El Xabi Alonso 'filósofo' a través de las entrevistas que tanto le gustan: "Zubimendi, ¿cómo puedo ser generoso respecto a ti?"
Un repaso por la hemeroteca alumbra el pensamiento reflexivo del nuevo entrenador del Real Madrid.

Xabi Alonso es un notable conversador. Razón por la que bunca regateó las entrevistas. La hemeroteca devuelve decenas de ellas. Le gustaba conversar con medios nacionales, internacionales, locales, revistas de moda, hasta blogs como Ecos del Balón. Del mismo modo mantuvo una relación estrecha con un puñado de periodistas con los que discutir de fútbol, principalmente. Una política de comunicación que desde el 1 de junio se pondrá en cuarentena, viendo las escasísimas entrevistas concedidas por los entrenadores del Real Madrid en los últimos años.
Releyendo algunas de esas entrevistas afloran los mensajes y creencias del tolosarra que ayudan a dibujar al Xabi del presente, el que se sentará en el banquillo del Bernabéu en agosto aunque antes debutará en Estados Unidos con el Mundial de clubes. Su evolución como entrenador, la dimensión del Madrid…
El recorrido en los banquillos
"Quería marcar los tiempos que yo sentía que eran los naturales. Así empecé en infantiles en el Madrid y me sirvió para decir: "Me puede gustar". El siguiente paso fue volver a casa, a la Real, en una estructura casi profesional, sin la imperiosa necesidad del resultado pero con todos los medios para trabajar con libertad y tranquilidad para conocerme, para ver dónde fallaba y dónde no. Porque te tienes que conocer tú mismo: cómo tú eres auténtico a la hora de interpretar lo que sientes. En mi decisión de venir aquí (al Bayer) tiene mucho que ver mi última etapa en el Bayern. Los clubes alemanes tienen muy poco vértigo para darle oportunidades a los jóvenes. Lo vi con Nagelsmann en el Hoffenheim, en el Gladbach, y en el Dortmund también... Me veía. Encajaba".
Xabi siempre ha manejado sus tiempos. Como cuando jugaba, impone su ritmo. Dijo no a Alemania antes de dar el sí al Bayer porque no quería moverse tan pronto de San Sebastián, donde era muy feliz en su vuelta a casa. Del mismo modo que se fue del Madrid dos veces y ambas contra pronóstico. Ahora llega el momento de su tercer sí al club blanco. Se abre la etapa más exigente de su carrera. No hay nada más asfixiante que entrenar al Real Madrid.
La pasión que no tardó en descubrir
"El fútbol me gusta demasiado como para alejarme de él. El no poder jugarlo hace que este trabajo me tire y me haga levantarme a las dos de la mañana y empezar a preparar mis cosas porque estoy dando vueltas en la cama. Hasta que no atas el cabo suelto no te quedas tranquilo. Cuando te entra el bicho en la sangre ya no se va. No seré el único entrenador que hace estas cosas".
Xabi nunca escondió que podría acabar como entrenador, pero tras su retirada se tomó un año sabático. En 2018 entró en el Infantil A mientras se sacaba el carnet pro de la UEFA, que aprobó en 2019 en una promoción con Raúl, Xavi, Luis García, Pablo Amo…
Su aprendizaje en la Real B
"El estar en el filial de la Real, un poco a la sombra, me ha permitido centrarme en mi relación con los jugadores de otro modo: 'Turrientes, ¿cómo te puedo mejorar?; Pacheco, Karrikaburu, Zubimendi… ¿cómo puedo ser generoso respecto a ti?'. El haber estado en Zubieta me ha ayudado a decir: "Xabi, el tema no va de ti, el tema va de ellos".
Con una hornada inolvidable logró ascender a Segunda división, aunque al año siguiente cayera a Primera RFEF. Su aprendizaje con los jóvenes queda plasmado en esta reflexión de generosidad en la formación de sus canteranos.
