CÁDIZ - REAL MADRID

El ostracismo de algunos cedidos del Real Madrid con Sergio González: "Nunca habló conmigo"

El técnico del Cádiz condenó a Lunin a la suplencia en la 2019/20. De Frutos o Antonio Blanco tampoco encontraron su sitio con él; Lucas y Asensio, la otra cara.

Sergio González, en un entrenamiento reciente./
Sergio González, en un entrenamiento reciente.
Manuel Amor

Manuel Amor

El Cádiz-Real Madrid de este domingo (18:30) reencontrará a Sergio González con su particular bestia negra y con algún viejo conocido. El técnico catalán no ha ganado nunca a los blancos en sus 12 enfrentamientos (dos empates y 10 derrotas) y llega exigido a la cita, con su equipo cerca del descenso y en mala dinámica. En la portería rival, salvo sorpresa, estará Lunin, que vivió una mala experiencia con el entrenador cuando coincidieron en el Real Valladolid en la temporada 2019/20.

Aquella era la segunda cesión consecutiva del ucraniano, por el que el Madrid pagó casi nueve millones de euros en 2018. Fue una apuesta de club: venía de ganar el Mundial Sub-20 como mejor guardameta y ya acumulaba cierta experiencia en la Europa League. Por eso, con apenas 19 años y taponado por Courtois y Areola, parecía tan importante que el ucraniano cogiese rodaje en su mili particular. No lo consiguió ni en Leganés (siete partidos en la 18-19), con Pellegrino; ni en el Pucela (dos, en Copa), donde la suplencia a la que le condenó Sergio terminó forzándole a salir.

En aquel momento, en las oficinas de Valdebebas creían que el equipo blanquivioleta sería un destino ideal para que Lunin recuperase sensaciones. La buena relación entre Florentino y Ronaldo, que compró el Valladolid unos meses antes, había acelerado el tránsito de cedidos entre ambos clubes, el ucraniano había ganado en madurez en su paso por Butarque y a Jordi Masip, su competidor, le faltaba la estatura (1,80 m) que le sobra al madridista (1,91), un factor fundamental para un equipo que se hacía fuerte por dentro y que concedía un alto número de centros laterales por partido.

Pese a ello y a los numerosos errores groseros que cometió Masip en las primeras jornadas, Lunin nunca tuvo la oportunidad de jugar. Sólo lo hizo en Copa, poco exigido contra el modesto Tolosa (0-3) y con una actuación brillante en Marbella (paró dos penaltis) para pasar de ronda, pero ni aquella noche en la que salió a hombros le sirvió para abandonar el banquillo. Pese a todo, a los miembros de aquella plantilla no les sorprendió demasiado la decisión del entrenador. "Sergio siempre va a muerte con los suyos, y Masip era uno de ellos. Pedro Porro no jugó porque tenía delante a Moyano y a Antoñito. Siguió esa línea y le funcionó, porque conseguimos la salvación", recuerda uno de los más habituales en conversación con Relevo.

Frustrado por su situación y sus cero minutos en Liga, el meta pidió salir en el mercado de invierno rumbo al Real Oviedo, de Segunda. Allí sí encontró la regularidad que buscaba (lo jugó todo y resultó clave para conseguir la permanencia) y volvió al Madrid al verano siguiente. En sus apariciones contadas, como las últimas ante Braga y Valencia, ha demostrado ser un arquero solvente y preparado para la élite.

No fue un caso aislado

Más allá de lo ocurrido con Lunin, en el expediente de Sergio figuran otros casos curiosos con futbolistas cedidos por el Real Madrid. En la 19/20 también llamó la atención el escaso protagonismo de Jorge de Frutos, que venía de brillar con el Castilla (12 participaciones de gol en 37 partidos) y en Valladolid sólo disputó... ¡56 minutos en Liga! Al extremo no le quedó otra que pedir su salida en Navidad para marcharse cedido al Rayo, en Segunda, y demostrar su potencial en apenas seis meses. El Levante se hizo eco de sus buenas actuaciones y le devolvió a Primera: un año después de no contar en el Valladolid, De Frutos cerró su siguiente temporada con cuatro goles y 10 asistencias en 37 partidos con los granotas.

Aquella temporada hubo un tercer mirlo a préstamo en el José Zorrilla: Javi Sánchez. El central empezó el curso lastrado por una lesión de tobillo, no logró debutar en la competición doméstica hasta la jornada 28 y cerró la temporada con poco más de 500 minutos. El Valladolid ejecutó su opción de compra en verano (tres millones) y, ya desligado del Madrid, vio ligeramente aumentada su cuota de protagonismo (921').

Antonio Blanco, el último damnificado

El Cádiz no cuenta con cedidos del conjunto blanco esta campaña, pero Sergio sí tuvo uno a sus órdenes el curso pasado: Antonio Blanco. El mediocentro, convertido ahora en un pilar en el Alavés, sólo aguantó cuatro meses a sus órdenes. Jugó tres partidos en Liga y pidió marcharse en la ventana invernal. En una entrevista en Relevo durante el pasado Europeo Sub-21, el cordobés reconoció su frustración por la situación que vivió con el entrenador.

"Él nunca fue capaz de decirme: 'Mira, Antonio, no juegas por esto o quiero que hagas lo otro'. Nunca dio el paso ni fue capaz de tener esa charla conmigo. Era mi primera salida del Real Madrid y esa conversación seguro que me hubiese venido bien para seguir mejorando y creciendo. Y, sobre todo, para saber qué quería él o qué podía aportar yo al grupo. A veces llegaba a mi casa y no entendía por qué no jugaba. Estaba entrenando bien, disfrutaba entrenando y haciendo las cosas bien", aseguró.

Asensio, Lucas y Chust, la otra cara

Pero no todos los jugadores a préstamo por el Madrid han tenido malas experiencias con Sergio. Los mejores ejemplos son Lucas Vázquez (14-15) y Marco Asensio (15-16), que coincidieron con el de L'Hospitalet en sus primeros pasos en los banquillos. Lucas se salió y lo jugó todo; e, incluso, el interés que mostró el actual míster del Cádiz en su contratación fue decisivo para desequilibrar la balanza hacia el equipo catalán y no hacia el Elche, el otro conjunto que perseguía su cesión. Al finalizar el curso, el Espanyol hizo efectiva su opción de compra y el Madrid la de recompra (un millón) para ponerle a las órdenes de Rafa Benítez.

Tan bien salió el experimento que a la campaña siguiente se repitió la fórmula con Asensio, otro que despuntó y regresó al Madrid el verano siguiente. Tanto Lucas como él, en cualquier caso, estaban tan por encima que parecían casi obligados a participar. "Era tan bueno que desde el principio se veía que tenía que jugar sí o sí, hasta el punto de que sus compañeros se rindieron a la evidencia. Estoy convencido de que será el heredero de Xavi e Iniesta", llegó a decir el preparador sobre Asensio en una entrevista en El Mundo. Menos suerte corrió Burgui, cedido al Espanyol con Marco y que se quedó en 1.001 minutos en Liga, y más Víctor Chust, que se convirtió en indiscutible en el Cádiz 21/22 cuando Sergio aterrizó en el banquillo a mediados de enero.

Son casos de todo tipo y que provocarán, quizá, un saludo distinto cuando Sergio se cruce con Lucas o con Lunin este domingo. El año pasado, en Cádiz, el ucraniano también salió de inicio y le paró un penalti a Negredo. Este curso tratará de repetir actuación... para demostrarle a Sergio que, quizá como con otros mirlos, se equivocó con él.