FÚTBOL ESPAÑOL

Miguel Santos, el agente que cambió el fútbol, rompe su silencio: "El fichaje de Bakero, Rekarte y Txiki por el Barça no me puso en el mapa, me puso en el disparadero"

El histórico agente de futbolistas, pionero en nuestro fútbol, repasa una trayectoria repleta de anécdotas con alguno de los fichajes más sonados de los años 80 y 90.

Miguel Santos, junto a Aitor Karanka, en los días que se fraguó su fichaje por el Real Madrid./Archivo
Miguel Santos, junto a Aitor Karanka, en los días que se fraguó su fichaje por el Real Madrid. Archivo
José Luis Lorenzo
Patxo De la Rica

José Luis Lorenzo y Patxo De la Rica

Entender el fútbol sin los representantes es hoy imposible, convertidos en actores principales de la industria. Las agencias son multinacionales con cientos de trabajadores, que miman al jugador, estudian con detalle cada paso y eligen estrategias para llegar a sus objetivos. Hace 40 años, sin embargo, todo era más natural. Hasta que llegó Miguel Santos, "de casualidad", a un mundo en el que se convertiría en pionero y en el que acabaría con una cartera que ni él mismo es capaz de cuantificar. Sus frutos son hoy la agencia Idub, con entrenadores como Xabi Alonso, Mikel Arteta, José Luis Mendilibar o Ernesto Valverde, y jugadores tan deseados como Martin Zubimendi. 

Miguel está ya retirado. Lo dejó porque quiso, coincidiendo con su intento de asaltar la presidencia de la Real Sociedad -algo que trataremos en una siguiente entrega- y porque, explica él mismo, en su último año hizo más de 200 viajes en avión. A sus 74 años está fuera del foco, sin conceder entrevistas desde hace años, pero acepta la petición de este medio. Llega puntual a la cita con Relevo, con gorra y bien abrigado, impoluto y con el mismo bigote con el que hizo historia en el mundo del fútbol. Antes de empezar a grabar ya nos cuenta varias anécdotas con Javier Clemente, uno de los grandes a quien tuvo en una cartera que se fue agrandando desde mediados de los 80 y hasta principios de siglo. José Maria Bakero, Txiki Begiristain, Fernando Hierro, Jorge Valdano, Rafa Alkorta, Aitor Karanka, Amavisca, Irureta…

"Dispuesto a contar lo que se pueda contar", dice mientras le colocamos el micrófono, sentado en un cómodo sofá en el hotel Niza, en pleno paseo de La Concha de San Sebastián, la ciudad de la que se enamoró por influencias de sus padres, pamploneses que disfrutaron de su luna de miel en la capital guipuzcoana. "No eran tontos". Y allí comenzó precisamente su carrera con una primera operación que unía sus dos grandes ciudades y los dos clubes de fútbol de los que fue socio: Real y Osasuna. "Un día en la Parte Vieja de aquí de Donosti, paseando, me encontré con Vicente Biurrun", cuenta sobre un portero que compartía demarcación con Arconada. Una promesa cambiaría su vida: "Tranquilo, yo te voy a llevar a Osasuna".

Lleva mucho tiempo apartado de la vida pública. Lo primero, ¿cómo está?

Fenomenal. Las decisiones de estar apartado o no las tomo yo, las tomé yo. Además, el tema de la candidatura a la Real Sociedad y el accidente que tuve son cosas que, lógicamente, te hacen reflexionar un poco y preguntarte: '¿Por qué tengo que estar en esta dinámica de trabajo diario por el mundo?' Por lo demás, pues muy bien. En enero hará doce años desde el accidente. Me cuido y he tenido la suerte de estar aquí.

No queríamos empezar preguntando directamente por el accidente -sufrió un ictus cerebral mientras conducía-, pero ya que lo ha mencionado… Hubo muchas dudas de que pudiera sobrevivir.

