Salva Ballesta: "Lo único que he elegido en mi vida es a mi mujer e ir al Atlético de Madrid en Segunda División"
'Fuerza y honor' reza el saludo de WhatsApp del exdelantero, que cerca estuvo de seguir la carrera militar de su padre, piloto del Ejército del Aire.
"Iván Campo fue mi ángel. Lo quiero con pasión y con locura. Si no llega a ser por él, me tiro de la Torre de Londres o de donde sea". Cuando una escucha a Salva Ballesta (Zaragoza, 1975) pronunciar frases como ésta trata de calibrar cuánto de hipérbole hay en las palabras de quien en su etapa de futbolista no se caracterizó precisamente por la moderación, algo que "por supuesto" pasó factura al exdelantero de Sevilla, Atlético de Madrid o Valencia, entre otros. "Me creía el Cid Campeador, el que quería ayudar al compañero. Antes era un niño sin conocimiento y hablaba, y ahora soy un tío con conocimiento y no hablo", asegura este "tío de 48 años y 3 niños" con quien departimos sobre la carrera militar que pudo tener y no tuvo, su devoción y defensa de España, y numerosas anécdotas con Maradona, Jesús Gil o Marcos Alonso que se suceden en una conversación tan vertiginosa como recuerda su llegada a la élite. "Había que asimilarlo, que saber asimilarlo. Yo siempre diré que he tenido la suerte de en mis inicios tener a Camacho", quien le aterrizó de sus primeros goles en el Sevilla con un '¿tú qué eres, futbolista o artista?'. La explicación completa no deja lugar a dudas de cómo le marcó el técnico murciano. Tampoco, del futuro que desea Salva: "Si tengo una cosa clara es que yo voy a ser entrenador de Primera división", asegura quien dice dormir en tres minutos por falta de cargos de conciencia y quien, en su vida, "lo único que he elegido es a mi mujer y cuando fui al Atlético de Madrid, que tenía muchas ofertas y fui al Atlético en Segunda".
Te veo con una camiseta de la selección, Salva, lo primero.
Sí, vengo de entrenar ahora mismo. Ha sido casualidad. Llevaba la de la selección y el abrigo del Atlético de Madrid, para englobar a todos.
Y ahora cuando te movías para sentarte, portátil en mano, he visto en la esquina una bandera grande de España. Son los dos grandes aspectos de tu vida, ¿no? El fútbol y con el escudo y la bandera por delante. Tu padre ha sido militar, piloto del Ejército del Aire, y creo que tú querías seguir sus pasos.
Bueno, el fútbol nunca sabes cuándo o cómo va a llegar, entonces mi primera opción como chaval, con 15, 16, 17 años, era estudiar. Y mi idea era ingresar en el Real Ejército del Aire, sí, como piloto.
¿Cómo llega el fútbol? ¿Cómo te desvías de la carrera militar?
Pues mira, yo me dedicaba a jugar al tenis en la base militar de Tablada. Ahí, como anécdota curiosa, mi profesor de tenis era el hijo de un mítico de la delantera de la selección española, Guillermo Campanal y Marcelo Campanal, su tío y su padre. También echábamos nuestros partiditos de fútbol y él me decía: 'Salva, tienes que ir a probar, tienes que hacer una prueba en el Sevilla', y yo: 'Guillermo, que mi intención no es ser futbolista, mi intención es estudiar y aquí, jugar al tenis'. Hasta que un día acepto y voy a probar en el Sevilla.
Anterior a eso estuve un tiempo en el Colspe, el equipo de los Salesianos de Sevilla, que lo pasé muy bien, pero eso era plan amiguete. Yo no he jugado en campos de tierra, de albero, prácticamente nada. Directamente entré en las categorías sub-19, en una competición preciosa en la que todos los equipos de Primera división tenían su equipo sub-19, a excepción del Kelme de Alicante y la Damm de Barcelona. Estabas enfrentándote a los clubes de Primera pero en su competición de sub-19.
Viviste y empezaste a jugar al fútbol en un cuartel militar.
Sí, por la profesión de mi padre he vivido o dentro de bases aéreas o en residencias militares. Concretamente, venía de San Javier, de Murcia, de la Academia General del Aire, y llegué a Sevilla con 11 años, directamente a la base de Tablada. Ahí es donde nos criamos. Otros se crían en fincas de toreros, pues a mí me tocó en un ambiente militar.
¿Cuánto ha calado ese ambiente en tu personalidad? 'Fuerza y honor' reza tu mensaje de WhatsApp.
Bueno, que no se vaya a pensar nadie que el hecho de que sea un ámbito militar es un ámbito estricto en el que todo el mundo es muy disciplinado y todo el mundo tiene valores. No, ahí hay de todo, igual que en cualquier familia. Está el listo, el tonto, el alto, el rico, el pobre... Incluso dentro del estamento militar, hay mejores, peores, más honrados, menos honrados... de todo. Esto es el humano, y cada vez es más un funcionariado. La vida avanza. No puedes analizar la situación actual de la vida pensando en 30 años atrás o en 40 o en 50, igual que no puedo analizar muchas cosas de mi carrera con la mentalidad de un crío de 22 o 23 años a un tío con 48 años y 3 niños.
Si piensas en aquel Salva, ¿hay muchas cosas que te lleven a decir: 'Madre mía, lo que hice o lo que dije'?…
Hombre, yo tengo claro que a mí me ocurrió todo muy rápido: la consecución, por ejemplo, del título sub-21, el doble Pichichi tanto en el Racing de Santander como en el Atlético de Madrid, y eso hay que saberlo asimilar. Saqué poco los pies del tiesto, pero los saqué. Los saqué. Y lo que tengo claro es que si vuelvo 30 años atrás hay muchas cosas que hice o que dije que jamás lo volvería a hacer. Antes era un niño sin conocimiento y hablaba, y ahora soy un tío con conocimiento y no hablo.
"Me creía el Cid Campeador, el que quería ayudar al compañero. Antes era un niño sin conocimiento y hablaba, y ahora soy un tío con conocimiento y no hablo"
¿Como por ejemplo? ¿Qué actitudes te reprochas? Te pregunto, luego te enumero algunas situaciones que viviste.
