Del Nido Carrasco, el presidente 'chocador de manos' con la sombra siempre presente de su padre
El nuevo máximo dirigente del Sevilla, que ya lo era de facto en los últimos tiempos, entró en el club en 2006 como vicesecretario del consejo y era el actual vicepresidente primero.
La saga Del Nido continúa en el Sevilla. José María del Nido Carrasco (Sevilla, 1978) representa a la tercera generación de la familia en el órgano rector de la entidad de Nervión. Licenciado en Derecho, el hasta hoy vicepresidente primero, es nieto de José María del Nido Borrego, vicepresidente en los 70', e hijo de José María del Nido Benavente, presidente de la entidad entre 2002 y 2013 y máximo accionista a título individual. Precisamente, en representación del paquete accionarial de su padre, Del Nido Carrasco accede ahora a la presidencia, tras ese pacto de gobernabilidad firmado por las grandes familias del Sevilla en 2019.
Es imposible separar esos vínculos familiares del nuevo presidente del Sevilla. Sevillista de cuna y accionista, Del Nido Carrasco ha vivido el Sevilla de muy cerca desde su niñez, cuando su padre ejercía como vicepresidente con Luis Cuervas a principios de los 90' y luego como presidente. De hecho, su etapa en el club de Nervión comienza en 2006, con Del Nido Benavente en el puesto de mando, cuando accede como vicesecretario del consejo para luego convertirse en secretario, consejero y vicepresidente. Únicamente entre 2017 y 2019 permaneció fuera de la entidad, a la que regresaría como vicepresidente primero, miembro del comité ejecutivo y consejero delegado mancomunado, después del pacto mencionado anteriormente y por la solicitud de su propio padre, ya que la etapa anterior desgastó mucho su deseo de seguir ligado al Sevilla y al mundo del fútbol en general.
Su poder en el Sevilla ha ido creciendo en los últimos tiempos, en los que ya ha ejercido de facto como máximo dirigente de manera interna. Aunque José Castro representaba el cargo de manera pública y con voz y voto en los grandes asuntos, Del Nido Carrasco ya se encargaba de la organización y de llevar el día a día de la entidad. Así se entienden nombramientos como el de Ignacio Navarro, psicólogo que lo ayudó en sus momentos más bajos, como alto ejecutivo de la entidad o el de Álvaro Ramírez como director de comunicación, dos de las personas de su círculo de confianza. Pero sobre todo es en su manera de llevar el club donde se nota esa influencia de su progenitor.
"Alguna vez le he contestado un mensaje pensando que era a su padre. Utilizan las mismas expresiones", expone un exempleado de la entidad para explicar ese parecido entre padre e hijo. Ese aprendizaje que llevó a cabo bajo la protección de Del Nido Benavente lo convierte en un dirigente al que le gusta controlar todas las áreas de la entidad, permanecer informado de cualquier movimiento las 24 horas del día y, por supuesto, estar muy cerca del vestuario. Conversaciones a diario con el entrenador de turno y relación estrecha con los capitanes forman parte de ese ideario presidencial de Del Nido Carrasco, un dirigente más cercano a la antigua usanza del fútbol después de haberlo vivido desde pequeño.
Bajo estas directrices se entienden también esas diferencias que existen y existieron con Ramón Rodríguez Verdejo, Monchi, que aludió a ese excesivo control sobre su trabajo como uno de los motivos para salir del Sevilla. La manera de ejercer el poder de Del Nido Carrasco se asemeja a la de su padre más que a la de José Castro, el presidente que trajo de vuelta al de San Fernando en 2019 para reconducir la deriva en la que había entrado el Sevilla, coincidiendo con esos dos años en los que Del Nido Carrasco tampoco estuvo en el club.
Si en sus formas para dirigir la entidad se nota ese influjo de su padre, su carácter es bien distinto. No posee el carisma de su progenitor, al menos de momento, pero sí se muestra afable y educado en las distancias cortas. Obsesionado con el deporte, hasta el punto de elegir hotel para acudir a unas jornadas en función del gimnasio disponible; consumidor de agua y Coca-Cola como máximo en los almuerzos distendidos en los que demuestra esa cercanía; y 'chocador de manos', como él mismo ha bromeado en más de una ocasión ante esos golpes con los que recibe a futbolistas o personal de confianza.
Las diferencias con Del Nido Benavente se han ido acentuado con el paso del tiempo. La entrada en la cárcel de su padre fue un periodo complicado y de mucha soledad. Con visitas casi a diario a su progenitor, que depositó en él su confianza, debió sacar su lado más diplomático para calmarlo ante lo que consideraba afrentas de José Castro, a la vez que se sintió señalado en un consejo del Sevilla que lo vio como la víctima propicia. También fue una época personal de altibajos, con su matrimonio y posterior separación de Iris Mel, la hija de Pepe Mel, entonces entrenador del Betis, lo que tampoco recibió la aprobación de su padre, que ni siquiera pidió permiso para asistir al enlace. El pasado verano fue padre de mellizos -Gala y José María- fruto de su relación con María Jesús, lo que le quita horas de sueño pero no de dedicación al Sevilla.
Todos esas situaciones endurecieron su carácter y así se entiende esas diferencias familiares actuales, que lo han llevado al enfrentamiento con su padre y a no hablarse con sus hermanos. "Lo pasó muy mal, sobre todo el tiempo que estuvo sin ver a su madre", cuenta su gente más cercana. Como él mismo relató recientemente, las exigencias de Del Nido Benavente, que quería romper ese pacto de gobernabilidad a los cinco minutos de haberlo firmado, lo llevaron a romper relaciones. "Me dejó una deuda de casi tres millones de euros", señaló Del Nido Carrasco como otro de los motivos de ese distanciamiento familiar. "Si mi hijo tiene 161 acciones y un padre, el resto de sus hermanos y mi mujer, 27.000, lo lógico es que el que tiene acciones designe el consejo", adujo Del Nido Benavente para intentar quitar legitimidad a ese nuevo nombramiento.
"Ha sido una Junta bochornosa, pero hemos ganado un presidente", fue un mensaje que corrió como la pólvora entre sevillistas de referencia tras lo sucedido el pasado 5 de diciembre en el Hotel Los Lebreros. Ahora, y bajo el paraguas de ese pacto de gobernabilidad, a José María del Nido Carrasco llega la hora de cumplir el gran sueño de su vida: ser presidente del Sevilla. Un cargo que le prometió su padre, que pocos creen que hubiera cumplido, y al que ahora accede en representación de la familia Del Nido, con la tercera generación de nuevo al frente del club.