Sí. Es lo que tiene cuando eres una persona o un personaje que está mucho en los medios por su actividad profesional. Tengo guardada una buena hemeroteca. Gracias a Dios aquí estoy. Y como somos de raíces buenas y sanas, he tenido mucha suerte. En todo. Y cuando digo en todo, es en todo. También en ejercer una profesión como el fútbol… Es que yo no iba al fútbol cuando empecé esta actividad, sinceramente. Pero te dedicas. Y me quedo con el recuerdo de que hoy es el día que me encuentro con exjugadores y el trato es bueno. El otro día estuve tomando un pintxo con el hijo de Musti Mújika, por ejemplo, y salieron recuerdos. O, estando en Zahara de los Atunes, encontrarte con cuatro o cinco jugadores que he representado en el Athletic Club. Estaban allí Rafa Alkorta, Ferreira… De lo que me doy cuenta es que yo, modestamente, no he dejado mala huella. Con exdirigentes de fútbol, todavía mantengo alguna buena relación y ya está. Aquí estoy, a disposición de contar lo que pueda.

Miguel Santos, durante la charla con Relevo. RELEVO
Miguel Santos, durante la charla con Relevo. RELEVO

Habla de los exdirigentes. ¿Con quién mantiene buena relación? Los presidentes de aquella época eran personajes: Jesús Gil y Gil, Mendoza, Lopera…

Con el presidente del Madrid tengo una buena relación y con Miguel Ángel Gil, también. Con el actual presidente del Real Madrid tengo esa relación porque he coincidido con él con temas de baloncesto. Lo que puedo decir es que, con todo lo que he hecho, me lo he pasado muy bien. He hecho buenas relaciones, me ha ido bien y también he pasado mis momentos malos, pero eso no los cuento. ¿Para qué los voy a contar?

¿Le gustaba el fútbol?

No mucho. A mí siempre me ha gustado la competición en la que alguien tiene que ganar. Entonces, en el mundo del fútbol, a veces, pactar y empatar estaba bien, porque los dos lo necesitaban. Pero he mantenido relaciones buenas con mucha gente. Y con el que no quiero, pues no tengo relación porque me ha dejado un mal recuerdo o yo qué sé.

Siendo nacido en Pamplona, ¿qué le trajo a Donostia?

Yo me enamoré de esta ciudad porque mis padres hicieron el viaje de novios de Pamplona a San Sebastián. Oye, mi padre no era tonto, y pensé que si un día me tenía que mover de Pamplona, me venía a Donostia. Pero no renuncias a nada. Por ejemplo, llevo a mucha gente, a buenos amigos, a San Fermín para que pasen una jornada en Pamplona. Yo, a los sitios que hay festejos, voy con gente conocida y te abren las puertas. Pero también es verdad que para que en Pamplona te abran las puertas no hay más que estar.

¿Cómo empieza esa relación con el fútbol?

De casualidad. Un día en la Parte Vieja de aquí de Donostia, paseando, me encontré con Vicente Biurrun, que luego terminó en el despacho como muchos otros, como Peio Uralde, Iñaki Ibáñez y compañía. No sé qué me dice, que si es portero, que por aquel entonces estaba Luis Arconada… Yo, que en aquellos momentos era alguien tirado hacia adelante, le dije: 'Tranquilo, yo te voy a llevar a Osasuna'. No le conocía de nada. Hay mucha gente a la que he transferido que la he conocido en el momento puntual de poder echar una mano. No es que sea una buena persona, pero con Vicente hoy es el día en el que mantengo muy buena relación y en algunas ocasiones, hasta intentamos esquiar juntos, pero fue de esta forma casual y en Osasuna terminó.

¿Esa fue su primera operación? Seguro que tiene alguna anécdota con Vicente...

