ATHLETIC CLUB

Maroan Sannadi, Valverde ya tiene al 'tanque' que se aferró al fútbol para olvidar sus problemas

Maroan Sannadi, nacido en Vitoria pero con raíces marroquíes, ha conseguido el sueño que venía persiguiendo y agradece a sus padres.

Maroan Sannadi posa con la camiseta del Athletic./Athletic Club
Maroan Sannadi posa con la camiseta del Athletic. Athletic Club
Patxo De la Rica

Patxo De la Rica

Maroan Sannadi ya es oficialmente nuevo jugador del Athletic Club, como informó este medio el pasado jueves, cuando se cerró un traspaso que venía cocinándose desde hace meses, pero que la entidad rojiblanca aceleró en las últimas semanas. Los movimientos en este mercado de invierno, incluida la salida de Ander Herrera, permitieron un beneficio económico -el club se ahorró la ficha del centrocampista desde junio- que convenció para buscar fichaje en el corto plazo. Y allí, Ernesto Valverde tuvo mucho peso para poner sobre la mesa las necesidades del equipo. Quería potenciar la zona atacante y el club tenía claro cuál era la prioridad.

Sannadi, nacido en Vitoria en febrero de 2001, había convencido ya hace meses a la dirección deportiva que lidera Mikel González. No solo por su explosión en el Barakaldo, donde se ha convertido en la sensación del Grupo 1 de la Primera Federación, sino por el potencial que le avecinan. El club rojiblanco le venía siguiendo desde que competía en la cantera babazorra, una estructura que conocen bien en Lezama, con muchos trabajadores que pasaron por Ibaia. Delantero potente, con un físico que impresiona -1,92 metros- y que le permite jugar de espaldas y atacar el espacio, y con mucha presencia en el área.

Los informes eran muy positivos y el Txingurri dio el visto bueno en cuanto le conoció. La dirección deportiva acostumbra a facilitar vídeos e informes al técnico rojiblanco, que tiene mucho peso en todos los movimientos. En cuanto conoció más a Maroan no dudó en aprobar el movimiento y en dar luz verde. Está convencido de que puede ser un aporte para este tramo de temporada en el que se jugarán todas sus opciones, tanto en LaLiga, donde sueñan con conseguir una plaza de Champions, y en una Europa League en la que se han convertido en uno de los principales candidatos al título.

Maroan agradece la confianza. Es lo que venía persiguiendo desde hace años, cuando veía que no tenía espacio en el Alavés y buscó cesiones para demostrar todo su potencial. Le ha costado explotar, pero lo ha conseguido. Sus once goles en 22 encuentros con el Barakaldo (recibirá una compensación de 300.000 euros que asume el Athletic) han sido decisivos para dar un salto enorme. Pasa de la tercera categoría del fútbol español a un club histórico y que compite en busca de los máximos retos.

Una infancia complicada

Maroan sabe bien lo que es luchar. Lo demuestra en cada partido sobre el césped y lo ha hecho también durante toda su vida. Sus padres llegaron siendo adolescentes a Vitoria y allí nació un niño al que el balón le acompañó desde siempre. Él mismo lo reconoció en una emotiva entrevista en El Correo, donde repasó su infancia y los problemas con los que se encontró, para los que el fútbol siempre fue la solución. "Yo, junto a mis hermanos, era el único de fuera de mi ikastola. Siempre sentí rechazo por parte del resto y no tenía amigos. Entonces, encontraba en el fútbol lo que no tenía en la vida. El fútbol para mí fue un salvoconducto. No sé dónde habría llegado si no hubiese tenido el fútbol. Con el fútbol sentía que tenía el reconocimiento y el cariño que no tenía en la vida".

Sus padres regentaban una carnicería reconocida de la capital vasca, mientras Maroan brillaba en los campos y afrontaba también las dificultades económicas con las que se acostumbró a vivir. "De pequeño yo iba siempre con las mismas zapatillas y tenían un agujero en la suela. Cuando llovía, tenía el calcetín marrón, así que para jugar al fútbol cogía una bolsa para ponérmela por encima de los calcetines", explicaba.

Fue en el Ariznabarra donde completó gran parte de su formación, antes de fichar en 2021 por un Alavés con en el que soñaba como todo niño alavés. El club babazorro pasó por las filas del San Ignacio (segundo filial) y un año después ascendió al Alavés B, donde marcó ocho tantos en su primera campaña y otros diez en la segunda. Al ver la falta de oportunidades decidió salir en busca de minutos a Barakaldo y allí ha demostrado todo el potencial que su entorno avecinaba.

"No me voy a fijar en el resto, yo tengo mi tiempo y cuando tenga que ser, será. Eso sí, cuando vaya para adelante, sé que nadie me va a parar. Aspiro a todo", avisaba, mientras brillaba en Lasesarre. Su tiempo ha llegado. Bilbao y San Mamés le esperan.