Lo que se cuece en el Barça: la rajada de Hansi Flick, un fisio 'non stop' para Dani Olmo y la mueca de Joan Laporta por el Real Madrid
Los horarios son un bochorno y cambian al descanso de los jugadores, que querían al equipo blanco en la final de Champions.

Hansi Flick se subió por las paredes el viernes acordándose, sin citarla, de la familia del que organiza el calendario de LaLiga. Para entender el arrebato y la cuestión, visto todo con ojos objetivos y sin recordar parentela alguna, hay que convenir con el técnico que lo del Barça en este mes de abril está siendo una barbaridad desmedida. Lleva cinco partidos jugados y le quedan cuatro más hasta el día 30. A saber, Celta, Mallorca, la final de Copa contra el Madrid y la ida de semifinales de Champions League en casa contra el Inter. Y ojo con el arranque de mayo que es lo que ha cabreado más a entrenador alemán: el sábado 3 en Valladolid a las 21:00 y la vuelta en Milán el martes día 6.
Y es que es cierto que la LaLiga aceptó adelantar al sábado el partido de Zorrilla que se había programado para el domingo pero el organismo se negó en redondo a que se jugara, como solicitó el Barça, a las 18:00, o si querían incluso antes, para poder volver inmediatamente a Barcelona y que los jugadores pudieran acostarse antes. LaLiga se plantó en que se jugaba a las 21.00 y eso implica llegar a casa muy de madrugada del domingo afectando, naturalmente, a la recuperación del equipo que debe viajar el lunes a Milán para jugarse con el Inter un puesto en la final de la Champions.
Esto, poco más o menos, es lo mismo que dijo Ancelotti cuando, además, amenazó con que el Madrid no se presentaría a ningún partido sin las 72 horas reglamentarias de descanso. La diferencia es que Flick no amenazó con no presentarse al encuentro en cuestión si no se cumplían las lógicas condiciones. Lo cierto y verdad es que tanto uno como otro han tenido que tragar pero eso les quita la razón en las cuestión de fondo.
La organización y horarios de los partidos son un bochorno que, estando a estas alturas de temporada, comprometen el estado físico de los jugadores hasta límites más que preocupantes. La sobrecarga y la continuidad en el esfuerzo son amenaza de lesión incluso para el utilero, pero hay que apechugar con lo que hay y no queda más salida que amoldarse a las circunstancias exigidas y cuidar a los futbolistas como si fueran figuras de porcelana colocadas en un taburete de dos patas.
Y el Barça, claro, tomará sus medidas entre ellas, como ya se ha dicho, limitar al máximo la celebración en el supuesto de ganar la Copa del Rey en Sevilla el sábado 26. Si se da el caso y por orden expresa de Flick, sólo habrá cena reducida de celebración en el hotel de concentración y, por supuesto, los futbolistas tienen prohibido salir del hotel aunque sólo sea para tomar el aire en la entrada. Y con respecto a la vuelta de Valladolid, en la madrugada el domingo, la idea a día de hoy es entrenar el lunes en la Ciutat Esportiva y viajar después a Italia para jugar el martes con el Inter. Las fiestas, las que corresponda, a final de curso. Ahora, concentración máxima.
Las condiciones precarias de la plantilla dan más trabajo al 'staff'
Dicho de otra manera, en este tramo en la Barcelona, mínimo, los tres títulos y lo hará en condiciones precarias que indignan a Flick y tienen a los fisioterapeutas en guardia 24 horas para tener a punto a la plantilla. Julio Tous y Raúl Martínez particularizan los trabajos porque no todo el mundo está al mismo nivel y se necesitan sesiones personalizadas. Dani Olmo, por ejemplo, es uno de los casos más significativos porque aunque este año se ha lesionado mucho menos que en los equipos anteriores, está saliendo de una lesión. Dani arrastra muchas microrroturas y por eso ya se ha decidido que este verano, como ocurrió el año pasado con Pedri y a las vista están los excelentes resultados, el club le asignará a Olmo un preparador que trabajará con él todos los días esté donde esté. Se le mimará como se está mimando ahora mismo a Balde que tiene muy poca cosa pero que, si no se cura bien está lesión muscular, se le irá al traste la temporada en el momento clave del curso. Los más optimistas le ven jugando la final de Copa, los más comedidos no creen que esté disponible antes de la vuelta de semifinales de Champions League. Y hablando de la Champions, punto y aparte.
Por extraño que parezca, en el Barça había bastante gente que esperaba que el Real Madrid eliminase al Arsenal porque, además de la final de Copa, querían jugar contra el campeonísimo de la competición la final de la Champions League, cosa francamente temeraria e innecesaria, porque primero hay que eliminar al Inter, cosa que no va a ser fácil después de haber visto lo que es capa de aguantar y crear contra el Bayern, y segundo porque, desde un punto de vista con cierta lógica, cuesta trabajo pensar que el Barcelona, sucesivamente, vaya a ganar al eterno rival en la final de Copa, en el partido de Liga donde se puede decidir el título y el la final de la Champions.
Sin embargo, es así. No sólo a nivel de algunos valientes de Flick sino que el mismísimo Laporta estaba en ese línea. El presidente, que no lo ha dicho pero lo ha pensado en voz alta, quería ganarle literalmente y de tacada los tres títulos a Florentino. Y todo eso en el año que el Madrid ha incorporado a Mbappé (con Luis Enrique en el PSG, sin el francés, en condiciones de ganar la Orejona) y que el Barça, con Cubarsí, Balde, Gerard Martín, Gavi, Fermín y compañía sólo ha podido tirar de La Masia e incorporar como refuerzo máximo a Dani Olmo. En todo caso, ya se verá cómo acaba todo pero lo único cierto es que el Madrid está fuera de la Champions pero aún vivo en Liga y Copa.