El terror por los ultras del Marsella en Vila-real, colegios y bares cerrados: "No he cerrado en día de partido en 20 años, hasta hoy"
Los colegios han puesto el candado antes de hora, hay un alto dispositivo policial... Y se esperan muchos más ultras del Marsella que las 1.200 entradas que tenían disponibles.
Vila-real ya está blindada para la llegada de los ultras. 1.200 aficionados del Olympique del Marsella han comprado entrada para asistir a La Cerámica, al partido de vuelta de los octavos de final de la Europa League (18.45 horas, con 4-0 en la ida para los franceses) pero se espera la asistencia de muchos más. Gran parte de ellos han llegado en avión, pero otros lo han hecho por carretera en un total de 18 autobuses para llegar a la Comunidad Valenciana.
Ante la acumulación de visitantes y teniendo en cuenta los precedentes que han causado los ultras marselleses, que apedrearon el autobús del Lyon dejando a su entrenador sangrando hace solo un mes, Vila-real ha tomado medidas. Una de las que más llamaron la atención fue la suspensión vespertina de las clases en los colegios de los alrededores del estadio. Alrededor de 1.000 niños de varios centros no acudirán en la tarde de este jueves a sus lecciones. Concretamente los colegios Fundación Flors, Virgen del Carmen y Sarthou Carreres y también en los centros infantiles Babisol, Kinder Park y Llavors.
"El fútbol lo condiciona todo en este país", argumentaban las madres de los niños que acudían a recogerles a las escuelas. "Aunque es obvio que, si es por seguridad, esta medida me parece bien, al final si son tan peligrosos como dicen lo mejor es que no acudan a clase porque la salida coincide con la previa del partido", argumentaban a este medio.
Alrededor de las 13:00 los progenitores, cuidadores y abuelos de los niños acudían a las escuelas para recoger antes de hora a unos niños cuya hora de salida de normal son las 15:00. Lo cierto es que en términos educativos la pérdida no es demasiada. "Se pierden un par de horas y es por seguridad, yo lo entiendo", argumentaban algunas madres. Pero también daba cierta rabia que por un grupo (amplio) de radicales se condicionara la rutina diaria: "yo he podido venir porque me he pedido el día" señalaba la madre de una niña. ¿Los más felices? Los niños que salían antes de clase. Lo cierto es que los propios profesores trasladan que fue el Ayuntamiento quien comunicó a los colegios la decisión y que tanto la entidad educativa como docentes y padres la han asumido con aceptación y normalidad.
Los bares, contrariamente a lo que se pueda pensar, no se vieron ni mucho menos beneficiados de la llegada masiva de ultras. El temor a como puedan actuar ha propiciado que la mayoría de bares de los aledaños del estadio vayan a cerrar o como mucho, tener la persiana medio abierta únicamente para vender cerveza y agua. Pero el local completamente cerrado. "No he cerrado en 20 años en ningún partido, ni de Europa ni de liga, pero hoy han venido ya cinco ultras del Marsella y solo cinco ya me han rayado un barril y pegado sus pegatinas, si eso lo hacen cinco no se qué harán 1.500" argumentaba el propietario del 'Bar Madrigal', uno de los más famosos de los aledaños. Además añadía aliviado: "El domingo viene el Valencia, al fin de semana siguiente el Atlético, ¿para que me voy a arriesgar con estos si se vienen dos fines de semana con mucha afición rival que siempre hace una previa tranquila?" concluía.
Lo cierto es que más allá de los aficionados que acudan, muchos de ellos estarán en la ciudad sin entrada, de modo que antes y durante el partido, todo hace indicar que Vila-real será territorio tomado por los seguidores del Marsella. Como ya informó este medio, los ultras desembarcaron en Castellón, acudieron a Valencia a pasar la mañana del partido hasta que se desplazaron en la tarde a Villarreal. Incluso alguno llegaron en furgonetas directamente desde la ciudad francesa. Esos, tal y como argumentaban fuentes policiales a este medio, son los más peligrosos, pues no iban ni en el vuelo oficial ni en los autobuses organizados por la afición. De ahí que sea imposible contabilizar cuántos van a acudir. Precisamente algunos de ellos ya señalaron de manera agresiva a varios periodistas la siguiente frase: "Grabad, grabad, que luego nos veremos y seremos más".