El gerente de un supermercado con gasolinera que jugó en el PSG y quince años en la primera división francesa
Gregory Bourillon, con una amplia experiencia en la Ligue1 con cinco equipo diferentes, ha dado un giro a su pasado.

Gregory Bourillon no es un futbolista conocido en España. Seguramente tampoco lo sea fuera de Francia. Allí sí. Quince años en la primera división gala, en cinco equipos diferentes —Rennes, PSG, Loriente, Stade Reims y Angers, desde 2002 a 2017—, da para ello.
"Uno de mis mejores recuerdos es ganar la Copa de la Liga en 2008", recuerda ahora en Le Courrier Venden, sobre un título cuya competición ya desapareció. Fui finalista de la Copa de Francia contra el Lyon ese año también", refleja, como hitos más altos de su carrera de futbolista, en el PSG, en una época en la que el club parisino no era, como ahora, dominador absoluto en lo económico y en lo deportivo de todas los torneos domésticos de Francia. Esos años se codeaba, entre otros, con el Racing de Santander en la Copa de la UEFA.
Tras retirarse en el Châteauroux, en Segunda División, en 2019, comenzó su reciclado laboral. Había abandonado los estudios a los 16 años, en el Bachillerato, cuando ya se orientaba hacia el profesionalismo futbolístico. Su extensa experiencia en diferentes clubes le llevó a formarse para convertirse en director deportivo de un club. Adquirió conocimientos de márketing, comunicación, contabilidad o derecho tras realizar un reconocido postgrado de dos años en dirección de empresas.
En enero hizo sus pinitos como director general del Stade Bordelais, en la quinta división francesa. "En el fútbol amateur tenemos las manos más libres y así puedes aprender más cosas y enfrentarnos a los problemas. Es muy educativo", afirmó sobre aquella etapa. No contento con su formación, la complementó en otro prestigioso curso de dirección deportiva en el Centro de Derecho y Economía del Deporte de Limoges, el mismo que había realizado años antes Zinedine Zidane.
Pero su carrera giró por motivos familiares, se mudó de ciudad, y entró en otro tipo de negocios, alejados totalmente del un estadio de fútbol. Entró a trabajar en la Intermarché, dedica a los supermercados de barrio, en muchos casos asociados a una gasolinera, y a los hipermercados más grandes, que apuestan por la producción local y la marca propia y ahora se convertirá en encargado del establecimiento que tienen en la localidad de Saint-Jean-de-Monts.