Las remontadas del Real Madrid anuncian la épica de siempre y... nuevos problemas
Los blancos presumieron de espíritu en Gran Canaria, pero son el equipo que más goles encaja en los primeros minutos y siguen sin atajar la sangría defensiva.

El Real Madrid volvió a arreglar con fútbol y fe el irregular inicio de su visita a Gran Canaria, saldada con una victoria (1-2) que mantiene al equipo de Ancelotti en la cabeza de LaLiga. El gol de Javi Muñoz puso el triunfo cuesta arriba, pero Vinicius y Tchouameni sentenciaron en los últimos 25 minutos y prolongaron el hilo de victorias sobre la bocina. Las remontadas blancas ya no sorprenden a nadie: van por la décima esta temporada y son, junto al Girona, el equipo que más veces le ha dado la vuelta al marcador para terminar ganando en la competición doméstica.
La explicación puede empezar a comprenderse desde lo futbolístico, por la precisión de sus cracks en los momentos de la verdad, el buen rendimiento de sus revulsivos o un momento físico excelente que va mucho más allá de Pintus, y completarse con lo espiritual, ese gen inquebrantable que tantas noches de gloria ha dibujado en Chamartín. Contra Las Palmas, sin doctorados en milagros como Modric sobre el campo, fueron los jóvenes (hasta el debutante Arda Güler) los que asumieron el testigo.
"Lo de remontar es una herramienta que tenemos, con un banquillo motivado y que aporta. No puede pasar siempre, nos gustaría tomar ventaja, pero me quedo con todas las oportunidades que tengo entre los suplentes para cambiar los partidos", aseguró después Ancelotti. El italiano primó lo positivo en su reflexión, pero lamentó que su equipo no sea capaz de arrancar los encuentros con la misma concentración con la que los termina.
De hecho, son sus malos inicios los que obligan al Madrid a tirar de épica para sacar adelante una gran cantidad de sus compromisos. Llama especialmente la atención el dato de que los de Carletto son el equipo que más goles encaja en los primeros 10 minutos de partido (5), igualados con Girona y Getafe. Le ha pasado contra rivales menores (el Almería le marcó a los 38 segundos y en el 3'), ante otros de mayor entidad (la Real se adelantó en el 5') e incluso en citas de máxima exigencia, como el Clásico (Gündogan anotó a los 6' en Montjuïc).
El Madrid terminó llevándose todos esos encuentros, pero a base de remendar sus errores en los tramos finales, donde se convierte en un conjunto insuperable. Sin esa casta no se entendería su liderato en LaLiga, su impecable pase a octavos de Champions (tuvo que remontar dos veces ante el Nápoles y una contra el Unión Berlín) e incluso su título en la Supercopa, en la que se repuso en la semifinal frente al Atleti al gol en el 6' de Mario Hermoso.
El ADN de los blancos no es ninguna novedad, pero esta temporada están recurriendo mucho más a él que en la pasada, en la que a estas alturas sólo lo habían logrado en tres ocasiones. Como desgranó este informe de Relevo, el número de remontadas en LaLiga ha ido creciendo en los últimos años: se pasó de dos en la temporada 2019-20 y tres en la 2020-21 a ocho en la 2021-22 y siete en la 2022-23. Y no parece para nada descabellado pensar en batir la marca de la 21-22 este mismo curso.
El papel de los suplentes y la pareja Rüdiger-Nacho
El fondo de armario está siendo uno de los factores diferenciales del Real Madrid esta temporada. En Gran Canaria volvió a ser un futbolista salido desde el banquillo, Tchouameni, el que deshizo la igualdad y mantuvo a los merengues en el liderato. En Arabia (Joselu y Brahim desequilibraron la semi con el 3-3 en el marcador) y en Europa (Nico Paz y Joselu decidieron la victoria con 2-2 en el Bernabéu contra el Nápoles) pasó lo mismo.
Ahora lo que preocupa y ocupa al entrenador es buscar soluciones a la sangría defensiva. El Madrid lleva seis partidos consecutivos encajando gol y la pareja Rüdiger-Nacho no convence. Ambos cometieron errores en la isla y todavía no han dejado la portería a cero en este 2024 cuando han actuado juntos. Nadie duda de ellos, pero se les pide un paso al frente... para dejar de remontar tanto.