PRIMERA DIVISIÓN

La taxativa respuesta de Carlos Martín si recibe una oferta mareante del Real Madrid: "Imposible, imposible, dejo el fútbol antes"

El delantero del Alavés, cedido por el Atlético, asegura que su amor a los colores rojiblancos le impide siquiera plantearse esa opción.

Carlos Martín persigue a Sergi Cardona. EP/
Carlos Martín persigue a Sergi Cardona. EP
Gonzalo Cabeza

Gonzalo Cabeza

Carlos Martín juega en el Alavés y a él se debe, aunque el hecho de estar cedido desde el Atlético de Madrid le lleva a esa dicotomía rara en la que uno marca goles para un equipo pero no deja de pertenecer a otro. Eso dice su contrato, y también su espíritu, porque si algo tiene claro el jugador es ser del Atleti.

"To era muy pequeño, yo quería estar con mis amigos, pero mi padre desde bien prontito quería que yo empezara ahí en el Atlético... pero vamos, que no había problema de ir a otro lado. De familia todos somos muy colchoneros, así que...", explicaba en un programa de radio llamado Kiroleros.

Bueno, hasta ahí lo normal, quien no ha tenido un equipo de pequeño es, probablemente, porque no le ha gustado el fútbol, pero cuando empiezas a ser profesional se entiende que las cartas cambian y que dependes más del mercado que de la voluntad. Eso es así casi siempre, pero no en el caso de Martín, que tiene meridianamente claro que hay cosas que no va a hacer nunca por su pertenencia a la afición rojiblanca. La frontera más sagrada, esa que nunca cruzará, es la del Real Madrid.

Le preguntan los periodistas, jocosos, que haría si llama Florentino a su puerta y le ofrece cincuenta millones de euros. Y el chico responde sin dudar: "Imposible, imposible. Vamos, dejo el fútbol antes. Yo lo tengo muy claro, pero nadie me va a quitar de esa idea".

Blanco ni el orujo, que decía el Pechuga Sanromán. El taxativo delantero, en caso de que hubiese pensado en decir sí a una pregunta que el Madrid, por lo que se sabe, nunca le ha hecho, igualmente lo hubiese tenido difícil para congraciarse con la afición. En su brazo izquierdo aparece tatuado un enorme Neptuno, el dios que corona la Plaza de Cánovas del Castillo —sí, se llama así— y en el que los rojiblancos celebran sus títulos.

"Es imposible borrarlo, eso se queda siempre. Lo tengo bien 'pequeño', ¿eh? Me lo hice hace tres años, lo tengo clarísimo", cuenta el jugador del Alavés, que el pasado año brilló en el Mirandés y que, obviamente, espera hacerlo lo suficientemente bien para, algún día, jugar como local en el metropolitano.

Todo esto, dicho en un entorno humorístico, tiene el matiz más obvio, y es que él se considera un profesional y sabe que cuando juega contra el Atlético su objetivo único tiene que ser derrotarles. "Cuando jugué ante el Atleti este año, ahí hay que ser profesional. Al final yo ahora mismo estoy en un club que me ha dado todo y yo tengo que defender estos colores ahora mismo", zanja el futbolista.