La promesa del Barça que despunta en el Racing y su consejo a Lamine Yamal: "Que disfrute y no se vuelva loco"
"Es difícil afrontar una situación así por las expectativas", confiesa sobre su propia eclosión con 18 años. Ahora, con 24, disfruta en el Racing de Santander.
"Diamante en bruto" o "¿Ha nacido una estrella?" fueron algunas de las referencias a Jordi Mboula (Granollers, 1999) que se podían leer en febrero de 2017. El extremo del Juvenil A del FC Barcelona maravilló con su gol ante el Borussia Dortmund en la Youth League. En la Masía ya eran conscientes de la progresión de aquel chaval que entró en la cantera blaugrana con nueve años, pero su genial tanto atrajo muchas más miradas desde todos los rincones de Europa. En una apuesta por el talento emergente, el Mónaco pagó en el verano de 2017 la cláusula de tres millones por un jugador al que se comparaba con el francés Thierry Henry. Apenas tenía 18 años y firmaba por cinco temporadas. Sin embargo, las lesiones y la falta de continuidad no le permitieron consolidarse.
Fue cedido al Círculo de Brujas belga y al Huesca, donde consiguió un ascenso, antes de regresar ya traspasado a nuestro fútbol en 2020. Firmó por cuatro temporadas con el Mallorca. También subió a Primera con el club balear. Su tercera campaña como bermellón la está viviendo cedido en el Racing, y la buena química con José Alberto le ha hecho recuperar en la segunda parte de la temporada su mejor versión. Mboula se ha acostumbrado a disfrutar de su equipo y de la ciudad, donde es habitual verle en sus cines para vivir otra de sus pasiones. "Espero estudiar interpretación algún día", confiesa con la relajación de la salvación conseguida. Es un buen momento para repasar su estancia en los 'Campos de Sport de El Sardinero' y cómo ha sido ese camino tan intenso desde que copaba titulares vestido de blaugrana hasta hoy.
- Tras certificar la permanencia del Racing, se hicieron virales las imágenes de José Alberto en rueda de prensa. Se emocionaba y lloraba al agradecer el apoyo de los suyos. ¿Se siente identificado con ese sufrimiento que se pasa a lo largo de una temporada y de toda una carrera?
Sí, en el fútbol se ve todo muy bonito desde fuera, pero los momentos malos son más que los buenos muchas veces. Por eso, cuando al final consigues tus objetivos, algo por lo que llevas trabajando mucho tiempo, te vienen todos esos recuerdos, baches y momentos duros, como dejar atrás a la familia o la soledad. Es muy normal que brote a flor de piel y te emociones.
-¿Qué ha supuesto para vosotros la salvación del Racing, sin tener que apurar hasta las dos últimas jornadas?
Te sientes liberado porque no es solo el peso del equipo, sino de toda una ciudad que aprieta y siente mucho el fútbol. Aquí se nota cuando sales a la calle, también cuando las cosas no van demasiado bien. Vas cargando la mochila y, al final, es un triunfo de todos. Eran diez años sin conseguir mantenerse en Segunda y estamos todos muy contentos. También es que la afición vuelva a ilusionarse con el proyecto, para que el año que viene se pueda hacer algo más grande.
"Los primeros cuatro partidos no arrancábamos. No ganas, no ganas, no ganas... te entra el canguelo"
Jugador del Racing de Santander- ¿Flotó en algún momento la sensación de que podía volver a pasar lo que sucedió hace un par de temporadas en el último ascenso, subir y bajar después de muchos años sin haber estado en el fútbol profesional?
La verdad es que sí. Al principio nos costó mucho. Los primeros cuatro partidos parecía que no arrancábamos, aunque en los entrenamientos se viera una buena plantilla. No ganas, no ganas, no ganas… y te entra el canguelo. También ha sido así un poco la temporada, porque luego ganas varios partidos y vuelves a perder tres y tienes la sensación de '¡ay, qué te pillan!' Esto también es un poco lo bonito del fútbol. Yo digo que ahora que ya estás salvado y sin nada en juego, es un poco mierda (sonríe), a mí me gusta la presión y que siempre te estés jugando algo porque es ahí cuando sacas lo mejor de cada uno.