Me creía el Cid Campeador, el que quería ayudar al compañero, el que veía una injusticia y saltaba para defender a mi compañero. Valores que tenía como la lealtad a un compañero, el honor a un compañero, pero eso en el fútbol es mentira. Al final, con 28 años te das cuenta de que a los que tú defendías siguen en los clubes, de que jamás se han mojado por nadie y que en el fútbol cada uno va a su bola y hay poco compañerismo de verdad. Esto es como cuando tiras una bomba fétida y hace todo el mundo 'pum, pum, pum, sálvese quien pueda', y yo no lo entendía. Me he enfrentado a entrenadores, a directivos, cuestión que ahora mismo jamás haría. Cuando entreno en un equipo, yo les aconsejo que sean buenos compañeros en el terreno de juego, pero que cada uno tiene que ir a su rollo, siempre haciéndolo de una manera honrosa, pero que nadie va a estar preocupado por el otro.
Mira, la diferencia entre un entrenador y un jugador de fútbol es que los jugadores de fútbol hemos sido muy egocéntricos. 'Yo, me, mi, conmigo', si a mí me van las cosas bien, todo fabuloso. A nivel de entrenador tienes que pensar en 25 cabezas, y en mi caso yo me preocupo mucho del mejor desarrollo o progreso del club. Si hay que poner plásticos porque ha habido una helada como me ha ocurrido, lo pongo. Si he tenido que dejar dinero a jugadores, lo he hecho, porque al final considero que lo más importante es ser humano.
Te he leído que como entrenador te asemejas a Paco Jémez y al Cholo, ¿no?
No, no es que me asemeje. Yo soy un tío de carácter, un tío que vive con intensidad los partidos, que me gusta estar en el vestuario, compartir momentos con los jugadores. Yo siempre digo que tengo tres cartas: la del entrenador, la de amigo y la de compañero. El error es cuando teniendo que utilizar el jugador la carta de entrenador, utilizar la de amigo o la de compañero. Pero yo creo que todos somos un grupo, todos tenemos el mismo fin y a mí el entrenador distante, poco comunicativo, el entrenador que no se preocupa de su vida familiar, de los problemas propios de un humano... No. Yo exijo, pero sí me gusta tener un contacto muy directo y muy caliente con el jugador, e impongo muy pocas cosas, por no decirte cero. Yo creo que el fútbol es de los futbolistas, no tengo la menor duda. El entrenador que crea que está por encima del futbolista para mí es un error.
Pero no, yo soy Salva. Lo que pasa es que Paco es un tío formidable, me cae espectacular. Lo he tenido de compañero de la selección y sé que es un tío que los jugadores mueren con él. Me gusta también otro concepto de entrenador: he aprendido muchísimo de él, es un tío formidable que transmite, que entrena de puta madre, como es Javi Gracia. Un entrenador que tampoco ha tenido mucha fortuna pero como persona y como tío preparado en el fútbol no creo que haya uno con conocimientos como Victor Sánchez del Amo.
Dices que eres un tío de carácter y hablabas de esos enfrentamientos que has podido tener con entrenadores, con directivos... ¿Alguna anécdota que nos puedas contar? Más allá de aquella situación con Oleguer Presas o aquella vez que te encaraste con el Reino de Navarra a la voz de 'Viva España, hijos de puta' por lo que ahora te preguntaré a ver cómo lo viviste y cómo lo recuerdas ahora con el paso de los años.
No son enfrentamientos agresivos, son discusiones, no más allá. Con discusión me refiero a un diálogo, y hay entrenadores que te aceptan ese diálogo y hay otros que no. Sobre todo era por actitudes de entrenadores entre compañeros, yo ahí saltaba como compañero. Pero que si vuelvo atrás, a mí me dice un entrenador que salte al campo, dé tres vueltas mortales, salude a su madre y vuelva, yo salgo, hago tres vueltas, saludo y así estoy seis años en el club, que es lo que muchas veces he dicho: '¿Y este tío? ¿Por qué?' Porque, como digo yo, política de avestruz, o situaciones en un vestuario que se sabe que se va a hablar de cosas tensas y desaparecer. A lo mejor eso es lo listo. Que si vuelvo atrás, fíjate lo que te digo, con casi toda seguridad sería yo de esos. Viendo ya lo que puede pasar en el futuro: yo tranquilo, mi ropa lavadita, no me mojo y para adelante. Soy el jugador 'cómodo' para un club.
"Estamos en una sociedad en la que la sinceridad molesta y la hipocresía gusta, pero eso no te hace crecer. Si yo soy el tapón de la botella, lo que me rodea no crece"
¿Ser incómodo te ha perjudicado mucho?
Hombre, por supuesto. Lo que pasa es que estamos en una sociedad en la que la sinceridad molesta y la hipocresía gusta, porque a la gente le gusta escuchar lo que tú quieres escuchar, pero eso no te hace crecer. A mí me gusta que mi cuerpo técnico me corrija, me llame la atención, me ayude a crecer. Si yo soy el tapón de la botella, lo que me rodea no crece. Yo intento siempre estar rodeado de gente que sepa, no más, sino mucho más que yo.
Es como cuando vas a firmar con un equipo y te preguntan cuál es tu sistema. Yo me río y le digo: 'No tengo sistema'. '¿Cómo no tienes sistema?' 'No, no, cada partido es diferente. Dime los jugadores que tengo y puedo jugar de una manera. ¿Vas a ir a Sierra Nevada en un Fórmula 1 o al desierto en un Fórmula 1? ¿Un coche de un millón y medio? Sí, pero en el desierto eres una mierda. Entonces, tú tienes que ver los jugadores que tienes, las posibilidades que tienes, el estadio con que juegas, el terreno de juego que tienes, las defensas, y en función de lo que tú tengas yo voy a intentar sacarle el mayor rendimiento al equipo y al jugador, que es lo que tiene que hacer tu entrenador'.
¿Cómo viviste aquella denuncia del Barça ante Competición por incitar a la violencia, en 2007, cuando jugabas en el Levante, por decir que respetabas más «a una caca de perro» que las declaraciones de Oleguer Presas? Él cuestionó el funcionamiento del Estado de Derecho en un artículo.
Bueno, son situaciones que tú las comentas y que, si me ocurre ahora, no lo comento, porque quien realmente lo tiene que comentar se calla. No en el hecho de ese jugador en concreto, sino en situaciones de la vida. Porque a mí, por ejemplo, y será de lo poco que hable de este concepto a nivel político, yo creo que la gente se ha equivocado en lo que yo me refiero con España. Ojo, que lo mismo no se han equivocado, lo mismo he sido yo quien me he expresado mal, pero yo en mi carrera lo que siempre he defendido, he querido y me he postulado es a defender a mi país, en el concepto que sea. Si hay incultura o mal entendimiento o mala expresión por parte mía de que la hayan cogido, pero a mí se me achaca de cosas que ni he vivido, que gracias a Dios ni he vivido.