Siempre tengo dudas, pero pienso que sí. Él había nacido en Brasil. En Barcelona, cuando se movió el tema del Athletic Club, le dije: 'Esta foto que tiene hecha un periódico, no la podemos dejar publicar porque va a ser un lío'. Son cosas por las que te mueves, tienes buenos contactos, y me acuerdo que esa foto no se publicó. Los medios hacen lo que pueden y entran por donde pueden y yo me enteré que iba a salir la foto que demostraba que Vicente Biurrun había nacido en Brasil. Y la foto la tiene él, en su poder. La conseguí, se la di, y dije, mira, esto no se va a publicar. No es que tengas poder para quitar una foto, pero yo tenía unas buenas relaciones ya por aquel entonces en Barcelona. No recuerdo qué periódico era, si Mundo Deportivo o el Sport. Le eché un cable a una persona que había conocido en la Parte Vieja.

"Me enteré de que iba a salir la foto que demostraba que Vicente Biurrun había nacido en Brasil. La conseguí, se la di y dije: mira, esto no se va a publicar"

Muchos le consideran el precursor de los agentes de futbolistas. ¿Cómo recuerda ese arranque?

No me resultó difícil. Uno le dice a otro, de boca a boca. Y así fue. Yo hice, por ejemplo, una rehabilitación de una vivienda y la hice con Izaskun Larzabal, a la que no conocía, pero mis referencias eran buenas. Al ser buenas, yo me acerqué a ella y terminó haciendo la rehabilitación de la casa y muy bien. Y los comienzos fueron casuales. Yo siempre he sido muy de ayudar, pero por eso no eres buena persona, sino que a mí me sale el ayudarte.

¿Cómo reaccionan los clubes con su figura? Ellos estaban acostumbrados a negociar directamente con el jugador o con el club y de repente aparece usted en medio de ese negocio. ¿Notabas ese malestar?

Lo notaba todos los días. Lo notaba todos los días sobre todo en ambientes tan pequeños como la ciudad de Donostia. Pero, por ejemplo, a mí el Athletic Club me abrió las puertas con mucha naturalidad y eso que participé en salidas como la de Aitor Karanka o Rafa Alkorta. Los clubes, en toda esta transición que ha habido, tienen una realidad. Han pasado por momentos muy complicados, Real, el Athletic, el otro y el de la moto, y muchas veces ese nivel de relación hacía que un club te dijera, oye, pues tenemos que sacar a un futbolista, pero no queremos que se sepa que nosotros te lo hemos pedido. Bueno, pues lo afrontabas de la mejor manera posible, de la más natural posible. He tenido muchas satisfacciones con los clubs que he mencionado porque estoy en Donosti, donde vivo muy bien, donde me han acogido en el tiempo muy bien, donde la gente te reconoce lo que has hecho. Lo que pasa es que en los comienzos, que apareciera una figura como yo, que no era un hombre de fútbol… '¿Este tío a qué viene aquí?'. Para ellos era más fácil sentarse con el chico y decirle: 'Esto es lo que hay y lo tienes que firmar'. Y el jugador, como estaba contento, pues firmaba. Entonces aparece la figura de un tío como yo...

Sorprende que sin formación pudiese hacer tanta carrera. ¿Cómo era en las negociaciones?

Yo me acuerdo que renové a Jesús Satrústegui, buen amigo y que seguimos teniendo buena relación. Solo le dije una cosa: 'Mira, en la comida tú no hables nada. ¿Quieres venir? Vienes. Así ves cómo va este tema'. Es verdad, a mí nunca me ha molestado un jugador en una negociación, porque así no le tengo que contar lo que ha pasado. Lo que les pedía es que no hablaran mucho, porque seguramente iba a bajar los niveles que yo había propuesto. Me acuerdo que a 'Satrus' le hice una señal para que no dijera nada. Los gestos de una negociación, como estamos aquí los tres charlando, son que hay que observarse todos a todos: cómo pongo los labios, cómo te miro, cómo gesticulo… Yo siempre he gesticulado mucho y además cuando tengo que hablar mucho, he hablado mucho y he hecho así -gesto de dar un golpe encima de la mesa- para que no hable nadie más. Eso significa que no tiene que hablar nadie.

