Bizzarri: "Yo me sentí muy solo en el Real Madrid; Toshack me decía de todo…"
"A lo mejor yo no tenía la categoría para jugar en el Madrid", dice a Relevo horas antes de que los blancos jueguen ante el Valladolid, el equipo donde el argentino renació.

Albano Bizzarri (Etruria, Argentina, 45 años) no lo pasó bien en el Real Madrid. Fichó en 1999, con 21 años, después de despuntar en Racing de Avellaneda aunque sin muchas horas de vuelo (30 partidos). La magnitud del salto y esa poca experiencia le perjudicó. "Me faltaba base técnica, yo no tuve entrenador de porteros hasta los 17 o 18 años", reconoce el argentino. Llegó para pelearle el puesto a Illgner, que ya dejaba ver algunos achaques, y se encontró con unas críticas desmedidas y hasta ataques públicos de su entrenador, Toshack. "Cada vez que entra el balón en nuestra área cierro los ojos... Me dan ganas de llorar", llegó a declarar el técnico galés. La irrupción majestuosa de Iker Casillas fue su sentencia. Sin embargo, reconoce que lo que más le lastimó fue la soledad: "Llegaba a casa, estaba solo y me preguntaba por qué".
Desde su retiro en la Playa de San Juan, y a horas de que se enfrenten en el Bernabéu dos de sus exequipos, Bizzarri echa la mirada atrás para hacer balance de una carrera llena de altibajos: arrancó en un pueblito de 4.000 habitantes, se cargó de expectativas en Racing, se agrietó en el Real Madrid y renació en Valladolid para acabar agarrándose al suelo de Italia, donde se retiró con 41 años.
¿Cómo comenzaste en el fútbol?
Nací en Etruria, un pueblito de Argentina. La vida allí era muy tranquila. En la parte donde yo vivo es todo campo y cada 15 kilómetros, más o menos, hay otro pueblo o una ciudad. A los seis años iba a la escuela solo, caminando o en bicicleta. No hay ningún peligro de nada. Y jugar al fútbol en la calle o en algún sitio baldío era lo cotidiano. Yo empecé en el club del pueblo. Me entrenaba a lo mejor tres veces por semana, a las ocho de la noche. No tenía grandes entrenadores. Por ejemplo, yo nunca tuve un entrenador de porteros ahí. Yo me entrenaba con la gente que salía de trabajar y que jugaba al fútbol en el club, en invierno.
¿Tu familia estaba vinculada al fútbol?
Mi padre jugó en el pueblito, pero no eran gente de fútbol.
¿De qué jugaba?
Mi papá había sido portero, pero tampoco había jugado mucho porque en aquella época te casabas y tenías que ir a trabajar. Era más dura. No tenía tampoco tiempo. Yo tuve solamente esa referencia.
¿En qué trabajaban tus padres?
Mi papá era camionero. Mi mamá era ama de casa cuando éramos chicos y después se puso un negocio de mercería y trabajó de eso. Mi papá era uno de esos camioneros que van a buscar la leche a los campos y la llevan a la fábrica. Era un trabajo pesado porque era diario. Las vacas no tienen ni Navidad, ni fiestas, ni Año Nuevo. Se tenía que levantar a las 04:30 todos los días, incluidos los sábados y los domingos. Era un trabajo muy duro que yo valoré mucho. Porque cuando entraban las dudas de si estabas haciendo lo correcto o no, o no tenía ganas de entrenar, yo pensaba: 'Si mi papá se levantaba a las 04:30, ¿por qué yo no voy a ir a entrenarme? Se te tiene que caer la cara de vergüenza'. El haber nacido en una familia trabajadora, humilde, me ayudó mucho.
"Yo pensaba: si mi papá se levantaba a las 04:30, ¿por qué yo no voy a ir a entrenar? Se te tiene que caer la cara de vergüenza"
Exjugador de Real Madrid y Valladolid¿Desde el principio quisiste ser portero?
