BARCELONA 3 - GRANADA 3

La ira de Joan Laporta en el palco: le llevaron a la zona VIP, cerraron la puerta... y volaron tres bandejas de pastelitos

El presidente, que acabó molesto con el empate del Barça ante el Granada y con las declaraciones de Deco, ve cómo se va al garete el curso.

Laporta, en el palco, junto a la presidenta del Granada. /AFP
Laporta, en el palco, junto a la presidenta del Granada. AFP
Lu Martin
Alberto Martínez

Lu Martin y Alberto Martínez

En el palco de Montjuïc del Barcelona-Granada había caras distintas. Invitados especiales que disfrutaron del Año Nuevo chino, el del Dragón, con un espectáculo en el descanso que amenizó a los turistas, y también a los socios y seguidores del club azulgrana, en una noche marcada por el viento y el frío. En 2018 se calculó que en Barcelona había 20.555 chinos, de los cuales solo 55 no tenían estudios, según los datos del Ayuntamiento. Hubo tres que vieron el partido junto a Joan Laporta, presidente azulgrana. Asistieron el cónsul de la República Popular China en Barcelona, Tang Heng, el presidente de la peña, Zhomin Ma, y la directora de la Fundación Educativa China y tesorera de la PB Dragones Unidos, Leilei Ma.

Todos ellos pudieron ir observando el enfado del presidente por otro partido al traste en una temporada que se va al garete a nivel deportivo, después de perder la Supercopa de España en Riad, la Copa del Rey en San Mamés en los cuartos de final y situarse ya a diez puntos del Real Madrid tras el 3-3 ante el Granada. Catalunya Ràdio explicó en su programa la Tdt que, después del encuentro, Joan Laporta estaba tan enfadado que había lanzado algunas bandejas de canapés al suelo, en el habitual catering que está situado junto al palco.

La escena, según testigos, es de las que se viralizarían de haber sido grabada para estos documentales insiders que tan de moda se han puesto. Laporta estaba visiblemente muy enfadado, tanto por el resultado como por las supuestas declaraciones de Deco, en las que insinuaba que el Barça debía romper con el pasado y buscar otro paradigma futbolístico. Un disparo al famoso ADN Barça que tardó poco en rectificar por presiones de Laporta llamando a medios de comunicación y modificando la respuesta en el mismo medio a la pregunta del periodista: en la web salió la nueva, en la edición de papel, la original. Y el periodista rectificó posteriormente validando la versión de que Deco no dijo lo publicado en primer término.

El caso es que Laporta, tras el final del partido, elevando el tono de voz y soltando algún improperio, fue llevado por su núcleo duro a la zona VIP, donde se cerró la puerta para alejarle del resto de testigos. Allí, al ver bandejas de pastelitos, fue cogiendo una a una hasta tres para pagar su ira lanzándolas al suelo, ante la mirada de una camarera que seguramente alucinaría con la escena, más allá de la de sus colaboradores más íntimos.

El presidente, que la semana pasada se mostró muy crítico en la entrevista que concedió en El Món a Rac-1 y disparó contra diestro y siniestro (el VAR, El Periódico, Nike, el Real Madrid...) ve cómo su mandato se está metiendo en un laberinto sin salida. Primero, por el asunto económico, sin vías de solución a la espera de un inversión milagrosa o de la venta de jugadores como Araujo o Frankie de Jong: el propio Deco dijo que al nuevo entrenador no le podrían dar herramientas.

Y, segundo, por su última apuesta, la de aceptar la propuesta de Xavi para seguir hasta final de temporada aunque reconociese que "si fuera otro entrenador" ya lo habría despedido. Más allá de los títulos, inviables de puertas para adentro, el Barça se juega mantener los ingresos presupuestados, y estos pasan por acabar segundos en la Liga para meterse en la Supercopa el próximo año (este curso ingresó ocho millones) y asegurarse la Champions, y para al menos llegar a los cuartos de final en esta edición. Nápoles mediante, la semana próxima se lo juega todo. A este paso, bandejas de pastelitos pueden volar en cada partido.