"Cuando renové a Satrústegui solo le dije una cosa: 'Mira, en la comida tú no hables nada'. Así es cómo va este tema porque seguramente iba a bajar los niveles que yo había propuesto"

¿Ese es el secreto?

La forma de ser te abre las puertas de los jugadores y de los clubes. No hay más secreto. A veces he dado algunas charlas en universidades y les he dicho que esto es cuestión de honestidad, trabajo, meter muchas horas y que el objetivo es que el jugador o el club al que representas estén contentos. Luego, ya cobrarás. Es un lema que lo he mantenido toda mi vida… Un día en ETB me dijeron que yo era el hombre del 10%. Le pegué un buen corte en directo. Le dije que no me gustaba esa afirmación y cuando en televisión haces eso, es un palo grande para el periodista. Le dije: 'Yo por el 10% no me levanto'. ¿Fantasmada? Sí, pero no hay ni un jugador que pueda decir que yo le puse una condición económica.

Hoy los agentes cobran también de los clubes. ¿Cómo cobraba usted?

Para el jugador siempre buscaba el máximo contrato, las mejores condiciones y que cobrara, sobre todo que cobrara. Y cuando terminábamos de hacer la operación, le decía: 'Ahora te toca a ti. Si estás contento, pues establecemos una minuta razonable'. Y es que me ha ido muy bien así. Y además es lo que les digo siempre a alumnos de la universidad: 'Si te dedicas a este trabajo, complace al jugador, a la persona que representes. Y ya está'. Y me ha ido muy bien porque yo he sido muy honesto en el tema del dinero. A mí no me han llamado del juzgado nunca. Bueno, una para casarme y otra por un conflicto que hubo en Burgos, donde falsificaron mi firma. Salí absuelto porque no había hecho nada. Y así se escribe la historia.

¿Cuántos jugadores ha representado?

Eso lo sabe Hacienda. No, como he ido siempre de frente, muchos. No te diría la cifra, pero era un sin vivir viviendo. Soy un afortunado. Soy el único hermano de ocho que no ha hecho carrera universitaria. Y lo digo con mucho orgullo para mis padres también, porque a mi padre le dije: 'No gastes mucho dinero en mí. Yo voy a trabajar de lo que haga falta'. Vivíamos trece en casa y ahí coges principios que los aplicas. Siempre le digo a mis hijos: 'Yo, la mejor facultad que he tenido es la convivencia de vivir trece personas en casa. Trece, ocho hijos, dos padres, dos abuelas… Alguien me dice, tendríais perros. Estábamos como para tener perro.

Desde fuera, el agente suele llevarse muchos 'palos'. Seguro que usted también se los llevó. ¿Eso es lo más duro?

Sí. Los comienzos fueron así como los cuento, pero el final fue durísimo porque en el camino pasan cosas. Yo, cuando no me criticaban un día los medios, me criticaban dos días seguidos. Algún dirigente de un club me decía que no leyera los periódicos porque me calzaban un buen viaje. Que en una ciudad tan pequeña como Donostia se venda la imagen de que nos quitan a los jugadores… Ni quita ni nada, es una tontería. Cada uno va con quien quiere. Pero el camino ha sido muy largo. Siempre lo cuento en familia y en ambientes personales, que en mi último año cogí doscientos y pico aviones. Doscientos y pico aviones es soledad total, en el hotel, en las comidas y en los encuentros, porque los encuentros a veces son duros. Pero he disfrutado mucho, hay que decirlo.

¿Cuál fue la operación que lo cambió todo y le puso en el mapa? ¿El triple fichaje de Luis Mari López Rekarte, Txiki Begiristain y Jose Mari Bakero por el Barcelona?