Siempre. Juego ahí desde que tengo ocho años. Después, me gustaba jugar en el medio. Me divertía más. Cuando era pequeño, muchas veces me iba a entrenar y decía al técnico: 'Déjame jugar en el medio, que me aburro'. Pero cuando había un partido oficial, siempre jugué en el arco. ¿Por qué? No lo sé. A lo mejor por el físico, que uno es alto, flaco...
¿Cómo llegaste a ser jugador profesional?
En aquella época no era fácil que la gente te buscara y te encontrara. Había una persona en el pueblo que tenía un contacto y me llevaron a Racing de Avellaneda a hacer una prueba. Fue por una cadena de personas que se conocían entre sí. No era sencillo salir del pueblo. Hoy la gente conoce a cualquier chico que esté en cualquier sitio porque los clubes tienen 100 personas por todo el mundo trabajando para ellos, queriendo descubrir talentos. Antes no era tan fácil que alguien te viniera a buscar. Y mi familia tampoco tenía recursos para podernos ir a la ciudad y que yo probara.
¿Te vas solo a la ciudad?
Sí, llegué y me fui a vivir a una pensión. Eran pequeñas habitaciones que estaban debajo de la tribuna. Teníamos poco, pero éramos felices porque teníamos ese sueño de poder jugar en Primera. Para nosotros era una locura. Ahí inició un poco mi carrera. Primero en el sector juvenil y luego todo fue muy rápido. Después me di cuenta de que al irme tan tarde del pueblo, porque me fui con 17 años, me faltaban cosas.
¿Cuáles?
No contaba con la formación que podía tener un chico de los juveniles del Real Madrid, del Barcelona o de otro lado. A mí nunca nadie me había dicho cómo poner la mano, cómo hacer, cómo no hacer. Pero bueno, siendo un poco autodidacta había podido irme del pueblo.
¿Qué recuerdas de aquella época?
Volvía a mi casa, a lo mejor, haciendo autostop. Eran 600 kilómetros. O tomaba un autobús toda la noche. Hablar por teléfono ni te cuento porque los móviles no existían. Te ibas de tu casa y era un momento también duro porque te desligabas de tus padres y a lo mejor les hablabas una vez cada diez días. No era tan fácil. Las llamadas telefónicas costaban una locura. Entonces decías: 'Si llamo a mi casa después no tengo para lo otro'. Fue un período duro, pero que en mi caso valió la pena. Yo siempre digo que ojalá que todos los jugadores que llegan a Primera pasen siempre por dificultades, porque eso te genera un carácter diferente, te hace valorar mucho las cosas. Es un período de la vida que todos los jóvenes en cualquier profesión tendrían que vivir.
"Cuando fui a Racing volvía a mi casa haciendo autostop. O tomaba un autobús toda la noche. Eran 600 kilómetros"
Exjugador de Real Madrid y Valladolid¿Tuviste dudas?
No definitivas. Yo quería ser jugador de fútbol, entre otras cosas porque me gustaba, porque tampoco tenía otro pensamiento. No había pensado en otra profesión. Mi papá era de la vieja escuela que decía: 'A los 18 años o se estudia o se trabaja, pero acá gente que no hace nada yo no quiero'. Yo había hablado con él. Le dije que jugaba al fútbol hasta los 21 años, que apostaba todo a eso, y que si después no me iba bien, empezaba a estudiar. Llegamos a ese acuerdo.
Te salió bien.
Yo llego a Racing a los 17 años y a los dos años y medio ya era titular en Primera. Me había saltado dos o tres categorías velozmente. Y yo debuto por un accidente. Se lesionaron dos o tres arqueros. Cuando entró el tercero lo echaron a los 20 minutos y salí yo, que no había jugado nunca en un estadio de fútbol de 20.000 personas. Fue Carlos Babington quien me dio la oportunidad. Antes había jugado esporádicamente con Basile y Brindisi, pero él fue quien me puso de titular en Primera. A mí me gustaba participar mucho del juego. Era un portero que me gustaba salir del área, que me gustaba salir en los centros, jugar con el pie.