Igual que ahora. Ahora, políticamente, está un partido o unos partidos que se han votado, y yo lo único que quiero es que haya un iluminado que ilumine a estos señores que nos llevan el Gobierno para el mejor devenir de las familias, de los hijos, de nuestros hijos, de lo que venga. Y que España sea grande. A partir de ahí, me importa un santo carajo todo. ¿Por qué? Porque a mí, incluso egoístamente, no me va a afectar. Mis hijos van a vivir igual, yo voy a vivir igual. Pero sí me da pena del resto, y que España no consiga ser un país grande a nivel mundial y a nivel europeo. Por eso, esté quien esté -porque la han liado de todos los signos, de todos los partidos, de todos los colores- yo lo único que quiero cuando veo las noticias -que ya prácticamente ni las veo- es que el que esté, esté iluminado, esté asesorado, esté bien orientado para que este país sea grande. A partir de ahí, punto y aparte. No exijo nada más a nadie.
Que lleve la bandera de España como la llevo aquí "Academia General del Aire" (levanta el brazo derecho y enseña la pulsera) son mis orígenes, creo en mi país y es mi bandera. Ahora, que haya gente que diga: 'Mira el facha, tal', si es que pones muchas televisiones y te pones a escuchar a la gente y parece que no han hecho ni 1º de EGB. ¿Llevar tu bandera, defender a tu país, es llevarte a 50 años, 60 años atrás, que ni hemos vivido nosotros? Y quien me conoce se extrañaría de muchas cosas, porque yo soy un tío que va para adelante y un tío que no callo y un tío que... Bueno, era, era. Ya no. Ya me da lo mismo absolutamente todo. Pero tal como te digo, ¿eh? ¿Que mañana dicen que hay que quitar el escudo de España de las camisetas de España? Que lo quiten. Hace 30 años armaba un cipote de cojones. Ahora, como si quieren poner aquí la cara de mi perro (dice mientras se coge el escudo de la camiseta de la selección española). Es que me da lo mismo. Es que me da lo mismo.
"¿Que mañana dicen que hay que quitar el escudo de España de las camisetas? Hace 30 años armaba un cipote. Ahora, como si quieren poner la cara de mi perro"
Exfutbolista de Sevilla, Atlético de Madrid o ValenciaTu defensa de España te costó enfrentamiento que citaba en el Reino de Navarra. Luego en Anoeta jugaste con una pancarta de 'Salva, muérete'.
Son sus maneras y tal, y ya está. Ahora mismo sería inviable porque cerrarían los campos de por vida. A mí se me ha dicho 'ETA, mátalo' o 'Salva, muérete'. Te aseguro que 30 años atrás, si vuelvo, no me dirían nada porque no iban a conocer ni mi voz. ¿Pero te digo por qué? Porque quien tiene luego que salir a defender, incluso los mismos militares -de los cuales en muchas situaciones estoy bastante decepcionado, de ese estamento- no pelean. No pelean. No los militares, sino cualquiera. Aquí es la política del avestruz. Yo meto la cabeza y que pase todo el mundo, y cuando pasen cinco minutos la saco y aquí sigo igual. Ésa es mi idea ahora: mis amigos, mi familia, mis hijos y mi profesión, lo demás me da lo mismo.
Te he leído preparando la entrevista que si tuvieras que elegir un personaje histórico con el que sentarte a comer sería el Cid, al que tú te equiparabas de alguna manera en esa actitud tuya. Es el personaje histórico con el que más te identificas.
A mí me gustaría comer con todo aquel que me enseñe cosas. Me hubiera gustado comer con un Anguita, que me parecía uno de los grandes políticos, un tío que desde sus ideas políticas quería lo mejor para España, y como él, muchísima gente de aquí, de allí, de arriba, de abajo, porque son gente que te puede aportar. Yo diariamente tengo reuniones con gente de todos los tipos, y me encanta. También te digo una cosa, a los hijos y a la gente, a los futbolistas, los tienes que criar a partir de los errores. Y nosotros somos personajes conocidos -que también estoy en contra de que se digan famosos, los famosos son estos que salen en los programas de las Tentaciones y la madre que los parió, pero nosotros somos conocidos porque hemos desarrollado una profesión que es conocida-, pero tenemos el derecho a errar.
Mira, con todas las cosas que se han dicho de la españolidad, del tema del feminismo de la selección española, yo te puedo decir a ti que lo que se dice en los medios de comunicación, cuando se da el botón de 'no se escuche ya nada', no se piensa lo que se ha dicho, es todo lo contrario. A todos los niveles. A la Guardia Civil no se la quiere pero, cuando tienes un problema en la carretera es a la primera que llamas. O al policía o al bombero. Yo he sido el que ha hablado, pero si tú supieras la cantidad de gente que me llamaba antiguamente, un campeón de Liga, campeón del Mundo: 'Tío, te conozco. Habla tú, que seguramente si hablas tú a lo mejor es otra cosa'.
"Lo único que yo he elegido en mi vida es a mi mujer y cuando fui al Atlético de Madrid, que tenía muchas ofertas y fui al Atlético en Segunda"
Y yo he errado, claro que he errado. Por supuesto, y lo reconozco. Y que me ha pasado factura, también. Al igual que te digo que donde he ido, con la gente que pensaba que yo era de una manera, cuando estaba allí sí tengo el orgullo de que me han dicho: 'Hostia, qué engañados nos tenías a todos'. Yo soy un tío que tengo la capacidad de equivocarme y de pedir perdón. Muchísimo. Y, además, es la mejor manera de aprender. No se me caen los anillos, porque yo el único compromiso que tengo es con mi mujer y mis hijos. Lo demás... Es más, lo único que yo he elegido en mi vida es a mi mujer. Los hijos me han venido y la familia me ha venido. Bueno, y cuando fui al Atlético de Madrid, que tenía muchas ofertas y fui al Atlético de Madrid en Segunda.
Un poco más adelante retomamos lo del Atleti, pero ya que nombras a la selección española femenina, te pregunto por el beso a Jenni, la salida de Rubiales. ¿Cómo lo has vivido tú? ¿Qué te ha parecido?
