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Las cinco imágenes de la carrera de Sergi Roberto: "Mejorarla es muy difícil"

Del gol al PSG a la cabalgada en el Bernabéu, su trayectoria está llena de momentos icónicos.

Sergi Roberto durante el acto de despedida en el Camp Nou./FC BARCELONA
Sergi Roberto durante el acto de despedida en el Camp Nou. FC BARCELONA
Joaquín Bacigalupo

Joaquín Bacigalupo

Sergi Roberto jugó ante el Rayo sin saber que sería su último partido con el Barça. Fue en Montjüic, en la penúltima jornada de la temporada pasada. Ingresó al túnel de vestuarios para la charla de Xavi y ya no volvió a salir. Nunca más. Su recuerdo, eso sí, jamás podrá ser borrado del césped del Camp Nou, aquel en el que dejó momentos para la historia.

Aún con el pelo medianamente largo, lo suficiente para agitarse en cada trote, marcó quizás el gol más importante de su carrera. El recorte de Neymar, el centro al segundo palo y la estirada de Roberto para poner la pierna derecha y convertir en un delirio el Camp Nou. Aquel tanto ante el PSG a inicios de 2017 lo acompañará toda su vida porque la afición, su afición, lo recordará para siempre. Todos los aficionados del Barça saben dónde y con quién estaban cuando se marcó el gol definitivo de la remontada más increíble de la historia de la Champions.

Aquello fue, probablemente, su momento cúspide a nivel individual. El éxtasis. Pero no siempre fue así. "Sergi Roberto siempre ha sido un ejemplo. No lo tuvo fácil, le costó entrar al primer equipo y consiguió asentarse para ser un jugador muy importante. Ha tenido una carrera absolutamente brillante", recuerda a Relevo Jordi Roura, asistente de Guardiola y Tito Vilanova.

Al de Reus siempre se le dio bien el Bernabéu. Como a Messi, su gran amigo. El lateral fue el encargado de iniciar lo que acabó siendo una foto mágica, la del argentino sosteniendo su camiseta ante toda la afición madridista tras marcar el 2-3 definitivo unos meses después del 6-1 ante los parisinos. La cabalgada de Roberto desde banda derecha, dejando plantado a Marcelo, fue la antesala de la conexión André Gomes - Jordi Alba - Messi. Otra vez protagonista de una noche para la historia.

Pero no todo marchó sobre ruedas para él. En 2015, tras levantar la Champions en Berlín, Luis Enrique lo reubicó en el lateral diestro. Él, interior toda su vida, se vio obligado a adaptarse a la posición. Una lesión de Dani Alves en el arranque de la temporada le allanó el camino y él se lanzó de cabeza. "Solo un jugador de una capacidad intelectual muy alta puede jugar a ese nivel de lateral como lo ha hecho Sergi Roberto". Con motivadores como Luis Enrique todo en la vida es más fácil.

La temporada 22/23 fue la última de Roberto antes de ser capitán. También la última del Camp Nou. La conexión era inevitable. El canterano marcó su último tanto en su casa ante el Real Madrid, cuando el Barça ganó El Clásico con un gol de Kessie que acabó de sentenciar LaLiga. No hay mejor manera de despedirse de un lugar plagado de recuerdos que dejando una huella con sabor a título.

La capitanía le llegó en su último año como blaugrana, aunque él no lo supiera. Oier Olazábal, antiguo compañero en La Masía y actual portero del Andorra, comenta a Relevo que "cuando empezó no lo veía como capitán, pero su tranquilidad en momentos de tensión le ha permitido coger ese rol. Lo gestiona muy bien".

En el ecuador de la pasada temporada, con Roberto más afuera que adentro tras casi no tener continuidad por las lesiones, resurgió. Un doblete ante el Almería y un segundo tiempo excepcional ante el Napoli, tras cuatro partidos desaparecido, volvieron a poner el foco en su continuidad. Selló el pase en la Liga de Campeones, una proeza en los años de Xavi, y dejó en el olvido las ausencias de Gavi, Pedri y De Jong. Allí se reavivó el fuego de una posible renovación que al final no fue. La salida del entrenador de Terrassa, fiel defensor del canterano, acabó de lapidar sus opciones.

El final, en este caso, no está a la altura de su trayectoria. No el suyo, sino el que le propuso el club, vestido de traje y no de corto. "Mejorar esa carrera es muy difícil", afirma Oier. "Cada año se decía que iban a traer un jugador en su posición y él acababa jugando 30 o 40 partidos. Tiene una mezcla de técnica, físico, lectura de juego, control de la presión y mentalidad. Si ha estado tantos años ahí es principalmente por su mentalidad", cierra el portero.