En 1999, tres años después de debutar en Racing, aparece en el camino el Real Madrid. ¿Quién habla contigo?
Yo estaba en buen estado, todo me salía bien. Me fue a ver un emisario de un representante español, que se contactó después con el Real Madrid. A su vez, en Racing se encontraba de director técnico Ángel Cappa, que había estado en el Madrid con Valdano y ya me anticipó que me habían venido a ver. Yo había sido citado con la selección argentina. Era una especie de joven prometedor. Tenía 21 años. Fue demasiado rápido. Pude disfrutar poco el fútbol de Argentina, pero era una oportunidad. Racing estaba en quiebra, prácticamente intervenido, y me dicen: 'Te tenés que ir, chau, chau'. Y viene el Real Madrid y obviamente que te vas. Se resolvió todo en un verano, en un mes.
¿Cómo viviste ese salto?
Tremendo. Por muchos motivos. Tremendo porque yo ni siquiera había vivido lo que era ser jugador profesional, había jugado 30 partidos. Tenía poca experiencia. Y de repente caes en un vestuario lleno de fenómenos. En ese curso que yo hago en el Real Madrid, que dura un año y medio y donde juego 12 partidos, te das cuenta de que cada error que cometes se multiplica. Yo pagué un poco el hecho de estar solo. Venía a otro país, las cosas no me empezaron a salir bien. Y claro, después llegas a tu casa, estás solo y preguntas por qué, si hace un año en Racing las cosas me iban bien… Y de repente enciendes la televisión y hablan mal, te critican. Y vas al mercado y alguien te dice algo. Y sales por la calle y alguien te dice algo... Y todo eso en la mente de un chico de 21 años. Se te hace un poco complicado.
"En el Madrid las cosas no me empezaron a salir bien. Y claro, después llegas a tu casa, estás solo y preguntas por qué"
Exjugador de Real Madrid y ValladolidLa soledad...
Es peligrosa. Hoy está todo estructurado de forma distinta. Los técnicos y los presidentes quieren que los jugadores pasen cada vez más tiempo en el club. Una cosa que me parece extraordinaria. Antes eso no existía. De repente cuando te volvías a tu casa tenías un vacío muy grande. Incluso hablando de la parte de juego, lo que es lo estrictamente técnico, yo me di cuenta de que para jugar en el Real Madrid a mí me faltaba cierta base técnica que un portero. No la tenía porque venía del pueblito. Yo no había tenido entrenador de porteros hasta los 17, 18, 20 años. Pero más allá de lo técnico, la parte emocional cuenta mucho en un chico de 20 o 21 años que cambia de país. Es verdad que creces personalmente muy rápido, pero que alguien esté contigo es importante.
¿Te sentiste solo en el Madrid?
Sí, me sentí solo, mucho. Pero la vida es así. Yo también tenía… a Toshack. Un entrenador que después salía a los medios de comunicación y me criticaba y me decía de todo. A eso súmale la parte humana cuando llegas a tu casa, o la parte que sales a la calle y la gente te dice cosas... El vestuario se portó bien conmigo, no hubo reproches de nadie. Fernando Hierro, por ejemplo, fue una persona que cuando Toshack hizo alguna declaración equivocada, salió a defenderme. Yo no puedo hablar mal de ningún jugador del Real Madrid. Aprendí muchísimo, cómo se comporta un profesional de verdad. Deportivamente no me fue bien, pero la experiencia me enriqueció mucho para el resto de mi carrera.
¿Quién fue tu mayor apoyo en el vestuario?
Mira, yo era muy joven. Los chicos de mi edad estaban en el filial y los del primer equipo eran a lo mejor demasiado grandes para frecuentarlos porque estaban casados... No era fácil encontrar un chico de 21 años. Hice una muy buena relación con Karanka, con Karembeu, con McManaman. Me juntaba mucho con ellos porque a veces estaban solos. Cuando pasó el tiempo y me adapté a España ya era distinto. Pero la parte en la que jugué y no me fue bien fue muy dura. Fácil no fue.