Bueno, yo no me he expresado en ese sentido porque si dices 'A' va a molestar, si dices 'B' va a molestar, entonces ahí nadie está de acuerdo. No cabe duda de que fueron hechos no lógicos. Me olvido de que sea Rubiales o que sea Manolito, un presidente de una Federación Española de Fútbol tiene que estar más comedido en un palco y tal. Ahora, que lo que se ha formado considero que ha estado un poco orquestado, no tengo la menor duda. Y que hay otros fines, no tengo la menor duda. Y que se han querido cargar a Rubiales de atrás, no tengo la menor duda. Ahora, esto es como todo, la gente con puestos de responsabilidad tiene que tomar decisiones, y las decisiones que toman, las actitudes que tienen, tienen que tener consecuencias buenas, menos buenas, mejores o peores. Nadie va a dudar que los mayores éxitos nacionales de la RFEF han sido con Rubiales. Pero bueno, yo creo que ahí no estuvo acertado y han tomado consecuencias. Ya está.
¿Lo demás? Lo que se dio, el después, digamos que hubo una fase en la que parecía que no pasaba nada, que todo estaba bien, que había risas, autobuses, tal… A las horas después, a las posibles llamadas… Yo no estoy ahí, y te digo una cosa, me importa un huevo. O sea, no es mi mundo. Eso que se lo solucione quien se lo tiene que solucionar. Y tengo cuatro hermanas, ¿eh? Pero cuando escuchas a gente que con un micro te dice unas cosas y luego fuera de micro te dicen otras, te ríes. O incluso gente que está jugando en países donde a la mujer yo creo que la dejan salir por... y luego se ponen a castigar de manera tan brutal lo acontecido en España, digo: 'Entonces, ¿qué son tus valores, tus ideas, tus pensamientos? ¿Allí vas a ganar una millonada y no pasa nada y allá la mujer la tienen fusilada como aquel que dice y aquí has puesto el grito en el cielo?' Pero jugadores de un nivel importantísimo. Entonces, eso conmigo no va. Ahora, yo cuando me acuesto te puedo asegurar que a los tres minutos estoy dormido. No tengo problema con nada, no le debo nada a nadie. Salva tiene una hoja.
¿Cómo era la hoja de Maradona, con quien coincides en el Sevilla?
¿De Maradona? Fíjate cómo cambian las cosas, nosotros cuando llegábamos allí, los Jordi, los Arturo de aquella época, de Pepelu, Santaella, al utillero le preguntábamos si había llegado y se había cambiado, de tal manera que si no había llegado, nos cambiábamos y nos íbamos, y no aparecíamos allí por respeto, por admiración. Ahora ya todo ha cambiado. Ahora tú coges, subes a un jugador del filial o del tercer equipo al primer equipo y ya no porque ya no existen líderes. Bueno, el líder nace, pero también tiene una parte de trabajo. Ya el entrenador no hace que se respete ese vestuario. A mí me gusta decirle a los jugadores que vienen de abajo: 'En el vestuario el que manda es los veteranos. El césped es otra cosa, porque él no te va a dar de comer. Tú aquí muere, que yo ya sabré cómo son las entradas y demás'. Pero en un rondito, en el vestuario, a la hora de coger las maletas, de estar en un autobús, de estar en un hotel, ahí tiene que haber veteranía. Es otra de las esencias del deporte que se están perdiendo. Ahora llega un niñato y le dice a un tío que lleva doce años en Primera división: 'Anda, anda, coge tú la maleta', eso no se puede permitir. Son los códigos del fútbol. Porque cuando ese niñín tenga doce años más, tendrá que ejercer de líder, pero como no ha tenido líder, al final te encuentras jugadores que cambian y no le dan la mano al entrenador, critican a los técnicos, critican a los compañeros, no se saludan entre compañeros, y eso ni Paco Jemez ni yo lo vamos a tener. (Se ríe).
Cuéntame alguna anécdota de Maradona, anda. Porque, claro, tú llegas a aquel vestuario del Sevilla siendo un chavalito con los Suker, Maradona...
Lo primero es que pasamos de que nos veían 30 personas a vernos 5.000, eso era brutal. Había una cosa que a mí no me gustaba, pero claro, ahora la digo y es un poco también con personalidad Salva. Yo decía: 'Bueno, ¿cómo nosotros estamos corriendo alrededor del campo y Maradona está dándole pataditas al balón con los cordones desabrochados y no entrena?' Eso era así. Y luego jugaba sus partiditos, ahí tirando faltas. Fue un fichaje claramente más mediático que deportivo, y ya cuando hubo la pelea en casa de Bilardo y ya Maradona... (Hace el gesto de ir hacia abajo). Pero bueno, también recuerdo que nos dieron un móvil, porque estaba establecida una hora de entrenamiento pero luego a la hora que Maradona podía entrenar, te llamaban: 'Oye, mira, que en vez de a las 10 es a las 4 de la tarde'. Había que ir un poco en la ola de Maradona. Pero bueno, generó nombre a Sevilla, generó expectación, hubo cosas muy positivas y cosas muy negativas. Muy negativas.
¿Como cuáles? ¿Algo muy positivo y algo muy negativo?
Nosotros no teníamos un contacto muy directo con él, pero sí sé de compañeros, de Prieto, de Martagón, de Diego… que como compañero era extraordinario. Un tío que daba continuamente, que aportaba mucho a los jugadores, tenía una relación fabulosa con Suker, con Martagón. Un tío que lo quería todo el mundo y lo defendía todo el mundo. Y luego, pues… hubo un partido en el que un canterano le hizo un cañito, le hizo algo que no le gustó, y le metió un galletón, pero eso son las cosas de los astros-cracks-megacracks que no le puedes hacer. Creo que era Feria de Abril, y en contraprestación Maradona se pasó por la caseta del chaval o algo así creo recordar. Imagínate, esa caseta ya fue la caseta de ese año de la Feria de Abril. Que yo soy el chaval y le digo: 'Dame mañana otro puñetazo', ¿sabes?
¿Y cómo era Davor Suker?
Davor era también un tío, como todos los jugadores que yo he tenido compañeros del Este, unos auténticos señores. Unos auténticos señores. Gente muy elegante, tanto a nivel de vestimenta como a nivel de comportamiento. Muy respetuosa. Prosinečki es otro que tuve en época más avanzada y era un tío formidable. Te ayudaban en todo. A los chavales de la cantera -yo ya estaba en el primer equipo-, una humildad increíble. Njegus, que estuvo también en Sevilla, Atlético de Madrid, otro caballero. Yo creo que la gente del Este está curtida en momentos difíciles. Momentos difíciles hacen hombres duros, hacen hombres respetuosos, hacen hombres racionales, con sentido común. Los momentos muy fáciles hacen blandengues.