Método XA
"¿Venir aquí a ser un sargento con mano de hierro? ¡No! Me gusta la disciplina y unos estándares básicos profesionales, pero ser un canalla no me sale. Claro que si me toca el papel de canalla me pongo la chaqueta y soy un cabrón… Tienes que tocar diferentes músicas".
Xabi ha bebido de todos los métodos. La mano dura de Benítez o Mourinho, la exigencia de Guardiola, el laissez faire de Ancelotti o Del Bosque, el carisma de Luis Aragonés o Toshack… En el Madrid se espera un híbrido que sabe qué teclas tocar para llevar al vestuario a la exigencia necesaria como para ganar títulos.
Territorio explorado
"Es que en Madrid puedes ganar ligas, copas del rey... Pero las fotos de las plantillas que hay en el pasillo de Valdebebas son las de los ganadores de la Champions. En el Madrid la Champions te asegura un lugar en su historia".
Sabe de sobra el terreno que va a pisar. Xabi levantó desde la grada la Décima, víctima de una norma, la de la acumulación de amarillas que sancionaban para la final, que se cambió después de su caso. Sufrió detrás del banquillo en Lisboa, pero saltó al césped a celebrar el gol de Ramos. Ya había sido campeón con el Liverpool. Y el Barça, el Atlético y el Madrid le privaron de manera consecutiva de llegar a la final, los dos primeros en semis, los blancos en cuartos, en sus tres años en el Bayern.
El control del miedo
"Antes te hablaba de lo que había aprendido del juego. Sin embargo, cuanto más crezco menos entiendo lo que pasa en la mente de los jugadores. Mira lo que pasó entre Barça y PSG. El miedo a perder algo que tienes ya acariciando con los dedos te agarrota. La angustia de estar a punto, de perder algo que todo el mundo da por hecho pero aún no tienes. Eso te bloquea. Los jugadores del PSG se quedaron en shock después del penalti de Neymar. Eran zombis. Entonces decías: "Va a marcar el Barça, va a marcar el Barça". Y marcó. ¡Se quedaron tres solos delante del portero en el último minuto! Esto ha evolucionado una barbaridad en el plano físico y en el plano táctico. ¿Pero quién sabe lo que pasa en las cabezas? Puedes haberlo ganado todo, ser tu último partido, y que se te crucen los cables en la final de un Mundial, como a Zidane. Por eso hay que estar en el campo. Hay que sentir lo que sientes en el campo. Nadie sabe nada hasta que está ahí abajo".
En más de una ocasión Xabi se ha referido al miedo del jugador, a esas situaciones de bloqueo que propician milagros como el citado. Le inquieta esa angustia y cómo ayudar al jugador a nivel individual y al equipo a nivel colectivo a superar esas circunstancias, que se dan sobre todo en la Champions League.
Cómo parar a Messi
"Messi me ha hecho mucho daño, yo lo he sufrido mucho. Nos hizo estrujarnos mucho la cabeza. Hablábamos mucho con Mourinho y con Sergio (Ramos). ¿Cómo nos estaba haciendo daño? ¿Cómo lo podíamos controlar? Jugaba Messi y, por detrás, de interior derecho, Xavi. Y te provocaban. Xavi me enseñaba el balón, yo iba, Messi se metía en mi espalda y tenía que salir Sergio a por él, y nos machacaba. Sólo empezamos a controlar a Messi cuando fui yo, y no Sergio, quien se encargó de su desmarque. Xavi me llamaba, pero yo me quedaba con Messi y así Sergio no tenía que salir, y a partir de ahí, lo controlamos bastante bien. Sacrificábamos metros y poder robar para priorizar en Messi. Y cuando le controlamos en esa posición, los Barça-Madrid se igualaron".
Ecos del Balón, diciembre de 2017
Xabi era un entrenador en el cuerpo de un jugador. Este recuerdo evidencia su lectura del juego y su análisis para solventar situaciones de lo más exigentes. Nadie dudó nunca que Alonso acabaría siendo un técnico de primer nivel. Él se veía como un batería dentro de un equipo, el tipo que marcaba el ritmo para que brillaran otros. Ahora le toca aplicar partitura para otros.