¿Pediste ayuda psicológica en algún momento?
No, no, no, no. En aquel tiempo no era ni pensado. También yo vengo de un pueblo y en aquella época había otra mentalidad. Era 'aguántatela si quieres ser un hombre'. Porque la mentalidad era esa. Yo no sé ni siquiera si me hubiera ayudado. Te digo sinceramente. Yo sé que muchos profesionales han pedido ayuda y no han tenido vergüenza en decirlo. Y eso ya es mucho. Que alguien diga 'yo tengo todo, pero no me siento bien mentalmente'. Porque después la gente... Yo siempre digo que por más que tengas 21 años o 30 la gente va a pagar su entrada y si tienes la camiseta del Real Madrid puesta tienes que ganar. Ya no eres una persona, eres una cosa que tiene que dar satisfacción. Y este mundo está hecho así. Y no es una crítica porque al que no le guste, que se vaya al otro lado. Pero es así. Ahora hay una especie de concienciación de toda esa parte humana de lo que es ser un jugador de fútbol. Porque la gente ve el coche, ve la casa, ve el reloj. Y yo siempre digo: ¿cuántos hay? Si por cada jugador que va en un Ferrari hay 10.000 que van en autobús. El fútbol no es solamente Messi, Cristiano Ronaldo. El fútbol es todos los jugadores de Segunda, todos los jugadores de Tercera, todos los jugadores de Cuarta. Ellos también son futbolistas y no ganan millones. El fútbol es mucho más que los cuatro coches de lujo que ve la gente. ¡No, no, no, no! Hay una especie de confusión.
"¿Ayuda psicológica? En aquella época había otra mentalidad. Era 'aguántatela si quieres ser hombre'. Y yo no sé ni siquiera si me hubiera ayudado"
Exjugador de Real Madrid y ValladolidEn tu caso el 'enemigo' lo tenías en casa. Mencionaste antes a Toshack. Llegó a señalarte directamente en una conferencia de prensa.
Sí, ya ni me acuerdo lo que dijo.
Que le daban ganas de llorar cada vez que el balón te llegaba. Muy duro. ¿Cómo se encaja eso?
Fue tras un derbi contra el Atlético de Madrid donde a mí me expulsan. Toshack le había dado vacaciones a todo el mundo por las selecciones y yo me fui a entrenar porque había dudas sobre si me iban a quitar la sanción o no. Al final me la quitaron. Y jugamos contra el Rayo Vallecano. Y la primera pelota o una de las primeras que me llega es gol. Yo rechazo la pelota, le cae al delantero del Rayo y termina en gol. Son esas pequeñas cosas que pasan siempre cuando el viento viene en contra. Cada pelota se hace dudosa, los nervios. Luego está el sálvese quien pueda. Y él aprovechó para criticarme, para decirme todo lo que ya se supo en la prensa.
¿Qué pasó después?
Hubo reuniones en el vestuario.
¿Para defenderte?
Ya no por mi caso, había otros casos dentro del vestuario. Había mucha gente enojada con él. Reuniones en los vestuarios siempre suceden. Yo con él no tuve ninguna. En las reuniones se hablaba de que, bueno, Toshack era una persona que salía siempre en conferencia de prensa a contar cosas y hablar de uno o de otro cuando eso teóricamente eran cosas de dentro del vestuario. Sí que fue un momento complicado para el Real Madrid porque el ambiente estaba demasiado agitado, con discusiones, problemas y tal. Se terminó optando por una decisión muy acertada que fue la de incorporar a Del Bosque, que le trajo serenidad al grupo. Y después se termina ganando la Champions contra el Valencia.
Una atmósfera muy tensa.