Esa más que en el mapa, me pone en el disparadero. Para que quede muy claro. Eso de que Miguel Santos nos quita a los jugadores… Pero, ¿yo cómo voy a quitar? ¿Cómo los quito yo? Y si Bakero, Txiki y Rekarte están con Miguel Santos será porque se habrán informado de quién es este señor, digo yo. Hay otros jugadores de la Real Sociedad que quisieron estar, pero no se atrevieron y lo respeto… El dentista no va por la calle buscando pacientes o clientes. Y yo tampoco lo hacía. Y aquello sí, me puso en el disparadero porque eso es como si sales de la Facultad de Arquitectura y te tocan tres proyectos buenísimos de la ciudad. Lógicamente tiene repercusión. Pero ya te he dicho antes, el boca a boca es fantástico.

Pero aquello sería un antes y un después. ¿Cómo se fraguó?

Hombre llevar a Bakero, Begiristain y Rekarte, con lo que después fueron en el Barcelona, te abre las puertas en el propio club. Yo con Joan Gaspar negociaba bien, pero hablábamos de iglesia y de fútbol. Luis Mari López Recarte quedaba libre. Luego se habló que si antes de aquella final, que si tal, que si cual… Total y absolutamente mentira. Mentira. Cuando un jugador quedaba libre, negociaba con el club que quería en el momento que quisiera. Fuimos en un coche mío los tres a Barcelona. Me hace mucha gracia porque estoy viendo a los tres… La negociación fue después de la Copa.

Entonces estaba Alkiza de presidente de la Real y usted llevó a su hijo al Athletic…

Mira, yo representaba a su hijo Bittor y nunca se lo dije a su padre porque no procedía. Antes de su fallecimiento, comimos muchas veces juntos en una reunión que teníamos de amigos conjuntos. Con Iñaki Alkiza, al principio tuve una relación de aquella manera. Ellos pensaban que yo venía aquí a fastidiarles. Lo entiendo, pero a mí no me asustaba que les fastidiara. Si Bittor Alkiza cae en mi despacho… Es una operación que me dejó muy satisfecho. Cuando le conocí me pareció lo que hoy es, un top, un señor. Me alegro mucho cómo le va con Jagoba. Su padre, Iñaki, pobre, pues claro que estaba nervioso el día del traspaso al Athletic. Estaba haciendo una cosa y claro que estaba yo en el medio y ahí estarán las cuentas. Yo, a la Real Sociedad, no he sido de los clubes que les he cobrado. Ni recuerdo si les he cobrado.

Con la Real hizo muchas operaciones importantes...

También me acuerdo del retorno de Darko Kovacevic. Por ejemplo, había un directivo que, por respeto voy a omitir quién es, se apuntó que él lo había traspasado. El que se estuvo reuniendo con la Lazio fue Miguel Santos para el retorno de Darko, que conocía esta ciudad, que le gustaba esta ciudad y que veía muy bien volver. Esas operaciones te abren puertas. Después del triple fichaje de Bakero, Rekarte y Txiki llevé a Juan Carlos Unzué, a Goiko, al tío de Rafa Nadal, a Miguel Ángel… Digo estos nombres porque me hace ilusión.

¿Hay alguna operación que recuerde con especial cariño?

Esta pregunta me la han hecho muchas veces. Por ejemplo, traspasar a petición del Fútbol Club Barcelona a Luis Milla al Real Madrid. ¿Por qué? Porque era conflicto. Claro, en aquel momento había surgido Guardiola. Para el Barcelona tener a Luis Milla y a Guardiola, fue difícil. Fue difícil, complicado y mediáticamente había que saber andar ahí. ¿Por qué? Porque yo en Barcelona tenía buena relación con los medios, por las llegadas de estos chicos que he mencionado, y aparece un tipo como yo, con su melena, con su bigote… De dificultad mediática porque el Barça lo manejaba muy bien, ese fichaje diría. A mí me han pegado, como representante, una vez, un aficionado y fue esa. Y quizá también el de Alkorta del Athletic al Real Madrid. Salí de Ibaigane con la policía.

