La única vez que Hansi Flick jugó en el Santiago Bernabéu no la olvida Emilio Butragueño: le hizo un marcaje al hombre que también sufrió Maradona
El entrenador del Barça disputó la eliminatoria entre el Bayern y el Real Madrid de la Copa de Europa 87-88. Era un jugador abnegado, altruista, versátil, muy disciplinado: un obrero polivalente
Hans Flick no ha visitado todavía el Santiago Bernabéu como entrenador, lo hará por primera vez en el Clásico, pero sí lo ha hecho como jugador. Una vez. Partido de vuelta de los cuartos de final de la Copa de Europa 87-88 entre el Real Madrid y el Bayern (16-3-88). En la ida, dos semanas antes, en el estadio Olímpico de Múnich, los bávaros, entrenados por Jupp Heynckes, se habían impuesto por 3-2 a los hombres de Leo Beenhakker. Flick también jugó como lateral aquel partido que encierra muchos detalles a recordar.
En la vuelta, el ahora técnico azulgrana realizó un marcaje al hombre por todo el campo a Emilio Butragueño. Y a decir verdad, sobre todo en el primer tiempo, no le dejó tocar un balón. Después del partido el Buitre reconoció que había tenido que moverse mucho más de lo habitual para quitárselo de encima. No le daba ni un metro ni un segundo.
Sale en la foto del gol de tacón de Madjer
Aquella eliminatoria fue la primera en la que el club blanco logró eliminar al campeón alemán. Se habían enfrentado, anteriormente, en dos ocasiones: en la temporada 75-76 y la 86-87 y se habían impuesto los germanos. De hecho, Flick ya hubiera podido haberse enfrentado al Real Madrid en esa segunda campaña, pero estaba lesionado. Reapareció, precisamente, para jugar la final de la Copa de Europa contra el Oporto en el Prater de Viena. Ganaron los portugueses de Futre (2-1) y para la desgracia del entonces centrocampista, su imagen con el '7' a la espalda aparece en todas las fotos del definitivo gol de tacón de Madjer. Tomó la decisión de intentar cubrir la portería en lugar de molestar al delantero en su acrobático remate de tacón. Esa toma de decisión fue muy criticada en Alemania y se le culpó directamente del gol, obviando la genialidad del argelino. Flick, a pesar de todo, completó una gran final, moviéndose por todo el centro del campo. Fue al 'aguador' de todos sus compañeros.
El Flick futbolista se puede definir perfectamente como un stajanovista del balón. El clásico jugador de equipo, currante, abnegado, más físico que técnico, muy disciplinado tácticamente y versátil como para jugar a lo largo de su carrera de mediocentro defensivo, su posición ideal. Pero también de lateral derecho en línea de cuatro; carrilero en una zaga de tres; central e incluso alguna vez en la banda izquierda. En aquel Bayern que se enfrentó esas dos temporadas consecutivas al Real Madrid, a sus 22 años, era uno de los 'niños' del equipo. Apenas aparecía en el foco, pero los entrenadores apostaban por su sobriedad y obediencia.
También contaba, según dicen los que saben del club bávaro, con el apoyo de Lothar Matthaus, una de las estrellas del equipo. Cuando jugaba en el centro, Hans le hacía el trabajo sucio, el defensivo, y Lothar podía incorporarse al ataque y ser el verdadero amo del juego. Además, ambos hicieron una buena amistad que se prolongó en el tiempo hasta que Flick fue entrenador y seleccionador y siempre contó con el respaldo incondicional de Matthaus en los medios de comunicación. Un aval importante.
En aquel Bayern de finales de los 80, la fama era para los Pfaff, Aumann, Matthaus, Aungenthaler, Brehme, Lerby, Michael Rummenigge (el hermano pequeño de Karl Heinz), Hughes, Kholer, Reuter... Prueba de la versatilidad de Flick fue que en los dos partidos contra el Real Madrid jugó en posiciones diferentes. En casa jugó como lateral derecho con toda la banda para él. Fue aquel encuentro en el que el Olímpico estaba nevado y el Bayern se puso 3-0 en el marcador al minuto 47.
Con la eliminatoria prácticamente perdida, en los cinco últimos minutos, Butragueño y Hugo Sánchez, de falta directa, marcaron dos tantos que abrieron de par en par la puerta del partido de vuelta. En el Bernabéu, Flick jugó centrado, pendiente de los movimientos de Butragueño. El Madrid, en su partido 150 en la Copa de Europa, fue superior y pasó adelante con tantos de Jankovic, su primer gol vestido de blanco y de Míchel. Era el Madrid de la Quinta del Buitre, Chendo incluido, de Buyo, de Hugo Sánchez, un recién fichado Jankovic y en el que todavía se ganaban la vida los Camacho y Santillana...
