los Angeles FC. El más popular es el helicóptero lanzando billetes. Unos 15.000 dólares que también se tiraron desde drones. También se hacen concursos de comer dónuts o perritos calientes, batallas de globos de agua o lanzar espuma con máquinas durante los partidos.

"A veces venía un jugador de béisbol e intentaba batir el reto del lanzamiento más largo, intentaba mandar pelotas fuera del estadio y luego medían la distancia", cuenta Durán. Los VIP lo podían seguir a pie de campo. En pequeñas piscinas durante la época de calor y en camas cuando hacía más frío. Todavía sigue siendo así.

Fichas de casino como bonus y fiesta obligatoria tras el partido

Al acabar el partido, había una fiesta en The Plaza Hotel. "Teníamos que ir y nos daban de comer, también venían algunos aficionados. Ganáramos o perdiéramos, había fiesta. Siempre había fiesta. Muchos nos quedábamos luego a apostar un rato. Se quedaba una noche muy padre". A veces, a las fiestas llegaban con recompensa. "No ganamos muchas veces por más de tres goles, pero cuando lo hacíamos nos daban 100 o 200 dólares en fichas para apostar en el casino", cuenta Salgado.

"Vivir y trabajar ahí es exageradamente divertido", explica el futbolista. Hay cosas que sólo pueden suceder en los Estados Unidos e historias que sólo pueden vivirse en Las Vegas. Tras haberlo ganado todo, quién sabe si en un futuro Leo Messi se enfrenta en la MLS a un equipo que hace caer el cielo dinero, se enfrenta a jugadores que luchan por bonos que son fichas para el casino y tiene delante a Usain Bolt.