Así de "estresante" es Daniel Levy, el presidente que ahuyenta a Florentino Pérez: "Hablar con él te mata"
Representantes, extrabajadores del Tottenham y un director deportivo ayudan a descubrir a un presidente que gobierna mirando Twitter y apenas usa el teléfono.

Cuando en 2018 el Real Madrid tanteó el fichaje de Mauricio Pochettino, por entonces entrenador del Tottenham, éste lanzó una advertencia escondida tras una carcajada: "Cuidado, Daniel Levy muerde". Pocos superan la precisión argentina en el uso del lenguaje. Con cuatro palabras, como si fuera un rondo, el técnico dibujó al presidente de los Spurs. Diez años antes, en 2008, Modric vivió con él una anécdota que justifica como ninguna su fama de negociador implacable. La reveló en Four Four Two Zdravko Mamic, antiguo director ejecutivo del Dinamo Zagreb: "Ya lo teníamos todo acordado para que Luka fuese traspasado al Tottenham. Yo pedí a Levy cinco camisetas del equipo y él me dijo que me las daría, pero que entonces el Tottenham pagaría menos por el traspaso, puesto que de los 21 millones había que restar el valor de las camisetas".
Un hueso cuyo carácter infunde tanto respeto entre los que se sitúan en su bando como espanto en quienes se sientan enfrente. Entre estos últimos se encuentra Florentino Pérez. El presidente del Real Madrid no tiene ni trato fluido ni ganas de volver a pelear con alguien tan tenaz como el británico. Tampoco José Ángel Sánchez, director general madridista. Esta es una de las razones, más allá de las económicas por el caso Mbappé, por las que desconfían a la hora de iniciar un pulso por Harry Kane. Al menos de momento.
Pocos se prestan a hablar del jefe del Tottenham, y los que lo hacen exigen que se apague la luz y desaparezcan los taquígrafos: "Yo te cuento cómo es el día a día con él, pero no quiero que aparezca mi nombre". Representantes, extrabajadores de la entidad de Londres y un director deportivo con callo en el fútbol ayudan a descubrir para Relevo a Daniel Philip Levy (Condado de Essex, 1969) y cómo es trabajar con él.
«Aprieta en todo»
De ascendencia judía y licenciado en Economía con matrícula de honor en la Universidad de Cambridge, se convirtió en el presidente del Tottenham el 9 de marzo de 2001. Tras dos intentos fallidos, en 1998 y en 2000, cogió el mando cuando ENIC Internacional, la empresa de inversiones deportivas, eventos y medios de la que es director general compró la mayoría de las acciones del club londinense después de que el anterior mandamás, Alan Sugar, declarase la bancarrota. Este punto de partida es fundamental para comprender el impacto de Levy en la historia de la entidad.
La cogió a la deriva, con un estadio en claro deterioro, y en dos décadas la convirtió en una de las más rentables, con nuevo campo y nueva ciudad deportiva, y en la novena marca más valiosa (900 millones, según el último informe de 'Brand Finance'). Todo ello sin inversión externa, hazaña en una liga donde el capital extranjero es el dominante.

"Hay dos aspectos clave en su presidencia. Siempre fue consciente de la responsabilidad financiera, por lo que todo lo hace con ese sentido. Y después, que es un apasionado del Tottenham. Por eso aprieta en todo, porque quiere siempre el máximo beneficio para su casa. Toma decisiones con mucha rapidez", dice Franco Baldini, exdirector deportivo de los Spurs entre 2013 y 2015 y exsecretario técnico del Real Madrid en la 2006-07. Levy lleva por bandera, por tanto, el lema del club: Atreverse es hacer. Cordial y educado en el trato, pero guardando con celo las distancias, casi desde el inicio de su mandato cultivó la imagen de firme negociador en los traspasos. Álex Ferguson, leyenda del Manchester United, llegó a decir que lidiar con él fue más doloroso que su operación de cadera.
El Real Madrid, más que ningún otro, sabe cómo se las gasta. Sudó en el infierno que el dirigente convirtió las conversaciones por Modric (2012) y Gareth Bale (2013). Ambos se declararon en rebeldía para forzar su marcha, pero Levy sólo cedió cuando le sacó a los blancos hasta el último euro. Ahí nacieron las reticencias. "Es un presidente que se hace fuerte en las salidas de sus jugadores sin aparentemente importarle que no se llegue a un acuerdo. Y en las llegadas no tiene problemas en pagar sumas millonarias por jóvenes que tienen perspectiva de futuro", declara Marcos Álvarez, ayudante de Juande Ramos en aquella etapa en el Tottenham que abarcó de octubre de 2007 a octubre de 2008.
"Aguantó hasta el final las ventas de Keane y Berbatov y eso nos condicionó; también el no fichaje de David Villa..."
Ayudante de Juande Ramos en el TottenhamEl asistente del manchego recuerda tres casos que condicionaron su estancia en Londres: "En la pretemporada estuvo aguantando, hasta incluso el inicio de la liga, las ventas de Robbie Keane al Liverpool y de Berbatov al United. Lo cual supuso un lastre para la preparación del equipo porque no se pudo trabajar con los atacantes que luego iban a competir. Y con las incorporaciones no permitió un deseo de Juande, que era fichar a David Villa cuando estaba en horas bajas en el Valencia y a un precio asequible. Lo rechazó y se fue al Barcelona...".