Fue un momento difícil. Te llega con 21 años, solo, sin experiencia, sabiendo que se te está yendo la oportunidad de tu vida. Porque yo las preguntas me las hacía, tengo la oportunidad de mi vida y se me está escapando. Sobrellevar todo eso no es nada fácil. Las declaraciones que hizo Toshack sonaron fuerte en ese momento. Y luego la Prensa. Bueno, la Prensa y todo el mundo. Todo el mundo quería que jugara Casillas porque era un chico del club que venía muy bien. La situación se había hecho bastante pesada.
¿Veías a Casillas con recelo?
Yo he tenido muchos defectos. A lo mejor me molestaba cuando no jugaba, pero yo no conocí la envidia. Nunca quise el mal de nadie que estuviera por delante de mí. Nunca. Llamémosle envidia sana. No voy a ser hipócrita, no te digo que no me hubiera gustado ser Casillas, o jugar como él, o tener sus condiciones. Pero en ese momento lo viví como una irrupción. Todo el mundo quería que jugara él y él se acopla al equipo. El equipo lo protegía porque era un chaval de 18 años. Cuando hablo de protegido no hablo de protegido de la Prensa o del entrenador. Sino que estás en tu lugar, en tu casa, en tu club. No es desconocido para él. Conocía el Madrid desde hacía mil años, sabía a lo que se enfrentaba. Es una irrupción tal que acabó siendo uno de los jugadores más importantes de la historia del fútbol español. Seguramente el cambio fue bueno para todos (risas).
"Yo no conocí la envidia. Pero no voy a ser hipócrita, no te digo que no me hubiera gustado ser Casillas"
Exjugador de Real Madrid y ValladolidHay muchos jugadores que se agarran al Madrid, pero al acabar la temporada tú decides irte.
Yo me había dado cuenta de que mi oportunidad la había tenido, que había pasado y que yo quería disfrutar de mi carrera. Porque después el Real Madrid había contratado a César y me daba cuenta de que era el último de la fila. Y que, además, los que estaban era muy buenos, mejores que yo. Nunca dije, ni voy a decir, que si yo hubiera pasado ese momento habría jugado diez años en el Real Madrid porque estaría mintiendo. A lo mejor la realidad es que yo no tenía la categoría para jugar en el Real Madrid. Entonces, hablando con el club, decidí buscar una salida y aparece el Valladolid. Me voy traspasado.

¿Cómo fue tu llegada?
Llego la última semana y ya era suplente porque estaba Ricardo de titular, que había cogido el puesto de César. Pero después de ocho o diez jornadas me gano la titularidad. Sin embargo, el Valladolid tenía problemas económicos, también en la directiva y terminó viniendo Carlos Suárez como un interventor por la mala situación económica. Hubo un tiempo en que nosotros no cobrábamos. Fue un año también difícil para el Valladolid. Nos salvamos en el último encuentro. Yo pierdo el puesto faltando tres jornadas también, en beneficio de Ricardo, que empezó a jugar al año siguiente e hizo una temporada extraordinaria. Terminó yendo al Mundial y después, al Manchester United.
Eso te aliviaría…
El Valladolid era un club bueno para mí y me gustaba. Yo me sentía cómodo, me sentía muy bien con la gente. Siempre me sentí querido en el Valladolid. De hecho duré seis años y podría haber durado más, sinceramente.
¿Por qué no te quedaste más?
Porque en los dos últimos años en los que yo estuve allí bajamos a Segunda. Y en mi cabeza pensaba que el club, siempre con problemas económicos... Creía que el Valladolid iba a entrar en una situación bastante complicada. Así que elegí tomar otro camino. Pero te digo la verdad, fueron seis años maravillosos. Y te confieso: el descenso de la temporada 2004 fue uno de los peores recuerdos que tengo del fútbol. El peor.
"Me sentí muy bien en el Valladolid. Duré seis años y podría haber estado más; el descenso de 2004 es el peor recuerdo de mi carrera"
Exjugador de Real Madrid y Valladolid¿Por qué?
