BARCELONA - ESPANYOL

El Delapeñazo, el derbi de las bengalas y el agarrón de Baena a Xavi: "Siempre competíamos, pero sin VAR era más complicado"

Nico Pareja fue protagonista en alguno de los enfrentamientos recientes más intensos contra el Barça.

Nico Pareja celebrando un gol como perico. /RCD ESPANYOL
Nico Pareja celebrando un gol como perico. RCD ESPANYOL
Marc Mosull

Marc Mosull

Nico Pareja (Buenos Aires, 1984) apenas jugó un par de temporadas en el Espanyol, pero a juzgar por la huella que dejó en la afición blanquiazul da la sensación de que pasó mucho más tiempo en Barcelona del que en realidad estuvo. Fueron dos cursos de profundas emocionas, en los que vivió la cara más amarga de la vida con la muerte de su amigo Dani Jarque, y también momentos históricos, como la milagrosa salvación del 2009, con su compatriota Pochettino en el banquillo. Cuando se marchó, además, lo hizo como uno de los traspasos más caros en la historia del Espanyol y dejando en caja diez millones de euros.

Pareja solo disputó cuatro derbis contra el FC Barcelona, pero todos ellos muy intensos: el de las bengalas, el del 'Delapeñazo' y el del polémico penalti de Baena a Xavi. Colgó las botas en 2019 y su último equipo fue el Atlas de México, aunque podría haber sido el Espanyol.

Actualmente, compagina sus labores como comentarista en DAZN con la Kings League, compitiendo con el Rayo de Barcelona "hasta que el cuerpo aguante". Y vive en Sevilla, ciudad de la que se enamoró cuando jugó en el conjunto hispalense. Desde ahí, y en vísperas del Barça - Espanyol, atiende a la llamada de Relevo para hablar de su época en blanquiazul, sus inolvidables goles de falta y los derbis barceloneses.

El otro día Juanpe marcó un golazo de falta que recuerda a los tuyos.

Exacto. Fue muy parecido a uno que metí contra el Almería con la camiseta del Espanyol. Tienes razón.

Hay poco centrales que sean especialistas en lanzamientos de falta.

Sí, es cierto. Es algo muy poco habitual… Ramos, Juanpe, son pocos, sí.

De todos los goles de falta que metiste, ¿con cuál te quedas?

Con uno que metí contra el Valencia en Montjuïc, con la camiseta del Espanyol. Metí otro con el Spartak de Moscú en el clásico de la ciudad contra el Dinamo que todavía fue de más lejos, pero me quedo con el que le marqué al Valencia por el momento [el Espanyol se estaba jugando la permanencia], por lo bonito y, sobre todo, por lo que lo necesitábamos.

¿Cómo es un derbi contra el Barça?

Siempre son especiales. Está claro que vivíamos realidades totalmente diferentes, pero para el Espanyol siempre es un partido especial donde se juegan muchas cosas más allá de los tres puntos. Sobre todo para la afición es un encuentro muy especial y el jugador trata de brindarle el mejor resultado posible, claro.

Disputaste cuatro derbis, ¿recuerdas alguno especialmente?

Bueno, todos fueron especiales. Siempre competíamos, pero sin VAR era más complicado jugar contra los grandes. Recuerdo mi primero, en Montjuïc: íbamos empate y, en el último minuto, me pitaron un penalti a Eto'o que no era. Y nos ganaron. Fue un penalti vergonzoso… creo que fue Medina Cantalejo si no me equivoco. Habíamos hecho un partidazo. Recuerdo que siempre que jugamos contra el Barça la tónica es que competíamos en todo, hicimos grandes actuaciones.

Competisteis siempre y ganasteis alguno de ellos. No hay perico que no lo recuerde.

Sí, nos tocó ganar con los dos goles de Iván de la Peña en el Camp Nou [2008-09]; ese seguramente sea el que más se recuerda. Nosotros llegamos últimos y ellos iban primeros, terminaron ganando el sextete… y les ganamos. Y en Cornellà, en el primer derbi del nuevo estadio, también empatamos. Hicimos un partidazo y empatamos a cero. Y me acuerdo de que en el otro en el Camp Nou apareció Iturralde… hubo un agarrón de Baena a Xavi inexistente. Era lo que pasaba antes cuando no había VAR. Ya sabemos que al final siempre sale ganando el grande. Pero me quedo con que, en mi tiempo en el Espanyol, competimos todos los derbis contra el Barça.

En la 2008-09 obrasteis un milagro. ¿Se empezó a gestar en el 1-2 del derbi en el Camp Nou?

Yo te diría que no. Marcaría el punto de inflexión un poco más adelante, en el 0-3 contra el Sporting [jornada 32]. Si no me falla la memoria, marcaron Callejón y Nene. Y expulsaron a David Barral al final. Yo creo que ese fue el partido bisagra. Pero claro, un Barça como el que era, con Messi, Henry, Eto'o, Xavi e Iniesta… estamos hablando de uno de los mejores equipos de la historia del fútbol mundial, y les ganamos. Como te digo, sobre todo me quedo con que siempre fueron derbis competidos y lo vivíamos como una final.

El 1-2 de Montjüic, el del penalti a Eto'o, ¿fue el día que la afición del Barça lanzó bengalas?

Ese día, sí. Fue duro. Además, era mi primer derbi con el Espanyol… y terminé tratando de tranquilizar a la gente. La verdad que fue duro, pero yo soy argentino y estoy algo más acostumbrado a estas cosas. No era tanto para mí.

¿A quién tranquilizabas? ¿A los compañeros?

No, no. A la gente del Espanyol, a los aficionados. La gente quería meterse en el campo… querían ir a por los aficionados que les lanzaron bengalas... y yo intercedí un poco ahí.

¿Qué huella te dejó el Espanyol?

Le guardo un profundo cariño, creo que es mutuo, además. Siempre que voy por ahí, la gente me hace sentir muy especial, como cuando fui con el Sevilla a jugar. La gente me recuerda con mucho cariño. Fue un club clave en mi carrera porque me dio la oportunidad de dar a conocer mi fútbol en la que para mí es la mejor liga del mundo y en la cual siempre soñé jugar. Fueron dos años más bien difíciles a nivel colectivo, pero muy buenos a nivel individual.

Recordaste a Jarque en el día de tu despedida y, de hecho, desde entonces empezaste a usar el dorsal 21 en su memoria.

La muerte de Jarque fue un antes y un después en la vida de todos. No es habitual que te toque vivir algo así de tan cerca. Y no solo a nivel deportivo, a nivel humano, te das cuenta de muchas cosas en la vida. Perder a un compañero y amigo como era Dani fue un palo muy duro. Para todo lo que pasamos, hicimos una temporada medianamente buena, y es que un hecho así te trastoca todo, dentro y fuera del campo. El palo era muy muy muy difícil de superar. Además de una persona extraordinaria y un ser humano muy entrañable, era un jugador que no tenía techo. Y me queda en el recuerdo todo lo que pude aprender a su lado. A partir de entonces, muchos de los que lo vivimos empezamos a usar el número 21 porque era una manera de homenajearlo y mantenerlo en la memoria de toda la gente del fútbol.

Te fuiste diciendo que eras un perico más. ¿Hubo opción de volver?

Sí. Lo intenté. Cuando me enteré de que iba a salir del Sevilla, lo primero que hice fue intentar volver al Espanyol. Hablé con mi representante y le dije 'lo primero de todo, más allá de las ofertas que pueda tener, es intentar volver al Espanyol'. Desgraciadamente, por una cosa o por otra no se pudo dar; el mercado y el club tenían otros planes, y terminé yendo a México.