- Se te ha visto en buena sintonía con el técnico, incluso en un entrenamiento antes del partido contra el Eibar charlabais tranquilamente al acabar con el míster sentado sobre un balón. ¿Qué os ha aportado al equipo y a ti José Alberto?
Es muy cercano, natural y espontáneo. Eso al jugador le hace que te acerques sin miedo. Sabe dirigirse y tratar a todo el mundo, estés en la situación que estés, tanto a la gente que juega más como a la que juega menos. Todo el mundo tiene buena relación con él y eso ayuda mucho al equipo.
- Te hemos visto llegar con una camiseta retro del Racing antes de un partido al Sardinero. ¿Necesitaba encontrar un equipo con el que identificarse en lo personal, que fuera un sentimiento además de una profesión?
Esa camiseta la vi un día y me encantó. Así que por redes sociales la pedí. Había un chico que tiene una colección de camisetas de toda la historia del Racing y me dijo: "¡Yo te la doy!" Hablé con él. Es una camiseta de 1988, yo le di otra mía. Cuando llegué, me costó adaptarme. Hubo momentos en los que el equipo no iba muy bien y yo tampoco me sentía muy cómodo. Después, las cosas empezaron a salir hasta ser un año muy completo. Me encanta la ciudad. Nunca había estado en un sitio con una afición de este calibre. Se siente el fútbol y eso te impulsa, te motiva.
"Tenía que quitarme fantasmas del pasado y le dije al preparador físico: '¡Necesito sprintar y soltarme la melena, déjame!' Me dejó y ¡le saqué diez metros en cinco!"
- También te vimos ponerte a prueba en el entrenamiento con un pique sano de 70 metros al sprint frente al sonriente preparador físico. ¿Recuperar esa velocidad que te hace marcar diferencias es fundamental para que vuelva el mejor Mboula?
Después de las lesiones y el tiempo parado, sobre todo por los años anteriores y los fantasmas que tenían en la cabeza, tenía mucho miedo a recaer. Este año ha sido el primero en el que me he podido liberar un poco de esto. He podido hacer esos esfuerzos que a mí me caracterizan y ayudan a ser mejor jugador. El pique fue un poco porque tenía una lesión hace un mes, estaba volviendo y hablaba de eso con él, de los fantasmas del pasado, del miedo a lesionarme. Yo le decía, '¡necesito sprintar y soltarme la melena, déjame!' Estábamos negociando un poco y me contestó: '¡Venga, uno!' Lo hice y me sacó todos los miedos. Le gané por un poco, ¡le saqué diez metros en cinco!
- Frente al Andorra hiciste doblete con buenos tantos y le marcaste un golazo al Sporting. ¿Te recordó a ese chaval que hacía diabluras en la cantera del Barça?
Me considero un jugador diferente. Antes estaba más encasillado, jugaba muy pegado a la línea, hacía uno contra uno… Pero creo que con los años y, sobre todo, este año con el cambio de sistema, me he hecho más completo porque he incorporado la capacidad de jugar por dentro, ir al espacio o trabajar muchísimo en defensa, que es algo que también me ha ayudado muchísimo. Me gusta mucho aprender e intento añadir todas las vidas extras posibles a mi juego.
- Respecto a ese chaval que brillaba en la cantera del Barça, ¿se acuerda de aquel maravilloso gol contra el Borussia Dortmund en la Youth League?
Lo recuerdo, lo veo muchas veces. Recibí en medio campo, controlé y tiré una ruleta que en esa época de juvenil la tiraba siempre. Me salió muy bien, arranqué y me fui para el último defensa. Me paro al encontrarlo, le hago una ruleta y paso entre dos. Y luego ya con calma me dije: 'Esto lo tengo que meter'. Metí el interior y por suerte entró.