¿Que vienen mal dadas? A trabajar contra ello. Vamos, yo te lo digo poniéndote ejemplo personal. La generación ahora de los niños, mi hijo en concreto, están apollardados. Todo lo tienen, la Play, la tele, un sofá, un no sé qué, no sé cuánto... 'Papá, quiero esto'. Nosotros tenemos la culpa de educarlos así, y yo el primero. Antes, tú querías una bicicleta en verano y a mí mi padre me ponía a trabajar en un huerto a las 6 de la mañana cogiendo limones, y al séptimo u octavo día decía: 'Esto es lo que cuesta una bicicleta'. Pero con diez años, ¿eh?, y él no quería que trabajase. Él lo que quería es que viera lo que cuesta ganar dinero. Igual como el futbolista de cantera, es que te exigen. Cúrratelo, cúrratelo, pasa un poquito más de frío y un poquito más de calor, y que te duelan un poquito más las piernas, no lo pidas ya todo.
Hablábamos de la grandeza de Maradona, de Davor Suker, pero tú conseguiste en el Racing de Santander lo que ninguno de ellos consiguió, ser Pichichi de Primera. ¿Cómo viviste aquel temporadón, aquellos 27 goles?
El primer año me lesioné de la rodilla, tuve una rotura parcial del ligamento y ése no fue tan bueno, pero el segundo año fue fabuloso. Ahí estaba uno de los verdaderos conceptos del fútbol: el equipo. Donde todo el mundo queríamos lo mejor para el equipo, para el grupo. Había gente con un nivel futbolístico importante. Estaba Ceballos de portero, estaba Arzeno, Sietes, Víctor Sánchez del Amo, Munitis, Amavisca, Marcelo Espina en el centro del campo, Vivar Dorado, gente que tenía mucha calidad. Pero bueno, como todo en la vida, hay que prepararse, hay que estar dispuesto, la suerte se tiene pero también la suerte se busca. Y fue un año de que todo lo que tocaba iba para adentro. Aún así, hubo un periodo en el que estuve también siete u ocho jornadas sin hacer gol. Fue un año muy bonito, un año de asimilar, de saber asimilar, porque prácticamente era portada domingo a domingo, las marcas de material deportivo…
"Si tengo una cosa clara es que yo voy a ser entrenador de Primera división, primero porque amo la profesión, porque creo en mí y porque me preparo para ello"
Fue muy gracioso. Mira, como anécdota: yo hice un contrato con una marca de deportes, un fijo muy normal, muy pequeñito, pero luego me pusieron cantidades muy importantes por Pichichi en Primera, internacional absoluto, campeón de Europa Sub-21... La marca decía: 'Bueno, éste no va a quedar campeón en el Sub-21, éste no va a debutar en Santander con la selección absoluta. ¿Pichichi?, no me jodas, si hace siete goles aquí…' Cristina, lo conseguí todo. Al año siguiente no me querían ni ver, no querían ni renovar. Qué risa, qué risa. Y allí fue todo maravilloso, pero no solamente a nivel deportivo. Conocí a gente extraordinaria en Santander, para mí es una de las ciudades más señoriales y más bonitas de España donde tuve la suerte de conocer y mantener amistades que son como hermanos para mí, y vuelvo todos los años. Y el Sardinero siempre me acoge. Y ojalá -porque si tengo una cosa clara es que yo voy a ser entrenador de Primera división, primero porque amo la profesión, porque creo en mí y porque me preparo para ello-, ojalá algún día pueda devolverle al Racing de Santander desde los banquillos todo lo que me dio en el campo.
Y luego hay otra anécdota también graciosa: teníamos el fichaje del Milan cerrado y le llamo al presidente y le digo: 'Oye, mira, que mañana a las 12 vienen los emisarios del Milan, que ya está todo. Nosotros hemos hablado de todo el contrato nuestro y te pagan la cláusula de rescisión y tal'. Lo llamé a las doce o a la una de la mañana, pero claro, a un presidente le llamas tú a la una de la mañana para decir que le van a dar 1.600 millones de pesetas y te hace la ola. Al día siguiente estábamos citados sobre las 12 o a la 1, ni el 'Tato' apareció. Ni el 'Tato'. Hubo un movimiento de un presidente con un tal, tal, tal, y al final fue otro jugador.
¿Quién fue ese otro jugador?
José Mari. Pero bueno, hizo también que yo fuera el Atlético de Madrid. Yo firmo por el Atlético de Madrid como seis o siete jornadas antes de que acabe la Liga, sin estar descendido, y cuando descienden, me llama Jesús (Gil) y me dice: 'Bueno, ya no vas a venir al club, ¿no?' Y digo: 'Joder, ¿todavía no he llegado y ya me has echado, presi?' Ahí me lo gané. El Atlético de Madrid es como las reses, que cuando naces te ponen el hierro ahí incandescente y lo tienes para toda la vida. No te lo puedes quitar. Ese Atlético de Madrid, porque ahora es otra cosa, yo no puedo analizar el Atlético de Madrid de ahora pensando en el pasado, pero sí era un Atlético de Madrid mucho más familiar, podías pasearte por el estadio, ir con familiares. Ahora es más fácil entrar a ver al Papa que ir al estadio. Pero es lógico, es normal, todo crece, todo evoluciona. Todo está mucho más controlado.
'Antes el Atlético de Madrid era mucho más familiar. Ahora es más fácil entrar a ver al Papa que ir al estadio'
¿Qué supuso para ti esa llegada al Atlético? Porque al final renuncias a irte a la Serie A, renuncias a irte a Inglaterra. No sé si piensas que, a pesar de ir de Primera a Segunda, ha sido la mejor decisión de tu carrera, por ese vínculo tan grande que tú mantienes y que tú has tenido siempre con el Atlético.
Yo no me arrepiento absolutamente de esa decisión. Además, es que la vida, Cristina, te viene como viene. Mira, por ejemplo, el fichaje del Racing de Santander donde yo quedé Pichichi, estaba mi representante en el Sánchez Pizjuán y yo, en vez de subir, estaba andando alrededor del Sánchez Pizjuán. Fíjate lo que te voy a decir: cuando baja, firmado por el Valladolid. Yendo para Valladolid, a Santander. A mí me molestó mucho salir del Sevilla, porque yo era el canterano. Yo decía: 'Voy a estar aquí quince años'. Llegó un entrenador que dijo: 'No, no, yo quiero traerme a este jugador, tal, tal', y a mí me molestó que el Sevilla no apostase aun siendo máximo goleador ese año en el Sevilla, teniendo un gran rendimiento en el equipo.
