FC BARCELONA

El olfato de Joan Laporta está tras el éxito del Barça: el consejo de Cruyff, el recelo con Xavi y la lectura en 'El País' que despertó la vía Hansi Flick

Bajo el mandato del presidente llegaron Rijkaard y Guardiola y ahora el técnico alemán lidera otra momento de ilusión.

Joan Laporta y Hansi Flick, en un acto de esta temporada. /GETTY
Joan Laporta y Hansi Flick, en un acto de esta temporada. GETTY
Alberto Martínez

Alberto Martínez

Cuando era adolescente, Joan Laporta no soñaba con ser presidente del FC Barcelona, sino delantero centro. Corría detrás de un balón y era muy culé, maravillado por los éxitos en los años 70 con la llegada de Johan Cruyff y después a comienzos de los 90 cuando el holandés se sentó en el banquillo. Llegaron cuatro Ligas y la primera Copa de Europa, y Laporta, en el ocaso del periodo de Josep Lluis Núñez, dio el paso a posicionarse como presidente. Primero, con Elefant Blau, y luego, con una candidatura que derrocaría a la del favorito, Lluís Bassat, gracias a la promesa del fichaje de David Beckham. Sabía Laporta que el aficionado quiere estrellas, que lo mejor es hablarle de goles y de lo que pasa en el césped y no de números ni márketing. Y sabía de la importancia de los entrenadores.

Una de sus primeras decisiones fue la de tener a Johan Cruyff de asesor. Y ahí nació el primer acierto de su mandato, en 2003. El Barça no fichó a Beckham, sí a Ronaldinho, pero especialmente a Frank Rijkaard, recomendado por Cruyff. Laporta depositó fe ciega en el gurú holandés y aguantó al exjugador de Milan o Ajax en los momentos de titubeos, porque aquel Barcelona no arrancó hasta la segunda vuelta del primer curso con la llegada de Edgar Davids. El resto es historia. Aquel Barça levantó dos Ligas y la segunda Champions, y luego vivió un ocaso que no supuso un periodo de decadencia, porque Laporta volvió a acertar.

En 2007, Pep Guardiola se convirtió en entrenador del filial. Cruyff lo iba a ver muchas semanas y se fijaba más en cómo se comportaba y cómo leía los partidos que en el juego. En enero, en un encuentro ante el Sant Andreu, al neerlandés ya se le escuchaba decir que el de Santpedor estaba preparado para el primer equipo. Cuando Ronaldinho empezó a ausentarse de los entrenamientos y Rijkaard a perder el control del vestuario, y los resultados cayeron, surgieron varios nombres, como Manuel Pellegrini o José Mourinho, con el que se reunieron en Portugal. Pero, finalmente, siguiendo el consejo de Cruyff, se optó por Guardiola. Y el resto es también historia. Tres ligas y dos Champions. Y un sextete histórico el primer año.

La insistencia de Echevarría por Xavi y la vía alemana

Alejado de la presidencia de 2010 a 2021, Laporta se encontró a Ronald Koeman cuando llegó después de un periodo gris con la destitución de Ernesto Valverde y la llegada de Quique Setién. El 8-2 del Bayern de Hansi Flick fue el reflejo de cómo de perdido estaba el Barça en los últimos meses de Leo Messi en el club. A Laporta no le acababa de convencer Koeman ni tampoco Xavi Hernández, que se estaba postulando como alternativa aunque se posicionara con Víctor Font en las elecciones. Pero, al final, tras muchas insistencias de su cuñado y asesor Alejandro Echevarría, decide darle una oportunidad aunque recelaba.

En una época en la que era más importante las palancas y el comienzo de las obras del Camp Nou, Xavi resultó ser un escudo para la directiva, y al comienzo todo funcionó hasta que el equipo no dio más de sí y empezaron los problemas. Lo que ocurrió el curso pasado, con dimisiones en diferido, rectificaciones y finalmente el despido del técnico, refleja cómo de descolocado estaba Laporta con la situación, algo nuevo en su poltrona porque siempre había escogido al entrenador adecuado. Y, por tercera vez, lo volvería a hacer con Flick.

Las reflexiones acertadas de Rangnick y el consejo de Flick

La vía alemana nace en octubre de 2020 con una entrevista publicada en el diario El País con Ralf Rangnick, conocido en Alemania como el profesor, maestro de Tuchel, Klopp, Nagelsmann o Flick, los cuatro fantásticos del fútbol teutón que entienden el juego con una sensibilidad similar. Laporta se quedó prendado del contenido de las reflexiones del seleccionador austriaco, en las que se reflejan muchas de las ideas que ha aplicado Flick hasta el momento, desde la importancia de la presión, de los jóvenes, de mantener siempre el estilo y de crear equipos ganadores en base a seguir un modelo. El presidente azulgrana entendió que el futuro debía ser ese y ya en 2021 quiso traer a algunos de estos entrenadores alemanes, pero no fue posible. Prosperó la vía Xavi.

Posteriormente, Laporta tuvo un encuentro, como publicó La Vanguardia, con Rangnick, donde profundizaron en esas ideas y se habló incluso del Barça, porque Laporta es muy futbolero y siempre le ha gustado entender los métodos de entrenamiento y el funcionamiento de un equipo. Allí surgió el nombre de Flick con más fuerza que nunca. Y Laporta se quedó esa opción en la cabeza hasta que saliera el momento para traer al tercer entrenador que debía llevar al Barça a otra época exitosa.

Con Pini Zahavi como nexo (amigo de Laporta, agente de Flick) solo era esperar el momento y que todos estuvieran de acuerdo. Flick fue dando todos los pasos para llegar con todo estudiado (el entorno, el filial...) y Deco dijo que sí. Fue el pasado mayo. Y ahora todos se entregan a Flick como en su día lo hicieron con Rijkaard o Pep Guardiola. El olfato de Laporta une los tres casos.