Marcó a Maradona el día del calentamiento a ritmo de 'Live is life'
Tanto Lattek como Heynckes, sus dos entrenadores en el Bayern, le confiaban también marcajes individuales. Después de convertirse en la sombra de Butragueño, a la temporada siguiente, en las semifinales de la Copa de la UEFA (88-89) también se colgó de la chepa de un Maradona en plena ebullición, en los dos partidos de las semifinales. Nápoles-Bayern Múnich. En la ida, en el San Paolo ganaron los italianos (2-0) y en la vuelta el empate (2-2) llevó a los de Bianchi a la final contra el Stuttgart, al que también ganaron proclamándose campeones.
De la vuelta en el Olímpico, antes de que Flick se dedicara en cuerpo y alma en frenar con muchas faltas a Maradona sin conseguirlo, se recuerda especialmente el calentamiento del '10' argentino, con los cordones de las botas desabrochados, mientras por la megafonía atronaba el 'Live is life' de Opus. Nunca nadie, ni antes, ni después, había realizado tantos malabares con un balón ante 80.000 espectadores y a pocos minutos de jugarse el pase a una final europea. Flick estuvo allí y puede contarlo de primera mano.
La carrera futbolística del ahora entrenador del Barça estuvo marcada por las lesiones. Después de destacar en el Sandhausen, en la Bundesliga 2, el Stuttgart le quiso fichar, pero no le garantizaba un hueco en el primer equipo, por lo que prefirió quedarse donde estaba y no abandonar su trabajo de oficial de banca. Sin embargo, en el verano de 1985 sí aceptó la oferta del Bayern. No era cuestión de despreciar al club más grande de Alemania por mantener un sueldo fijo y un horario de 8:00 a 14:00. Ahí comenzó el calvario de lesiones tras una operación de rodilla. El primer curso, 85-86, apenas jugó seis partidos. Le fue mejor el segundo, disputó 24 encuentros, debutó en la Copa de Europa contra el PSV y disputó la final contra el Oporto de manera sorprendente porque salía de su enésima recaída. La llegada de Heynckes por Lattek ratificó su presencia en el equipo. No era indiscutible, pero jugó más que nunca las dos siguientes temporadas.
El significado de Flick en español es «poner un parche»
En la 90-91 decidió marcharse al Colonia y después de dos temporadas a una veintena larga de partidos, en la tercera se tuvo que retirar con 28 años. Apenas cinco encuentros al principio de curso antes de darse definitivamente por vencido tras un choque en casa contra el Borussia de Dortmund (19-9-92). Su rodilla no daba para más. Su legado como jugador no fue malo: cuatro Bundesligas y la final de la Copa de Europa perdida en cinco años en el Bayern. En total, sumando su etapa en el Colonia, jugó 148 partidos y marcó seis goles. Además, hay que sumarle sus 13 citas en la Copa de Europa; 14 en la Copa de la UEFA y 18 en la Pokal alemana.
Su carrera como técnico y entrenador es más amplia y con mejor cosecha de títulos. Donde acabó jugando, en el Bammental, comenzó a entrenar. Primero compaginando césped y banquillo y después ya como entrenador (1996-2000). Salto al Hoffenheim en Tercera, (2000-05). Experiencia con el gran Giovann Trapattoni en el Salzburgo, antes de dar el salto a la selección como mano derecha de Joachim Low (2006-14). Por lo tanto fue partícipe del título mundial de 2014. En esa etapa también visitó el Bernabéu como espectador para ver a los alemanes blancos: Khedira, Kroos, Özil... Se mantuvo en la Federación como director deportivo hasta 2017. Un breve paso por el Hoffenheim también en labores de despachos fue el preámbulo de su vuelta al Bayern 29 años después de haberse marchado como jugador.
No le importó aceptar ser el ayudante de Nico Kovac (16 partidos) para después ascender sobre la marcha y quedarse como primer entrenador. A partir de ahí, su vida cambió y comenzó a ser reconocido internacionalmente. Encadena Champions, Bundesliga y Copa alemana con las dos Supercopas y la Intercontinental para cerrar el sextete. Una segunda Bundesliga le abrió la puerta de la selección, donde fue víctima de los resultados. Su siguiente paso lo está recorriendo en el Barcelona haciendo bueno al significado de su apellido en español: poner un parche, parchear... Lo suyo, de momento, es mucho más.