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Los meses de incertidumbre del Papu Gómez tras el positivo: "No perdió la sonrisa"

El argentino acabó saliendo por la puerta atrás del Sevilla tras un año de toboganes con los títulos pero también lesiones y la sombra de la suspensión.

Papu Gómez, en un partido del Sevilla./AFP
Papu Gómez, en un partido del Sevilla. AFP
Samuel Silva

Samuel Silva

El último año no ha sido fácil para Papu Gómez. Si la llegada de Jorge Sampaoli, el entrenador que lo hizo debutar con Argentina, elevó su relevancia en el Sevilla, los acontecimientos, entre las lesiones y esa sombra de la suspensión, lo llevaron a vivir una temporada de toboganes emocionales. De esas alegrías que le supusieron los títulos, tanto con la selección como con el Sevilla y que celebró por todo lo alto, a esa preocupación que siempre rondó su cabeza por ese control positivo tras un entrenamiento.

"Es un buen chico y continuó trabajando igual. No perdió la sonrisa mientras estaba en el césped", dice uno de sus técnicos del Sevilla que compartió horas de vestuario durante estos últimos 12 meses. La llegada del verano y el inicio de una nueva temporada sí llevaron al Papu a un lugar incómodo. Ni tenía sitio en el Sevilla, un club que no contaba con él ni su elevada ficha, pero tampoco tuvo sencillo encontrar un destino, ya que una sanción por dopaje era más que una posibilidad en el camino del futbolista.

Esa mala decisión de automedicarse, como él ha mantenido desde el principio, le ha costado caro y ahora se replantea los pasos a seguir, con sus abogados estudiando los pormenores de la resolución. Y él junto a su familia decidiendo qué rumbo a tomar para continuar con su vida. Según ha informado Olé, Papu tiene hasta el comprobante de la compra del jarabe de su hijo que ingirió en la madrugada por un ataque de tos y que nunca pensó que llevaría una sustancia prohibida.

Una temporada marcada por el Mundial

Como en la mayor parte de los jugadores argentinos, el inicio de temporada lo marcó con ese Mundial de Catar en la cabeza. Tras haberse quedado fuera del de Rusia'18, precisamente con el mismo Sampaoli que sí lo había hecho estrenarse con la albiceleste, acudir a la cita catarí se convirtió en una prioridad para el Papu. Era consciente de que sería su última posibilidad para jugar un Mundial y, además, al lado de Leo Messi. Esto le provocó situaciones de tensión con la afición sevillista, que ya después no le perdonaría que abandonase el estadio antes de finalizar un partido o que se borrase de una eliminatoria copera incómoda en el calendario.

A la cita de Catar llegó con ilusión e incluso el seleccionador, Lionel Scaloni, lo colocó de inicio para el debut ante Arabia Saudí, aunque las cosas no le salieron como esperaba. Tras quedarse en el banquillo en los dos partidos siguientes, el técnico lo recuperó para el duelo de octavos de final ante Australia, aunque ahí surgiría un nuevo contratiempo, esta vez en forma de lesión de tobillo. Además, según cuenta la prensa argentina, Papu asegura que se enteró del positivo poco antes de la final, lo que le hizo mezclar la alegría y el temor en esos días posteriores en los que lo celebró el título en Argentina.

El paso por el quirófano

Desde ese 3 de diciembre y hasta abril, Papu Gómez sólo pudo disputar 20 minutos ante el Elche en LaLiga. Los problemas de tobillo lo obligaron a pasar por el quirófano, después de que no pudiera completar los entrenamientos al ritmo deseado. Su reaparición en esa recta final de temporada sí le permitió disputar seis de los ocho últimos partidos ligueros y también sumar tres apariciones en la Europa League, aunque se quedaría sin jugar en la final ante la Roma. Con todo, el Papu sería una de las figuras de las celebraciones del Sevilla, un título que festejó con una alegría especial tras un 2023 de sinsabores.

Pero la sombra del dopaje continuó sobre su figura. Tras un verano complicado, en el que no entraba en los planes del club, los intereses de equipos que le fueron llegando no le convencían y tampoco sus condiciones, con esa posible sanción pendiente, lo hacían atractivo. La solución final en el Sevilla, donde había compartido con sus compañeros esa situación personal que atravesaba, llegó con la rescisión de contrato para que se convirtiera en agente libre. Así firmó por el Monza el 29 de septiembre, un equipo que ya había mostrado interés por el argentino en enero, y que le ofreció ese cariño que necesitaba en una situación así. Pero todo se ha vuelto a romper muy rápido, tras apenas haber jugado dos partidos en su regreso a la Serie A. El Papu, el hombre que no perdió la sonrisa, vuelve a una zona de incertidumbre dentro de su complicada carrera.