Miguel Santos cuenta cómo se gestó el fichaje de Luis Milla por el Real Madrid. Relevo

Ahora hablamos de Alkorta, pero cuente primero cómo fue eso de que le pegaron.

Es que yo, aparte de lo que eran las negociaciones, no aparecía en los estadios. En el tema de Luis Milla fue en una semifinal de Copa entre el Barcelona y el Atlético de Madrid. Yo estaba alojado en el hotel de Gaspar, el Princesa Sofía de entonces, y en vez de ir al principio del partido, fui al descanso. Me vio entrar algún aficionado a la zona del palco presidencial que tenían allí y a la salida me atizó. El de seguridad me cogió como si fuera un payasito. Anécdotas que han salido bien. Hombre, no es agradable que a nadie le peguen. Ese día, además, al Barcelona la eliminatoria no le fue bien. Fue curioso.

Volvamos a lo de Alkorta. Él siempre dijo que el Athletic le quiso vender y el club, en cambio, siempre lo ha negado y contaba que se lo había llevado al Madrid…

Que yo nunca me he llevado a nadie con una cuerda, que si un club ha querido vender a un jugador por las necesidades que sean, yo colaboro. En este caso, con Rafa, ya me conocían porque había estado con Biurrun en el Athletic. Yo he salido regularmente de algún club dos veces. Con el Athletic siempre he mantenido muy buena relación. Participé en la operación de Zubizarreta al Barça y yo nunca he representado a Zubi, por ejemplo.

También estuvo en la salida de Aitor Karanka del Athletic al Madrid. Hace poco nos contó José María Arrate que en su caserío de Orozko le comunicaron que no renovaban y se iba.

Madre mía. Esto también se puede contar. Un día yo estaba en Madrid y tenía reunión con Rafa Alkorta y con Mendoza. La pregunta fue del presidente: 'Oye, Rafa, estamos aquí con Miguel Santos. ¿A quién crees que puedo fichar para sustituirte a ti?'. Yo pensaba que había ido a otra cosa. Le preguntó eso, una pregunta muy normal para hacerla en un despacho con el presidente y a un jugador con un rendimiento alto en el Madrid. Rafa le contestó rápido: 'Sin ninguna duda, a Aitor Karanka'. El presidente giró la cabeza y dijo: 'Quiero a Aitor Karanka'. Y Santos cogió el coche y condujo hasta Bilbao para estar con Aitor Karanka. Mira, las cosas se saben cuando se cuentan. Estábamos reunidos en la casa de Arrate, en Orozko, y veía flashes detrás del seto. Así se fraguó lo de Karanka. Dio su rendimiento en el Real Madrid y todo el mundo contento, el Athletic, el jugador y el Real Madrid.

Santos habla de cómo fue el fichaje de Karanka. Relevo

Decía que muchas veces los clubes le pedían traspasar a un jugador. ¿Alguno que recuerde?

A mí la Real Sociedad me pidió traspasar a Mikel Lasa y a Dalian Atkinson. Lo puedo decir y estuvimos reunidos en mi casa. Esto ha prescrito. Además, no pasa nada. Y yo me acuerdo que contesté: 'Mikel Lasa me interesa, a Atkinson no le conozco de nada y no'. Esa fue mi respuesta. Y así fue. Me acuerdo que vinieron a mi casa tres dirigentes de la Real y uno de ellos después de la reunión me llamó y me dijo: '¿oye, pero Mikel querrá ir a Madrid? Querrá ir o no querrá ir, pero eso significa que la Real tendría necesidad en ese momento. Hoy con Mikel Lasa mantengo relación, de vez en cuando me encuentro con él y si me tomo una cerveza, lo hago.