Le ponemos nombre al entrenador, ¿no?
Era Castro Santos. Firmó a Gluščević, totalmente respetable, pero a mí me dolió, porque yo llevaba muchos años en el Sevilla. Pero mira, gracias a esa decisión mi carrera hizo así (gesto hacia arriba). Nunca se sabe, Cristina, dónde vas a estar. Las cosas hay que aceptarlas, asimilarlas y vienen… En el Atlético de Madrid firmé seis años y dije: 'Pues mira, al final estoy uno en Segunda' con todo el equipo que había: Aguilera, Toni, Toni Jiménez, Mena, Njegus, Luque, Iván Amaya, estaba Kiko, luego ya empezó a subir Torres, como crío. Bueno, pues nos quedamos a un punto. Recuerdo que en el inicio de campeonato creíamos que iba a hacer los goles el escudo. Vamos a Levante, empezamos ganando, que colé yo el gol, 4-1. Pa' casa. El siguiente partido, con el Recreativo de Huelva en el Calderón. Pa' casa. 'Señores, o espabilamos, que esto es otro mundo'. Pues al final nos faltó un punto. Ascendieron Sevilla, Betis y Tenerife. ¿Qué pasa? Que el segundo año en Segunda ya le duele a un club mantener determinadas fichas y demás, y entonces apareció el Valencia.
¿Cómo fue tu experiencia en el Valencia? Te dio para ganar una de las dos Ligas de Benítez pero no cuajaste en el equipo, viviste una sucesión de cesiones.
Sí, el primer año fue el año de la Liga, que ahí también quedé yo máximo goleador del equipo. Y allí, igual, otra de las ciudades que tengo un recuerdo espectacular y situaciones de la vida que no repetiría hicieron que ya no pudiera continuar en el club. Cada verano iba, hacía la pretemporada, venía súper preparado, pero yo ya era conocedor de que no iba a seguir. Entonces, pues iba a una cesión a Inglaterra, una cesión al Atlético de Madrid, una cesión al Málaga, hasta que al final ya firmo por el Málaga.
¿Qué pasó?
Pues de las cosas que como niño, como crío, haces que luego te arrepientes, que son de las cosas que yo digo que si volviera atrás no haría y hubiera estado cinco, seis, siete, ocho años en el Valencia.
¿Qué fue?
Errores que cometes.
¿Alguno que nos puedas contar? Que eso ya ha prescrito.
No, no, no… Bueno, pues ir un poco del salvador de todos y cosas que te equivocas. Al fin y al cabo, ¿quién es el que manda en una plantilla? El entrenador. Si yo estoy en una plantilla, a día de hoy, y tengo un jugador que constantemente tal o que ha habido un problema, pues prescindo de él lógicamente. O es muy bueno y es diferencial y me la tengo que comer o no quiero problemas. Y es lógico. Ahora lo veo con 48 años y digo 'poco tardaron'. Que no era un jugador ni polémico de muchas cosas que se ven ni todo lo contrario. Era demasiado compañero de mis compañeros. Y eso perjudica, claro que perjudica.
¿Has pensado muchas veces qué habría sido de Salva Ballesta con otro carácter?
Hubiera sido una ruina. Sí, sí, sí. Si el problema no es el carácter. A mí me gusta la gente con carácter. No soporto incluso a un entrenador que no toma decisiones con un puesto de responsabilidad. No soporto el director general, el director deportivo, el CEO de una compañía que, teniendo unos puestos importantísimos, con tal de asegurarse su situación de calma no es capaz de tomar decisiones perjudicando al resto, y eso es casi siempre. 'No, no, yo no voy a actuar, aunque creo que debería de actuar, porque si actúo al que ponen en la calle es a mi'. No, tío, tú tienes un puesto de responsabilidad y tienes que tomar decisiones. Cueste lo que te cueste. Y, eso, el sitio donde más me ha defraudado a mí ha sido en las Fuerzas Armadas, fíjate lo que te digo. Que tienes que tomar decisiones, que tienes generalatos, que tienes las tres estrellas de Coronel y que tienes que tomar decisiones... y aceptan cosas con las que incluso no están de acuerdo; de arriba o de al lado o de abajo. Para que veas. Por eso yo estoy muy decepcionado con ese estamento.
¿Quién es el entrenador que mejor te ha sabido llevar?
Yo siempre diré que he tenido la suerte de en mis inicios tener a Camacho. Mira lo que hizo Camacho en el Madrid. Además, recuerdo una anécdota: cuando llega Camacho al primer equipo, había firmado jugadores de arriba y yo era suplente. Había firmado a Molnar, un delantero que se dejaba el bigotito aquí en la cabeza (dice señalándose). Yo me preparé ese año brutal, brutal. Me fui al centro de alto rendimiento con Marcos Álvarez -que estaba de preparador físico en el Madrid con Juande Ramos- y llegué brutal. De hecho, Camacho decía: 'Joder, ¿este tío de dónde viene?' Claro, entrenar arriba, glóbulos rojos... Mi verano había sido allí. Vienen los dos partidos primeros y pierde el equipo, y en el tercero me pone de titular, jugamos en Tenerife, ganamos 0-2 y cuelo yo los dos goles. Al día siguiente, imagínate, la prensa. Marca, 'tal, venga, una foto'. Y no tengo otra cosa que ponerme encima de un bombardero que había en la base de Tablada, brazos abiertos, 'El bombardero de Nervión'.
Y al día siguiente me viene Marcelino, el segundo, y me dice: 'Te llama el míster', y yo: 'Venga ahí, joder, me va a dar la enhorabuena, tal, no sé qué…' Entro y me dice: 'Siéntate ahí'. Me siento y me dice: '¿Tú que eres, artista o futbolista?'. Se me vino el mundo abajo, pero fue una lección. 'Como yo te vuelva a ver una foto, tal, tal, tal, tal, tal…', y realmente necesitas gente así en la vida para decir 'estás sacando el pie, mételo'. Si a lo mejor es otro entrenador, pues la siguiente foto es en un circo encima de un león. Pero luego la gestión de grupo, lo que querían los jugadores a Camacho, lo que le siguen queriendo. Es un tío que allá donde va deja una estela alrededor de lo que pisa. Y ha sido uno de los entrenadores, por no decirte el entrenador que más ha influido en mí. También te digo una cosa, me jodió muchísimo cuando quedé Pichichi en Primera y no me llevó al Mundial. Bueno, son decisiones, pero coño, ¿no vas a llevar al Pichichi de Primera? Y eso que yo había debutado con él y había jugado con él y todas las cosas, pero son las decisiones que hay que respetarlas y asumirlas.
