REAL MADRID 1- ATHLETIC 1

Sobriedad con Benzema, Nacho se fue emocionado y la grada cantó "¡Ceballos quédate!"

El francés no escuchó demasiados aplausos hasta su gol. Hubo manteo para los que han confirmado su salida, pero no para Nacho y Ceballos.

Karim Benzema antes de empezar un partido en el Santiago Bernabéu./Reuters
Karim Benzema antes de empezar un partido en el Santiago Bernabéu. Reuters
Jorge C. Picón

Jorge C. Picón

Uno podía esperar que el Santiago Bernabéu se deshiciese en gritos y aplausos ante la repentina marcha de Benzema. Que cada vez que el francés tocase la pelota en su última aparición de blanco la grada fuese un clamor. Nada más lejos de la realidad, se respiraba un ambiente sobrio. Como si la grada, en shock, estuviese asimilando lo que solo unas horas antes acababa de ocurrir. Entre la decepción y el anodino ritmo del partido, los madridistas se acercaron a pasar la tarde al Bernabéu y Karim, ya con la cabeza en Arabia, más de lo mismo.

El primer y, hasta el gol, único momento especial de la tarde llegó cuando la megafonía cantaba por última vez el nombre del francés. "¡Y con el nueve Karim Benzemaaaaaa!". Los asistentes corearon el nombre junto al speaker, lanzaron las bufandas al aire y aplaudieron. Un espejismo. Benzema no escucharía muchos más durante los 73 minutos que jugó. Apenas unas tímidas palmas en las dos o tres primeras veces que tocó el balón. De hecho, sus apariciones fueron a mal en peor, llegando a desesperar a alguno en la grada. No iba a ser distinto en su último partido.

Su baño de masas duró exactamente tres minutos. El Madrid gozaba de un penalti y no tardó en coger la pelota y posarla sobre los once metros. Pocos segundos después celebraba su último gol en el Bernabéu. Tres veces volvió a cantar el speaker su nombre con los correspondientes coros de la grada para, un minuto después, ser sustituido y retirarse al banquillo ante un público levantado de sus asientos para despedirlo como se merecía. Ahora sí, recibía el pequeño pero

El resto del encuentro, por parte de la grada de animación, más cánticos para criticar a LaLiga y la Federación que para ensalzar a su capitán. Probaron un intento en el inicio de la segunda parte, pero el resto del estadio no les acompaño. Desistieron. La temporada se acabó el día de la eliminación contra el Manchester City y ni a los jugadores les quedaba motivación ni a la afición ganas de animar, aunque su segundo máximo goleador histórico disputase su último partido. Sólo se encendían con los errores de Díaz de Mera, árbitro principal.

Los que trataron de hacerle sentir especial fueron sus compañeros. Lo buscaron constantemente, sobre todo Ceballos y Rodrygo, con los que se ha entendido bien estos años. Pero se vio un Karim poco fino, en línea de lo que ha sido su temporada. El menos acertado de los hombres de arriba. Mezcló alguna pérdida con algún resbalón inoportuno, pero se resarció con el gol de penalti que le permitió salir de su querido Bernabéu como deseaba.

Después del encuentro, saltó con su hijo al terreno de juego a sentir por última vez el aliento del Bernabéu. Se lo hicieron notar. También sus compañeros, que lo mantearon junto a Hazard, Asensio y Mariano. No hubo manteo para Ceballos y Nacho. ¿Una pista? Al segundo ni siquiera le cambiaron para recibir la ovación del público. Sonó el "¡Ceballos quedaté!" y el "¡Nacho, Nacho!" antes de retirarse a vestuarios.

Sobriedad con Benzema, Nacho se fue emocionado y la grada cantó «¡Ceballos quédate!»

A Nacho se le vio sensiblemente emocionado cuando los madridistas saludaron al público, llevándose la mano al escudo de la camiseta. Ya sin nadie, el canterano blanco se tumbó en el césped del Bernabéu, junto a sus hijos. Contemplativo. ¿Rememorando todo lo vivido allí o meditando por una decisión aún no tomada?

La despedida de Asensio alcanzó una cuota de emoción incluso mayor que la de Benzema. El balear salió en la segunda parte y rozó el gol, pero no llegó. Antes del descuento, Ancelotti decidió volver a sentarlo en el banquillo para recibir la segunda ovación de la tarde. Se paró en el medio del campo y saludó a toda la grada. Los compañeros se acercaron para darle un último abrazo sobre el verde. Él, emocionado, se retiró al fondo del banquillo. Después, la grada cantó su nombre a coro.

"Yo creo que se quedan"

Minutos después, en rueda de prensa, Carlo Ancelotti dejó su visión de los hechos en lo que respecta a los dos dudosos: Nacho y Ceballos. "Por lo que yo veo, se quedan los dos", afirmó, aportando algo de claridad a la situación.