Cómo Rodrygo ha cambiado el discurso del Real Madrid
El brasileño es ya indiscutible en el equipo de Ancelotti y su nivel marca las diferencias en el día a día.
Ya no hay marcha atrás. El crecimiento de Rodrygo Goes es imparable y portentoso y parece imposible adivinar las posibilidades del joven brasileño a día de hoy en un equipo que, si bien es cierto que ya le considera pieza importante, todavía no le ha mirado a los ojos como lo que es: uno de los futbolistas con más veneno del panorama internacional.
De padres a hijos. De Benzema a Rodrygo. Existe una relación directa entre estos dos jugadores, su sensibilidad y armonía gestual que les une en un hilo conductor de lo que es ser un atacante en el Real Madrid. Como si se tratara de preservar un tesoro nacional, el arte de moverse en la zona en la que todo va más rápido seguirá estando custodiado por alguien que habla la misma lengua que Karim. Rodrygo también juega para los que saben de fútbol.
El caso del brasileño demuestra que en el fútbol lo importante no es lo rápido que tardes en llegar, sino cómo lo hagas. En Rodry ha habido un proceso largo y a veces tedioso que le ha llevado tiempo, muchas suplencias y hasta un rendimiento a ratos gris e inconsistente que si bien ha podido hacer dudar al público, nunca lo hizo con quienes le ven entrenando y toman las decisiones. Para llegar al jugador que es hoy, tuvo que pasar por un proceso largo de aprendizaje en el que su futuro estaba marcado por muchos condicionantes. ¿Qué pasaría si Hazard cogía confianza? ¿Y si llegaba Mbappé? Condicionantes que importaron y ahora han dejado de hacerlo porque el rendimiento de Rodrygo es ya una verdad incontestable.
"La movilidad del nueve es algo importante en este equipo y Rodrygo la tiene. El profesor, Benzema, le ha enseñado bien." Esto dijo Ancelotti en la rueda de prensa antes de visitar al Leipzig sobre el dinamismo de Rodry, uno que lejos de ser un problema en un equipo en el que ya hay mucho movimiento, es una ventaja ganadora respecto a los rivales. Y lo es porque lo más relevante en el fútbol del brasileño es su cabeza. La velocidad mental de Rodry le lleva a ser capaz de jugar a un toque de forma continua cerca de la frontal y casi en cualquier situación. De cara, de espalda, cortando hacia dentro. Su repertorio responde a una imaginación desbordante, pero más que la habilidad para detectar situaciones es la que tiene para ejecutarlas, que es lo que marca la diferencia entre los buenos y los muy buenos. Todo en Rodrygo es agilidad, su golpeo, sus movimientos acompasados y sus desmarques. Y no hay nada más relevante que pensar rápido cuando más te acercas a la portería rival.
El Real Madrid ha ido haciéndose fuerte en base a un grupo muy sabio de jugadores que se entienden y juegan en base al conocimiento del compañero, de cómo potenciarse y ayudarse. La libertad en este equipo es indispensable. Y en un equipo sin ataduras tácticas ni clichés, Rodrygo ejerce de fuerza gravitatoria desde distintas alturas pues posee regate, cambio de ritmo y una inteligencia que le permite ocupar distintas zonas sin que la que abandona se eche en falta. Está donde tiene que estar según avanza la jugada. Partiendo de un 4-3-3, Rodry es el extremo diestro pero a diferencia de Vinicius, abandona la banda en cuanto el Real Madrid se asienta y se sitúa cerca de Benzema, en una doble punta que es capaz de destrozar esos espacios sensibles, normalmente invisibles, a base de movilidad y velocidad en la toma de decisiones. Con Fede compensando a Rodry, Benzema alimentándolo, Vinicius ejerciendo de contrapeso y Kroos + Modric como gestores, el Real Madrid cierra el círculo.
Rodrygo ya lleva los mismos goles en Liga que todos los que logró el pasado curso. Regatea más (2,7 este curso por 1,4 el pasado), pierde menos balones y sobre todo, se ha destacado como un magnífico asistente (0.33 Asistencias Esperadas por 90/minutos), siendo el segundo atacante sub23 de las cinco grandes ligas en este apartado, solo por detrás de Kvaratskhelia. Es decir, es un jugador más eficiente que antes aunque ahora reciba en zonas más congestionadas. El haber ganado masa muscular, entre tres y cuatro kilos, le ayuda a sacarse jugadores de encima sin perder ese punto de chispa característico de un cuerpo liviano como el suyo.
Algo que destaca en el brasileño, y que se está acentuando este curso, es su facilidad para pisar zonas de remate arranque desde donde arranque. Es circunstancial la posición de partida porque su instinto le lleva a acabar en el punto de penalti. Para que nos hagamos una idea; de sus 24 disparos, 7 han sido desde menos de 11 metros. Benzema ha disparado más (31) pero proporcionalmente lo hace desde más lejos (8 desde menos de 11 metros). De toda la plantilla del Real Madrid es el jugador con más capacidad para detectar zonas de remate y después de Karim, el que tiene más recursos en su golpeo cerca del portero. Que sus cifras se disparen parece cuestión de tiempo... y galones.
Rodrygo representa a la perfección la gestión del Real Madrid con los jóvenes a la par que su secreto competitivo. Futbolista al que le ha tocado pasarse mucho tiempo alejado de los focos, a rato frío y desconectado y que ha acabado impactando en el colectivo cuando tocaba, ni antes ni después. Un jugador que aún en etapa de crecimiento fue capaz de decidir eliminatorias de Champions entrando desde el banquillo. La grandeza se tiene o no se tiene. Y en Rodrygo hay toneladas de personalidad.