¿Y cómo asumiste las lesiones en tu etapa en el Málaga? Porque allí recuperaste tus cifras goleadoras, volviste a marcar 21 goles en Liga, pero empezaste a concatenar lesiones. ¿Vislumbraste un poco que era el final de tu carrera, que acabó llegando en el Albacete?
Sí, tuve muy mala suerte porque hubo un par de lesiones que no se identificaron bien, roturas a lo mejor de isquios y me precipitaba en las salidas y recaía. Yo he sido un jugador de mucho golpe, de mucho contacto, de tener una lesión y darte cinco semanas de baja y a la tercera ya estar jugando y apretando los dientes. A mí me llegaban a decir entrenadores, por ejemplo, Antonio Tapia: 'Salva, tú es que tienes un problema, tú compites hasta en los entrenamientos. Tú no puedes estar a ese nivel porque tienes un desgaste brutal'. Marcelino Torrontegui me tenía que sacar de los gimnasios. Me encantaba entrenar, me encantaban las pretemporadas, que eso lo odian todos los jugadores, a mí me encantaba estar en los hoteles, entrenar, cachondeo, estar con los grupos. No me sé ni las reglas del parchís o lo de las cartas en el autobús, no he jugado jamás en la vida a nada, pero me gustaba estar ahí y tocando las narices, ¿eh? Y picando. Pero Marcelino o Pedro Jaro ya se cansaban de que los jugadores estaban saliendo para sus casas y yo estaba rematando de cabeza, porque si yo no era un virtuoso en la técnica, tenía que ser titular y ganarme el puesto en los equipos, como he hecho, en otros conceptos: afinando puntería, disparando, siendo el más pesado, chocando... Y así era.
¿Qué te ha pesado no conseguir a lo largo de tu carrera? ¿No triunfar más en el Atlético de Madrid, quizá?
Mi espinita ha sido, sí, no triunfar más, no haber tenido la suerte de que ese año se ascendiese a Primera, porque hubiera seguido, no tengo la menor duda. Y luego la espinita, por supuesto, de haber acumulado más partidos en la selección, pero también era la época en la que rompía bien Raúl. La camada que había de jugadores era brutal. Entonces, es como ahora, dicen: 'Es que la selección…' Ya, pero es que ahora no tiene grandes centrales. No están los Puyol, Piqué. Igual pasa en la portería: Valdés, Iker Casillas... Esto es el fútbol. El fútbol son ciclos, son camadas. ¿Dónde está un Iniesta? ¿Dónde está un Xabi Alonso? ¿Dónde está un Xavi? ¿Dónde está un Raúl? ¿Dónde está un Villa? Ahora, ¿qué es lo que hay? Pero no solamente le pasa a España. La Italia de antes no está, la Alemania no está… Todo varía.
No fuiste militar al final pero, ¿haber defendido a España con la Selección te resarció en ese instinto de querer defender a tu país?
Yo siempre he dicho que lo más bonito o el llegar a la cúspide es poder defender a tu país en la disciplina y en la profesión que sea: puedes defenderlo perfectamente cocinando en un campeonato gastronómico o como tenista, como futbolista, como matemático. Para mí, tener la posibilidad de defender a España -cuando yo digo defender a España, no es defender al relieve, sino representar a todos los españoles que, al fin y al cabo, yo creo que es lo único que nos puede unir-, eso es lo más bonito que hay. No he entendido nunca a aquella persona en la disciplina o en la profesión que sea que ha aceptado defender a España sin sentirlo. ¿Lo aceptas por qué? Porque hay un dinero que te vas a llevar. Eso yo no lo hubiera hecho en la vida, y contra esas cosas sí me rebelo yo. Pero no me rebelo, fíjate, contra la persona que acepta, sino contra el que lo llama, que sabe que esto no es su mundo ni es su idea ni sus ganas.
Salva, has dicho que tienes clarísimo que vas a ser entrenador de Primera División. ¿En qué banquillo te ves? ¿Cuál es el sueño de Salva Ballesta en los banquillos?
Hombre, si te pones a desear más que a soñar, yo voy a trabajar para tener la posibilidad de que todos los clubes que me han dado la oportunidad de defender ese escudo, defenderlo ahora desde el banquillo. Eso me encantaría en todos. Luego el devenir nunca se sabe quién te va a llamar. Aquí hemos tenido en Sevilla a Diego Alonso, que fue compañero mío en el Málaga y estaba en Sudamérica. Yo creo que hay mucho de tener buenos contactos, buen representante -eso es fundamental-, y el representante que tenga el contacto y se le dé la oportunidad. Porque, al fin y al cabo, ¿qué evalúas tú muchas veces de un entrenador? 'Sí, bueno, es que ahora voy a traer un entrenador que es capaz de levantarte de esta situación anímica del jugador'. Si al jugador le levanta el ganar. Sí es verdad que hay pequeños matices de entrenadores que somos más serios, menos serios, más dinámicos, menos dinámicos... Yo como jugador he tenido entrenadores que no me han motivado. Yo tenía un entrenador en el Atlético de Madrid, Cantarero, que yo no lo conocía como entrenador porque creo que no ha jugado al fútbol. Que luego era muy buen entrenador, ¿eh?, pero no es lo mismo cuando llegó Marcos Alonso, ex Barcelona, exinternacional, ex Atlético de Madrid… O dices: 'Te ha entrenado Camacho' o Vicente Miera, campeón de Europa...
Yo sí he creído, y creo, en la amistad entrenador-jugador. Te voy a decir: Marcos Alonso. Para mí, un jugador no llega a ser jugador de fútbol total si no te ha entrenado Marcos Alonso. Y encima era la releche. Yo con Marcos me he ido a tomar alguna copa, me he ido en barco, siendo yo jugador. Estábamos un día en un bar y a él le gustaba el tema del barco y pasó una lancha de estas grandes de la Guardia Civil y me dijo: '¿Tú no tienes amigos ahí? No tienes cojones a que no te den una vuelta', y yo digo: '¿Que no?' Llamé al de la Guardia Civil, nos metió y le gastamos una broma. Le dijimos a uno de ellos: 'Mira, enséñale la sala de máquinas, que está abajo, y cuando esté abajo sal, cerramos y metemos la lancha a todo'. Bueno, bueno, bueno. Cómo salió Marcos de abajo... Se cagó en mi madre, en mi padre, en el gato, en el perro y en todo lo que tenía al lado. Pero yo lo pasé muy bien con él. Con Fernando Zambrano, que está en AFE. Ése tiene un sitio al lado del señor, arriba. Lo quieren todos los futbolistas. Nando Yosu, Manolo Preciado... El problema está y estaba en cuando el jugador está entrenando y quieres actuar con el entrenador como actuabas ayer a la tarde tomándote una cerveza. El fallo no es del entrenador, el fallo y la tontería es del jugador que no sabe estar en su sitio.