Otro defensa al que llevó al Madrid fue Fernando Hierro. Y tiene historia.

(Se ríe). Yo iba mucho a Valladolid. Allí conocí a Zoran Vekic, que no lo he vuelto a ver después de muchos años, como a mucha gente. Caigo en Valladolid y conocí a Zoran. Saqué a varios jugadores de allí como a Juan Carlos, el lateral derecho. El tema es que el Atlético de Madrid, Jesús Gil, quería fichar a Fernando Hierro y al Valladolid no le iba mal, esa salida era un prestigio para el club… Yo me comprometí primero con el Real Madrid con permiso de Fernando Hierro. Pero hubo un partido, un Atlético de Madrid-Valladolid, en el que Fernando estaba sancionado, pero viajó con el equipo a Madrid. Jesús Gil, que era como era… Podría escribir de ese hombre un libro, aunque conmigo se portó muy bien. Y cogió y ese día lo presentó como jugador del Atlético de Madrid. Ese era Jesús Gil.

¿Sin hablar con usted?

Nada, ni una palabra. Yo estaba en Málaga esa noche y me llamó Manuel Fernández Trigo, director general del Real Madrid, que siempre me trataba de usted. Me acuerdo como si fuera ayer de la llamada: 'Santos, ¿qué ha pasado?' No tenía ni idea. Si yo había llegado a un acuerdo en una reunión en la que estaban el propio Fernández Trigo, Mendoza y yo dando el visto bueno… Alguna vez le he oído a algún representante en televisión decir que él hizo la operación de Fernando Hierro. Me han dado ganas de llamarle. Esto es lo que pasó, él –el representante al que se refiere– no puede contarlo porque no estaba en el tema. Yo le llevé al Madrid. Fernando fue encantado. Entonces, el Real Madrid era mucho más que el Atlético. Cogí un vuelo a Madrid y eso se arregló como se arreglan los negocios, en 24 horas…

Miguel Santos habla del fichaje de Hierro por el Real Madrid. Relevo

¿Cómo se arreglan?

Vamos a dejarlo en archivo. Se arregla como se arregla y además se arregló muy bien, pero la anécdota simpática de eso, ¿sabéis cuál es? La anécdota simpática es que Jesús Gil, el Atlético de Madrid, se le ocurrió una idea buenísima para mí. Jesús Gil compró relojes, ese era Jesús Gil, compró relojes de muñeca, esos baratos o caros, y al que renovaba, aficionado o socio, le regalaba uno. Y esa es la auténtica verdad de esa operación. Y los relojes en la parte de atrás, que yo tengo uno que me lo regaló Gil, ponía regalo de Don Ramón. Así es la historia y fue bonito.

Sorprende que el Madrid tuviese que pagar cuando no teníais nada firmado con el Atlético.

Los presidentes de aquella época, en general, lo que yo notaba por mis relaciones con ellos, es que en su relación para la imagen pública era una cosa y la realidad era otra. Por eso te he dicho, yo no he mencionado la palabra ni dinero ni nada. Cada uno que sea responsable de lo que hace. Pero Jesús Gil y Gil era así. Si hay que ir a una votación tenemos que tener buena relación porque nos conviene a los dos estar en el mismo bando. La he contado íntegramente. Íntegramente.

De las operaciones que, finalmente, no se llevaron a cabo. ¿Hay alguna en especial que le dolió?

Sí, ha habido alguna operación que he hecho todo el recorrido a petición del jugador para salir de su club, y ha llegado la hora de la verdad y se han echado atrás. No lo voy a decir, él sabe quién es, yo me quemé muchísimo, pero cada uno es muy libre de decir al final: no quiero casarme. Oye, hay gente se arrepiente la víspera de casarse. Por respeto a él, además ha sido un jugador importante. Le dije: 'Me duele porque me has utilizado y me han maltratado porque tú te querías ir del club'.