Respuestas por email y 'enganchado' a Twitter
Quienes también sufren los rigores de Levy son los representantes. Aunque la relación con ellos es más puntual. Vive entre Inglaterra y Estados Unidos y ha sabido delegar. Un representante español con mucha experiencia en el mercado de la Premier revela: "Casi nunca está en el día a día de los fichajes 'normales'. Sí entra más de lleno en operaciones de calado, como pueda ser la de Kane. En el resto sólo aparece para subir o bajar el precio. Y las reuniones las organiza en hoteles del centro de Londres. Su mano derecha en el mercado es Rebecca Caplehorn". Graduada en la Universidad de Loughborough con un título conjunto con honores en Educación Física, Ciencias del Deporte y Matemáticas, Levy la reclutó en 2015 del Queens Park Rangers para convertirla en la jefa de operaciones del Tottenham.
"Las reuniones las organiza en hoteles del centro de Londres. Delega mucho en Rebecca Caplehorn, su mano derecha"
Este mismo agente, que insiste hasta en tres ocasiones en que preservemos su identidad ("y más ahora que empieza el mercado"), ofrece otro detalle que refleja su naturaleza minuciosa: "Casi nunca habla por teléfono, le gusta poco el 'piel con piel'. Siempre vía email. Por ahí te contesta al minuto, da igual la hora. Y si le mandas documentos, te los devuelve lleno de correcciones".
"Lo más curioso es que pasa muchas horas leyendo Twitter porque quiere ver los comentarios de los aficionados. Le interesa lo que piensan sobre la situación del club y los fichajes", reconoce un representante italiano, también con una larga trayectoria de operaciones con la Premier. "Es un tío muy estresante. Para que dé el OK tienes que negociar mucho. Muchas veces lleva el asunto hasta las cuatro o las cinco de la madrugada. La persona que negocia con él llega a su casa muerta, te mata (ríe). Es duro y riguroso".
"La persona que negocia con él llega a su casa muerta, te mata"
Un director deportivo de la liga inglesa bromea: "Yo a veces he pedido un jugador del Tottenham a algún presidente y me ha dicho que pensase en otro, que con tal de no tener que hablar con él... Porque el futbolista en cuestión cuesta el doble: el dinero del traspaso y la condena de tener enfrente a Levy". Si en Italia se bautizó a los minutos de descuento de los partidos como Zona Cesarini, por la capacidad de aquel futbolista argentino de los años 20 y 30 para marcar a última hora, podríamos convenir en denominar al periodo de fichajes como Zona Levy.
«Llega a tu despacho y hace que dudes de ti mismo»
Uno se llega a preguntar si el dirigente del Tottenham cumple a rajatabla con el papel que él mismo se ha arrogado en el mercado y, luego, en el día a día es más flexible. Los testimonios indican que no tiene caretas. "Puedes encontrar a 980 personas de 1.000 que te digan que es imposible trabajar con él. Yo digo que lo hace muy bien, aprendes", recalca Baldini.
Otro extrabajador del Tottenham, que a pesar de sus años fuera del club prefiere el anonimato, se dilata más en su relato: "Es un tipo que llega a tu despacho y te pregunta por qué hiciste ayer eso o anteayer lo otro. Quiere cuestiones sobre la mesa y que le des respuestas. Como te quedes callado... Él quiere ponerte en duda, que dudes incluso de ti mismo. Así, dice, se encuentran las mejores soluciones". Pese a lo que pueda parecer, según esta voz consultada, Levy es permeable a las opiniones: "Si tú le das tus argumentos y le convences, va adelante contigo. Yo hice el 90% de las cosas que quería hacer. Cada una empezaba con un 'no se puede hacer'. Pero luego… Planteándote dudas es como creces".
"Entra a tu despacho y quiere que le des respuestas; como te quedes callado..."
Esa es la obsesión de Levy, el progreso del club hasta situarlo en el escalón superior del fútbol europeo. Y eso solo pasa por ganar títulos. La Copa de la Liga de 2008 es el único trofeo de su mandato. En 2019 rozó la gloria al llegar a la final de la Champions: el Liverpool se la quitó. A pesar del crecimiento incuestionable de la entidad, la figura de Levy crea división entre la afición por esa falta de éxitos. Algunos respaldan la idea de que siempre priorizará lo económico (la pandemia le dio un gran bocado a las arcas) por encima de un ámbito deportivo donde ha dado muchos bandazos. Incluso han organizado varias protestas en los aledaños de White Hart Lane.

Fueron las etapas de Redknapp y de Pochettino las que más satisfacciones le dieron aunque le quedó la sensación de haber perdido dos trenes. "Tiene mucha presión", sostiene uno de sus excolaboradores. El gran desafío de Levy es el de intentar que los Spurs alcancen el mismo rédito sobre el campo que el que ha conseguido en las cuentas. Y para lograrlo sólo ve un camino: hacerse fuerte en el mercado y retener a toda costa a jugadores como Harry Kane. Doblegarle requiere un altísimo consumo de energía, y aun así uno nunca tiene garantías de éxito. Eso es lo que espanta a Florentino...