El enésimo asalto entre Vinicius y Maffeo: pisotones, codazos y un gesto al árbitro para que le hable a Carvajal

Hay dos campos en España en los que Vinicius tiene tardes más complicadas. A veces por lo futbolístico, pero sobre todo por lo emocional. Uno es Valencia, el otro Mallorca, precisamente el lugar en el que el club blanco abría esta temporada liguera. Tampoco falló esta vez la bronca, el enésimo asalto en la disputa que tiene desde hace tiempo con Maffeo.

El lateral derecho del Mallorca es un marcado pegajoso y que no escatima en patadas si la cosa lo pide. Y con Vinicius, por lo que se ve, lo pide. En la primera parte hubo dos jugadas en los que los madridistas pensaron que tenía que haber sido amonestado. La más clara de ellas llegó en el minuto 48 de la primera mitad. Vinicius estaba encerrado en la banda, lejos del área, tratando de salir del marcaje de Asano. Allí llegó Maffeo, extendió el pie y le pisó con la planta en el gemelo. No fue un pisotón muy agresivo, pero fue un pisotón. Los jugadores del Madrid pidieron con insistencia la expulsión del lateral, pero Soto Grado no lo consideró necesario y la cosa se quedó en falta.

Vinicius es muchas veces víctima, pero en ocasiones también verdugo. En Son Moix se vio una de esas jugadas en las que el brasileño se pierde en el partido y está más a la bronca que al partido. Un jugador bermellón se fue a la carrera, sin balón, y Vinicius lo detuvo sacando el codo. No fue un gran codazo del mismo modo que lo de Maffeo no fue un gran pisotón, jugadas fronterizas en las que los rivales, por supuesto, exigieron más.

Entre las cuitas de Vinicius no faltó el árbitro. En una de esas jugadas tensas del partido el árbitro fue a hablar con él, con el dedo extendido. Cuando llegó a su posición el brasileño, ni corto ni perezoso, le enseñó con el dedo el camino que llegaba hasta Carvajal. Esto tiene una explicación, a tantas revoluciones por minuto Vinicius se acordó de que esta temporada les han prohibido hablar con los árbitros, solo el capitán puede tener relación con el colegiado. Entendiendo que en esto hay reciprocidad, le respondió que si quería hablar tenía que buscar el dorsal número 2.

Más allá de las jugadas concretas. los partidos del Madrid en Son Moix son siempre una visita al dentista, una acumulación de problemas, ratos de juego escaso y parones. Un campo duro para el Madrid y también para Vinicius.