Porque teníamos un equipo muy competitivo, estábamos muy bien posicionados en la tabla y de repente empezamos a perder, a perder, a perder y no hubo forma de sacar el equipo adelante. Nos terminamos yendo al descenso increíblemente, increíblemente. Es el peor recuerdo para mí a nivel grupal. Sin lugar a dudas. Nos fuimos al descenso con 42 puntos. Y los años siguientes en Segunda, pensando que podríamos ascender enseguida y con buenos equipos... Pero no lo logramos. Es cuando decido tomar otro camino.
Te marchaste un año al Nàstic y después, a Italia, donde has estado media vida. ¿Qué te impulsó a cambiar de país?
Porque es lo que apareció. Al Nàstic fui un año para remontar un poco mi carrera. Decía: si nos quedamos en Primera, después vamos a ver lo que sale. Nos fuimos al descenso. Tenía ganas de cambiar de país. Apareció el Catania como una opción para irme. Me marché a Italia, a un Primera División, pensando también en permanecer un par de años. Y me tiré 12 años.

¿Qué te dio Italia?
Jugué en el sur, el centro y el norte y es un país muy diferente dependiendo de la zona. Yo siempre me quejé un poco de que cambié demasiado de clubes. Pero también es cierto de que cambiando tienes por la oportunidad de conocer y de vivir. Porque la vida no es solamente el fútbol y hay que entenderlo. También es conocer otras culturas, modos de vida. Hay miles de cosas que nos enriquecen como personas. Muchas veces creemos que el fútbol es solamente el club y tu casa, el club y tu casa, y cuánto te pagan acá y cuánto te pagan acá. Y la vida también está hecha de otras tantísimas cosas que a lo mejor te das cuenta cuando eres más grande. Del valor que tiene vivir en un lugar, el valor que tiene que tu familia esté bien, el valor que tienen los hijos.
Alargaste mucho la carrera, hasta los 41 años. ¿Cómo fue ese día en el que tomas la decisión de retirarte?
Cuando uno lo analiza, el fútbol es mucho más allá del partido. Detrás hay muchísimas cosas, pero sí que psicológicamente no es fácil cuando te das cuenta de que tienes que tomar la decisión de retirarte. Un día llega. Y llegó. Yo estaba de vacaciones. El Foggia, el equipo con el que tenía un año más de contrato, había desaparecido y me di cuenta de que no me volvía loco si nadie me llamaba para fichar por otro equipo. Yo estaba disfrutando mucho de mi hijo, que tenía uno en aquel entonces. Y me dije: 'Si este es el momento, voy a tratar de prepararme'. Te digo la verdad, no es fácil.
El fútbol te deja...
El fútbol te deja, sí. Porque yo podría haber seguido jugando, pero estaba acostumbrado a un nivel y a lo mejor ya no tenía esas ganas de llegar a las cinco de la madrugada de un partido por ahí en un autobús. O toda esa parte de sacrificio que tiene el fútbol que va más allá de los 90 minutos. Yo ya no tenía ese espíritu de 'aguanto todo'. Intenté alejarme de lo que es mirar fútbol. Hoy miro poquísimo simplemente como una especie de dieta mental.
¿Acabaste con sobrepeso mental?
Mira, lo hice para decir: 'No quiero extrañar porque sé que si voy y miro, me gusta'. Sobre todo fue en los primeros años. El primer año después de la retirada es duro. También creo que es diferente cuando un jugador dice 'me retiro porque quiero' o 'me retiro porque ya no doy más'... Yo elegí alejarme para no extrañar.
¿Y lo extrañas?
Sí. Te digo la verdad. Lo extraño.
Con la madurez que te dan los años. ¿Hubieras tomado otras decisiones en tu carrera?
Pensar eso te hace mal. Al principio lo pensaba mucho, después dejé de pensarlo porque te hace mal. En Argentina hay un dicho que dice que 'Con el Diario del lunes todo el mundo sabe lo que pasó el fin de semana' y es verdad. Las decisiones se toman en un momento y en el fútbol nunca se sabe qué va a pasar. Yo siempre digo: 'Nunca hay que mirar atrás y preguntarte ¿por qué hice eso?'.