La magia de Lo Celso y las paradas Vieites asaltan La Cerámica

El Betis de LaLiga ha vuelto. En La Cerámica ante un Villarreal aspirante a la cuarta plaza, los de Manuel Pellegrini dieron un golpe en la mesa. Ni la injusta expulsión del Chimy Ávila en el 34' ni tampoco las acometidas de un equipo castellonense que se fue arriba con todo pudieron derribar a los heliopolitanos. La batuta del mago Lo Celso y las paradas de Fran Vieites, junto a un gran trabajo de la pareja de centrales, asaltaron la casa de Marcelino García Toral, que se marchó cabizbajo e impotente.

Era un partido de poder a poder entre dos candidatos a la zona europea y el Betis, con ocho cambios en el once con respecto al del jueves en la Conference League, demostró que sigue estando vigente. Primero, con un gol del delantero, un Vítor Roque que exhibió que en el área sí puede marcar diferencias; luego con un toque delicioso de Lo Celso para aumentar la ventaja nada más arrancar el segundo acto; y, por último, con un ejercicio de resistencia pese a que el gran gol de Baena dejara en mínima la ventaja bética.

En Villarreal tocaba ver la cara buena del Betis. Con las líneas muy adelantadas para presionar la salida de balón del rival y gobernar el partido. Aunque los de Marcelino también tiraban alguna escaramuza, la sensación de dominio la ponían los heliopolitanos. Únicamente la falta de acierto en el último pase impedía que ese control se tradujera en ocasiones, más allá de un testarazo de Abde tras un centro del Chimy Ávila o de una falta directa mal ejecutada por Lo Celso. Pero el Betis se sentía a gusto en La Cerámica, a la espera de cazar esa acción que sorprendiera a la pareja de centrales local.

El partido se activó definitivamente en el 32'. Una jugada colectiva en campo rival dejó la pelota en los pies de Lo Celso. El argentino parecía contemporizar la acción pero la aceleró con una apertura sobre Abde en el ala izquierda. El marroquí encaró y puso un centro al corazón del área para que Vítor Roque se reivindicara adelantándose a Bailly y enganchando un testarazo perfecto que puso el 0-1. Todo parecía ponerse de cara para los de Pellegrini hasta que dos minutos después llegó la expulsión del Chimy Ávila.

El argentino se lanzó para frenar un contragolpe de Baena, tocando levemente al atacante, pero Cuadra Fernández no dudó en sacarle la roja. Las explicaciones del árbitro parecían indicar una tijera que no se vio en las repeticiones, pero Pizarro Gómez desde la sala VOR tampoco lo avisó para que revisara la acción. Las protestas del banquillo bético, con amonestación incluida para Pellegrini, y de los jugadores tampoco sirvieron de mucho, y el Chimy se marchó a vestuarios. El duelo se enredó hasta el intermedio, aunque ya con un Villarreal volcado hacia el área bética y exigiendo trabajo a los centrales.

El partido se pondría más de cara para los verdiblancos nada más arrancar el segundo acto. Una falta de Cardona, actuando ya de improvisado central, sobre Vítor Roque la aprovechó Lo Celso para exhibir su golpeo con la zurda. Superando la barrera y poniéndosela imposible Luiz Júnior, que se tiró únicamente para recoger la pelota de la red. El gol activó al Villarreal, al que no le quedó más remedio que irse hacia arriba con todo lo disponible. El golazo de Baena en el 54' hacía presagiar una agonía para el Betis, que, con todo, defendió con orden y con un portero que se multiplicó con los intentos de Barry. Y cuando no era Vieites fueron Sabaly, con una salvada milagrosa sobre la línea, o Bartra, metiendo la cabeza en un ventilador si hacía falta.

También pudo sentenciar el Betis en algún contragolpe, sobre todo mientras a Abde le duró la gasolina. La entrada de Isco ya apenas sirvió para que el malagueño acumule minutos en buscar de mejorar su puesta a punto. No le hizo falta al Betis más magia. Con Bartra, Diego Llorente y Vieites inexpugnables, los de Pellegrini asaltaron La Cerámica y lanzaron el mensaje de que este Betis también quiere pelear muy arriba en LaLiga.