GIRONA 4 - REAL MADRID 2

Así es Taty Castellanos, el ariete que cerró sus redes tras perdonar al Barça y que le ha hecho 4 goles al Madrid

Míchel se lo encontró llorando en el vestuario del Camp Nou hace un par de semanas, cuando dejó Twitter por los insultos. Este miércoles Montilivi le despidió en pie.

Taty Castellanos celebra uno de sus goles al Real Madrid. /AFP
Taty Castellanos celebra uno de sus goles al Real Madrid. AFP
Manuel Amor
Jordi Cardero

Manuel Amor y Jordi Cardero

El 10 de abril, hace solo un par de semanas, Míchel se encontró a Taty Castellanos hundido en el vestuario del Camp Nou. La falta de gol perseguía al delantero en su primer año en Europa, y un fallo clamoroso ante Ter Stegen le llevó a borrarse las redes sociales por los insultos que estaba recibiendo. El entrenador lo reconoció en rueda de prensa y pidió apoyo. Sus compañeros le ayudaron a levantarse y este martes, qué rápido cambia la vida, vivió la mejor noche de su carrera deportiva con un póker para la historia que sirvió para doblegar al Real Madrid.

"Nunca me lo imaginé", reconoció después. Sus cuatro dianas ante los blancos fueron la mejor carta de presentación para un delantero agresivo en la presión, hábil lejos del área y con un olfato innato cuando huele la meta rival. El Girona, propiedad del City Group, le incorporó este verano desde un club hermano como el New York City para encomendarle una misión difícil: relevar a una leyenda del tamaño de Stuani. Sus números en la liga norteamericana impresionaban (la temporada pasada fue Pichichi con 17 goles en 25 partidos), pero sus comienzos en Montilivi, perseguido por la enorme sombra del uruguayo, no resultaron sencillos.

En las 13 primeras jornadas, a pesar de que Míchel le entregó la titularidad desde el minuto uno, solo marcó dos tantos y perdonó muchos más. Su entrega no se correspondía con su acierto. Y esa ha sido la tónica de su curso. A pesar de ello, su técnico siempre le ha defendido, tanto en público como en privado, y su confianza en el argentino ha tenido premio. La ovación y los cánticos de Montilivi han sido el premio a meses de trabajo en silencio para adaptarse a la dureza del fútbol europeo.

Dentro del vestuario, Stuani se ha convertido en uno de sus grandes apoyos. Le cuida, le mima y le enseña. Todos los sudamericanos son sus hombros cuando las cosas se tuercen. Con Gazzaniga y Santi Bueno, otras dos piezas claves para doblegar a los de Ancelotti, también le une una relación magnífica. En Girona vive tranquilo, alejado de la presión y de la fama y con la compañía de su hermano Agus, su mayor apoyo desde que dio sus primeros pasos.

Su carrera nunca ha sido fácil. River Plate, que después le quiso para reemplazar a Julián Álvarez, lo rechazó cuando solo tenía 16 años. Pasó la primera prueba, pero se quedó en la red en la segunda. Lanús le descartó por su falta de físico. Después tuvo que buscarse la vida alejado de los focos de su país: se fue a Universidad de Chile, fichó por el Montevideo City Torque de la Segunda uruguaya (también del grupo City), ascendió y de allí saltó a la MLS, que le catapultó en 2021. Se salió (21 goles y ocho asistencias) y fue campeón con New York, con el que también firmó un póker el año pasado contra Real Salt Lake.

Míchel, sobre 'el Taty' en rueda de prensa.

Mathías Cubero, exportero de Torque, recuerda en Relevo de qué le sirvió al Taty pasar por una liga como la Segunda uruguaya: "Aquí los centrales te pegan, son de ir al choque. Aprendió a jugar con el roce, estás obligado a ello. Llegó muy joven y ya se veía que técnicamente era muy bueno". La humildad del club era total. Castellanos encendía y apagaba cada día las luces de las instalaciones. Sabe lo que es venir de abajo y por eso saborea como nadie los éxitos.

"Cuando llegaba, siempre estaba en el gimnasio con su termo y su mate. No era un gran cebador. Los muchachos lo jodían bastante", rememora entre risas Cubero. Después de cada entrenamiento repetía ejercicios de definición. La obsesión ha sido otra de sus grandes amigas. Creció sin freno y sus vídeos llegaron al staff de Domènec Torrent, la otrora mano derecha de Pep Guardiola y en ese momento entrenador del New York City. Él y su cuerpo técnico le cambiaron la vida.

"Su físico nos recordó al de Cristiano. El problema era que el primer año se movía demasiado. Jugaba como extremo y se iba a presionar al lado opuesto, quería llegar a todas partes", cuenta Jordi Gris, expreparador del club neoyorquino. "Trabajamos la pausa dentro del área, que los disparos fuesen con el interior y a buscar los palos, no todo potencia. En la tranquilidad y el aspecto rematador, David Villa fue un espejo para él", añade. El Guaje le apadrinó dentro y fuera del campo.

"Cuando llegué, él estaba en el gimnasio porque se estaba recuperando de un problema en la rodilla y cuando me vio me agarró de atrás, me dio un abrazo y me dijo un '¡Bienvenido, Taty!' que me descolocó. ¡Era el capitán del equipo y yo no lo podía creer!", decía Castellanos en una entrevista con Infobae. Gris no tenía ninguna duda de que su desembarco en LaLiga se saldaría con éxito: "No imagino qué techo puede tener. Es pura confianza. Ha sido un acierto más de Quique Cárcel".

En Girona, donde está cedido hasta el 30 de junio, ha encontrado definitivamente su sitio y el rol que deseaba. Sus cambios en los últimos minutos para cederle el testigo a Stuani se han convertido en un habitual. A él no le importaría seguir en Montilivi, aunque ofertas no le faltarán, para seguir persiguiendo su gran sueño: debutar algún día con la selección argentina. Ya fantaseó con acudir a Catar, pero la competencia le cerró las puertas. Vistió la Albiceleste en el Preolímpico Sub-23 y rechazó los acercamientos de Chile porque solo quiere defender a los suyos. Después de su exhibición, la llamada de Scaloni está más cerca que nunca.