ALAVÉS 0 - REAL MADRID 1

Davide toma el testigo de Ancelotti: se gana (más todavía) al vestuario... y Güler ve un halo de esperanza

Fue el encargado de dirigir al equipo desde el banquillo de Mendizorroza, con 'Carletto' en la grada por acumulación de tarjetas.

Davide Ancelotti, durante el Alavés - Real Madrid./EP
Davide Ancelotti, durante el Alavés - Real Madrid. EP
June Lavín

June Lavín

El Real Madrid salió ileso de la siempre complicada visita a Mendizorroza (0-1), ante un Alavés combativo que lo intentó hasta el final. Los blancos, después de la debacle en el Emirates Stadium frente al Arsenal en la ida de los cuartos de final de Champions, sumaron tres puntos importantes que mantienen a los de Ancelotti en la pelea por LaLiga (el Barça les aventaja en cuatro puntos con un Clásico todavía por disputarse). Camavinga anotó el único tanto del conjunto merengue, que cambió de líder en el banquillo: Ancelotti, sancionado, dejó paso a su hijo Davide, que dirigió su segundo encuentro como primer entrenador ante la ausencia de su padre, esta vez por acumulación de tarjetas, en Vitoria-Gasteiz.

Aunque todo parecía encaminado a un choque tranquilo y sin mayores sobresaltos, la expulsión de Mbappé instantes antes del descanso lo cambió todo. El galo fue amonestado con cartulina roja por una entrada de excesiva dureza sobre Antonio Blanco. En ese momento, parte de los integrantes del once merengue acudieron a Davide en busca de indicaciones sobre cómo afrontar el encuentro en inferioridad numérica y sin uno de sus mejores jugadores, además de referencia en el feudo babazorro. "Hemos tenido comunicación [Ancelotti y él] pero me ha dado libertad en los últimos minutos y si estoy aquí es gracias a él", dijo en rueda de prensa.

El italiano, sin su padre, se mostró activo y comunicativo con sus futbolistas, a quienes alentó a presionar en bloque en más de una ocasión, consciente de la importancia de no encajar y de replegar sin conceder espacios. Eso sí, no es la primera vez que ocurre: en marzo de 2022, Carlo Ancelotti se contagió de COVID-19 y Davide fue el encargado de sentarse en el banquillo frente al Celta de Vigo. Durante aquel envite, el entrenador de 35 años ya sacó a relucir sus dotes como técnico. Algo que también ocurrió en Mendizorroza, esta vez con un contexto de partido complicado en el que los blancos completaron un importante ejercicio de supervivencia en inferioridad numérica.

Un halo de esperanza para Güler

Arda Güler, como ya ocurrió frente al Leganés también en Liga, volvió a partir de inicio y protagonizó algunas de las acciones destacadas del encuentro. Sin embargo, resultó especialmente llamativa su comunicación constante con Davide, a quien se acercó en numerosas ocasiones para debatir algunos aspectos del juego, sobre todo a raíz de la expulsión de Mbappé. Sin el galo, y después de conversar con el técnico, el turco centró su posición y trazó desmarques que cerca estuvieron de finalizar en gol. En la primera mitad, dispuso de una oportunidad de oro para anotar el primer tanto del encuentro (reclamó penalti), pero se topó con Owono.

Ya en la segunda mitad, Bellingham ocupó su sitio y, justo después de ser sustituido, conversó, de nuevo, con Davide. El técnico italiano, así, no dudó en reconocerle el esfuerzo y sacrificio defensivo que llevó a cabo en los 63 minutos en los que estuvo sobre el terreno de juego. Pese a no anotar ni asistir, el 15 dejó una actuación notable a las órdenes del hijo de Carletto que quién sabe si bien podría hacerle ganar más protagonismo en los siguientes encuentros, con el Madrid todavía con vida en las tres competiciones y la complicada tarea de remontar un 3-0 en contra el próximo miércoles (21:00) frente al Arsenal.