¿Y si llegas a Primera división y te encuentras a un Salva Ballesta en el equipo? ¿Qué pensarías? ¿Te gustaría o tendrías problemas con él?
A mí me gusta el jugador con desparpajo, el jugador de grupo, de equipo, el jugador que quiere aprender, que trabaja, que cuando acaba el entrenamiento quiere más y más y más y más. Y luego ya, si tengo algún problema a nivel personal con él, lo intentaría solucionar, que es lo que el entrenador inteligente hace. No 'yo soy más importante que el jugador'. En una plantilla, yo tengo una autoridad. 'Señores, tengo responsabilidades, tengo que tomar decisiones, sobre todo en las alineaciones, pero vosotros sois los protagonistas del circo. Y vosotros vais a hacer que yo triunfe. Y yo voy a intentar con mis conocimientos más los de mi equipo técnico sacar un mayor rendimiento vuestro. Quien se quiera subir al banco, ahí'. Eso de 'se trata igual a todos los jugadores' es mentira. Es mentira. Tú no puedes tratar igual a Raúl que al canterano que venía en aquella época. O no puedes tratar igual en aquella época que estaba Tevenet con Suker, o Salva con Suker. No. Suker es Suker y Salva es Salva. Y cuando Salva tenga las narices de hacer lo que ha hecho Suker tendrá otro trato. Y yo a un tío le puedo dar explicaciones, y otro, el adulto, el veterano no merece las explicaciones por comportamiento tampoco hay que dárselas. Por eso te digo, Cristina, que lo más importante para un entrenador no es que haga un entrenamiento y 'qué bonito', una disposición de 'vamos a hacer estas posesiones, vamos a poner 4 contra 2, este no sé qué más...' No, eso lo sabe hacer todo el mundo. Lo difícil es gestionar el día a día de 25 cabezas, que cada uno piensa '¿cómo estaré yo mejor?'
La gestión humana al final siempre es lo más difícil...
Siempre. Y preocuparse. Yo tengo claro que el mayor rendimiento de cualquier profesional es tocándole el factor humano, preocupándote. Si es que no cuesta nada: '¿Qué tal la familia? ¿Has dormido bien? ¿Qué tal tu mujer?' Porque yo como entrenador me hago un paseo por el vestuario nada más entrar y sé quién está para entrenar y quién no. 'Es que vaya entrenamiento que ha hecho este tío'. ¿Tú sabes la noche que ha pasado? ¿Tú sabes si tiene algún problema familiar? ¿Tú sabes si le duele un dedo?
"Iván Campo fue mi ángel. Lo quiero con pasión y con locura. Si no llega a ser por él, me tiro de la Torre de Londres o de donde sea"
Exfutbolista de Sevilla, Atlético de Madrid o ValenciaTú lo viviste en el Bolton, especialmente, cuando nada más llegar tu madre sufrió un infarto, ¿no?
(Asiente con la cabeza). Menos mal que había un tío que para mí ha sido brutal en mi carrera y lo quiero con pasión y con locura, que es Iván Campo. Que si no llega a ser por él, me tiro desde la Torre de Londres esa o de donde sea. Fueron momentos muy difíciles, pero Sam Allardyce, que era el entrenador, había perdido a la madre hacía muy poquito y él me cogió y me dijo: 'Mira, tú no te preocupes, tú haz lo que creas conveniente'. Yo me iba de domingo a jueves a Sevilla, volaba el jueves, entrenaba el viernes y jugaba unos minutillos el sábado. O no jugaba. Cuando acabé el año allí me fui al club y dije que 'bueno, que mala suerte, que yo no me he podido expresar como yo soy de futbolista, que tenía mucha ilusión de la experiencia, pero tal, y que no quería que me pagasen nada, simplemente que se hiciera encargo del piso'. Llegué a Sevilla y a los tres días estaba el contrato abonado, entero. Los ingleses es que son… Y bueno, Iván Campo me cogió del bracito y me dijo: 'Churrini' -como me dice-, 'tú aquí mientras esté yo'. Y para mí fue mi ángel. Mi ángel. Con él a muerte. Con la selección española de veteranos estamos ahí a full. O yo tengo mucho de él o él tiene mucho de mí. Su verdad, su humildad, su sinceridad. En el Madrid también le costó muchas cositas, ¿eh?
Justo lo hablamos con él hace unas semanas, sí, sí, en una entrevista muy sincera.
También le costó, pero mira, dormimos enseguida. Lo malo es aquel que se acuesta y hay algo que dice: 'Esto…' Que no significa que lo que hagas es lo correcto, ¿eh? Yo muchas cosas las hago porque creo en ello y no es lo correcto y luego te equivocas: desde inversiones hasta actitudes diarias con tus propios hijos. '¿Para qué le has dado un pescozón si no se lo merecía? ¿Por qué no le has dicho esto?' O con tu mujer o con tu hermano o con tu amigo. La vida es un continuo piedras en el camino. Como el entrenador que dice: 'No, no, hay que salir a jugar, a disfrutar'. A mí me lo dice en una ponencia y me levanto y le digo: 'Eso no se lo cree usted ni borracho', porque es una disputa, es un duelo, es un salto, es yo quiero ganar y quiero yo que tú pierdas, es intentar miles de cosas. Y eso que ya está el VAR y toda la historia, pero en el inicio de mi carrera te ponían los tacos aquí (abre la mano en la mejilla) y ni se enteraba nadie y seguías para adelante, y a puñetazo limpio. Que no me vengan a contar tampoco peliculitas las nuevas generaciones en ese sentido, que el fútbol es fútbol. El fútbol tiene su esencia, en el fútbol hay una verdad y los datos ayudan, pero los datos no hacen goles, y los datos no ven el dolor humano, el sacrificio, lo que es esta carrera, el quitarte muchas cosas en épocas y en edades duras, que estás sometido a disciplinas. Y eso no se ve. Todo en la vida tiene un sacrificio.