"Es difícil por las expectativas que se generan. Cada vez que salías, te exigías hacer cosas increíbles. Eso pesa. Te olvidas de disfrutar"
- ¿Cómo recuerda aquellos momentos en 2017, donde solo eras un adolescente y todo el mundo te trataba como una estrella, tanto que incluso el Mónaco pagó la cláusula al Barça para ficharte?
"Mbappé era un crack, hacía cosas que no le había visto hacer a nadie. Decías: '¡Buuuah!, este cabrón es bueno!"
- Echando la vista atrás, ¿volverías a marcharte del Barça o crees que habría sido mejor continuar?
Me marcharía, una cosa no quita la otra. La política del club por entonces no estaba muy clara, las oportunidades para los chicos jóvenes no estaban llegando y, en ese momento, yo me sentía capacitado para el cambio. No me arrepiento nada de haberme marchado.
- Llegas al Mónaco y allí está un joven Mbappé, ¿cómo era jugar con él?
- ¿Te pesó que te vieran como un posible sustituto?
No. Al final es habitual que se hable eso porque llega uno y se va otro, pero yo no sentía esa presión. Cuando llegué, el entrenador Jardim habló conmigo y me dijo que estuviera tranquilo, que tenían un plan para mí, que tenía que ir poco a poco porque no me querían quemar. Me decía que no se trataba de hacer una cosa de locos, sino un año de adaptación, que no tuviera prisas porque las prisas son malas.
- Estamos hablando de chavales muy jóvenes y las expectativas que se generan en torno a ellos. Hace unas pocas jornadas, Lamine Yamal debutó con tan solo 15 años, el más joven en la historia del Barça en Liga. Desde tu experiencia, ¿qué consejo le darías?
- Entras en la cantera del Barça con 9 años y con 18 el Mónaco va a por ti, no paras de subir. Luego llegan las lesiones y juegas menos, ¿cambia mucho la gente que hay alrededor?
Para lo bueno y para lo malo, el mundo del fútbol funciona así, un día estás muy arriba y otro, abajo. Lo importante es tener muy claro quiénes son los tuyos. Mi familia siempre está ahí y mis amigos también. Para mí, eso es lo importante, sé que no se van a olvidar de mí nunca.
- ¿Cómo es el regreso a la liga española, a través del Mallorca?
Venía de una etapa sin jugar, de lesiones y con dos operaciones seguidas, salí de una y me metí en otra. Fue mucho tiempo parado, prácticamente dos años sin jugar. Al cuerpo le cuesta volver a adaptarse y necesitas también limpiar la cabeza para volver a encontrarte a ti mismo. Quería volver a sentirme jugador y estoy muy agradecido al Mallorca. En la situación que yo estaba, que apostaran por mí y me dieran la oportunidad de volver a sentirme futbolista, siempre lo agradeceré. Fue un año muy bueno. Teníamos un grupo increíble y un buen equipo que se ve en la temporada que han hecho este año con un núcleo parecido. Tienen un proyecto bueno, ilusionante y se pueden hacer grandes cosas.
- Tienes ahora 24 años, cumplidos hace solo un par de meses, la edad a la que muchos aún no han pisado la élite y tú ya has jugado en cantera del Barça, Mónaco, Huesca, Mallorca, Estoril, Racing e incluso llegaste a debutar en Liga de Campeones. ¿Te falta asentarte al máximo nivel?
Mi deseo es poder jugar la temporada que viene en Primera División. Yo pertenezco al Mallorca y ellos tienen la sartén por el mango. No sé lo que va a pasar, aunque mi deseo es volver a jugar en Primera.
- ¿Y si sales cedido, que sea al Racing?
Puede ser, ¿por qué no? He estado bien, contento, ya estoy adaptado y ahora, cuando todo está bien y estás cómodo en un sitio, te toca irte. Pero así es el fútbol, quién sabe lo que puede pasar, nunca se sabe.
En un par de jornadas, Jordi Mboula regresará al Mallorca. Lo hará con las buenas sensaciones del Racing y el importante aval de la madurez. Esa experiencia que ha curtido a aquel prometedor chaval de 18 años, que a los 24 tiene todo el futuro por delante.